18. Una nueva realidad

Jungkook POV


Tomé mi cabeza entre ambas manos, mientras mis codos los mantenía apoyados sobre la mesa del comedor de nuestra casa. Taehyung me miraba con ojos bien abiertos pero sin querer aportar nada a la discusión, sólo miraba en silencio mientras llenaba su boca con snacks, mientras por otro lado, Yoongi estaba de pie del otro lado de la mesa.

- Podrías haberme dicho que te estaba molestando.

- No me molesta.

- Oh, claro – soltó sarcástico – No te molesta, pero bien que anoche me diste un puñetazo que casi me bajas un diente y me rompes la nariz. ¡Mira esto! – se señaló el rostro. Lo observé, escondiendo parte de mi rostro detrás de mis manos entrecruzadas. Sí, le había golpeado bien feo.

- Estaba drogado, lo siento.

- ¿Drogado? Bien, perfecto, entonces supongo no tendrás problemas de que invite ahora mismo a Jimin para que tiremos en mi habitación, ¿cierto? – preguntó seriamente, alzando una ceja y buscando ver mi reacción, la cual fue seguro como él suponía que sería. De tan solo imaginar lo que él decía, me entraron ganas de golpearle, por lo que supongo mi mirada se lo dejó claro – No puedo creer esto...

- Di algo y juro que te bajo los dientes de una vez por todas.

- ¿Ah, si? Bien, pues hazlo, porque yo quiero romperte la puta nariz también – rodeó la mesa, dispuesto a enfrentarme. Me puse de pie y cuando estaba a punto de abalanzarme sobre él, Taehyung se puso en medio para detenernos.

- ¡¿Qué mierda les sucede?! – nos miró con sorpresa – Deberíamos estar felices de que somos todos maricas. Jungkook, bienvenido, hermano.

- Que no soy marica – atiné a tomarlo de la ropa pero se defendió alejándose.

- Bien, bien, pero... ¿Cómo explicas el tremendo revolcón que te diste con Jimin? – observó a Yoongi – Y sigo sin entender por qué le pegaste a este – le señaló con indiferencia.

- ¡Porque está celoso! – respondió Yoongi lleno de irritación y yo me cabreé.

- ¡No lo estoy!

- ¡Mis cojones! ¡Casi me rompes la cara, me quitaste del baño y te encerraste con él! ¿Qué clase de enfermo psicópata eres?

- Wow... ¿Hiciste eso? – preguntó Taehyung.

- ¿Pueden dejar de gritar? – aquella voz nos llamó la atención a todos desde la escalera. Miramos en su dirección y allí estaba, con sus ojos casi cerrados, sus labios hinchados y su pelo rosado.

- ¿Qué haces tú aquí? – preguntó sorprendido Tae.

- Tú me trajiste, idiota – le respondió con molestia. Bufó y bajó por las escaleras – Ahora, conversemos todos como personas civilizadas, ¿quieren?.

Nos encontrábamos los cuatro sentados en la mesa, en una escena bastante atípica que nunca hubiéramos imaginado antes. Jimin estaba a mi lado, y mis dos amigos frente a nosotros. Estábamos en silencio, pero en mi mente había un barullo constante, lleno de pensamientos, dudas, pero por sobre todo enojo. Cada cosa que Yoongi había dicho sólo me hacía querer golpearle, y a la vez me enojaba el ponerme de esa manera ya que él era mi amigo, pero estaba hasta los cojones de todo.

- Entonces... - comenzó quien estaba a mi lado - ¿A qué se debe tanto griterío?

- Él me ha partido la cara anoche, ¡mira como me ha dejado!

- Sí, está realmente mal – comentó, asintiendo.

- ¡Sí! Y fue porque el señorito "Oh, a mi no me gustan las vergas" está que se muere de los putos celos.

- Te voy a... - atiné a levantarme pero Jimin me tironeó para que me volviera a sentar.

- Basta – dijo con tono firme.

- Tú... - comencé dirigiédome a Yoongi – No... - negué y esta vez miré tanto a Jimin como a mi amigo – Ustedes... ¿Qué mierda se traen?

- ¿Nosotros? – preguntó Jimin de inmediato – Nada, absolutamente nada.

- Oh, Jimin, no niegues lo innegable – dijo mi amigo, y yo le miré queriendo romperle el cuello. Él comenzó a reírse.

- ¿De qué te ríes, idiota?

- En serio estás loco – negó, apoyándose despreocupadamente sobre el respaldo de su silla – Eres realmente idiota, no pasa nada entre nosotros, joder, que son polvos nada más – se encogió de hombros.

