Capítulo 4 Un té con sabor a amargo
La serenidad era primordial al momento de llevar a cabo un entrenamiento, tu mente debía estar completamente despejada y la mirada fijada en la punta de la espada, cada movimiento del cuerpo debía ser fluido, fuerte y directo, sin embargo en la mente de Rengoku se podía apreciar una gran fogata a punto de extenderse a los altos árboles. No había paz en su interior, por lo que con un suspiro cansado dejó la espada a un lado y se sentó en medio del dojo a reflexionar sobre los últimos acontecimientos
La respiración era la clave, por lo que inhaló profundo cerrando sus ojos y tratando de relajar su cuerpo, pero tan pronto como lo hizo la molestia se instaló en su rostro, ya que a su mente no paraban de venir aquellos profundos y verdes ojos que parecieron brillar ante su enojo, aquella jovencita expresaba tanto con solo una mirada que realmente lograba aturdirle. ¿Por qué seguía pensando en ella cuando no iba a volver a verla? ¿Por qué sus palabras y voz se mantenían tan presentes? ¿Era porque estaba avergonzado o dolido por lo que le dijeron aquellos rosados labios?
Si, ciertamente seguía sorprendido por las palabras tan directas que ella le dijo, el como le puso en su lugar sin temor a recibir alguna represalia, renunció a ser su compañera en la primera reunión. Algo realmente increíble, tanto que hasta Uzui no podía creerlo, pues él esperaba que fuera uno de los más pasables, en cambio Sanemi pudo manejarlo mejor y hasta tener una pequeña conversación sobre su familia con la Oiran; Obanai no dijo mucho sobre su reunión, excepto que se mantenía centrado en el pensamiento de que por primera vez Kaburamaru se dejó tocar por otra persona
Al final los que peor habían manejado la situación fueron Tomioka que no supo que decir frente a su compañera, sino que se guardó cada uno de sus pensamientos para si mismo hasta crear un ambiente tan aburrido que la señorita le trató con total frialdad al irse, pero esto Giyuu no lo hizo de mala intención, simplemente se quedó en blanco. Rengoku en cambio trazó una línea desde el comienzo al no saber como manejar la situación que tenía enfrente, solo no quería hacer algo que mancillara su honor como caballero y se apresuró en sacar conclusiones precipitadas
No se atrevía a juzgar a aquellas pobres mujeres de ser fáciles porque lo desearan, no, es solo que no tenían otra opción si querían sobrevivir de alguna forma. Ya fuera deudas de su familia, vendidas por ladrones, abandonadas a su suerte, habían un sin fin de posibilidades y él se había cerrado ante el leve toque de aquella señorita, cuando bien pudo ver que sus intenciones no eran seducirle, aquella mirada no reflejaba nada de malicia, sino sorpresa por su actitud y vergüenza, pero el solo recordar que lo tachó como un eunuco realmente lastimó su orgullo
— Tiene un gran carácter, no se deja amedrentar —pensó para si mismo ensimismado
"Su nombre ¿cuál era?"
— Koemi ¿verdad?
— ¿Quién es "Koemi"? —habló una voz femenina a su espalda sorprendiéndole— ¿tal vez alguna señorita? —inquirió su progenitora con una expresión más suave de la usual
— ¡Madre! Bienvenida... —se apresuró en saludarle Kyojuro nervioso— estaba tomando un pequeño descanso de la practica
— Buen trabajo —respondió la mujer mientras le pasaba una toalla limpia— entonces ¿quién es Koemi? —insistió
— ...Eso, bueno
— ¿Es algo que no puedes contarle a tu madre? —pese a que la expresión en su rostro no variaba, Kyojuro pudo notar un atisbo de tristeza
— ¡No es así, madre!
"No quiero mentirle, pero tampoco puedo decirle"
Los ojos dorados se dirigieron a la espada de bambú que descansaba entre sus manos y sintió su corazón pesado ante la situación en que se encontraba. Kyojuro no deseaba decir mentiras, ni ocultar cosas a su progenitora, pero tampoco sabía cual precisamente era su postura con respecto a la situación de aquellas mujeres en Yoshiwara y también Tengen les había pedido encarecidamente mantener lo que estaban haciendo entre ellos, sin embargo ninguno de ellos estaba haciendo algo malo, por lo que una mentira piadosa no haría daño ¿verdad?
— Koemi... —repitió aquel nombre captando la atención de su madre— es una señorita que me presentó Uzui-san
— Ara, eso es algo muy bueno —una sonrisa se dibujó en el rostro de Ruka ante la noticia— ¿piensas traerla a casa pronto? ¿qué tal es?
