Capítulo 17: "Be The Change You Want To See In The World"

Buscamos asientos indicados entre todas las personas para poder ver el rodeo desde un buen panorama cercano, pero la mayor parte de los lugares ya se encuentra ocupado por personas aficionadas; los Carter al ser una familia grande siguen buscando un puesto en donde todos puedan estar juntos pero entre más nos rebuscamos en donde quedarnos, al final se nos hacía difícil poder permanecer juntos; así que mientras que nos sentábamos en unas bancas, terminábamos un poco dispersos al no poder mover a algunas personas, como también, no encontrar un lugar adecuado para quedarnos juntos.

— ¡Hola! —Ariadna, Pam, Madeleine y yo giramos la cabeza a un lado.

Como había dicho, al no encontrar un lugar en donde todos permaneciéramos juntos, al final todas las mujeres nos quedamos en una sola banca mientras que Elizabeth, Dennis, Whitney, Camille y Sammy se mantuvieron a nuestro lado; haciendo que los hombres lograran conseguir un puesto donde sentarse detrás de nosotras para no apartarse. Pero en el momento, en que el rodeo estuvo a punto de comenzar, apareció Aby buscando un lugar entre todas nosotras para sentarse, al principio nadie le otorgo un espacio, pero para no seguir esperando a que ella se moviera o se fuera, al final Pam llamó a Elizabeth para que ella se sentara en sus piernas haciendo que Dennis se acercara a mí y Aby se quedará al lado del niño.

—Hola Amy. —Gire mi cabeza para saludarla.

—Hola Aby. —Respondí.

Es odioso saber que una simple letra cambia nuestros nombres, sigo sin creer cómo es posible que el destino a veces sea tan cruel pero en está ocasión todo suele ser tan incómodo que hubiera preferido quedarme al lado de Madeleine para evitar sentir como Aby sigue asesinándome con su mirada, ya que no puede hacer otro tipo de cosa; miro hacia atrás donde están los hombres y al lado de Jackson se encuentra Jayden quien tiene una cerveza en mano donde parece disfrutar del momento, sin agregar que al darse cuenta que lo estoy mirando, saca una pequeña sonrisa maléfica hasta guiñarme el ojo.

Respiro con profundidad para poner atención al anfitrión del rodeo quien empieza a hablar sobre la competencia, de los ocho segundos que deben estar montados los jinetes en su caballo y de los próximos competidores que seguirán participando en las otras rondas. Por un momento, Pam me empezó a explicar cómo se lleva a cabo el rodeo sobre el caballo con montura, al conocerlo no sé escucha tan difícil pero luego de que cada jinete saco de un tazón un papel con el nombre de cada animal y empezó la competencia, me di cuenta que mi panorama de los rodeos cambio, al ver como aquellos caballos bronco hacer todo lo posible para lanzar de su lomo a todo jinete, haciendo que, corran de un lado a otro, den saltos altos y se pongan agitados con el fin de derribar a su oponente.

Es un poco abrumador ver como aquellos caballos hacen tantos giros permitiendo que sus jinetes busquen una forma de controlarlo y dominarlo, algunos de ellos les hace fácil conseguirlo, pero otros, al final salen cayendo, por no decir volando cuando el animal termina por tirarlos haciendo que pierdan cuando no alcanzan a llegar a los ocho segundos. A pesar que el tiempo sea muy corto, no me quiero imaginar el control que tienen varios jinetes para domar al caballo en esos ocho segundos que pueden volverse eternos, nunca hubiera pensando que esa duración se convertiría en una angustia en mi vida y más cuando escuche por Ariadna y Pam gritar el nombre de Sawyer cuando le toca su turno.

Veo como el caballo que está a punto de montar se mueve de un lado a otro para salir de la caseta, tira varias patadas como a su vez, golpea la puerta del cajón para escapar; observo como Sawyer se prepara mientras que sus patrocinadores conversan unos pequeños instantes con él, empieza a ponerse encima del caballo y se tira en su lomo logrando que el animal se ponga más salvaje intentando tirarlo de su lugar.

