III
Era la primera vez que sentía algo como eso, su alfa interno le gritaba que hiciera algo, el problema es que no tenía idea de a qué se refería.
Solo sintió una opresión en el pecho, algo o alguien lo estaba llamando.
— ¿Naruto? — el niño lo miró confundido.
— Jugamos después Shikamaru — gritó el rubio mientras salía corriendo.
No sabía la dirección, pero su instinto le decía que siguiera derecho, y así lo hizo, corriendo por toda la aldea, esquivando objetos y personas, lo importante era llegar.
Entonces se dio cuenta, llegó al barrio Uchiha, no lo entendía, pero al sentir eso, darle una explicación en esos momentos era lo menos importante.
Entro más sigilosamente, a lo mejor era algo peligroso, pero nada más llegar a una casa, el peligro ya no existía.
Lo sentía en el aire, eran feromonas de tristeza y de dolor.
Esa fue la primera vez que vio a Sasuke Uchiha mal, el omega estudiaba en la academia con él, pero era el mejor de todos, inexplicablemente se volvieron rivales, le molesta su presencia y siempre están peleando, pero verlo en un rincón de su cama, soltando esas feromonas en busca de protección, no pudo hacer otra cosa más que ayudar.
— Sasuke, estoy aquí...
El Uchiha abrió los ojos sorprendido, no esperaba que alguien lo viera, no quería que alguien lo viera, era patético, estaba siendo patético.
Pero antes de hacer algo, el rubio se acercó, se recargó a su lado, tomando cuidadosamente su mano, en realidad jamás había consolado a alguien, no estaba seguro de como se hacía, pero se sintió preparado.
Delicadamente comenzó a soltar sus propias feromonas, esperando una reacción.
Sasuke quería gritarle que se quitará, que no necesitaba a nadie, pero no lo hizo, el rubio estaba usando su aroma para calmarlo y para su sorpresa funcionaba, era la primera vez que alguien lo consolaba, su omega se sentía feliz y por un momento se sintió protegido y en casa.
Sin darse cuenta el también empezó a soltar feromonas, está vez de un aroma más dulce, Naruto se dio cuenta y le sonrió, su aroma era lindo, normalmente si Sasuke usaba feromonas en él, solían ser amargas, aún así le gustaban, pero era bueno saber que tiene un aroma mucho más dulce.
Aroma a Sasuke Uchiha.
(...)
Cuando llegó al puesto de ramen, encontró a la pareja, justo a tiempo.
— Hola de nuevo — habló contento, llamando la atención de ambos.
— Hola — contestaron dudosos.
— Kakashi-sensei me dijo que están buscando a alguien y necesitan ayuda, estoy aquí para ayudarlos.
— Gracias, es algo importante.
— La vida de nuestro amigo corre peligro... Ay — Karin le pisó el pie, no quería dar tantos detalles.
— En ese caso, hay que apurarnos, no queremos que nada malo le pase.
Jamás ha sido una persona grosera, ayudar es de las cosas que más le gustan, lo estaba haciendo por ellos y por esa extraña sensación de su alfa, que le decía que iba por el camino correcto.
La siguiente hora se la pasaron sentados en una banca, mientras le platicaban la situación en la que se encontraban, les pareció que lo más coherente era ser sinceros.
— ¿Entonces este Alfa que tanto buscan, tiene que estar en Konoha?
Los dos asintieron — Tiene que estar aquí, es la única pista que tenemos.
— Lo entiendo, pero, ¿Cómo sabrán quién es?
— Lo sabremos — habló decidida la pelirroja, el omega le siguió la corriente.
Naruto los miró igual de decidido, estaba dispuesto a ayudar a esa persona que tanto lo necesitaba.
(...)
Abrió los ojos lentamente, su cuerpo se sentía pesado, no podía moverlo, pesaba demasiado, era algo entre dolor y cansancio.
— ¿Qué...?
— Qué bueno que ya despertaste Sasuke — escuchó la conocida voz.
— ¿Qué sucedió...? — preguntó con dificultad, tratando inútilmente de sentarse.
— Lo mismo que las últimas dos veces, tu celo.
El Uchiha miró agotado, bueno, eso explica el dolor y la fatiga que está sintiendo.
— Tuve que anestesiarte un poco, tal vez aún te encuentres un poco dormido, es la única forma que tengo para que se controle.
— ¿Fue tan malo?, ¿Hice algo está vez?
— No, no hiciste nada de lo que te puedas arrepentir, pero tú cuerpo sufre demasiado.
Sasuke solo escuchaba mientras tantea el cajón para sacar los medicamentos, solo era para el dolor, los supresores no funcionan en él.
— ¿Te sientes mejor? — preguntó preocupado.
— Em... Si, un poco, ¿Cuánto tiempo paso?
— Hasta ahora tres días, pero creo que esto será todo por esta vez.
— Que bueno — habló desanimado, sin poder evitar sentir a su omega interno, estaba inquieto, triste mayormente.
— Creo que es tiempo de que vuelvas Sasuke, no podrás seguir así, lo necesitas.
— Yo no necesito a nadie — lo miró con seriedad, después de que por fin se sentó.
Solo se quedó viendo preocupados, pero lo dejó solo, igual no puede hacer mucho en esa situación.
Sasuke se paró de la cama, aun tambaleando un poco, se apoyó de la pared y entró a la puerta secreta en la pared, la guarida de Orochimaru tenía un montón de cuartos secretos o pasillos escondidos.
Siguió uno y llegó a su cueva, en dónde entrena o se sumerge en su tristeza cualquiera de las dos cosas, o las dos al mismo tiempo si se siente especialmente motivado.
Estando ahí adentro, muchas cosas rondaron por su mente, pero estaba cansado y no quería seguir pensando, no en esas cosas.
Así que agarro su espada, enterrándola en el agua, liberando entonces su chidori, el sonido característico del ataque resonó en el lugar, es relajante, cuando la electricidad pasa por su cuerpo, un alivio momentáneo, nada más que unos segundos.
— Si tan solo... No, sabes muy bien que no — se regañó el mismo, tal vez debe dejar de ser tan orgulloso, pero era el sello de Sasuke Uchiha.
Tomó su espada y regresó por los pasillos secretos, se le hizo algo extraño no encontrarse con el par de desastrosos, siempre andaban detrás y ahora ni si quiera los escuchó.
Sintió alivio, no lo escucharían llorar, no está vez.
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