17. Lee entre líneas
Jungkook apenas podía asimilar lo que estaba ocurriendo a su alrededor, lo único que sabía era que estaba demasiado drogado y que la chica allí delante suyo, a pesar de tener un buen culo, estaba esperando por él con sus bragas por debajo de las rodillas y él estaba intentando estimularse con un rápido sube y baja de su mano en su miembro.
Las manos le sudaban, los nervios ya le estaban sacando de quicio, porque en su puta vida había tenido problemas para calentarse. La chica le miraba expectante y aunque él hiciera todos los esfuerzos posibles por tener una erección, nada parecía estimularle lo suficiente.
La chica se puso de rodillas frente a él y comenzó a mamársela. Él cerró los ojos mientras ella hacía su trabajo con clara destreza, haciendo algo que a él solía gustarle cada vez que follaba con ella pero por primera vez no funcionaba.
Jungkook era consciente de que habían pasado algunas semanas donde él no había estado follando con chicas, no quería ni pensarlo, pero la última persona con la que había follado era Jimin, e incluso antes de sus vacaciones, él ya hacía días no follaba con una chica.
Por esa razón, el volver a sus andanzas, el buscarse a alguna chica para tener sexo en la fiesta le parecía una gran idea para desquitar su frustración y las ganas de follar que venía aguantando hacía días.
La chica se detuvo y le miró extrañada, estaba impactada por cómo el cuerpo de Jungkook no respondía a lo que ella le hacía.
- Sigue chupando – le ordenó.
- Llevo más de cinco minutos – le recordó – No seguiré si al parecer no estás motivado – se levantó y acomodó su ropa.
- ¿Me dejarás así?
- ¿Así? ¿Cómo? Si no estás caliente ni un poco – le miró de arriba abajo, a ella no parecía agradarle la situación para nada y Jungkook sintió que eso había sido algo que claramente le jodería a su reputación – Adiós, Jungkook.
Ella se fue y ni bien se alejó Jungkook golpeó la pared con su puño. Nunca había llegado tan lejos estando tan drogado como para no poder excitarse. Él pensó que quería follar pero su cuerpo no había respondido a nada, ni si quiera a una buena mamada y eso era lo que más le desconcertaba. Se acomodó la ropa y prendió un cigarro, aún pensando en qué era lo que le sucedía.
Miró a su alrededor, viendo parejas de personas en los sillones, o contra la pared, manoseándose y teniendo momentos íntimos, aunque de íntimos nada tenían porque allí estaba atestado de gente.
Creyó que ni bien esa chica se bajara las bragas su polla estaría lista para penetrarla y quitarse la frustración, la molestia, aquel nudo en la boca de su estómago pero nada de ello sucedió. La frustración, en cambio, se hizo más grande, bloqueándole todos sus sentidos y preguntándose por qué no sintió nada cuando la boca de esa chica se dispuso a realizarle esa mamada.
Bueno, era un buen oral pensó, pero no tan bueno como uno en especial.
Eso pensó, y eso fue suficiente como para que su cerebro disparara una lluvia de imágenes que no venían al caso, o quizás sí, pero todo lo que podía ver en ese momento eran las veces que Jimin se la había chupado, las veces que había usado su exquisita boca y esa lengua juguetona para llevarle al cielo.
También recordó las veces que en su casa, allá en su vecindario, pasó dos noches donde tuvieron varias rondas de sexo y Jungkook pensó en que ese apetito sexual que tenía no le había despertado para nada con aquella chica de hacía un rato. Pero si pensaba un poco más fino, aquel apetito sexual no era algo muy común en él, a diferencia de lo que Jimin y otros creían.
Jungkook jamás había tenido más de una ronda en una noche. Él follaba a la chica que estuviera dispuesta y cuando él terminaba simplemente se iba sin decir nada. En ocasiones eran largas sesiones de sexo donde el orgasmo tardaba en llegar y una vez llegaba ya no le quedaban ánimos para repetir todo aquello otra vez.
Aún así, para él eso era normal, era lo que había estado haciendo toda su corta adolescencia y temprana adultez. Lo que no había sido normal era el haberlo hecho tantas veces en una noche, de hasta tres a cuatro rondas, y con un chico. Algo estaba realmente mal con él.
Tomó un áspero vaso de whisky, sintiendo en su estómago aquel nudo acrecentarse, podría haberlo confundido con ganas de vomitar, pero más lo sentía como algo que le había estado acosando por días.