Él empieza a controlar el caballo pero aquellos segundos atrapado en un diminuto cajón se le hace imposible poder dominarlo bien, hasta que con una señal, abren de repente la puerta y el animal sale agitado moviéndose repetidas veces, dando saltos y patadas para tirar a Sawyer; me pongo demasiado nerviosa que el corazón casi parece salirse de mi pecho, intento apoyarlo pero se me hace difícil hablar que Pam hace lo posible para impulsarme a que grite pero no puedo hacerlo cuando tengo varios pensamientos abrumados acerca de la adrenalina que estoy viviendo en el momento con solo intentar no pensar que él se pueda caer y recibir un golpe.

No soy experta en rodeos pero todos alguna vez hemos escuchado lo peligrosos que suelen ser, de los daños que se obtienen al caer de los caballos y de las fracturas permanentes que se pueden ocasionar; mi cuerpo no deja de temblar y mis ojos se focalizan en el enorme cronometro que han puesto en el centro de los cajones de donde se encuentran los caballos; apenas lleva cuatro segundos que para mí ya se han vuelto como cinco minutos; Sawyer sigue dominando el caballo sin tocarlo, sigue alzando y moviendo una de sus manos mientras que con la otra agarra con fuerza al animal que sigue intentando derribarlo.

—No deberías estar aquí Amy, ni siquiera apoyas a Sawyer. —Dice Aby. —Eres una miedosa, te hubieras quedado en Jackson Hole o, mejor dicho, en tu casa donde no debiste salir al no estar acostumbrada a estas cosas. —Achiqué los ojos.

Pueda que tenga razón, pero ella debe de estar acostumbrada a estas cosas cuando las ha vivido repetidas veces, en cambio yo, no puedo ver cualquier tipo de deporte o actividad que ponga en riesgo la vida de una persona; se me hace difícil mantener la cabeza concentrada y los ojos bien puesto en la imagen; me asusta demasiado la idea que Sawyer consiga algún golpe, sé que él es experto en esto, pero cualquier cosa se puede esperar...

—Amy, ¿te encuentras bien? Estas pálida —escuchó que me dice Pam.

¿Qué si estoy bien? No creo estarlo cuando empiezo a revivir el simple recuerdo y razón por la cual soy disléxica, no es que precisamente se deba a estar en un rodeo o tener que ver a caballos agitados derribar a todo tipo de jinetes que buscan un lugar en las finales; simplemente se trata en el peligro que estoy viendo en donde no quiero ni pensar en todas las probabilidades que puede haber si Sawyer no se sujeta bien de aquel caballo bronco.

—Yo... No... Quedo... —Cierro los ojos.

No ahora no, por favor. En serio, he empezado a darme cuenta que mi dislexia últimamente surge por medio de los nervios que suelo tener. Debo de hacer todo lo posible para controlarla y también que nadie se pueda dar cuenta que algo está mal en mí, sino ya sería una sorpresa que toda la familia Carter añadiendo a Aby y Jayden se den cuenta de esto cuando no deseo que sea de esta forma.

—Va... Va... Mos Sawyer —sigo diciendo nerviosa.

Veo nuevamente el cronometro para darme cuenta que ya son seis segundos, por lo que solo faltan dos; Sawyer sigue dominando al caballo y no dejo de escuchar cómo su familia lo siguen apoyando, mis nervios aumentan y está vez mis ojos no dejan de pasar de ver el cronometro para después verlo a él; la cabeza empieza a dolerme y por supuesto, dejo de respirar. Los insultos que Aby me susurra son poco para ponerles atención, es más, ni siquiera los escucho por el miedo que me está causando el momento, pero antes de que salga corriendo al ver como el caballo intenta tirar a Sawyer de su lomo, escucho un pitillo el cual me hace dar un pequeño salto para darme cuenta que los ocho segundos ya han terminado.

