Los chicos salían de su entrenamiento, había sido algo aburrido, sin la presencia del líder; cada uno se fue a hacer su cosas. Pero buena sorpresa se llevó el genio de la familia, al entrar a su laboratorio; al encontrarse a su hermana y la humana delante de la impresora.
-¿¡QUÉ HACÉIS!?-, les gritó el genio, haciendo sobre saltar a las dos chicas.
-!Ah! Eee, hola-, saludo su hermana moviendo la mano.
-¡CORRE!-, le grito la humana, a la mutante; la del vestido cogió lo que habían tenido entre sus manos, y salió corriendo del laboratorio. El genio se proponía a seguirla, cuando alguien le cogió de la pierna y le tiro al piso.
-Tu no vas a ningún sitio-, le dijo la pelirroja, mientras se levantaba del suelo.
-Sabes que soy patilargo, no me cojas de la pierna, me puedes hacer bastante daño-, le recordó el mutante, ignorando el dolor que se producía la pierna.
-Lo siento, pero tengo que hablar contigo-, se disculpó la humana.
-¿De qué?-, le preguntó mientras se giraba, boca arriba.
-De tu hermana-, eso sorprendió al genio, que se levanto de un salto y miro a la pelirroja.
-¿Qué pasa con ella?-, le preguntó cruzado de brazos.
-He descubierto, qué tipo de chicos le gusta-, le chivo.
-Suelta-, le ordenó, poniéndose protector.
-Le gustan los chicos malos. Así sí os vais de patrullaje alguna vez con ella, intentad que no mire por un rato a algún enemigo; y añadimos a Casey-, le explico.
-¿Casey? A nadie le llama la atención un bobo como el-, le contestó con una sonrisa, sin creerse las palabras de su amiga.
-No se sabe. A lo mejor hasta le gusta Raph-, le dijo la humana, a algo que hizo que el genio abriera enormemente los ojos.
-Raph no es un chico malo-, le respondió el de morado.
-Pero es rebelde, que es lo mismo-, le comentó.

Ellos no lo sabían, pero había alguien oyendo la conversación desde la puerta del laboratorio; alguien que se sonrojó al oír su nombre. Este mutante en rojo, se había enamorado de su hermano, ahora convertido en su hermana; y saber esas cosas hacían que sintiera de además celos, a los que tenían posibilidad, sintiera como el corazón le fuera cien por segundos. Silenciosamente, se dirigió a su habitación, pero algo hizo que parase; alguien choco con el, pero antes que ese alguien se cayera, le cogió. Le cogió en una posición, que llamaban "el beso de Hollywood" aunque, claro sin beso; los dos mutantes al saber quién era quién, se sonrojaron bastante, pero no lograban, intentar separarse, era más querían quedarse así hasta el fin de sus vidas. Cada uno de ellos, se hundió en los ojos del otro; él Esmeralda unido al Zafiro, creando un remolino de vida y color. Sin saber cómo unos ojos celestes, y otro par de color café rojizo, les miraban desde lo lejos; descubriendo algo que no se esperaría ninguno. Pasaron unos cuantos minutos más, para que los dos mayores reaccionarán, y que el de rojo dejara delicadamente a la mutante en azul, recta, y rascándose la nuca el de rojo, dijo:
-Lo siento-, y con eso paso hacia su cuarto. Ignorando la mirada de su hermana, que él no sabía lo que en verdad enseñaba; solamente una mirada de enamoramiento, añadiendo con ese suspiro de amor, que dejó escapar, cuando vio como cerraron la puerta de su hermano rudo. Algo en su mundo, volviendo a recordar lo sucedido, fue a la cocina para coger algo de agua; ya que se le había secado rápidamente la garganta. Mientras el de rojo se tiro a la cama, sin evitar sonrojarse, no se creía lo que acababa de pasar; podía haberla besado, pero ¿qué pasaría si le odiara por haberlo hecho? No quería coger ese riesgo todavía.

Entonces, luego de ponerse boca arriba y tranquilizarse un poco, el de rojo oyó como alguien cerraba una puerta; este reconoció de dónde venía, era de la habitación de al lado.
La habitación de su nueva hermana.
Colocó su "oreja" en la pared, para poder oír lo que hacía su hermana; da igual si después le llaman cotillo, no era la primera vez que lo hacía. Pudo oír cómo alguien se tiro a la cama, alguien que parecía estar muy feliz; respiraba enamorada, el sonido de teclas le llamaron la atención. Música empezó a sonar, y una que otra frase, Lea lo cantaba.

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-Amor, amor, amor deja la puerta abierta-, canto al final la que se encontraba en la habitación del al lado. La voz de su hermana, era preciosa, a los oídos del de rojo; que sonreía.
-¿Qué voy hacer con el amor?-, se preguntó la mutante en azul. Se oyó un suspiro, y como la mutante femenina, se levantaba de la cama y dejaba algún objeto; empezaron a oír cómo daba vueltas la habitación, parecía confusa, además de inquieta. Entonces un grito les saco de sus casillas a los dos:
-¡LEA!-, reconocieron la voz, no era más ni menos su hermano en morado; entonces se pudo oír cómo la nombrada corrió por su habitación, y luego salto encima de su cama, antes que se oyese como abrieran la puerta.

El mutante en morado, entro con pasos duros, pero a la vez con un poco de cojera; la hermana se encontraba, tumbada en la cama, mirando un libro, que ni ella sabía que tenía.
-¡Lea! Explícame lo que haces-
-Leer-, le respondió.
-No me mientas, el libro está al revés-, le comentó el de morado cruzado de brazo.
-Es que... Quería probar cómo es leer al revés, es divertido-, le volvió a mentir.
-Por favor, no hagas esto más complicado-, le pidió el mutante propietario del Bö, que se sentó en la cama donde estaba su hermana; que dejó el libro a un lado y miro atentamente a su hermano.
-¿Puedes explicarme, lo que hicisteis antes?-, le preguntó el mutante.
-¿Cuándo?-, le empezó a preguntar la mutante.
-Cuando estabas en el pasillo-, le respondió.
-¿Qué pasillo?-, le volvió a preguntar.
-Donde pasó lo de antes-, le volvió a responder.
-¿Qué antes?-, le preguntó, poniendo de los nervios al genio.
-¡LO DE TU Y RAPH!-, le grito al final, llamando la atención del que estaba oyendo la conversación.
-No lo sé-, le respondió la hermana, con la mirada baja.