— Sobre eso, madre... creo que no volveré a tener una reunión con ella —confesó finalmente apenado— tal vez eso sea lo mejor
— ¿Por qué dices eso? ¿qué sucedió? Además pensé que ya eran cercanos, puesto que le llamas casualmente por su nombre
— En realidad, solo dije su nombre justo ahora al recordarlo vagamente —le explicó— solo me he reunido con la señorita una vez y no fue muy bien, así que dudo sobre volver a verla
— ¿Algo no le gustó de ti? —la insistencia de su madre solo hacia que sus nervios aumentaran, sin embargo podía ser sincero por un lado sin necesidad de revelar todo
— Yo... creo que fue mi culpa, fui muy denso con la señorita al no ser capaz de llevar la situación, tenía demasiados pensamientos dentro de mi que antes de darme cuenta la había lastimado con mi ausencia —no mentía al decir esto, pues básicamente era lo que había sucedido
— Kyojuro, si has reconocido que tuviste culpa en ello... ¿piensas solo dejarlo así? ¿No crees que ella merece una disculpa de tu parte?
Su madre tenía razón, sin embargo ¿podría hacerlo? Una parte de Rengoku seguía con su orgullo lastimado por la actitud grosera de aquella jovencita y como prácticamente lo dejó en la posición de un eunuco, además de vetarlo de su compañía. Esto último realmente no le había importado en un principio, sin embargo la expresión de Tengen al enterarse era prácticamente como si hubiera ocurrido una tragedia, resumiendo su situación, ser rechazado por una Oiran era grave y en este caso por una aprendiz también, ya que sin necesidad de ofrecerle sus servicios y siendo el primer encuentro lo había "desechado"
Kyojuro no le dio muchas vueltas a esto, ya que estaba lo suficientemente molesto como para darle tanta importancia, pero al ir los días pasando y su cabeza enfriando llegó a sentir culpa por su torpeza y que efectivamente había cometido un error. Si él no hubiera estado tan cerrado y dudoso de actuar, las cosas no habrían terminado de esa forma, sin embargo ya era un poco tarde para arrepentirse, ni tampoco contaba con los ánimos para volver a Yoshiwara. Muy probablemente los demás irían, pues se había acordado en ir una vez por semana para las practicas
— Si, creo que le debo una disculpa a la señorita —habló luego de una breve pausa— sin embargo, temo que ella no quiera escucharlas o no esté convencida de que estoy siendo sincero
— Kyojuro, hijo —le llamó Ruka empleando un tono de voz más suave, mientras dejaba una que otra caricia en el cabello rebelde de su primogénito— puedo decir que con el hecho de que recordaras su nombre y te mantuvieras ensimismado debido a aquella discusión, me da a entender que "Koemi" no es cualquier jovencita, ella dejó una impresión en ti y eso es importante
— No entiendo que quiere decir, madre —negó
— Como tu madre, soy consciente de que no buscas estatus, elegancia o belleza deslumbrante en una mujer, pues has conocido doncellas con tales características y ninguna despertó esta incertidumbre en ti. Eso es suficiente para saber que hay algo diferente con Koemi, por eso también puedo decir que aceptará tus disculpas, pues persona más sincera y decidida que tu, no hay Kyojuro
Lo dicho por Ruka se quedó profundamente impreso en su hijo, quien se mantuvo dandole vuelta a lo mismo en los siguientes días, hasta que llegó el jueves, día en que habían decidido retornar para la segunda reunión y Kyojuro seguía incómodo al respecto. ¿Qué sucedería si se disculpaba y Koemi igual le pedía tener otra compañera? No se sentía listo para conocer a otra señorita ¿qué haría si era diferente de Koemi? Probablemente solo terminaría metiéndose en otro problema
— Hey, Rengoku ¿qué estás haciendo? —inquirió Shinazugawa a su lado sorprendiéndole— ¿acaso es un nuevo pasatiempo tuyo el quedarte de pie e inmóvil como una estatua?
— ¡Shinazugawa! ¡¿Cómo has estado?! —exclamó Kyojuro con su tono de voz alegre y cordial de siempre— ¡no, no era mi intención parecer una estatua!
— ¿Acaso aún sigues molesto al respecto?
— ...¿Hablas sobre lo que sucedió hace una semana?
— Yo también me sorprendí con lo que pasó, ya que al tratarse de ti, pensé que podrías entablar una conversación con aquella aprendiz —confesó Sanemi estirándose— pero para la sorpresa de todos, fuiste el peor
— ...
— Tsk, no te desanimes por eso —le palmeó Shinazugawa al verle— no digo que pueda comprenderte del todo, sin embargo es normal reaccionar de esa manera, ya que si bien dentro de Yoshiwara, las Oiran son mujeres de gran belleza inalcanzable, lo cierto es que fuera del distrito, son solo consideradas prostitutas. No importa sus circunstancias, ni pasado, es muy injusto
— Yo... no me siento capaz de juzgar duramente a aquellas mujeres, he escuchado algunas historias y sé que nadie sería capaz de escoger ese tipo de vida a no ser que no tuviera otra opción. Es solo que no pude ocultar mi sorpresa al enterarme que mi compañera tenía solo diecisiete años ¡es una niña! ¿Cómo pudieron enviarla sola a una habitación con un hombre desconocido?