Vuelvo a respirar con tranquilidad y veo como recoge su sombrero del suelo, hace un gesto de victoria del cual hace más en presencia para su familia, todos desde los más grandes a los más pequeños gritan su nombre y aplauden; varias personas de su alrededor también hacen lo mismo y eso sin añadir que de las pocas mujeres que se encuentran a mi alrededor empieza a elogiarlo y gritarle varias palabras llenas de coqueteos que sin dudarlo, encelan más a Aby, en donde ahora ya no soy su punto de vigilancia. Sawyer quien debe de salir de la arena porque ahora mismo va el siguiente jinete, se despide y se pone su sombrero hasta ya no verlo.

Al menos salió vivo, por lo que también ya puedo respirar con tranquilidad y de ser posible, hablar con normalidad sin que nadie me pregunte porque estoy tartamudeando.

(...)

Toda la familia Carter es amistosa, no puedo llegar a decir que hay alguien que pueda estar excepto a eso cuando suelen tener un aura llena de optimismo y felicidad, principalmente los hermanos quienes entre ellos mismos se juegan bromas, ríen y disfrutan esa hermandad sin que haya alguna pelea o discusión, probablemente sea porque sus padres les han enseñado convivir en armonía y no ser ese tipo de hermanos que pueden pelear por cualquier motivo. Añadiendo que, sus esposas son demasiado amables para poder creerlo y sin decir de los niños quienes tienen una increíble personalidad y carisma.

No sé si lo que veo solo sea esa tipología de familia perfecta o es que, de verdad, puede llegar a existir, pero a estas alturas al menos puedo mencionar que todos ellos han sido muy buenos conmigo, desde darme empleos hasta brindarme su amistad.

Luego del rodeo, todos nos fuimos a una cabaña que los señores Carter alquilaron para que todos pasáramos la noche ahí y al día siguiente regresaremos a Jackson Hole, así que apenas llegamos a ese lugar cuando todos empezaron a festejar la victoria de Sawyer, en donde con cervezas y una barbacoa parecía dar inicio a una fiesta familiar que se convirtió en esa típica celebración en la que no se puede olvidar u omitir una victoria de un rodeo.

Sin embargo, a pesar que todo haya comenzado bien, al final no todo resultó como lo deseaba porque en cuestión de minutos Aby y Jayden aparecieron siendo ellos los siguientes en entrar a la festividad que solo era entre familia; desde ese momento, cierta mujer no ha querido dejar solo a Sawyer, porque cada vez que él parecía aproximarse a mí, lo tomaba del brazo y se lo llevaba dentro o fuera de la casa a hablar... Pero al menos, aunque no pudiera estar con él, interactúe con el resto de su familia, los conocí mucho más y me integraron como si fuera parte de ella.

Ese tiempo, fue suficiente para saber más de la vida de los Carter, algo que aproveché al máximo luego de no conocer mucho de ellos a pesar de quienes son los integrantes; al momento de la cena, todos nos sentamos en una enorme mesa de madera al estilo picnic, en el que todos además de comer un delicioso trozo de carne, empezábamos a hablar de diversos temas que fueron muy bien compartidos por todos, aunque mayormente yo me quedé escuchando más a la familia Carter, quienes se consideraron en contar anécdotas, revelar ciertos secretos no demasiados profundos en familia y sin dudarlo, de mencionar varios chistes que iban más relacionados entre los hermanos.

Es curioso que me encuentre con ellos compartiendo este momento, aunque no he podido concentrarme del todo cuando de vez en cuando mis ojos chocan con los de Sawyer al sentir como él no deja de mirarme y que al parecer no le da vergüenza de darse cuenta que ya lo atrapé mirándome.

— ¿Qué te pareció el rodeo, Amy? —Me pregunta el señor Colton.

—Si le soy sincera, nunca había experimentado tanto miedo desde que me subí al auto de mi hermana meses antes de hacer su examen de manejo —todos dejaron ir una carcajada.

—Es natural, creo que a mi bella Lee se le sale el corazón cada vez que ve a nuestro hijo montar un semental que no está dominado —el padre de Sawyer le da una mirada a su esposa.

— ¿Ha podido detener alguna vez a su hijo en participar en estos rodeos? —Le pregunto a la señora Idalee.

