31. Sogas y juguetes.

Jimin POV

Había comenzado a darle suaves besos a Jungkook en el cuello. A penas habíamos vuelto de darnos un baño. Estábamos relajados al tener toda la casa para nosotros solos, mis padres ya se habían ido a sus respectivos trabajos. Por lo tanto yo no tardé en comenzar a ejecutar mi plan ni bien estuvimos nuevamente en mi cama.

Mis besos se volvieron bastante subidos de tono cuando comencé a juguetear con mi lengua sobre el lóbulo de su oreja, lentamente. Mordía y estiraba la piel a la vez que escuchaba los suaves suspiros que él soltaba. Él estaba tan relajado que estaba recostado totalmente sobre el colchón conmigo encima suyo y dejando que yo hiciera lo mío. Ambos ya estábamos desnudos, por lo que no perdí la oportunidad de restregarme sobre él, rozando nuestras entrepiernas.

Mordí con fuerza su oreja y él soltó un gruñido.

- Lo prometido es deuda... - susurré en su oído, haciéndole abrir los ojos. Me erguí y estiré hacia un lado para llegar al cajón de mi mesa de noche y abrirlo, hurgando en él para sacar algunas cosas. Jungkook abrió sus ojos con atención cuando me senté sobre él a horcajas y con dos trozos de soga color rojo en mis manos.

- ¿Jimin...? - siguió mirando mientras yo tomaba sus manos, atando las sogas a sus muñecas - ¿Qué harás? - sonreí al ver su rostro algo pasmado por la situación. Me encargué de atar el extremo libre de cada soga a las esquinas de mi cama, dejándole con los brazos extendidos hacia cada punta.

- Te haré sentir muy bien, cariño... - los ojos negros y bien redondos con los que me miraba me hizo sentir ternura y algo de culpa por unos segundos, terminé soltando una risita - Aunque también te haré sufrir un poco... - me restregué contra él nuevamente, sintiendo cómo se ponía cada vez más duro y obligándole a soltar una exhalación forzosa - ¿Te pone caliente estar atado? - alcé una ceja.

- No lo sabía hasta ahora... - su cabello estaba levemente mojado por la ducha. Su hermoso y amplio pecho se inflaba para tomar aire.

Me moví saliendo de encima de su cuerpo y le observé con una sonrisa, satisfecho por tenerle así de vulnerable y sólo para mí. Él podía notar lo tanto que me gustaba verle así, sus ojos se clavaban en los míos, esperando por mi próximo movimiento.

- A mí me pone caliente tenerte así... a mi merced.

Me incliné hacia delante, abrí mi boca y saqué mi lengua para pasarla contra uno de sus pezones. Me gustaba lamerle pausadamente, por lo que me tomé mi tiempo, sintiendo bajo mi lengua la dureza de su pezón, rodeándole con mi lengua, con lentos movimientos circulares. Lo encerré con mis labios, chupando y haciendo succión. Gimió por lo bajo, arqueando su espalda un poco. Luego fui hacia su otro pezón y de igual manera lo humedecí, llenándole de mi saliva, produciendo sonidos con mi boca. Mordí más fuerte y él se contrajo un poco, moviendo sus brazos pero las ataduras no le dejaron hacer más que eso.

Comencé a lamer su pecho y subí por sus clavículas. Dejé un camino de besos húmedos, mordisqueando y chupando, dejando marcas rojas en su piel, algo que siempre estuve tentado a hacer. Apreté con una de mis manos su pezón derecho, jugando con él a la vez que besaba la piel sensible de su cuello.

Poco a poco comenzó a soltar jadeos, a veces más sonoros, a veces menos.

Mientras más succionaba su piel, generando un leve dolor, más me gustaban los sonidos que él producía. Con mis dedos índices estimulé ambos pezones, con movimientos rápidos, estaban duros y mojados. Comenzó a moverse un poco más impaciente y mordí su cuello con fuerza, tironeando de su piel. Gimió en mi oído, me excitaba demasiado.