— Temo que aún hay cosas que no sabes o si has escuchado, no conoces toda la historia —suspiró el peliblanco rascándose la cabeza— al ser policía, he patrullado por la zona varias veces y así mismo he ido a sacar a algunos aprovechados de ese lugar, así que tengo algunos conocimientos sobre el tipo de vida que llevan estas mujeres ¿quieres saberlo? No quiero que te sientas presionado en que debas comprenderlas, después de todo eres un señorito y no sabes sobre ese tipo de dificultades
Un ligero sonrojo se asomó en las mejillas de Rengoku, ya que de una manera más discreta de lo usual, Shinazugawa le había dejado en claro que al provenir de una familia protegida y acomodada, desconocía sobre las dificultades de las familias o personas de más baja clase social. Normalmente otra persona se habría sentido humillada de haber sido avergonzado de esa manera al ser descrito en pocas palabras como un ignorante, pero era algo que no podía negar al desconocer tanto sobre Yoshiwara en general, ni siquiera sabía como llegar
— Tus palabras en un principio me parecieron algo duras para mi persona, sin embargo es cierto que me he mantenido ignorante en la comodidad de mi hogar, por eso deseo saber más de aquel mundo de dificultades del cual desconozco ¡ayúdame a comprender, Shinazugawa!
Sanemi plantó un sonrisa burlona al ver aquel lado tan inocente y gentil de su amigo, si bien no lo decía mucho, todos en el grupo eran conocedores del buen corazón y cálidez de Rengoku Kyojuro, quien aceptó en su hogar a un huérfano como Iguro, un joven sin padres como Tomioka y finalmente él que provenía de una familia llena de muchas dificultades, pero que gracias al esfuerzo de todos habían conseguido salir adelante. Las palabras que dijo, no fueron para avergonzar a su amigo, al contrario, lo dijo porque quería que fuera consciente de la diferencia entre la forma de vivir
Para Kyojuro que pudo dormir en un futón cálido durante el frío invierno, sería complicado entender el trabajar en aquellos días crudos mientras el frío propio de la estación calaba por sus huesos y dejaba sus mejillas, orejas y manos rojas al no tener el dinero necesario para adquirir guantes mullidos. Su amigo solo debía preocuparse por el vivir cada día de manera honrada y justa, en cambio aquellas mujeres debían luchar día a día desesperadamente por sobrevivir en una especie de sociedad en donde los hombres estiraban sus manos, ansiosos por tener siquiera un mechón de su cabello, mientras que fuera de la cerca de Yoshiwara, solo eran la peor escoria dejada por el hombre. Un pensamiento tan vacío y retrograda que enfermaba a Sanemi
— Por eso eres un buen tipo, no decides solo cerrar tus ojos y cubrir tus oídos ante la ignorancia —muy pocas veces Shinazugawa mostraba aquel lado más relajado e inesperadamente era con Kyojuro, con quien de vez en cuando podía hacerlo— te diré lo que sé, aunque seguramente hay mucho más
— ¡Umu, escucharé atentamente!
— Tu compañera... ¿Kokichi?
— ¡Koemi!
— Eso, como bien sabes es la única aprendiz a Oiran de Karyū, fue ella quien le concedió la identidad de "Koemi"
— Hum... ¿qué significa eso? ¿Acaso antes no tenía un nombre?
— No, bueno... depende de las circunstancias de cada una, por el momento no sé nada sobre como alguna de ellas terminó en Yoshiwara, pero pudo ser por deudas de sus familias, también pudieron ser secuestradas para luego ser vendidas. Esto suele ser un gran problema, ya que para inculcarlas en este camino, deben ser jóvenes
— ¿Qué tan jóvenes?
— Siquiera deben tener entre nuevo o diez años, es la única forma de que sean escogidas como aprendiz a Oiran, ellas son conocidas como Kamuro, son las niñas que viste que servían a ambas, en un futuro ellas también podrían ocupar una posición tan alta como la flor más hermosa de su casa. Cuando alcanzan más edad y son escogidas por la Oiran, ya sea por sus habilidades, pero también lo más importante es la belleza e intelecto, en ese momento su instructora les dará un nuevo nombre
"Eso quiere decir que Koemi no es su nombre real"
— Normalmente una aprendiz no puede recibir aún clientes, sin embargo si la Oiran tiene más de uno, puede permitir que uno de ellos sea recibido por su kamuro
— Al ser nosotros dos, fue que Koemi tuvo que recibirnos
— Básicamente si y también... ella aún no alcanza la mayoría edad, así que no puede vender... —Sanemi se trabó y dudó de decir la última palabra
— ¿Qué sucede? ¿qué es lo que Koemi no puede hacer?
— S....Sex...o, ya sabes... lo que una pareja casada haría
Kyojuro tardó unos minutos en entender a que se refería su amigo, siendo su principal pista que se había puesto colorado hasta la punta de las orejas, era algo realmente inusual ver a Shinazugawa avergonzado por algo, siendo alguien tan serio, pero por lo mismo es que el rubio tampoco pudo evitar terminar igual o peor de apenado con la situación. Fue entonces que algo hizo click dentro de Kyojuro ¿Koemi no podía ofrecer esos servicios por ser menor?
