Capítulo 2: "Say goodbye to the past"

Desorientada y cohibida me siento al no poder hacer nada por un tobillo torcido cuando no hay necesidad que todas las cosas la hagan por mí, debido a que primero Sawyer me acompaño al taller de su hermano Finn para poder traer mis maletas y así llevarme a la casa de su amiga Gigi; en todo el camino la mayor parte del tiempo fue repartido no solo con palabras sino que pequeñas risas y sonrisas que hubo entre Sawyer y yo cuando él contaba algún que otro chiste para que olvidara el dolor de mi pie, agregando que a dos por tres minutos preguntaba sobre como seguía mi raspón o el dolor del tobillo, sin embargo puedo decir que no he sido el mejor ser que Sawyer ha conocido porque siendo sincera, he llegado a ser muy poco amigable con él, ya que desde que me dejo en el asiento del copiloto de su auto, no ha dejado de intentar de sacarme una conversación larga la cual doy por terminada en menos de cinco minutos, por un lado pienso que debe ser la timidez que tengo al conocer nuevas personas de las cuales no conozco muy bien y por otro, siento que suele ser porque tengo miedo a que tartamudee como si estuviera nerviosa al tener un hombre a mi lado.

La verdad, es que no estoy acostumbrada a manejar conversaciones con extraños como también una nueva amistad cuando siempre he llegado a tener un par de amigos que conocí durante mis terapias y refuerzos académicos, ya que por lo contrario creería que sería capaz de cualquier cosa y entre ellas mantener una conversación larga con una persona que solo trata de darme su confianza.

Dejamos atrás un poco el pueblo para entrar en un camino en donde solo hay casas que se encuentran un poco apartadas de los demás y donde la mayor parte de ellas son hechas de troncos o madera de árboles, hay mucha naturaleza por todo nuestro alrededor que presiono el botón de la ventana de mi lado para bajarla, al hacerlo, desabrocho mi cinturón de seguridad y saco mi cabeza para poder sentir el aire fresco rozar mi rostro, el aroma que desprenden las flores es fabuloso y todos los colores son como una mezcla armoniosa de lo que muestra el verano; dejo ir una sonrisa cuando pasamos bajo una calle llena de árboles que casi pueden formar un túnel, el color verde de sus hojas es tan hermoso que me hacen creer que nunca he visto algo tan real y que parece como si toda mi vida me hubieran dejado encerrada en una habitación sin poder ver todo lo que hay fuera de una casa.

Cruzamos unas calles más y pronto Sawyer entra a un rancho en donde deja cerca su auto de la casa, el sonido de unos animales de granja me hacen sentir curiosidad sobre poder ir a verlos pero el paisaje que muestra detrás de la casa es espectacular al encontrar unas increíbles montañas verdes con café.

—Pareces como si nunca hubieras salido de tu casa —baja de su auto para abrirme la puerta.

Si supiera que soy una chica de ciudad y que lamentablemente mis padres me mantuvieron encerrada por mucho tiempo para no seguir escuchando las burlas de mis ex compañeros de clase luego que se dieron cuenta que no mantenía una buena concentración en clase y que era la persona más lenta que no podía alcanzar su mismo esfuerzo, logrando que mis calificaciones bajaran, empezara a tener bullying por parte de muchos y la maestra perdiera la paciencia al ver que mi ortografía empeoraba cuando mezclaba palabras sin sentido y unía toda una sola oración.

Fue así que unos meses después me diagnosticaron con dislexia fonológica, luego de pasar con doctores, nutriólogos y por último la psicóloga del colegio quien vio decaer mi rendimiento académico y mi estado emocional, logrando que citara a mis padres y los enviaran a un especialista en psicología infantil para ver si los resultados de su diagnóstico previo acertaban con mi problema cognitivo. Y todo se reafirmo con todas las pruebas que me hicieron dándole a comprender a toda mi familia que si tengo un trastorno de aprendizaje del cual fue inesperada su aparición y que ahora, tengo que vivir el resto de mi vida con ese problema del cual aún no tiene una cura sino solo unas soluciones que retrasan cada día más los conflictos que tengo con mi escritura y comprensión lectora.

— ¿De dónde eres? —me ayuda a bajar.

—De Filadelfia. —Respondo mientras camino en un pie.

—Oh, chica de ciudad, ¿no? —Se impresiona.

—Eh... Algo así... —hago una mueca.