El sabor etílico de aquella bebida no le ayudó, las imágenes de su madre se le vinieron a la mente, la pelea que había tenido con ella, su padre, su familia, su padre y su homofobia, su padre y sus insultos, su padre y sus golpes, Jimin y su familia perfecta, Jimin y su sexualidad, Jimin y su libertad.
La amargura le llegó desde la garganta hasta el pecho, un agujero que se hizo más profundo cuando miró hacia aquel baño y vio a uno de sus mejores amigos entrando a ese cuarto con Jimin.
Debía de haberse vuelto loco, debía de haber perdido los estribos porque creía haber estado en la barra bebiendo aquel vaso de wisky cuando les vio entrar al baño, pero en un simple parpadeo repentinamente se encontró en el baño con ellos.
Yoongi estaba besando a Jimin, acorralándolo contra la pared. Ambos estaban compenetrados en lo suyo, besándose obscenamente, excitados por sobre todo mientras sus manos se recorrían mutuamente.
Y Jungkook simplemente simplemente reaccionó.
Yoongi no pudo prever que alguien le agarraría desde atrás, tironeándole de su ropa y que al voltearse éste sería su mejor amigo. Tampoco le dio tiempo a reaccionar frente al puñetazo que recibió justo a su nariz. Tomó su rostro entre sus manos por el dolor y fue inmediatamente empujado fuera del baño sin tener la mínima oportunidad de quejarse.
Jungkook cerró la puerta con la llave y se volteó a ver a quien había quedado allí dentro con él.
- ¿Qué mierda... haces? – los ojos de Jimin estaban algo perdidos por la adrenalina del momento y a Jungkook le molestó el ver cómo su pecho se movía buscando aire, el ver que estaba a punto de follar descaradamente con su amigo.
- ¿Tú qué haces? – se acercó a él.
- Dame esa llave, me iré de aquí – pidió nervioso. Jungkook le sonrió de lado y guardó la llave dentro de sus pantalones, más específicamente en su ropa interior. Jimin le miró con ojos bien abiertos.
- Tómala tú mismo.
- Deja de jugar conmigo.
- ¿Quién es el que está jugando? – se acercó a él con pasos lentos. Jimin comenzó a sentir como el respirar se le hacía imposible, era peligroso estar en un cuarto tan pequeño con Jungkook, eso no podía terminar bien nunca. Vio los ojos de Jungkook viajar por su rostro y detenerse en su cabello, frunció en entrecejo y llevó su mano al pelo de Jimin. El pelinegro sintió la suavidad del pelo del más bajo y luego volvió a mirarle - ¿Está rosa? – preguntó. La luz allí no era muy buena, más bien era tenue, pero el brillo rosado en el cabello ajeno le llamó la atención, quizás era todo el alcohol que había tomado.
- S-sí – respondió retrocediendo a medida que Jungkook se acercaba. Los ojos negros le miraban con tal profundidad que no notó cuándo dio un paso más hasta chocarse con la bañera llena de agua.
Se tambaleó, intentando no caer pero fue inútil, lo único que pudo hacer fue atinar a sujetarse, tomando a Jungkook de su ropa, pero en cambio ambos cayeron directo a la bañera y el agua saltó por todos lados.
Afortunadamente Jimin pudo evitar golpear su cabeza contra el borde de la bañera, aunque sí le había dolido el trasero y algo la espalda al caer. Se empaparon por completo y sus ropas se pegaron a sus cuerpos por el agua.
La situación se había vuelto algo más complicada, el pelinegro había quedado sobre el ahora pelirosa, quien pensaba que la situación no podía ser peor. Jungkook metió su mano dentro de su ropa interior y sacó la llave, lanzándola lejos hacia el otro rincón del baño. Jimin miró el pequeño objeto muy lejos de él.
- Te reto a que te escapes.
- No voy a escaparme, quiero que simplemente te levantes y me dejes ir – le empujó para separarlo pero Jungkook no se movió.
- No antes de que termine contigo.
- ¿A caso planeas obligarme?
- Quieres esto – dijo con su tono de voz áspero, acercando su boca a su cuello y comenzando a besarle, dando pequeñas mordidas. Jimin apretó sus labios y se removió debajo del cuerpo invasivo del pelinegro – ¿A qué te niegas...? – preguntó. El más bajo recordó que aquella misma pregunta le había hecho él al pelinegro antes.
- A lo que sea que pueda salir mal... - respondió con dificultad, las manos de Jungkook acariciaron sus piernas por sobre el pantalón mojado y ajustado.