— ¿En serio no les permiten vender su cuerpo hasta la mayoría de edad? —inquirió con una expresión seria
— ¿Ah? No, no pueden hacerlo —negó Sanemi— tanto una cortesana normal como una aprendiz a Oiran deben respetar esta regla y en el caso de una Kamuro, primero debe hacer su debut y ese mismo día escoger a su primer cliente, pero es su decisión el aflojar su obi o no hacerlo
— ...Shinazugawa
— ¿Qué?
— ¿Puedes darme un buen golpe? —inquirió de repente
— ¡¿Ah?! ¿Acaso se te frieron las neuronas? —le devolvió el contrario sorprendido— para empezar ¿cómo puedes pedirle eso a un policía? ¡¿Quieres que me echen?!
— ¡Lo siento, fue un pedido impulsivo!
El peliblanco solo le observó con el ceño fruncido antes de chasquear la lengua y comenzar a caminar hacia el sitio acordado con los demás, Kyojuro le siguió en silencio y ensimismado en sus propios pensamientos, ya que había descubierto otra razón más para sentirse culpable con respecto a lo sucedido con Koemi. Le pesaba tanto la palabra "ignorante" en su cabeza que si hubiera hallado algún agujero cerca, no habría dudado en meterse, desde el principio tuvo una actitud de lo más vergonzosa y no intentó escuchar o comprender a la señorita
Koemi jamás tuvo malas intenciones, solo quería devolver un favor a Uzui y si volvía a recapitular ese día, desde el momento en que escuchó la voz de la fémina, percibió cosas como un intento de camuflar su ¿alegría? No podía saberlo con certeza, sin embargo Kyojuro llegó a la conclusión de que ninguna mujer de Yoshiwara podía amar lo que estaba haciendo y por fin las piezas de su rompecabezas mental tenía sentido. A su mente vino la imagen de una señorita de solo diecisiete años que iba a relacionarse por primera vez en mucho tiempo con personas que no buscaban el calor de una mujer en una noche
Tal vez Koemi sintió alivio por su presencia y eso le dio la confianza suficiente como para realmente querer ayudarle de manera sincera y entregada, sin mentiras, ni malicia, ella seguía siendo una flor pura y eso podía saberlo por la fugaz mirada cariñosa y protectora de su instructora, Karyū Oiran y aún así había sido tan estúpido como para intentar mantenerla lo más lejos posible cuando lo que le había dejado atónito al momento de conectar su mirada como la esmeralda de ella, fue que sus ojos poseían una fortaleza y pureza inquebrantable y es por eso que él...
— Shinazugawa-san —le llamó al ver que a solo pocas cuadras llegarían a su primer destino— ¡he tomado una decisión y necesito su ayuda, por favor!
Luego de aquella reunión hace casi una semana, Kanae y Ruri regresaron sin problemas a su casa para luego de un rápido baño, conciliar el sueño, los días siguieron pasando y para la peliverde, resultó incluso aburrido y tedioso. De por si siempre desde hace siete años había vivido una rutina similar, aunque con altos y bajos, pues de más joven era algo problemática y Karyū siempre estuvo allí para salvarla y corregirla, más que una hermana mayor, había sido como una madre y fue eso lo que en parte salvó el corazón de Ruri de caer en la desesperanza
— Koemi-chan ¿ya está lista la habitación? —inquirió Karyū amablemente mientras cepillaba su largo cabello
— Si, ya está lista —respondió la joven con una sonrisa— me alegro de que Shinazugawa-san fuera una persona más llevadera, si lo hubiera visto siendo grosero con usted, lo habría golpeado con mis getas
— Ara, ara —rió la pelinegra— Koemi-chan ¿en qué habíamos quedado? Tienes que dejar de lanzarle tus getas a los clientes ¿sabes qué es lo que más se te ha comprado desde que llegaste?
— G...Getas —confesó avergonzada
— Si y el dueño ya amenazó dos veces en que no te compraría más y bien dicen por allí que la tercera es la vencida ¿no? Tienes que ser cuidadosa y tratar de controlar ese lado impulsivo, no te digo que cambies, sino que pienses en que momento puedes ser tu misma, ya que de lo contrario... solo van a devorarte
— Lo siento, todo lo que dices es cierto y aún así yo...
— Está bien, me gusta la dulce y justa Ruri, pero también tienes a la aprendiz a Oiran, Koemi —le recordó su superiora acariciando su rostro— eres la única que no ha renunciado a ninguna, sino que las llevas porque son parte de ti, Ruri es la chica libre y alegre que quieres volver a ser y Koemi es la hermosa aprendiz que te ayudará a sobrevivir y alcanzar las llaves para salir de Yoshiwara, no lo olvides ¿si?
— Si...
— Y por cierto...
— ¿Hum?
— ¿Crees que Rengoku-san regrese esta noche? —inquirió Kanae divertida
— ¡¿Huh?! ¡Ese tipo no va a regresar!