—Bueno, dudo que en Wyoming te llegues a aburrir —miro a mi alrededor y pienso que no dudo en sus palabras.

— ¿Dónde estamos? —llegamos a la casa y le entregue las llaves.

—En un pueblo del condado de Teton —abre la puerta.

Doy unos pasos no forzando tanto mi talón para poder entrar a la casa, el olor a madera pronto se profundiza en mi nariz y no puedo dejar de observar todo el contenido que se encuentra a mi alrededor, casi es como si estuviera mirando una de las casas de campo de mis tíos eso sin añadir que el ambiente cálido es reconfortable al punto de sentirme como en... No... En realidad no puedo decir que esto se parece a mi casa, lo peor de ello es que nunca ha llegado a haber un lugar en el que diga que se sienta como mi hogar.

— ¿Quieres sentarte? —Deja a un lado las maletas.

—No te preocupes, estoy bien —me apoye en la pared y deslizaba mi pie izquierdo mientras dejaba caer el peso en el derecho para caminar.

—Ven, te ayudo.

No quisiera maldecir al tener de nuevo sus brazos musculosos en mi cintura pero es inevitable no sentir esa presión que me rodea cerca de las caderas como también bajar mis ojos y encontrarme con esas manos grandes en donde puedo ver como sus venas se resaltan.

— ¿Sabes cuál es la habitación de la que hablaba Gigi?

Por fin puedo encontrar un nombre que no me cause tantos problemas por si termino por decirlo al revés o no recuerde una vocal o consonante correcta que logre cambiarlo y pronunciarlo de otra forma de la menos correcta que se encuentre.

—Supongo que sí... —Pasa su mano sobre su cabello.

Quizás sea mejor esperar a la dueña de la casa para que me indique cual es la habitación que me alquilara mientras reparan mi auto, además no quisiera dar una mala impresión y verme con mucha insistencia al querer tener ya mi propia privacidad, después de todo, debo de saber que Sawyer es un invitado y tampoco veo que él tenga la suficiente confianza para poder inspeccionar la habitación sin un consentimiento de Gigi.

—Mejor espero a Gigi, ella sabrá donde es. —Le sonrío.

Me lleva hasta uno de los sofás de tres piezas para poder sentarme, es difícil tener que usar solo un pie cuando no puedes apoyarte del otro al sentir dolor, eso sin agregar que he llegado a tener que tragarme los gritos y gemidos de dolor para no verme como una niñata llorona y débil que no puede tolerar un par de horas una herida.

Sawyer eleva mi pierna izquierda y la deja encima de una almohada antes de correr e irse a otro lugar, me quedo observando la casa de madera con mucho detenimiento para poder obtener cualquier detalle minucioso que no vaya a olvidar, la mayor parte del contenido se puede decir que se trata de una casa hogareña pero con un toque juvenil que respalda quizás el estado civil de la dueña, lo digo, porque los recuadros son más en situaciones de familia, vacaciones y cualquier otro evento en donde hay amigos o conocidos, mientras que lo demás, respecta a un lugar con un entorno serio al encontrarse la típica chimenea, muebles de colores neutros que resalten el tipo de casa y una sala de estar en donde se pueden recibir las visitas. Si es lo primero que he podido describir de un solo lugar no me imagino descubrir todo el interior de la casa.

Sawyer llega con una bolsa de hielo, se sienta al otro extremo del sofá y pone mi pierna en su regazo hasta dejar el hielo en mi tobillo, hago unos ademanes de dolor y un par de gruñidos al sentir un poco helado pero dejo de protestar cuando el dolor aminora.

Puedo sentir la mirada de Sawyer en mí y aunque este rechazando la idea de elevar mis ojos para que se encuentren con los suyos, no puedo evitar sentir esa curiosidad de saber que es lo que tanto observa de mí, me pregunto si será porque tendré algo en el rostro o porque se estará preguntando sobre cómo alguien como yo, fue torpe en quedarse en media calle, arriesgando su vida y pronto terminar con un tobillo lesionado.

—Sobrevivirás, no es nada grave aunque sigo preguntándome porque te quedaste en medio de la calle. —Mis suposiciones se hicieron realidad.

Decir la verdad ahora mismo no es la mejor idea que puedo llegar a tener, más cuando se trata de apenas un conocido que cuida de mí e intenta ser muy amable después de arriesgar también su vida por una tontería. Además, si llegase a saber que tengo un problema que se llama dislexia, esta la alternativa que desee alejarse de mí, como también sobresalir con varias preguntas y la más principal y certera que es que se quede callado y muestre compasión por mí.