Me alejé y aprecié su cuerpo, recorriéndole con la mirada. Me volvía loco la simple idea de tenerle así, sus brazos extendidos generando cierta resistencia a las ataduras en sus muñecas, los músculos de sus hombros y pecho completamente tensados, su abdomen igual, se contraía cada vez que exhalaba con dificultad. Sus piernas con sus músculos perfectamente marcados, la leve capa de sudor sobre ellas las hacía irradiar un cierto brillo. Por último, su polla ya completamente erecta contra su abdomen.

Todo eso era mío.

Desvié mi mirada a su rostro, sus mejillas rosadas, sus ojos entrecerrados, su boca entreabierta dejando el aire entrar y salir. Le sonreí gustoso, haciéndole saber lo tanto que me estaba gustando tenerle así.

Pasé mi mano desde su pecho hacia su abdomen, sintiendo el relieve de cada músculo, finalmente llegando a su vientre bajo, acariciando levemente su erección. Reaccionó cuando tomé con mi mano suavemente su pene, tensándose y esperando a que le tocase aún más. Hice unos tres movimientos con mi mano, escuchándole respirar más rápido y luego le solté, pasando mi mano por su pierna y apretando el músculo.

Volví a hacer lo mismo, sin perderme ni un detalle de su expresión jadeante. Suspiré calmadamente e hice varios movimientos con mi mano, subiendo y bajando lentamente. Él tensó sus manos, tirando de las sogas. Inhaló y exhaló para tratar de controlarse. Solté su miembro en cuanto le vi relajarse y me miró con el ceño fruncido. Sonreí traviesamente.

Cambié de posición y sin quitar mis ojos de los suyos me posicioné entre sus piernas, separándoselas un poco más y me incliné, poniéndome cómodo a la altura de su miembro. Tomé con gran delicadeza su polla con mi mano y la dirigí a mi boca.

Soltó el aire tan sonoramente que se volvió en gemido, sus piernas se tensaron. Mi boca tomó toda su extensión y luego la solté. Volví a tomarle y ésta vez me detuve en la punta, rodeándola con mi lengua. Junté saliva y solté una buena cantidad sobre la punta y bombeé con mi mano para masajearle.

Gimió de manera áspera al sentir lo libremente que mi mano se movía en su miembro y volví a meterlo en mi boca. Salivé aún más, resbalaba perfectamente entre mis labios. Apreté fuerte contra su sensible piel, su polla estaba tan caliente que mis labios ardían pero se sentía endemoniadamente bien, como siempre que se la chupaba. Mi lengua percibía lo suave que era la textura y lo firme de su miembro. Sólo metí y saqué la punta un par de veces y volví a mirarle. No dejaba de retorcerse y gruñir con cada toque de atención que le daba a su miembro que palpitaba por más.

Dejé su erección por un rato y él se dio el lujo de respirar buscando recuperar algo de aire. Estaba todo sudado, aproveché a inclinarme sobre su abdomen para lamer las gotas de sudor que se habían generado. Su terso abdomen se contraía cada vez que mis labios se posaban en él.

Sus ojos estaban cerrados, volvió a abrirlos cuando busqué en el cajón de mi mesa de luz una pequeña botella de lubricante. La abrí y rocié un poco sobre su miembro, lo masajeé a penas para embeberlo en aquel líquido y luego pasé mi mano entre mis glúteos, lubricando mi entrada pero sin meter mis dedos dentro.

Conecté la punta de su polla con mi entrada y aprovechando lo resbalosos que estábamos, hice presión hacia abajo, dejando que entrara en mí lentamente. Se mordió el labio, ahogando un gruñido ronco. Todos los sonidos que le estaba robando me encendían, me excitaban demasiado y me incitaban a hacerle aún más cosas, a hacerle sentir bien y a querer hacer que se retuerza por mí.

Comencé una serie de movimientos lentos sobre él. Apoyé mis manos sobre su pecho para estabilizarme y montarle bien, con movimientos firmes. Se removió debajo de mí moviendo también sus caderas para encontrar mi próstata.