- Pues no parece.

- Y si así lo fuera, ¿Qué derecho tienes a reclamar? – la pregunta me vino como balde de agua fría, algo que claramente no podía responder, porque no lo tenía, no tenía ni puto derecho – No lo tienes y lo sabes – suspiró y masajeó el puente de su nariz con sus dedos – Eres mi amigo, Jungkook, y si en algún momento me hubieras dicho que esto te molestaba jamás hubiera seguido con esto, sabes bien que a mí me gusta alguien de mi carrera, lo que hago con Jimin es únicamente pasar el rato, él no quiere nada conmigo ni yo nada con él.

- No necesito explicaciones – dije en seco, cruzado de brazos.

- Pues pareciera que sí, o si no me partirás la cara en dos.

- Yo en serio estaba muy drogado... de no haberlo estado me hubiera contenido.

- Bueno, me alegra que todos hayamos podido hablar en paz – Jimin dio un aplauso dando como concluido el debate y se puso de pie.

- ¿Estás huyendo? – preguntó Yoongi. Observé a Jimin con atención y él me miró, rodó los ojos y volvió a tomar asiento - ¿Qué vas a hacer al respecto?

- ¿Yo? No tengo nada que hacer – se encogió de hombros – No voy a dejar de vivir mi vida por nada, si Jungkook quiere aclarar las cosas conmigo, es libre de hacerlo.

- ¿Seguirás follando conmigo? – algo dentro de mí se revolvió, no sé si era enojo o qué. Miré con atención a quien estaba a mi lado.

- Creo que de momento... es mejor dejar de hacerlo.

- Solo lo preguntaba por ti, porque no planeo hacerlo luego de todo esto, incluso aunque Jungkook no quiera decirlo, creo que la situación es obvia – me miró fijamente y yo desvié la mirada.

- Esto está jodido... - finalmente Taehyung habló – Tengo algo que confesar – Todos le miramos con atención.

- ¿Qué es?

- Besé a Hobi – escupió.

- ¡¿Qué?! – preguntamos al unísono.

- Pero fue durante las vacaciones... y él me correspondió.

- ¿Qué demonios? – preguntó esta vez Jimin. Parecía igual de sorprendidos que nosotros – Él... él no me dijo nada – miró hacia la mesa, perdido en sus pensamientos – Por eso se estaba comportando extraño.

- ¿Y a qué viene esa confesión? – preguntó Yoongi.

- Nada, solo quería distraerlos un poco, están algo tensos – sonrió achinando sus ojos y todos suspiramos cansados, era un caso perdido.

Me di una ducha para sacarme todo el sudor, el semen y lo que fuera que hubiera pasado por mi cuerpo aquella noche y me dirigí a mi habitación.

Sobre mi cama, Jimin estaba recostado con sus brazos cruzados por detrás de su cabeza, usándolos como almohada, y mirándome. Me sentí algo nervioso, que me observara así en silencio me hacía sentir desprotegido. Él se había duchado antes que yo, por lo que su cabello estaba algo húmedo.

Me acerqué y me recosté a su lado, también boca arriba. Olía bien, era un aroma suave, sobre todo a shampoo, algo cítrico y fresco. Suspiré y cerré mis ojos.

- Háblame de ti, Jungkook – dijo de pronto. Lo sentí moverse y para cuando le eché una mirada vi que se había puesto de costado, apoyado sobre su codo derecho.

- ¿A qué viene eso?

- Siento curiosidad – sonrió – Te he hablado de mi interminable lista de buenos polvos, pero no sé nada de los tuyos.

- No hay nada que contar.

- ¿Nada? – preguntó extrañado – No tienes fama de no tener nada que contar cuando se trata del sexo, ¿lo sabes?

- Realmente no tiene nada de especial – me encogí de hombros, volví mi mirada al techo – No sé qué quieres saber.

- ¿Cuánto es lo máximo que has durado teniendo sexo?

- No lo sé, no tomo el tiempo – le escuché quejarse con un gruñido, yo suspiré – Lo que más he durado fue contigo.

- ¿En serio? – preguntó sorprendido – Wow, me siento privilegiado – comentó entre risas – ¿Y con quienes lo has hecho? Bueno, algunas de ellas, claro – comencé a pensar, algunos nombres y rostros se venían a mi mente.

- Lo he hecho con Irene, con Solar, Jenni, Seulgi, Lisa... - seguí pensando – Yeji, Soojin...

- ¿Soojin? – al parecer le llamó la atención que la mencionara y yo le miré – No parece el tipo de chica que se acuesta con alguien así como así...