— ¿Cómo puedes estar tan segura? Aunque haya habido un malentendido de por medio, pude ver su mirada en ti aunque estuviera molesto. Es claro que Koemi-chan dejó una fuerte impresión en él
— La única impresión que le dejé es que no creo que pueda levantar lo que le cuelga... —masculló por lo bajo la peliverde
— ¡Koemi! —le reprendió la pelinegra cubriendo su boca— entiendo que estés molesta, pero no puedes seguir diciendo eso de Rengoku-san
— Él no vendrá, no cuando le he insultado de la "peor" manera para el orgullo de un hombre —suspiró rendida— e incluso si lo hiciera, es mucho más sencillo tomar otra cortesana para que le ayude con su problema
— ¿Realmente aceptarías algo así?
— ¿Por qué no?
— Koemi, en este momento estás demostrando que sigues siendo ingenua —negó Kanae frunciendo el ceño— ¿sabes por qué estás en la posición de una aprendiz a Oiran? Y no te pido mi opinión, sino la que todos piensan en general
— Eso...
— Porque eres hermosa, porque tienes talento y porte para ser la mejor Oiran de la casa y por lo mismo, no puedes perder ante nadie. Si pierdes, te verás débil ante los demás y ya no te respetaran, por eso no puedes permitir que Rengoku-san, quien es tu primer cliente tome otra cortesana
— ...Ah, odio esto —rió Ruri amargamente— jamás deseé terminar aquí y lo he estado intentando tan duro para ser la mejor, pero tener que dejar mis principios y honor... ¿por un hombre? ¿Solo porque no puedo perder? ¡No quiero agachar mi cabeza ante un tipo que no es capaz de verme a la cara! incluso si fuera de Yoshiwara soy considerada solo una prostituta y escoria sin siquiera conocer mi historia, nunca dejaré de ser una persona en mi corazón
— Koemi ¿acaso lo has olvidado? —Kanae ya no le miraba como su amable salvadora, sino como Karyū, la más hermosa y elegante Oiran de la casa— en Yoshiwara eres mi Kamuro, mi sucesora, por lo tanto solo tienes tu honor como cortesana para sobrevivir y mantenerte en lo alto. No pienses en que debes pelear por un hombre, piensa en que debes ser lo suficiente hermosa y astuta como para conservar lo que te pertenece y en este caso que Rengoku-san no busque calor en los brazos de otra
Ruri apretó sus labios con fuerza tratando de retener sus lágrimas, no volvería a derramarlas, se lo había prometido a su yo de once años, además que nuevamente Karyū tenía razón. Ahora mismo solo podía apoyarse en la identidad de "Koemi" y como la cortesana que debía ser, una de las reglas era que nadie podía codiciar, ni obtener lo que te "pertenece" además que tampoco podía enterarse de la verdadera intención de aquellos dos para visitar el distrito rojo o habría problemas. Por eso si Rengoku volvía, tendría que "retenerlo" o de lo contrario estaría en juego su reputación
"Por favor, no vuelvas.... No quiero hacer esto"
Decir cosas como retener a alguien que claramente no le pertenece o fingir codiciar un hombre que no quería ¿por qué tuvo que ser ella la que tuviera que lidiar con ello? No deseaba el poder para ser la flor más deseada, no, Ruri solo quería tener la libertad para ser ella misma y volver a la tierra en donde había nacido y quería hacerlo de la manera más limpia y justa posible, sin embargo esto era algo casi imposible dentro del distrito de las flores ¿realmente podría traicionarse así misma para no caer?
— Creo que necesito algo de aire, lo siento Karyū-nee —se disculpó para luego abandonar la habitación tan rápido pudo hacerlo. Hacía demasiado calor y el kimono le estaba asfixiando ¿por qué las cosas tenían que ser así?
Finalmente pudo llegar al pasillo que conectaba con un gran balcón que les permitía a las cortesanas ver a los clientes desde allí y coquetearles, sin embargo aún faltaba cerca de una hora para que la noche llegara y el distrito de Yoshiwara se llenara de luces, dando así inicio a la vida nocturna de aquel lugar. Koemi dudó en salir, pues ya algunas de sus compañeras estaban allí tratando de cachar nuevos clientes, pero grata fue su sorpresa cuando unos susurros llegaron a sus oídos de la habitación contigua
Bastante curiosa de esto, la joven corrió la puerta solo para toparse con un grupo de jóvenes cortesanas que miraban fijamente algo que sostenía una de sus compañeras ¿qué era lo que estaban viendo en aquel libro? Todas ellas variaban sus expresiones entre sorpresa, diversión y pena, fue entonces cuando notaron su presencia y pronto se levantaron y realizaron una reverencia, Koemi aún no se acostumbraba a aquella distinción debido a sus posiciones
— Koemi-san, buenas tardes —saludó la primera— ¿ha decidido unirse a nosotras al balcón esta noche?