El roce de su miembro contra mi interior me hacía delirar, me encantaba tenerle dentro mío, me encantaba sentir lo grande y duro que era, estaba tan caliente y tan mojado. Pasé mis manos por su torso sudoroso, apreté sus pezones sin dejar de moverme y arqueó su espalda. Su pecho se infló y tiró su mentón hacia atrás cuando comencé a contraer mis paredes internas, buscando ordeñarle con cada movimiento, bombeando su miembro desde la base hasta la punta, apretándome más antes de volver a descender.

- M-mierda... - soltó su respiración en un jadeó errático. Movió sus brazos con frustración. Me miró suplicante - Mierda... desátame.

- Claro que no, cariño - negué con una amplia sonrisa llena de satisfacción. Apoyé mis manos a ambos lados de su cuerpo, cerrando un agarre sobre las sábanas y comencé a moverme rápidamente.

- Aaah... - gimió fuerte, dejándose llevar por el placer. Cuando lo vi demasiado ido me detuve, levantando mi trasero y haciendo que su miembro saliera de mí, dejándole desolado. Jungkook soltó un suspiro agobiado.

Volví a meter su miembro dentro mío y me senté por completo, sintiéndolo lo más profundo posible y me balanceé levemente. Sus cejas yacían juntas, sus ojos totalmente oscurecidos y extasiados, se relamió los labios y yo comencé a moverme más fuerte e insistentemente.

Sus jadeos eran desesperados y necesitados, entonces volví a separar mi trasero de él.

Soltó un insulto al aire y su pecho se expandía y contraía rápidamente. Ambos estábamos muy agitados, pero yo estaba disfrutando de tenerle al límite. Hacía calor, y nuestras pieles ardían cuando nos tocábamos, el sudor nos empapaba.

Nuevamente, tomé su miembro con mi mano, lo alineé contra mi agujero caliente y mojado y deslicé la punta suavemente hacia adentro, sintiendo cómo se traccionaba despacio y mi interior le tragaba hasta llevarlo hasta el fondo. En ese instante él elevó sus caderas, tocando mi próstata y vocalicé un gemido que le hizo sonreír de lado.

Me incliné hacia atrás, apoyando mis manos en sus muslos, abrí bien mis piernas y comencé a subir y bajar mis caderas. Elevó un poco su cabeza para mirarme, tenía la perfecta vista de mi agujero siendo penetrado por su polla mientras yo me movía, buscando que nuestros cuerpos se fundieran en placer. Provocábamos todo tipo de sonidos sucios, nuestras voces resonaban en mi habitación.

Me moví sobre él, su respiración se volvió más pesada, su rostro contraído por el dolor que estaba sintiendo en su polla, ya inaguantable para él, necesitaba venirse, pero yo no le dejaba.

Aumentó sus gemidos y yo levanté mis caderas. Su miembro salió de mi interior.

- Hijo de puta - insultó pegando su cabeza contra la almohada en un gesto de frustración, le estaba haciendo sufrir. Volvió a mirarme - Deja que me corra ya... - movió sus brazos, queriendo hacer fuerza para soltarse pero sus muñecas estaban demasiado bien atadas. Delineé mi labio superior con mi lengua en respuesta. Volví a meter su miembro, sentándome y luego volviéndolo a sacar. Él soltó un lloriqueo que me pareció de lo más adorable y excitante.

Apreté sus muslos y me moví con fuerza sobre él. Cuando le veía cerca de correrse elevaba mis caderas y quitaba su miembro. Lo repetí una y otra vez. El líquido pre seminal de su polla goteaba haciéndome saber lo tan al límite que le estaba llevando. La punta estaba hinchada y roja, se veía doloroso. Mi habitación se llenó de sus gemidos, de sus gruñidos, de sus maldiciones. Estaba seguro que podía escucharse todo desde la planta baja. Su voz rasposa se elevaba cada vez que estaba cerca de venirse y soltaba el aire aún más fuerte cuando yo me separaba de él.

Yo también quería venirme, pero no estaba tan al límite, aun podía aguantar.

- Jimin... Jimin por favor... - me senté sobre él y le apreté en mi interior - ahh... - se movió para incitarme que me moviera de igual manera. Movió sus caderas, buscando su propio placer y yo me separé de él - Cuando me sueltes... Jimin... puedes estar seguro que no podrás caminar por una semana - me amenazó. Yo reí sonoramente y me incliné sobre él, besando sus labios dulcemente.