Su lengua hacía un trabajo muy delicado y excitante en su cuello, dando chupetones y luego llegando a su oreja. Tironeaba de su lóbulo y escuchaba el sonido de los labios de Jungkook sobre su oreja. Gimió de placer cuando Jungkook rozó su erección contra su trasero.
El pelirosa tenía sus piernas abiertas, y Jungkook estaba cómodamente entre ellas sin perder la oportunidad de rozar su erección contra el contrario. Sí, tenía una erección en ese momento, que se había formado sin esfuerzo alguno, simplemente por tener a Jimin en esa posición. Y dolía, dolía terriblemente.
- Solo escúchate cómo gimes... - le susurró de forma provocativa – Te encanta esto...
- Te detesto tanto... - lloriqueó cerrando sus ojos con fuerza. El contrario se alejó a penas de él para mirarlo a los ojos. Jimin los abrió y lo miró, perdiéndose en esa oscura profundidad.
- Yo también te detesto – murmuró contra sus labios antes de besarlo e intercalar sus respiraciones.
Jimin rodeo con sus brazos el cuello del más alto, haciendo que el beso se volviera más profundo y encontrando sus lenguas. Jungkook comenzó a inspeccionar el cuerpo de Jimin con sus manos, subiendo desde sus piernas hasta sus caderas y adentrándose a su remera, y no fue hasta ese momento que decidió prestarle atención a cómo se veía el pelirosa. Se separó de él, cortando el beso, alejándose un poco y mirándole de arriba abajo.
- ¿Qué es... esto? – levantó la remera de Jimin, la cual ya le parecía bastante corta, ya que dejaba parte de la piel de su vientre – Son... - observó la tela enrejada que emergía por debajo de los pantalones del contrario.
- Medias de red – respondió desviando su mirada al ver lo sorprendido que estaba Jungkook – No digas nada, sé lo que debes estar pensando... - el pelinegro le miró y ladeó la cabeza.
- ¿En qué estoy pensando?
- En que soy una puta, o un marica...
- Ojalá fuera eso – torció el cuello sonriendo con amargura, dandose cuenta que pensaba todo lo contrario a lo que creía Jimin. Se acomodó sobre sus rodillas y comenzó a desabrocharse el pantalón.
- ¿Solo así? – arqueó una ceja, mirándole desde abajo.
- Solo así – afirmó y atinó a desabrochar el pantalón de Jimin pero éste le detuvo.
- Espera – se apresuró a decir. Jungkook lo miró con confusión – No traigo ropa interior – algo pareció desconectarse dentro de la cabeza de Jungkook.
- ¿Qué? – Jimin se revolvió el cabello algo avergonzado.
- No pensé que terminaría follando contigo – rodó los ojos con molestia.
- ¿Y con quién ibas a follar que vas vestido así? – interrogó con un tono que Jimin percibió como un reclamo.
- ¡No lo sé! Cualquiera menos contigo... - hizo un leve puchero. Jungkook entrecerró un ojo, comenzando a sentirse cabreado.
- Quítate el pantalón o te lo arranco.
- Qué encantador... - comenzó a moverse, aunque tener a Jungkook encima suyo y el agua le dificultaba el movimiento – Espera que me de la vuelta.
- Ni mierdas – le empujó y Jimin cayó de culo nuevamente en la posición en la que se encontraba antes.
- ¡Hey!
- Deja, te los arranco – con rapidez comenzó a desabrochar los pantalones ajenos y en cuando quiso comenzar a bajárselos Jimin le detuvo.
- E-espera no traigo nada puesto... - repitió, pero Jungkook continuó y lo único que Jimin pudo hacer, además de morirse de la vergüenza, fue sostenerse del borde de la bañera para no resbalarse cuando el pelinegro dio un tirón fuerte de sus pantalones para que éstos se deslizaran.
Le quitó el calzado y finalmente terminó por quitarle los pantalones y tirarlos fuera de la bañera. Se tomó unos segundos para mirarlo con detalle, segundos que para el pelirosa fueron eternos. Mientras él tapaba su entrepierna con ambas manos, Jungkook no podía dejar de pasear sus ojos por las piernas bien formadas de Jimin, adornadas por esa tela de red negra.
Se mordió los labios, olvidando que el chico allí le estaba mirando.
- Simplemente no digas nada... guárdate tus burlas – cerró los ojos, sintiéndose terriblemente expuesto, algo que no quería pasar con Jungkook. No estaba cómodo de esa manera, Jungkook solía follarlo desde atrás para evitar verlo de frente. Él mismo se lo había dicho una vez, "Voltéate, no quiero ver tu polla".