Esto es muy abrumador y más cuando una simple respuesta que sea una verdad termine por acabar esa postura o imagen que hace verme como una persona ordinaria como las demás, esto de tener dislexia y estar en un lugar fuera de mi alcance y control es como empezar a caminar en un túnel oscuro sin salida, después de todo, ocultar la verdad no hará daño porque no me estoy comprometiendo a quedarme en Wyoming, eso sin añadir que en algún momento cuando me vaya, todos los de este pueblo terminen por olvidarme, lo cual es mejor que nadie llegue a saber de mi ceguera congénita.

—Me distraje mirando algo —comento.

—Espero que ese algo no haya sido mi hermano —me mira riendo.

—Eh... No... Nada que ver... —sentí mis mejillas arder de la vergüenza.

La verdad de todas es que aunque Jackson y Sawyer tengan cosas en común por su físico quien ha terminado por llamarme más la atención es la persona que tengo al frente de mí y me ha estado ayudando en todo lo que puede últimamente.

Observo como él agarra una crema desinflamatoria y empieza a untar un poco en mi tobillo, parece ser un experto en estas lesiones leves que parece no necesitar de algún que otro comentario mío acerca de como debe de hacer su trabajo.

— ¿Por qué me ayudas? Si soy una desconocida para ti —Le interrogo.

—No sé, pareces ser una buena persona —sugiere.

— ¿Esa es la perspectiva que tienes de mí? —Encoje los hombros.

—Las personas nuevas son difíciles de conocer pero con el tiempo aprendes de ellas —no era lo que esperaba que dijera.

—Y ¿qué aprendiste hoy? —Él deja ir una sonrisita maliciosa.

—Que ayudar a una chica en peligro te hace ver como su héroe en la historia y no como un bastardo —Comenta.

¿Está coqueteando conmigo o será una ilusión mía? Pero porque debería pensar que yo estoy mirando mal aquellas acciones cuando no tengo ni un problema que involucre mis perspectivas hacia las personas.

— ¿A qué se debe lo de bastardo? —Me atrevo a preguntarle.

—Un apodo no más. Aunque mi imagen se ha llegado a ver dañada con los últimos años —dice despreocupado.

¿Hombre malo? Empiezo a pensar que debería ser precavida con las personas nuevas con las que interactúo y empiezo a tener una pequeña confianza, sinceramente a veces quizás la imagen de uno se ve manchada gracias a otras personas que pueden inventar historias o chismes de uno pero en ocasiones también por las acciones que han observado es lo que hace que hablen mal sin saber que sus críticas pueden llegar a ser destructivas en vez de constructivas.

—Si tu tobillo se recupera por la noche, espero que puedas acompañarme con unos amigos a una velada —propone.

¿Amigos? ¿Velada? Pero si estoy aquí solo por visita, no quisiera encariñarme pronto con muchas personas cuando luego pueda ser que sea muy difícil tener que despedirme de todos y por el momento me encuentro a gusto con saber que aún no he llegado a tener muchas amistades que logren que me quede en el lugar en donde me estoy hospedando mientras mis problemas se resuelven.

Ni siquiera puedo responderle cuando el sonido de la puerta al abrirse y una persona al acercarse a la sala termina por quedarse estupefacta en vernos a ambos, aunque mi sorpresa es grande, creo que la de ella es mucho más pero al ver de reojo a Sawyer, veo que él no esta nada admirado, es más, se levanta, deja mi pierna de nuevo en la almohada y saluda a aquella mujer que sin dudarlo, la conoce.

—Hola Caitlin. —Dice Sawyer.

— ¿Qué es esto? —Pregunta desconcertada.

—Gigi acaba de ofrecerle el alquiler de la habitación a Amy. —Ella me da una mirada de cabeza a pies.

No sé que es lo que esta sucediendo pero tengo un presentimiento que dice que esto causara muchos conflictos por mi llegada inesperada a todas estas personas y no solo eso, por el rostro de aquella mujer llamada... Catlin... Cailin... Caillin... Oh Dios... Un nombre del cual se me dificultara aprender, pero llegando al punto, creo que no le he empezado a agradar mucho.