- No lo es, pero supongo que le gusto – en ese momento recordé cuando me sorprendió diciéndome que su período no le había llegado, se me revolvió el estómago de tan solo pensarlo y me tensé.

- ¿Qué sucede?

- Nada – negué y continué – Sí, no es como las demás, al resto solo les llamas y abren las piernas como... - me detuve al instante, algo me dijo que no debía seguir hablando.

- Como las putas que son... - completó él. Me quedé callado y él reaccionó con un bufido – Eres un cretino.

- Me lo dicen mucho – respondí pensativo. Era cierto, era lo único que escuchaba sobre mí, que era un cretino, frívolo, bestia, entre otras cosas – Son ellas las que permiten ser tratadas así.

- ¿Cómo?

- ¿Quién puede respetarlas si van buscando sexo como desesperadas? – el recuerdo de mi madre se me vino a la mente – Odio la gente débil... la gente dependiente... mi madre, ella no se ha valorado lo suficiente como para dejar que mi padre deje de utilizarla.

- ¿La utiliza?

- La ha golpeado varias veces, por eso no funcionan – alcé mis hombros. Él seguía en la misma posición pero su rostro parecía preocupado, o quizás algo daba vueltas por su cabeza – Mi madre siempre dijo que mi padre es un cretino... - algunas cosas, hechos, palabras, comenzaron a cruzarse por mi mente.

- ¿Alguna vez has golpeado a una mujer? – preguntó monótono.

- ¿Piensas que no sé lo que haces? – le observé – No intentes analizarme.

- No te analizo, sólo quiero comprender – nuestras miradas se conectaron de manera intensa haciendo crecer una notable tensión entre nosotros.

- ¿Para qué?

- Para saber si éste es el verdadero Jungkook o sólo es una pantalla.

- No me analices – respondí a la defensiva, aquello que dijo me alarmó, no sabía por qué, pero lo hizo. Suspiró.

- Bien, lo siento – volvió a recostarse - ¿Qué es lo que te calienta?

- ¿Disculpa?

- Qué es lo que te pone caliente – repitió – Te dije lo que me gusta de los hombres, dime tú qué es lo que te calienta de ellas.

- No lo sé... - pensé unos segundos – Sus senos... supongo.

- No lo sabes... - volvió a mirarme.

- Solo follo y ya, deja de preguntar tanto – me ofusqué.

- Cuando te haces una paja, ¿En qué piensas? – preguntó como si fuera lo más normal del mundo, pero yo, en cambio, no pude evitar ponerme algo inquieto, ya que la última vez había sido muy explícito respecto a lo que pensaba cuando me masturbaba.

- No suelo hacerlo... pero ya sabes lo que te dije la otra vez – incrédulo, lo vi pensando, probablemente intentando recapitular lo que le había dicho. Abrió su boca en un gesto de que un recuerdo llegó a su mente.

- Oh – expresó algo quedado – Aún no puedo creer que te hayas masturbado pensando en mí.

- No es necesario que lo digas en voz alta – torcí mis ojos. Volvió a apoyarse sobre su codo para mirarme mejor y me dedicó una sonrisa pícara.

- ¿Qué es lo que te hace ponerte caliente sobre mí?

- No lo sé – mi voz sonó enojada.

- ¿No lo sabes? – preguntó indignado – No se puede jugar contigo – se quejó.

- No es fácil saberlo... tienes algo... - comencé – tienes algo extraño... en la forma en la que me miras... en la forma en la que te mueves... la forma en la que hablas... - le observé con detenimiento.

Su expresión era seria y sus ojos estaban clavándose en los míos sin piedad alguna. Sentí mi corazón latir fuerte contra mi pecho, la adrenalina comenzando a descargarse. Estábamos bastante cerca, aún podía sentir su olor. Le vi relamerse los labios y eso me puso inquieto, quise acercarme más, pero también había algo dentro de mí que se resistía a cualquier cosa que viniera de él.

Yo no me moví de mi lugar, por lo que él se acercó y se inclinó sobre mí levemente, uniendo nuestros labios, besándome suave y despacio. Le respondí de la misma manera, sintiéndome más calmado por el simple hecho de que el ritmo que él estaba llevando me tranquilizaba.

Yo no solía besar de esa forma, nunca disfruté mucho el besar a las chicas, no me tomaba demasiado la molestia de hacerlo excepto que quisiera que se callaran porque eran demasiado invasivas, molestas o quejosas. Pero esto era demasiado diferente, demasiado nuevo, hasta el punto que sentí que me agradaba.