- Demonios, Jimin... - el pelirosa pegó un respingo cuando sin previo aviso Jungkook rompió con sus dedos la parte trasera de las medias de red, haciéndole un gran tajo y Jimin juntó sus rodillas automáticamente.
- ¿Q-qué...
- Lee entre líneas, maldición – dijo entre dientes. Sumergió su mano en el agua, llevando sus dedos índice y medio hacia la entrada del más bajo, haciendo presión con ellos e introduciéndolos, ganándose un gruñido ahogado por parte de Jimin. Se inclinó hacia delante manteniendo sus dedos dentro y comenzó a besarlo a la vez que movía sus dedos.
- Ohh... - soltó en un suspiro, su labio siendo tironeado por los dientes del pelinegro. Sintió los dos dedos meterse dentro suyo aún más profundo y hurgando en su interior de manera traviesa, haciéndole estremecer por completo – Tus dedos... son largos... - dijo con dificultad, su mente daba vueltas en ese momento porque Jungkook tocaba muy suave pero insistentemente su próstata y el contrario podía sentir su vientre contraerse por el cosquilleo.
Sintió los labios de Jungkook sobre su cuello, nuevamente haciendo estragos en su piel.
Pensaba que aquella sensación era más embriagante que el alcohol mismo, y más que la pastilla que había tomado antes. Se retorció en su lugar, siendo un lío de gemidos y gruñidos, apretando sus piernas contra Jungkook. Con su cabeza apoyada contra el borde de la bañera, no podía más que hacer presión y arquear su espalda, removiéndose debajo del más alto. Su corazón palpitaba fuerte no solo por la excitación sino también por los labios de Jungkook que recorrían su cuello y su rostro con rebeldía.
Jungkook se separó por unos centímetros, apreciando el rostro de Jimin. Ojos cerrados, sus labios entreabiertos y esos dulces sonidos saliendo entre ellos, las gotas de agua acariciando su rostro.
Una gota de su cabello mojado rodó por su mejilla y Jungkook la atrapó con su lengua en un una caricia suave.
Sacó sus dedos de su interior y se acomodó para bajar su pantalón lo suficiente. Alineó su erección con la entrada de Jimin y se empujó hasta entrar profundamente.
- Aaahh... Jungkook... - el nombrado tomó sus manos obligándole a destaparse y las dirigió a los costados de su torso haciendo que Jimin se sujetara de su espalda con fuerza.
- No aguanto... - comenzó a moverse rápidamente y con cada estocada un gemido salía de la boca de Jimin, agudos, resonaban en todo el baño y por sobretodo invadían el pabellón auditivo del pelinegro, su corazón latía rápido y su cuerpo estaba tan caliente como el de Jimin, el agua entre ellos había tomado su temperatura y el sonido del chapoteo también se oía fuerte.
Era intenso, la desesperación palpable, Jimin tenía resistencia pero aún así su cuerpo era bastante delgado en comparación al de Jungkook, el cual era pesado y las estocadas en su interior hacían que todo su cuerpo se moviera en el vaivén del ritmo que el más alto marcaba.
Ambos estaban terriblemente excitados, Jungkook gemía e intentaba acallarse sin éxito al besar a Jimin, quien no hacía más que besarle con hambre e impaciencia, casi hasta sofocarle, pero no le importaba en absoluto, lo recibía de esa manera. Su cuerpo se deleitaba por las contracciones del interior de Jimin sobre su miembro, la zona estaba altamente humedecida, caliente y resbaladiza por su pre-semen.
Entre jadeos Jimin pedía más, sin poder sentirse satisfecho del todo, su vientre temblaba y se volvía loco por satisfacer la necesidad incontrolable de que Jungkook le llenase y disparara finalmente el orgasmo dentro suyo.
Apretó sus dientes con fuerza sobre el labio inferior de Jungkook y clavo sus uñas en su espalda, apretando su cuerpo también con sus piernas. El pelinegro soltó un quejido fuerte, sintiendo un dolor punzante en su labio y el sabor metálico de su sangre brotando entre sus bocas. Suspiró con brusquedad y movió sus caderas aún más fuerte.
Repartió besos por todo el rostro de Jimin y con unas estocadas más, el orgasmo que atinaba con hacerse presente hacía ya varios minutos, finalmente llegó para envolverlos en una oleada de un placer que los estremeció de pies a cabezas, sus músculos se tensaron, sus voces se unieron, mezclándose en un beso y apretaron sus cuerpos fuertemente el uno con el otro.
