Capítulo 4: ¿Por Qué?
—¿Aquí no va mejor un árbol? —pregunto al señalar el lado de una caseta.
—¿Prefieres un campo o un bosque?
—¿Por qué no las dos cosas?
—Un sendero —asiento con la cabeza y acabamos por hacer un pequeño sendero en la casa.
Alex se ha traído consigo el bloc de dibujo a mi casa después de que la invitase tantas veces a venir. Al principio no quería, pero al ver que estaba muy entusiasmado por invitarla a un café o un dulce en mi casa, no pudo negarme nada. También por la cara de niño pequeño que utilizo aveces.
Nuestros dibujos en estos días han estado mejorando notablemente. Sin que ella lo supiera, me ha estado enseñando lo más importante del arte. Expresarme.
Ante tantos dibujos, he dejado a Hansel olvidado, tanto que se pasea por la casa para ver lo que hacemos sin invadir nuestro espacio.
De seguro quiere unirse a nosotros, pero al saber que es una amiga de la infancia, quiso dejarnos en paz.
Le dirijo la mirada varias veces, pero me evita. ¿Por qué? ¿Acaso le molesta que esté con ella? ¿O es porque no participa con nosotros?
—Hansel, ¿estás bien? —le pregunto estando él en la cocina.
—Estoy perfectamente —no es cierto.
—Entonces, ¿por qué pareces molesto?
—Te lo estás imaginando —sale de la cocina con un bol de cereales sin leche—. Me voy a mi habitación.
—Vale —asiento lentamente.
Desde que le conté que encontré a la chica que me vuelve loco, se ha estando comportando raro.
—¿Tu amigo está bien? —me pregunta con un tono triste—. Siento que no soy bienvenida.
—Sí, tranquila. Se le pasará.
—¿Qué relación tienes con él? —dejo el lápiz de color verde y me pongo a pensar.
—Somos amigos desde hace años y un compañero de hogar bastante aceptable.
—No creo que eso sea lo único. Debe haber una historia que os haga estar juntos.
—Parece que eres observadora.
—Observadora no. Curiosa.
—Si tanto quieres saberlo, te lo diré. Hansel es un amigo del colegio que conocí de mala manera, después de que evitara una pelea.
-------------
Estábamos en último curso. Mis notas no eran especiales, pero suficiente como para pasar el curso.
Un día, en un recreo, todos murmuraban una pelea que tendría lugar en el primer recreo, algo que normalmente no ocurre.
Parece que avisaron por todos los medios posibles. Yo no me enteré, y supe el porqué.
Recibí una patada en la espalda que me tiró al suelo con un grito de dolor por la fuerza que utilizó. Al darme la vuelta para mirarlo, me di cuenta de lo que se trataba.
—¡Mi hermana te amaba, gilipollas! —recibo un puñetazo—. Heriste su inocente corazón y te la suda —otro puñetazo—. Ojalá no existiesen tipos como tú, porque así no habría más dolor de este tipo.
Me pegaba una y otra vez. Yo me intentaba defender, pero cuando ponía los brazos en medio para bloquear algún golpe que me diese la oportunidad de poder devolverle el golpe, me pegaba una patada y los apartaba.
Las fuerzas poco a poco se iban de mi cuerpo, pero alguien escuchó mis plegarias y me ayudó.
—¡Apártate de él, imbécil! —otra patada que empuja a otra persona, y esa vez no era a mí.
Era Hansel, quien apartaba a ese chico y le pegaba un puñetazo que lo dejó inconsciente. Un chico pequeño se acercó a mí.
—¡Hansel! ¡Está sangrando mucho! —esos ojos castaños que fueron a verme eran de un amigo llamado Marth, me sorprende que años después no se acordase de aquél incidente.
—Vale, hazme un favor y agarra estos pañuelos —se los entregó y supo qué hacer—. ¿Preparado, amigo? Vamos a llevarte a enfermería.
No hacía falta que dijera nada. Puso mi brazo alrededor detrás de sus hombros y me levantó con dificultad. Por aquel entonces estaba un poco gordo.
Por el camino, nos deteníamos aveces para que el pequeño limpiase la sangre y me echara un poco de agua fresca para que me quedase despierto.
Después de aquello, nos volvimos amigos y ese pequeño, después de un tiempo... Ya no lo volví a ver.
-------------
—Hasta el instituto, donde se acercó a mí para hablar. Y, básicamente, esa es la historia que tengo con Hansel. No sé porqué he sacado a la luz a mi otro amigo Marth.
—Tranquilo, está bien —está un poco triste, ¿por qué?—. Siento no haber estado ahí para ayudarte.
—No creo que pudieras evitar eso.
—Yo creo que sí.
—¿De qué manera?
—De esta —se levanta y se acerca para hacer algo que no me esperaba en absoluto.
Sus labios se pegan a los míos sin avisar, sus ojos se van cerrando y su mano acaricia mi mejilla con ternura. Lo único que puedo hacer es cerrar los ojos también para disfrutar el momento.
Al tener su suave piel en mis dedos, pienso que no soy el adecuado para sentirla, debería estar prohibido para mí.
Al separarnos, nos miramos a los ojos, hasta que siento ese sonrojo rebelde que siempre me sale cuando despierto de mis sueños con esta misma escena.
—Ah, esto... Ha sido muy... inesperado —me derribo en la silla, como si tuviera aceite en el culo.
Ella solo se ríe levemente para no hacerlo a carcajadas. Su móvil suena. Lo mira y cierra el bloc para guardarlo en su mochila, la cual no coge desde hace tiempo.
—Tengo que irme, Farren.
—Claro, tranquila. Llevamos como dos horas aquí.
—Te prometo que volveré otro día.
—Vale —se acerca y me acaricia la mejilla.
—Nunca pude sacarte de mis pensamientos, Farren. Me preguntaba si sentir tus labios en la adolescencia sería como besar las nubes.
—¿Y bien? —pregunto, siendo ahora el curioso.
—Las estrellas —dice solamente.
—T-Te acompaño a la salida —balbuceo y le abro la puerta.
—Gracias. Nos vemos, Farren.
Se despide y se va en su bonito coche. Al cerrar la puerta, me pongo a saltar y mover las piernas como si estuviera haciendo una maratón con el rostro sonrojado.
—¡Sí! —grito a pulmón.
Me importa una mierda si alguien se queja. Este día es especial. ¡Alex me ha besado!
Pero... ¿Por qué siento que me falta algo?
Me detengo poco a poco.
¿Por qué?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top