Él me besó de una forma que era desconocida para mí.

Solté un suspiro pesado en sus labios cuando sentí su mano dentro de mi pantalón, comenzó a jugar con mi miembro, a tocarme igual de despacio y pausado que sus besos. Llevé mi mano derecha a su cintura y lo acerqué a mí, pegándolo más a mi cuerpo de manera inconsciente.

Su mano hacía lentos movimientos, subiendo y bajando, deslizándose con dedicación y con la presión justa para hacerme entrar cada vez más en calor. Le mordí el labio en medio del beso y tironeé de él, sintiendo como una llamarada de desesperación crecía en mí.

Comencé a acariciar su vientre con el dorso de mis dedos, introduciéndolos por debajo de su remera, que de hecho era mía, ya que le había prestado la ropa que llevaba puesta. De a poco comencé a bajar, corriendo el elástico de su pantalón y jugando con el elástico su bóxer, dispuesto a meter mi mano, él seguía masturbándome.

- ¿Qué... haces...? – preguntó sin separar sus labios.

- Quiero... tocarte... - susurré. El simple hecho de decirlo en voz alta me daba ansiedad, pero el impulso había sido más grande. No sabía que demonios estaba pasando conmigo.

- ¿Y si no te gusta...? – preguntó con su voz igual de baja y ahogada que la mía - ¿Y si te doy asco...?

- Quiero escuchar tu voz... - pasé esta vez mi mano por su pierna, sobre la tela del pantalón, deslizándola hasta llegar a su ingle y allí apreté, él se removió apretando sus piernas.

- Sólo dime... si luego de esto me rechazarás o no...

- No puedo saberlo... - me separé de sus labios y le miré – No me hagas dudar... - mordí con fuerza mi labio inferior – Mierda, Jimin... ya es demasiado difícil el querer tocarte y no saber por qué... - apretó su agarre sobre mi erección e inspiré con fuerza para luego soltar el aire sobre sus labios. Comenzó a rodear mi punta con su dedo pulgar, el cosquilleo en mi vientre haciéndose más fuerte e insoportable. Se movió, pude notar que había bajado algo sus pantalones.

- Imagina... que es a ti a quien estás tocando... - tomó mi mano con la suya y la dirigió a hacia abajo. Sentí algo caliente, estaba duro y me incitó a tomarlo, sintiéndolo con toda mi palma.

Estaba mojado, había estado así de caliente y sólo planeaba masturbarme a mí sin más, sin pedirme nada a cambio.

Él volvió a tomar mi polla con su mano y retomó los movimientos lentos, yo imité la acción, yendo al mismo ritmo a la vez que volvía a besarle.

A medida que seguía tocándole él comenzaba a producir leves sonidos, sentía la vibración de su voz contra mis labios ya húmedos. Intensificó los besos cuando yo aumenté el ritmo de mi mano. Me apretó fuerte por lo que solté un gemido inconsciente y él sonrió, entrecerrando sus ojos, tocando su nariz con la mía. Le miré embelesado, me sentía tan extraño, tan perdido.

Seguimos besándonos hasta un punto donde él ya no podía continuar con ello, sólo seguía moviendo su mano, ya con más desesperación al igual que yo. Mientras yo mordía su cuello él soltaba quejas, se mordía los labios y exhalaba ansioso. Mi respiración estaba igual de errática, mi pecho totalmente aprisionado por el entusiasmo del momento, lo sentía arder al igual que mis labios.

Cuando él comenzó a retorcerse, miré hacia abajo, observé nuestras manos, dándonos placer mutuamente, y algo que antes me daba rechazo, simplemente me motivó a aumentar el ritmo de mi mano.

- No mires... aaahh... - tiró su cabeza hacia atrás ni bien apreté su punta. Con fuerza y rapidez comenzó a mover su mano. Su voz, mostrándose en agudos lamentos mostraba la ansiedad que comenzaba a acumular – Oh, dios...

Nuestras manos se movieron con rapidez, estaba al límite, sintiendo que me derretiría allí mismo, el calor me estaba matando, el ardor y dolor en mi polla me estremecía.

Volvimos a besarnos, masturbándonos con fuerza hasta que ambos soltamos una bocanada de aire llena de alivio en señal de que nuestro orgasmo había llegado.

Claro, nos vinimos sobre nuestras manos y el abdomen del otro, también manchando mis sábanas pero poco nos importó ya que la atención aún estaba en nuestros cuerpos temblando y reaccionando a las secuelas del orgasmo.

Mi cuerpo se sintió relajado luego de ello, cerré mis ojos y ambos nos quedamos en silencio.