Había sido el equivalente a una lluvia en medio del desierto, refrescante y liberador.
Se sintieron bien, pero sus músculos ahora estaban tan flojos que apenas podían mantenerse erguidos, estaban completamente deshechos y agotados.
La tina no era muy grande, pero tampoco era muy pequeña. Jungkook se dejó caer de costado, entre una de las paredes de la bañera y el cuerpo del pelirosa, quien se movió un poco para dejar que cupiera lo mejor posible.
Jimin sentía que si cerraba los ojos y se relajaba del todo podía llegar a ahogarse en el agua y ni cuenta se daría. Su pecho dolía porque su corazón palpitaba alocado pidiendo aire, aquello había sido tan intenso y fuerte que le había dejado sin alientos. Ambos estaban intentando recuperar sus sentidos, permaneciendo en silencio.
Cuando Jimin fue consciente del estado en el que se encontraban, abrió sus ojos, mirando al techo, y sintiendo la respiración, ya más calmada, del pelinegro justo al costado de su rostro, ya que tenía su frente apoyada contra su cien.
Su labio tembló y lo relamió, sintiendo el sabor a la sangre de Jungkook.
- Dime... - comenzó Jungkook - ¿En qué puesto estoy ahora...? – Jimin, giró su rostro un poco, para mirarle. Estaba muy cerca.
- ¿Todo esto solo porque... querías estar en mi lista? – jadeó, riendo un poco y negando con la cabeza – eres imposible... - volvió a cerrar sus ojos – Bueno... quizás ahora le hayas ganado a Tae y a Yoongi...
- ¿A Wonho?
- No hasta que me alces y me des contra la pared – bromeó con una risita cansada - Jungkook... - le llamó con voz suave. Con ojos cerrados frunció su ceño, hasta hablar le estaba costando – Acabas de... golpear a Yoongi... y lo dejaste afuera... - recordó.
- ¿Qué querías...? ¿Qué le invitara? – bufó con la respiración entrecortada también.
- Me refiero a que... ¿Por qué... hiciste eso?
- ¿Por qué tienes que preguntar... algo así? – Jimin abrió sus ojos y se movió para mirarle, el pelinegro permanecía con ojos cerrados.
- Porque quiero saber si harás eso con cualquiera con quien yo intente tener sexo... porque eso... eso fue extraño.
- Sólo... sólo no pienses en nada por ahora... - susurró. Jimin hubiera hasta pensado que el más alto estaba hablando entre sueños, porque susurraba suavemente, tanto que parecía hasta inconsciente. Le miró con atención, viendo cómo una expresión afligida comenzaba a gobernar en el rostro ajeno – Esto es... complicado para mí...
- ¿Qué es complicado?
- Estoy... - comenzó pero luego se detuvo, sintiendo un nudo en su garganta. El pelirosa se impacientó.
- ¿Estás...?
- Olvídalo.
- Jungkook – le presionó.
- Confundido – su tono de voz salió como arrastrándose fuera de su boca. Jimin sintió su pecho extraño y su respiración volviendo a sentirse pesada.
- Confundido... - pensó en voz alta. Volvió a acostarse a su lado, manteniendo sus ojos bien abiertos y fijos en un punto perdido en el techo. Suspiró consternado – Confundido...
- Ya deja de repetirlo.
- Bueno, pero... eso significa... que... ¿Te gusto? – preguntó inseguro – Me dijiste... que leyera entre líneas...
- No es fácil decir algo así como así... gustar... nunca me ha gustado nadie...
- ¿Nadie? – le observó extrañado - ¿Qué hay de todas las chicas con las que has estado?
- Son sólo polvos.
- Pero te tienen que gustar de alguna forma para querer tirártelas... - Jungkook suspiró irritado – Está bien, dejaré de acosarte con preguntas – volvió a su posición original, ésta vez animándose a apoyarse más contra el pelinegro, sintiendo el calor ajeno, el agua se había vuelto a poner fría – El agua... ahora está llena de semen... y sangre...
- Me hiciste mierda el labio... no sabía que tenías tendencias sádicas – se burló.
- ¿Sádico? ¿Yo? Y tú eres un masoquista, a penas te mordí comenzaste a moverte como loco, parecías un perro en celo – Jungkook rió frente a eso y Jimin le siguió – Fue bueno... realmente bueno.
- Deberíamos salir de aquí antes que nos convirtamos en pasas de uva.
- Cierto.
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Y acá van de nuevo, intentándolo (?
La cosa cuesta pero va tomando forma. Disfruten los caps siguientes 👌🏻
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