- No te enojes... Jungkookie... - volví a sentarme sobre él, auto penetrándome - dejaré que te corras... y más te vale darme el mejor gemido de todos...

- Sólo hazlo... o mi polla explotará...

Comencé a moverme con fuerza, apoyado sobre sus piernas, moví mis caderas de arriba abajo con mis piernas abiertas de par en par. Tiró su cabeza hacia atrás, gimiendo descontroladamente, mis movimientos eran brutales, su polla llegaba profundo dentro de mí, tocaba mi próstata con cada penetración. Apretó con sus manos las sogas, tironeó ni bien arqueó su espalda, siendo invadido por el placer del orgasmo que se acercaba.

Gimió fuerte y alto, se vino dentro de mí y su cuerpo templó por completo, su abdomen completamente estirado, su pecho alzándose, los músculos de sus brazos tensados y yo dando los últimos movimientos para venirme también sobre su cuerpo.

Sentí su líquido caliente bajar por mis paredes internas hasta salir de mí.

- Gracias a Dios... - dijo apenas pudiendo hablar. Su respiración se acortaba, parecía hacer lo posible para no desvanecerse. Cerró sus ojos.

- Y aún no termina - me separé de él y me puse sobre mis rodillas entre sus piernas.

Me incliné sobre su mojado y pegajoso miembro, aún tenía semen para pulsar hacia afuera. Metí la punta en mi boca y comencé a juguetear, saboreando el semen que se resbalaba por mis labios. Pulsé su miembro, usando mis labios gruesos y mojados para darle una sobrecarga de estimulación. Lo chupé como si fuera un chupete, separándome a penas para mover mi lengua con rapidez sobre la hendidura y luego volver a chupar todo su glande.

Se deshacía en gemidos, ésta vez eran largos y pausados. Me tomé mi tiempo para hacerle sentir la humedad de mi boca, para que su semen volviera a salir. Succioné intensamente en la punta, obteniendo todo el líquido pegajoso el cual se escurría por las comisuras de mis labios, mi boca se llenó de él, y parte lo tragué, mientras que el resto lo seguí utilizando para no dejar de chuparle. Apretando mis labios y succionando sobre el glande, escuchando sus gemidos y viéndole temblar desesperado, soltó hasta la última gota y todo aquello terminó mojando mis mejillas y cayendo por mi mentón.

Metí todo su miembro en mi boca, hasta que tocó mi garganta y apretando bien mis labios sobre su piel, fui subiendo hasta finalmente soltarlo, dejándolo palpitante nuevamente contra su abdomen.

Tragué lo que quedaba en mi boca y peiné mi cabello hacia atrás, volviendo mi mirada hacia él. Tenía sus ojos completamente perdidos, inundados en placer y cansancio.

- No sé si esto... es el infierno o el cielo... - dijo cerrando sus ojos. Solté una risa y me acerqué a él.

- Agradece que no hice más cosas como amarrarte los pies... o usar juguetes...

- ¿Tienes juguetes? - preguntó, volviendo a abrir los ojos.

- Claro que sí - aseguré.

- Quiero verte usarlos - dijo con total interés - pero antes desátame, vaya a saber lo que me haces - volví a reír.

- ¿No confías en mí?

- No - sonreí y juguetonamente comencé a besarlo.

No le importó en absoluto que yo tuviera mi boca repleta de su semen. Intercambiamos nuestros alientos en un beso bien obsceno y pegajoso, lamiéndonos y entrelazando nuestras lenguas. Él soltó un suspiro pesado mientras yo le acariciaba el pecho y clavaba mis uñas en él. Mordí su labio inferior fuertemente y cerró los ojos por el dolor. Tomé algo de distancia para mirarle y abrió sus ojos, la mezcla de deseo y enojo en su mirada me ponía tan caliente.

- Jimin - su tono era amenazante - Desátame.