— Hum, no... solo buscaba algo de aire fresco —respondió sincera
— Como era de esperarse de una aprendiz a Oiran, apunta a un hombre muy poderoso —se aventuró en decir otra y la peliverde sintió molestia ante sus palabras
"No, no puedo culparlas"
— Eso no importa ahora, ya que estoy muy curioso por lo que estaban viendo antes de notar mi presencia
— Ah, eso es... ¿realmente quiere saberlo? —inquirió precisamente la que tenía el libro entre sus manos
— ¡Por supuesto, todas parecían estarse divirtiendo por lo que veían! —si bien ella no era mucho de hablar con otras cortesanas, pensó que sería bueno mantener una buena relación con alguna de ellas
— Entonces ¡mire, por favor! —le pidió la misma entregándole el libro en una página abierta
Los ojos verdes siguieron la dirección del dedo de su compañera hacia donde le indicaba que mirara y la expresión varió en una de confusión y duda, ya que no entendía ese tipo de arte, parecía como si dos formas humanas estuvieran entrelazados de una forma muy extraña. Luego de verlo fijamente entendió que se trataba de dos hombres, llevaban vestiduras finas, sin embargo ¿por qué estaban exponiendo sus...? En un segundo, Koemi pareció entender lo que estaba plasmado en el papel y su rostro se tornó tan rojo como una cereza mientras el libro caía a sus pies ¿qué era exactamente aquello?
La habitación se había sumido en silencio, uno tan incómodo que nadie sabía que decir para cortarlo, sin embargo unos pasos que se acercaban rápido les alertaron junto a la llegada de una compañera informándoles que el señor de la casa estaba revisando las habitaciones. Todas las cortesanas comenzaron a correr y salir de la habitación, mientras una de ellas tomaba el libro y se lo entregaba a Koemi para luego empujarla fuera de la habitación
— ¡Espera, esto...!
— ¡Por favor, llévalo contigo! ¡Me lo devuelves luego!
Las otras cortesanas seguían yendo de un lado a otro hacia sus habitaciones y Koemi no tuvo de otra que llevarse aquel libro consigo, sin embargo por nada del mundo permitiría que Karyū Oiran lo viera. Ya al llegar al piso principal, todo estaba más tranquilo y la peliverde se permitió soltar un suspiro mientras apartaba algunos mechones de su largo cabello verde, aún debía peinarse para recibir al invitado de su instructora y este último pensamiento le trajo una extraña sensación a su pecho ¿por qué? ¿Acaso por qué ya no podría practicar con nadie?
"¡No, no! Es mejor si él no viene aquí"
Con ese pensamiento en mente, Koemi plasmó una sonrisa de alivio en su rostro y se permitió tararear una canción mientras "danzaba" a pasos suaves hacia la pieza, pero al parecer Buda había decidido que ese no era su día de suerte que al llegar al final del pasillo que conectaba con los escalones terminó chocando con algo o alguien y como una sentencia de muerte, el libro cayó de sus manos hacia el suelo con una de esas extrañas páginas abiertas. Su respiración se detuvo y la sangre abandonó su rostro cuando notó a quienes tenía enfrente
— ¿Ah? ¿qué rayos es eso? —soltó Shinazugawa sin hallarle forma al dibujo
Las palabras no salían y Koemi no sabía ni que decir, el invitado de Karyū estaba allí y había visto el contenido del libro, pero no solo eso, sino que ¿por qué esa persona había ido allí? ¿Acaso había decidido vengarse de ella tomando otra cortesana? ¿Querría una disculpa? Sus verdes ojos temblaban y aquellos ojos dorados fijos en ella, se posaron sobre la página con un dibujo bastante claro de dos figuras besándose apasionadamente, mientras uno de ellos tocaba... sin duda la expresión de ambos habló mucho de lo que pensaban
— ¡Oh, mi señor! —exclamó la peliverde dejandose caer al suelo para tomar con rapidez el libro— ha... llegado algo... temprano...
— Hum, eso que tienes... —Shinazugawa pareció darse una idea de que libro podría tratarse y la peliverde solo quiso que el suelo se abriera y la tragara
— ¡Buenas noches, Koemi-san! —saludó Kyojuro de repente captando la atención de ambos
— Oh, si... —balbuceó nerviosa— buenas noches, señor
— ¿Realmente hemos llegado muy temprano? —inquirió Sanemi dejando el tema
— ¿Eh? Bueno, si... pero, no es mucho tiempo igual ¿por qué?
— Es que... es la primera vez que veo a una cortesana con su cabello suelto
— ¡Oh, no! —exclamó la joven cubriendo su rostro con aquel libro— me disculpo por demostrarles un aspecto tan poco apropiado de mi parte, hubieron algunas cosas que hacer y perdí la noción del tiempo, espero puedan disculparme por esta vez
"Si, es así como "Koemi" debe hablar"
— ¡No se preocupe, tiene un cabello muy lindo! —le elogió Rengoku
— Gracias. Les llevaré con Karyū Oiran, ella podrá designar una cortesana más para ayudarles —Koemi sintió un gran pesar, sin embargo simplemente no podía olvidar lo que había pasado y lanzarse a los brazos de ese hombre para decirle palabras dulces. Probablemente estaría cavando su tumba, pero al menos su conciencia estaría tranquila— por favor, síganme
— ¡Hum, Koemi-san! ¡Yo, hay algo que deseo hablar y es por eso que hoy he venido!
— ...¿Qué es lo que desea? No se preocupe, Karyū Oiran definitivamente escogerá a una buena cortesana para usted, por eso no debe-
— ¡Me niego!
— ¿Si?