Reaccioné luego, abriendo mis ojos e irguiéndome, buscando la caja de toallas de papel y le tendí unas para limpiarnos.

El silencio nos envolvió y yo seguí sentado en la cama, dándole la espalda. Mi cabeza se sentía hecha un desastre, permanecí en silencio porque no sabía en qué pensar de todas las cosas que pasaban por mi mente.

- No te gustó... - dijo rompiendo el silencio y yo me volteé a verle.

Sus ojos me decían que esperaba una respuesta, sentí que estaba preparándose para escuchar lo que iba a decirle, porque eso veía, miedo, inseguridad.  Aquel semblante que él siempre mantenía, tan extrovertido y tenaz, había desaparecido para dar lugar a una mirada desanimada y llena de arrepentimiento.

¿Se arrepentía de haber hecho esto? Percibí que tenía ganas de irse, mientras yo no sabía por qué solo esperaba no se le ocurriera hacerlo y que se quedara.

El latir de mi corazón se volvió molesto, casi insostenible al igual que mi respiración.

Si las dudas me llenaban y me agobiaban era porque no podía comprender qué era todo eso y lo que acababa de suceder, menos comprendía por qué lo había dejado pasar, por qué había dejado que llegáramos a esa instancia si jamás hubiera imaginado tal cosa. Quería reaccionar igual que siempre, quería decirle que me había desagradado y arrepentido de haber hecho eso, de haberle tocado. Quería rechazarle como había hecho tantas veces y convencerme de que su presencia me molestaba, porque todo eso era imposible, que esas cosas sucedieran entre nosotros era imposible.

Besarle era imposible, pero al final le había besado más que a cualquier otra persona en mi vida. Tocarle era imposible pero lo había hecho al final, vaciando mi mente y llenándola de ese momento. Que pudiéramos conectar era imposible pero sin embargo allí estábamos.

No pude mentirle porque vi cómo intentaba mantener la compostura y mantenerse fuerte para no huir, porque sentí que no podía hacerlo más de esa manera o sino mi consciencia no me dejaría en paz, me atormentaría el resto de mis días si seguía huyendo.

Me animé a hablar finalmente, dándole una respuesta.

- ¿Y qué sucede si digo que sí me gustó? – mi estómago se llenó de un cosquilleo inquietante. Pareció pensarlo bastante antes de hablar.

- Dime que no estás bromeando...

- ¿Podría bromear con algo así? – arqueé una ceja – No me siento cómodo diciéndolo así que no es algo que diría a la ligera...

- Wow... - fue lo único que dijo. Sus ojos estaban abiertos de la sorpresa, se le veía impactado.

- Lo disfruté – dije y apoyó su espalda contra la pared.

- Wow, wow... - reiteró – eso es fuerte... podría llorar de la emoción justo ahora... - dijo con una mano en su pecho. Reí un poco y negué con la cabeza. Me sonrió de una manera relajada – También lo disfruté.

- Claro que lo hiciste, si no dejabas de retorcerte y gemir como desesperado – bromeé y él abrió su boca fingiendo indignación, muy exagerado.

- ¿Quién es el que comenzó a ponerse todo calentón y morderme por todos lados? – señaló su cuello – Debo estar todo lleno de marcas...

- Sí, lo estás – sonreí satisfecho. Torció los ojos y volvió a recostarse estirando un brazo hacia atrás y apoyando su cabeza. Cerró sus párpados pero una leve sonrisa permanecía en sus labios. Me recosté a su lado.

- Me sorprendes, Jungkook...

- ¿Por qué? – cuestioné algo perdido.

- Te estás dejando llevar... - respondió – Pareces... libre.

- ¿No lo parecía antes?

- No – se giró para enfrentarme – Antes parecía que había algo que querías demostrar constantemente, con todas tus fuerzas... - aquello hizo retumbar algo dentro de mí – Pero ahora, estando aquí, incluso la expresión de molestia que sueles llevar... ya no la tienes.

- Vuelves a querer analizarme...

- Lo que estoy tratando de decir es que me gusta – me quedé en silencio, procesando sus palabras – Me gustas así.

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El segundo cap de hoy.

Presten atención a los cambios que la mentalidad de Jk está transitando, y a las cosas que fue viviendo a lo largo de su vida. Poco a poco se develan cosas de su infancia que permiten entender más a este personaje, y es importante para las cosas que pasarán después.

Gracias por leerme! Me ayudarían mucho recomendando esta historia, invitando a quien ustedes gusten a leer.

Tengan buen jueves ♡

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