- ¿Qué te parece si te dejo así y te conviertes en mi esclavo sexual? - me senté sobre él, restregando mi trasero sobre su miembro. Pasé mi brazo por mi rostro para quitar los fluidos que habían quedado en mis mejillas y mi barbilla. Permanecí moviéndome sensualmente mientras le daba caricias en su abdomen. Cerró sus ojos rendido - ¿Eso es un sí? - pregunté con un deje de diversión. Me observó fijamente y levantó sus caderas, haciendo presión contra mi trasero. Me fascinaba provocarle de tal manera, teniéndole allí sin poder defenderse - Si te desato... ¿Qué harás? - pregunté acercándome a él nuevamente.

- Averígualo - me retó con una mirada segura.

Ansioso por su respuesta comencé a desatarle. Realmente le había amarrado fuerte, por lo que sus muñecas estaban marcadas por la soga, algo rojas. Ni bien le solté él se sentó y me sujetó entre sus brazos con fuerza y me estampó un beso rudo, llenándome de mordidas y lengüetazos a los que respondí con muchas ganas.

No tardó en recostarme sobre la cama y tomó las sogas rápidamente. Me sorprendí por su agresividad y sólo pude sonreír porque se le notaba molesto. Mierda que planeaba vengarse.

Ató mis manos juntas, con un nudo bien fuerte que me impedía soltarme. Me giró sobre el colchón dejándome boca abajo sobre éste y me dio una fuerte palmada en el trasero, robándome un gemido.

- Ponte sobre tus rodillas - me ordenó - y dime dónde están tus juguetes.

A penas le dije dónde buscarlos, revolvió en el último cajón de la mesa de noche y se quedó mirando. Giré mi rostro para verle y parecía estar en una encrucijada.

- ¿Qué mierda uso de todo esto? - solté una carcajada, parecía realmente preocupado.

- Lo que más te llame la atención - ladeó la cabeza mientras seguía mirando, sacando finalmente uno de los juguetes, era de aquellos que tenían cuentas, parecido a un collar de perlas, para estimular y dilatar.

Entre el sudor, el semen y el lubricante, mi agujero estaba más que listo para que él hiciera lo que quisiese. Se posicionó detrás de mí, yo me sostuve sobre mis codos, mis muñecas estaban atadas juntas, por lo que no podía hacer mucho más.

Sentí la primer cuenta introducirse dentro de mí y no pude evitar reaccionar con un movimiento de caderas. Presionó la siguiente cuenta contra mi esfínter y con algo de fuerza la introdujo.

- Wow... te las estás tragando - comentó suciamente, asombrado por lo que veía. Empujó otra más y di un respingo al sentir que ya estaba bastante profundo dentro de mí. Luego tiró, muy tortuosamente lento hacia afuera. La sensación de las cuentas deslizándose fuera de mi ano me hizo soltar un quejido grave - Es fantástico - dijo con un tono que databa de lo maravillado que estaba.

Volvió a repetir lo mismo, ésta vez metiendo con más insistencia todas las cuentas, eran seis, las cuales se hacían más grandes hacia la base del juguete.

Sentí cómo se arremolinaron contra mi próstata y me contraje del placer sobre el colchón, sin poder evitar gemir. Volvió a sacarlas, y solté todo el aire de mis pulmones. Volvió a meterlas y así lo repitió varias veces, haciéndome sentir fatigado. Mi cuerpo había vuelto a sudar y mi polla estaba erecta, totalmente hinchada.

Sacó por completo el juguete y lo dejó de lado.

Se inclinó hacia delante, sentí una mordida fuerte en una de mis nalgas y me tensé. Volvió a pegarme una nalgada, luego otra y otra. Me quejé a cada momento, aunque sonaba más como una súplica a que siguiera, porque me gustaba que fuera así. Apretó fuerte mis glúteos, masajeándolos con rudeza y repentinamente sentí algo húmedo pasar por mi agujero y haciendo presión sobre él. Era su lengua.

Atiné a alejarme por la sorpresa de aquella intrusión pero él me sostuvo de mis muslos y me acercó a él, metiendo su boca entre mis glúteos y chupando mi esfínter. Sentía cómo lo lubricaba con su lengua y cómo lo estiraba separando mis nalgas con sus manos.