Ya en la habitación con Karyū, quien le sonreía amablemente a un serio Sanemi, ejerció una reverencia para recibirles, sin embargo luego de ese pequeño saludo, la mirada de kyojuro permanecía fija en la puerta por donde Koemi se había marchado antes y la hermosa pelinegra rió divertida ante este detalle. Pasaron alrededor de diez minutos y finalmente su aprendiz se hizo presente con su cabello pulcramente recogido, al igual que su kimono y adornos de cabello, dandole un fino encanto
— Me disculpo por la demora
— Bueno, ya que todos estamos aquí —tomó la palabra Kanae, una vez Ruri se sentó a su lado— me alegra verle nuevamente, Rengoku-san
— ¡Umu! También me alegra poder hablar más cómodamente en esta segunda reunión —ambas pudieron notar que su actitud había cambiado
— Si, por lo que mencionó antes, al parecer desea continuar con nuestra ayuda ¿verdad?
— Así es, por eso he venido
— Está bien, entonces ¿podría decirme sus preferencias? Para escoger una nueva cortesana y que esta vez no surja ninguna problema que le moleste, es necesario saber su opinión al respecto
— Hum, en realidad no he venido para recibir a otra cortesana —negó Kyojuro causando confusión en Ruri— estoy aquí porque deseo continuar bajo el cuidado de la señorita Koemi, por eso también le he pedido estar presente
— ¿Ara? —Karyū ya lo esperaba, pero era necesario que su terca aprendiz escuchara las razones de aquel cliente para volver— ¿por qué desea continuar con Koemi? ¿Acaso no fue ella quien le causó molestia en su visita previa? Como Oiran de esta casa, es mi deber que todos los clientes estén satisfechos, por eso si sigue con Koemi...
— No tomaré a nadie más —declaró muy seguro mientras nuevamente su mirada caía en Ruri— señorita, por favor escuche lo que tengo que decir. Como miembro de la familia Rengoku, soy un hombre que se rige por fuertes principios y una gran convicción heredada de generación en generación, siempre me sentí muy orgullo por esto, sin embargo desconocía por completo sobre Yoshiwara y mi llegada aquí me hizo caer en cuenta de cuan ignorante al respecto era. La culpa de la discusión de hace unos días fue únicamente mía, yo fui grosero con usted y está en su derecho a enojarse
— ...Yo
— Disculpe si es muy presuntuoso de mi parte, pero lo profundo de mi ser le pido que perdone mi comportamiento de ese día. Créame que mi intención jamás fue hacerla sentir mal, sin embargo no sabía como llevar la situación al ser tan ignorante —Kanae observaba fijamente la situación satisfecha, sabía que aquel hombre estaba siendo completamente sincero— le pido me de otra oportunidad, yo... deseo aprender con la señorita, definitivamente me esforzaré por cumplir y no le volveré a hacer pasar un mal rato, por eso... espero pueda aceptar mi pedido sincero ¡me esforzaré para demostrarle que soy un hombre digno de usted!
La habitación nuevamente se sumió en silencio, junto a las expresiones que variaban bastante, empezando por Shinazugawa que estaba completamente incrédulo, como si su compañero hubiera dicho algo que no debía a diferencia de Karyū que parecía estar muy emocionada, como si estuviera leyendo alguna novela de romance imposible y finalmente Koemi, quien había escuchado cada una de las palabras que habían salido de aquellos labios varoniles, logrando que sus mejillas tomaran un ligero color rosa
— Oe, Rengoku ¿no acabas de decir lo que creo que es?
— ¿Si? —la duda era evidente en su voz
— Ara, ara, incluso para mi aquellas palabras hicieron que mi corazón latiera un poco —rió Karyū
— ¡Disculpen, pero no entiendo!
— ¡Lo que dijiste! No sabía que vendrías aquí a proponerte
— ¡¿...?!
— Ara, Koemi-chan aún es una aprendiz, pero ya alguien quiere su mano
— ¡No, no! ¡No quiero eso! ¡Digo, no me refiero a que sería una buena esposa! ¡Es que yo no iba a eso...! ¡Proponerme!
— No se preocupe, Rengoku-san. Creo que entiendo que quería decir, pero Koemi-chan ¿Qué piensas responder ante el pedido tan lleno de pasión de Rengoku-san?
— ...el té se ha enfriado, traeré otro... —soltó la peliverde levantándose y dirigiéndose hacia la salida. Aquello solo hizo que Kyojuro bajara la cabeza derrotado— ...mi respuesta, la diré cuando vuelva —y con eso se marchó
"¡Eso quiere decir que aún hay esperanza!"