Ella me da una mirada de rechazo pero baja la guardia al ver que Sawyer esta de por medio de ambas, él quien espera una respuesta de parte de aquella mujer no la obtiene muy rápido, es más, tarda unos minutos en analizar todo lo sucedido hasta que deja a un lado su bolso y de su boca se forman un par de muecas que al parecer tendrá que aceptar que seré la nueva inquilina de su casa.

—Tenemos que hablar un poco y conocernos antes que vivas aquí —menciono en tono serio —, espera un momento iré por a cambiarme.

Se marcha de la sala sin que pueda decirle una palabra, Sawyer se da media vuelta y me sonríe hasta dejar un guiño no con intención de coqueteo si no más bien uno de apoyo sobre que todo estará bien.

Pronto aquella mujer aparece con unas hojas en manos y esta a punto de sentarse en mi pie sino hubiera sido porque Sawyer se interpuso y le comento sobre el incidente que tuve en las primeras horas de haber llegado al pueblo, ella con gestos molestos se sentó en otro sofá y espere a que hablara pero nunca comenzó por la razón que le dio un par de miradas a Sawyer como intentando comunicarse con él.

—Sawyer, puedes dejarme a solas con la señorita —dijo ella.

—Sí, claro. —No se opuso a quedarse. —Espero verte pronto. —Camino en dirección a la puerta. —Y Amy —elevé el rostro al escuchar que me llamaba —, bienvenida a Jackson Hole.

(...)

Quedarme a solas con Caitlin ha sido una de las cosas más terroríficas que ya puedo clasificar en mi lista de mis peores miedos, no solo con ver su rostro o sentir su propia presencia negativa que ronda por todo mi alrededor a cada diez o quince minutos como si creyera que soy capaz de atacarla o robar algo de su casa; tengo por entendido que Gigi y ella son primas, lo cual ambas son propietarias de la casa y están rentando una habitación para ganar un poco más de dinero, por el momento al no ser una conocida y alguien confiable para ella me tendrá en supervisión haciendo que de todo ello, me haga saber que si cometo alguna fechoria en su propio hogar no solo me echara de ella sino que también tendré consecuencias que pueden perjudicar mi expediente limpio de la ley.

De todas formas, quedarme en la sala no lo consideraba como una buena idea cuando mayormente nos encontramos y rozamos miradas que aún sigo diciendo que muestran el desagrado que tiene conmigo, no sé porque todo ha empezado mal con ella cuando todos los del pueblo me han tratado bien pero siendo realista, no a todo el mundo le puedo de caer bien. Así que cuando me enseño la habitación preferí quedarme en ella, ya que ahí mismo, podía tener esa paz y tranquilidad que deseaba tener toda la tarde desde que mi auto resulto ser la raíz de mis nuevos problemas.

Leo uno de mis libros preferidos mientras que entreno mi mente como un medio de terapia que sirve continuamente para mi dislexia, saco unos pequeños stickers rectangulares de colores de mi bolsón y pronto los clasifico normalmente como suelo hacerlo para subrayar aquellas palabras difíciles de recordar o pronunciar, otras para no cambiar alguna palabra y darle un nuevo término y con otras, para anotar una nueva palabra a mi vocabulario.
Detengo mi deber de leer el libro al escuchar como alguien toca la puerta de la habitación, así que pensando que debe ser... Donde dejé el papel... Ah sí, Caitlin... empiezo a ordenar todo el pequeño desorden que tengo en la cama. He empezado a creer que habrán nombres que no los recuerde rápido como también pueda cambiarle alguna palabra logrando que llegue a crear un nuevo nombre, por tanto, la forma de recordarlo sin hacer una modificación ha sido escribirlo en post-it para así pegarlo en mi cuaderno y no olvidar el verdadero nombre de la persona.

— ¿Puedo pasar? —Gigi alza su cabeza en el pequeño hueco que ha abierto de la puerta.

—Claro —la invito a pasar.

Ella descubre el desorden que tengo en la habitación, considerando que aún no he desempacado todo y falta mucho por lo cual trabajar para sentirme cómoda al vivir en una casa ajena con personas extrañas; me levanto con cuidado y tomo algunos libros para dejarlos en la mesita de noche y aparto las maletas para que ella pueda moverse sin problemas, la habitación que tengo no es tan grande como la que tenía en casa, más bien es una porción pequeña pero adecuada para mí, ya que tiene todo lo necesario y los espacios vacíos he empezado a pensar como llenarlos para sentirme con un ambiente más fresco y relajado.

—Wow, lees mucho. —Agarra un par de libros.