Se sentía mojado y caliente, su saliva se metía dentro de mí y se escurría hasta chorrear desde mi ano hasta mis testículos. Me removí sobre mi lugar, arqueando mi espalda y luego contrayéndome.

Mordisqueó la piel entre mis testículos y mi agujero, haciéndome delirar, pasó su lengua haciendo presión y haciéndome temblar por completo. Necesitaba tocarme o sentía que moriría pero mis manos atadas no me lo permitirían.

Sentí su aliento caliente sobre mis testículos y luego sus labios encerrándose sobre ellos. Los chupó y se entretuvo con ellos jugando con su lengua, mojándome por completo mientras mi polla necesitaba de algo de atención. Me ardía por el placer, sentía que estaba cerca de venirme pero no era suficiente como para poder liberarlo todo. Era desesperantemente delicioso.

- Jungkook... aahh... - gemí retorciéndome por el trabajo que ejercía con su boca. Succionó mi piel con fuerza, provocando sonidos lascivos con sus labios - Dios... Jungkook... quiero correrme... quiero que me toques...

- No te tocaré, quiero ver cómo te vienes con esto.

Se separó de mí, irguiéndose sobre sus rodillas e introdujo dos dedos dentro de mí removiéndolos dentro. No tardó en colocar un tercer dedo. Giró su mano para abrirse paso, de un lado hacia otro, estaba bien resbaladizo, no dolía, en cambio era demasiado placentero, y sus dedos largos llegaban perfecto.

No sé qué pasó por la mente de Jungkook en ese momento para que me hiciera la siguiente pregunta.

- Jimin... - me llamó, yo respondí con un exhausto jadeo, completamente perdido, al borde del desmayo - Cuando lo hacías con Tae y Yoongi... Alguna vez... ¿Te lo hicieron ambos? - mi polla se tensó cuando sentí su dedo meñique entrando también - Es decir... ¿Te penetraron los dos a la vez? - no sabía qué efecto tendría mi respuesta. No sabía si eso podría llegar a molestarle, aunque estaba seguro que no era algo que le agradara de todas maneras.

- Sí... - respondí con mi voz rasposa, soltando un quejido cuando empujó sus cuatro dedos entro de mí.

- Entonces... supongo no te molestará si meto mi mano dentro de ti - con aquello todo mi cuerpo se estremeció. La simple idea me hizo sollozar de ansiedad. Movió sus dedos pasando sus nudillos, mi esfínter se estiró haciéndome sentir un ardor bastante fuerte.

- Hazlo... - le incité de todas formas. Nunca me habían hecho eso, y tener a Jungkook como el primero en hacerlo era algo que me calentaba de tan sólo pensarlo. Mi cuerpo se estremeció por completo al sentir cómo comenzó lentamente a introducir su pulgar - Pon más... lubricante...

A pesar de tener mis muñecas atadas juntas, agarré fuerte las sábanas entre mis manos. Un gran chorro de lubricante cayó sobre la mano de Jungkook y cuando empezó a moverla el líquido comenzó a filtrarse dentro de mí cavidad y volviéndose más resbaladizo.

Movió su mano, sacándola y metiéndola, dándome pequeños momentos donde mi ano volvía a contraerse un poco para relajarse y luego volvía a expandirlo. Poco a poco se dilataba cada vez más. Entonces, Jungkook introdujo su pulgar dentro de mí.

Gemí fuerte por el placer y el dolor que sentí cuando hizo presión, introduciendo toda su mano de a poco hasta que mi esfínter se cerró sobre su muñeca.

Me removí inquieto por aquella sensación tan extraña e invasiva. Todo mi cuerpo se tensó y me retorcí sintiendo cómo giraba muy despacio su mano dentro de mí. Era torturante, porque comenzaba a tocar mi próstata de una manera que nunca había sentido, sus dedos estaban justamente allí, los arqueó y apretó tan fuerte que gemí inconscientemente y todo mi cuerpo tembló, mantenía mi trasero arriba pero mis piernas me temblaban.

Mi pene comenzó a gotear, hilos de pre-semen caían sobre las sábanas.