Cinco minutos más tarde, Koemi ingresó a la habitación con un set de té verde y agua caliente. Los ojos dorados le siguieron cada movimiento hasta sentarse y recibir indicaciones de Karyū para que se encargara de la preparación del té, esto llamó la atención de Kyojuro, ya que el arte del té era algo de lo que muchas mujeres se enorgullecían, pues no todas podían conseguir la contextura exacta, sin embargo esas pequeñas y finas manos, parecían estar seguras de lo que hacían
— Aquí tienen —habló Koemi con una suave sonrisa mientras depositaba una tasa de té para cada uno, siendo Rengoku el primero en tomarla, seguido de Sanemi y Karyū
— ¡Umu, lo degustaré! —exclamó confiado y alzando con cuidado la fina tasa para acercarla a sus labios, sin embargo su cuerpo tembló levemente ante el primer sorbo
¿Realmente estaba bien? Kyojuro miró a su compañero, pero este tomaba de su té tranquilo, incluso parecía estarlo disfrutando y ni que decir de Karyū Oiran, quien luego de probarlo, sonrió en dirección de su alumna como dandole el visto bueno ¿tal vez era él quien no sabía apreciar el gusto de aquel té? Viendo que nadie dijo nada, ni se quejo al respecto, el joven se resignó e hizo su mejor esfuerzo en acabarse aquella taza de té que para su gusto estaba excesivamente amarga
— Rengoku-san —le llamó la peliverde una vez recogió las tasas— he decidido aceptar en ser su compañera
— Koemi-chan... —Karyū parecía complacida por su decisión
— ¡Muchas gracias!
— Pero... las cosas no seguirán de esta forma
— ¿Qué quiere decir?
"No, Koemi... no me digas que vas a..."
— Ya que no aceptó el comportamiento de una señorita, entonces vamos a tener que hacer las cosas al estilo de una verdadera Oiran
— ¡Pero, Koemi-chan!
— Espere, no entiendo a que se refiere
— Uzui-san debió comentarle que una Oiran tiene una forma de relacionarse con sus clientes, pero que debido a un favor que le debíamos, no aplicaríamos esto con ustedes, sin embargo Rengoku-san, usted no aceptó mi compañía y en consecuencia, también rechazó la amabilidad de su amigo, por eso ya no estoy obligada a cumplir con esto
— Es correcto
— Por lo tanto, si desea que yo siga siendo su compañera, entonces también deseo obtener algo de estos encuentros
— ¿Qué es lo que desea?
— Practica, seré su compañera y le enseñaré todo lo que sé, sin embargo será desde la postura de una Oiran, ya que a futuro debo desempeñarme como tal. Por favor, vea esto como un trato que nos beneficiará a ambos, es un ganar-ganar
— La señorita es alguien lista —habló Kyojuro intrigado por su propuesta junto a la fuerte decisión que brillaba en aquellos ojos— acepto, por favor estoy a su cuidado
— Lo mismo digo, Rengoku Kyojuro-san
"El trato ha sido pactado"
— Entonces, venga conmigo —le indicó Ruri sin demora ante la mirada estupefacta de Kanae y Sanemi— en esta reunión le explicaré como funciona esto y partir de la próxima reunión, iniciará nuestro trato
Tal vez había sido una decisión apresurada, sin embargo Rengoku no vio ninguna malicia en ella, no podía percibir tales emociones en esos verdes ojos, por lo que como un niño se apresuró en seguirla y al ver su espalda libre de su largo y sedoso cabello verde, le hizo extrañar su aspecto de antes, se veía tan libre y diferente. Finalmente llegaron a una habitación y para su sorpresa al ingresar, Koemi le "arrinconó" con una sonrisa divertida en su fino rostro ¿qué estaba planeando?
— Rengoku-san ¿puedo hacerle una pregunta?
— ¡Por supuesto!
— ¿Cómo estuvo el té de antes? —cuestionó con una expresión inocente— me preocupaba que lo dulce no fuera de su gusto...
Kyojuro estudió sus palabras junto a aquella mirada como de una pequeña que había hecho una travesura y entonces entendió a que se refería, su idea de que el té estuviera muy amargo, realmente no era una suposición suya, sino que a propósito se lo había dado de esa manera ¿por qué no lo pensó en ese momento? Una señorita más pequeña que él y de encantada mirada verde le había engañado con algo tan simple como una tasa de té. Su curiosidad sobre ella misma solo podía aumentar y estaría dispuesto a intentar una y otra vez hasta lograr sentir la dulzura exacta en sus labios
— El té realmente era amargo —soltó finalmente acercándose peligrosamente a su rostro— ¿es acaso esta su venganza?
— Era lo último, ahora estamos a mano —rió la peliverde suavemente, deleitándole con el sonido de su risa— cuento con usted, Rengoku-san
"Nuestro juego ha comenzado"
¡Buenas noches! como siempre actualizando tarde, pero preferible a esperar otro día más y solo sé que Koemi anda haciendo de las suyas con su té amargo y declaración repentina de usar con Kyojuro la forma normal de ser de una Oiran ¿cómo creen que se vaya a ir desarrollando todo esto? sin duda para mi es un completo enredo de cosas, sin embargo espero esta nueva historia también les haga reír, llorar, enojarse y demás como con mis otras obras, gracias por su apoyo :3
Danshoku Shunga: imágenes pornográficas de los hombres manteniendo relaciones sexuales. Esto es lo que Koemi y sus compañeras estaban viendo, sería como el Yaoi de la era Taisho JAJAJA pobre Sanemi y Kyojuro, aunque este último la salvó de ese incómodo momento ^^
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