Es normal que una de mis maletas mayormente sean solo libros mientras que otra solo sea de mi ropa; algo que si tome muy en cuenta cuando hui de mi casa fue que por nada del mundo dejaría mis terapias, ya que estás no necesariamente se deben a tener que ir seguido a un especialista si no que consisten en poder mantener la mente entretenida y trabajando con juegos, lectura y escritura para que pueda mantenerme coherente con mis propias acciones. Después de todo, uno se acostumbra a ello a punto que ya no es más un conflicto o un deber que se tiene que realizar por obligación, sino que, esto ya se convierte como un hobbie favorito del cual no quieres dejar.

— ¿Lees? —le pregunto inquieta al ver como se sorprende con algunos libros de geografía o historia.

—Pues si esto es leer, no sé si considerar que lo que he leído sea como esto —agarra una novela medieval.

Sus gestos son muy amables y agradables que me pregunto como es que Caitlin puede ser su prima, hasta puedo considerar que ni parecen familia pero ante todo, siempre alguien debe de ser diferente, así como mi hermana y yo somos todo lo contrario y aún no descifro como solo a mí, me toco la parte dura de la vida.

— ¿Cómo estuvo tu día? —Intenté mantener una conversación con ella.

—Un día largo, a veces los clientes suelen ser un poco tediosos e irritadores y más cuando debes de repetir seguido el sabor de todos los helados —ambas reímos —. Y tú, ¿cómo te has llegado a sentir? Espero que Caitlin no te haya ocasionado algún disgusto.

Niego con la cabeza rápidamente con el fin de darle a entender que todo ha estado bien últimamente y más considerando que el alquiler de la habitación ha llegado a ser muy justa con mi propio presupuesto aunque tenga que conseguir pronto un trabajo temporal para poder irle pagando por cuotas al hermano de Sawyer para que me repare mi auto.

—Lamento si la habitación no es grande como un castillo de princesas —dice un poco decepcionada.

—No te disculpes, en verdad, es mejor de lo que esperaba. —Le soy honesta. —Y agregando que es un lugar muy lindo y tranquilo.

Después de todo estoy casi en medio de la naturaleza lo cual me hace sentir como si nunca me hubiera animado a salir a explorar a una montaña o bosque pero ahora que recuerdo la última vez que lo hice termine por confundirme de dirección haciendo que casi me perdiera en medio de tantos árboles y pasando una noche oscura y fría a la mitad del corazón de un bosque mientras mi familia, guardabosques y autoridades me buscaran durante horas.

— ¿Tienen muchos animales? —pregunto por la granja.

—Un par de gallinas, unos cerditos y unas vacas. —Cuenta con sus dedos. —Es pequeña pero nos proporciona lo necesario para vivir. —Comenta.

Me acerco a la ventana y miro a una gallina ser perseguida por sus polluelos, me pareció una imagen tan tierna que hasta conté en total seis pollitos de los cuales, dos eran de color amarillo, tres cafés y uno negro. Increíble... ¿quién o quiénes podrán ser sus o su padre?

—Espero que pueda gustarte mucho este lugar —le sonrío.

—Creo que ya he empezado a enamorarme de todo —digo tímida.

Ella sonríe y se sienta a un lado de la cama mientras observa todo su alrededor, me siento a su lado y me doy cuenta que ella sonríe y parece estar muy tranquila en comparación de su prima quien aún se siente insegura de tener a una extraña inquilina viviendo bajo su mismo techo.

—Espero que seamos buenas amigas —oh no, el camino de la amistad empieza a surgir.

Había dicho que nada de relaciones amistosas y amorosas en este lugar cuando debo  de tener en mente que todo esto no forma parte de mi vida, porque si me termino por encariñar de todo, no dudo que mi ida termine por ser más dolorosa de lo que fue cuando me fui de la casa de mis padres.

—Y puedes contar conmigo en todo.

Esa palabra no solo fue mágica al entregarme confianza sino que también un nueva amistad que aunque sea inesperada y momentánea me hace pensar que no estoy sola en esto sino que tengo a una persona que a pesar de todo estará conmigo en las buenas y malas.

— ¿Te sientes bien? —pregunta alegre.

—Sí, mucho mejor. —Muevo mi tobillo de un lado a otro.

—Entonces es momento de que conozcas a mi clan.

Y aquí empezamos... Una nueva estancia, un nuevo hospedaje y ahora, unos nuevos amigos.

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Continuará...

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