- Junh...Jungkook... esto... esto es...aaahh - acarició mi próstata y moví mis caderas para doblar aún más mis rodillas, tirándome hacia atrás y buscando aún más profundidad. Comencé a sentirme desquiciado, era una sensación demasiado intensa y embriagadora. Sudaba, sudaba mucho, las gotas rodaban por mi piel y mi cabello se pegaba a mi frente.

- Qué caliente que es dentro de ti... - hurgó dentro de mí con su mano, tocando mi interior, abusando mi próstata descaradamente.

- ¡Ah!

- Y estás tan húmedo... - su voz era grave y áspera. Se notaba lo tanto que estaba disfrutando hacer eso, y yo estaba perdiendo la cabeza con todas las sensaciones. Aquella electricidad apoderándose de mi zona baja, debilitando mis piernas y provocándome espasmos.

Me empujé aún más hacia atrás cuando sentí sus dedos moverse con rapidez dentro. Flexioné mis rodillas al máximo, casi sentándome sobre mis pantorrillas, exponiendo mi entrada aún más, abriéndome lo más posible para que él tocara aún mejor aquel punto dulce que tanto me estaba enloqueciendo.

Mi miembro comenzó a bombear solo, los gemidos se volvieron más altos y descontrolados mientras ponía mis ojos en blanco. Mi vientre bajo se contrajo, dándome espasmos de placer cuando el orgasmo llegó y sentí una sensación tan regocijante y satisfactoria que gemí guturalmente dejándome llevar por la mano de Jungkook moviéndose dentro de mí y sus dedos presionando la suavidad de mi próstata.

Me mojé por completo, no dejó de penetrarme con su mano hasta que no solté todo el semen que había estado acumulando. Mi miembro se movió por sí solo. Jungkook llevó su mano libre hacia éste y me masturbó, empapando su mano en mi fluido y masajeando mi miembro hinchado y caliente. Sufría, era una sobre estimulación donde mi cuerpo no dejaba de temblar y sufrir espasmos.

Lloriqueé y me retorcí hasta que finalmente dejó mi miembro, pero su mano la dejó quieta dentro de mí.

Me dio un momento para poder respirar porque me faltaba el aire. Tenía un calor de la gran puta y no podía recomponerme, todo mi cuerpo estaba tambaleándose aún.

Me concentré en calmar mi respiración, apaciguándola de a poco.

- Es increíble cómo te cierras sobre mí - dijo al notar lo inmóvil que su mano había quedado, mi esfínter se cerró por completo sobre su muñeca, contraído por el efecto del orgasmo. Con su otra mano acarició mis caderas para hacer que me relajara.

- Es más fácil que dos pollas salgan antes que esto... - dije aún agitado.

- Es lo único que pude hacer luego de saber que mis dos mejores amigos metieron sus pollas dentro de ti al mismo tiempo - reprochó y yo reí un poco al notar que obviamente estaba molesto con eso.

- Pero esto me gustó más - dije - Aunque sentí que moriría - él rió y se inclinó sobre mí, besando mi espalda suavemente.

- Relájate, la sacaré.

Inspiré profundo y muy despacio solté el aire a la vez que él, pacientemente, comenzaba a retirar su mano de mi interior. Por suerte no me generó dolor, aunque la sensación fue algo incómoda. Me recosté boca arriba con mis brazos estirados hacia arriba, respirando plácidamente y recomponiendo mi cordura mientras él besaba mi pecho y me acariciaba.

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Hola, gente bella.

En esta serie de capítulos, donde Jungkook y Jimin están de vacaciones, vamos a verlos pasar de los momentos más intimos juntos, tanto en el ámbito sexual como en el ámbito general. El sexual es importante más que nada por Jungkook, quien está descubriebdo lo que le gusta.
Pero por otro lado, ambos se están conectando desde los sentimientos, así que vemos cómo van entrando en confianza y cómo se sienten al respecto. Jungkook cada vez se abre más a lo desconocido y con ello las dudas se van disipando.

Pd: el otro día tuve un problema con internet y se me publicaron 2 capítulos en mal orden, por favor chequeen siempre el número de capítulo para darse cuenta si no les faltó uno en el medio 🙏🏻

Tengan un buen día ♡

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