Veo como ella le da una mirada a Sawyer para suspirar y tirar unos mechones de cabello detrás de su cabeza; así que, mostrando esa preocupación de madre protectora, pronto me dice su opinión sobre que uno de sus hijos participe en un deporte muy peligroso en donde además de llevarse una herida, se puede tener cualquier tipo de golpe grave.

—Sawyer siempre tuvo una conexión con todo lo que tuviera que ver con caballos y rodeos, la primera vez que me dijo que iba a participar en una competencia, casi pierdo la cabeza intentando convencerlo en que no se subiera en un caballo bronco —la escucho con mucho interés —, pero que sé puede hacer, él lo deseaba y le di su gusto, aunque eso provocará que ya no pudiera detenerlo. —Suspira. —Ahora solo me queda nada más que apoyarlo. —Encoge los hombros. —En sí, los riesgos que él toma, tendrán un propósito, pero él más que nadie debe de saber los beneficios o las consecuencias que pueden traer sus propias acciones. —Asiento.

Sinceramente comprendo cada palabra de la señora Idalee, todo tan sencillo porque se mezcla a la forma en que mis padres se preocupan por mí y le temen a cualquier tipo de riesgo que pueda llegar a tomar en mi vida, está claro que si a ellos les hubiera dicho que me marcharía de la casa para buscar el lugar correcto en donde además de sentir que es mi hogar, también sintiera que pertenezco, por obvias razones ellos se hubieran vuelto locos hasta perder la cabeza.

Por ese tipo de conductas es que me cansé de vivir en la casa de mis padres, porque ellos me hacían sentir una personas dependiente de ellos cuando ya soy una persona adulta que sabe lo que es bueno y malo; pero aunque siempre les demostrará que últimamente ya me había vuelto una mujer independiente, ellos seguían con la idea de que siempre necesitaría a alguien para que me ayudara a adecuarse al ambiente por mi problema mental, pero siendo realista, yo no necesitaba de ellos, más bien, ellos necesitan soltarme.

—Mamá... —Pronuncio Sawyer entre dientes.

— ¿Cuánto tiempo piensas quedarte? —Me hace otra pregunta el señor Colton.

—No sé, la verdad es que he comenzado a adaptarme a vivir en Jackson Hole, tengo empleos que me ayudan a cubrir con mis servicios básicos y tengo amigos de los que nunca imaginé tener —respondo.

—Pensábamos que te aburrirías pronto de este pueblo —niego.

—No. Creo que cambiar de ambiente ha sido la mejor decisión que he tomado, además tengo una propuesta para mejorar la educación de la escuela de Jackson Hole por lo que estoy motivada a compartirla el próximo mes con los padres de familia —anuncié.

— ¿Hablas de ayudar a tus fenómenos? —Resalto Jayden. —Porque ya te dije que ellos no tienen solución, así nacieron y así se quedarán. Solo son una molestia para sus padres y un retraso en la educación de sus compañeros. Por lo que sería mejor que olvidarás de presentar esa propuesta que tienes en mente —achique los ojos.

—Que tú no creas en la propuesta no implica que todos pensaran igual que tú, la educación debe de mejorar para los niños, ya no vivimos en tiempos en los que por medio de amenazas y golpes deben ellos que aprender —empecé a decirle con molestia —, eso solo reprime su desarrollo intelectual y de por sí, aprenderán solo por exigencia y obligación en vez de motivación y entusiasmo... —me interrumpe.

—Eso díselo a tus niños —dice con tono de burla —, ellos son los torpes que no se exigen a aprender y perdemos la paciencia en enseñarles cosas que parecen a ellos no importarles. Mira al hermano de Tanner, solo con miedo ha hecho que en ocasiones pueda aprender... —detengo sus ideales.

— ¿Quién te crees que eres? No eres el padre de esos niños. Por lo que no puedes transmitirles miedo solo porque has visto que es una solución para que aprendan. —Él rueda los ojos.

—Qué más da, es mi método, no el tuyo. Por lo que no pedí tu opinión. —Respiro profundo.

Que Dios me dé la suficiente tolerancia para no levantarme e irlo a ahorcar luego de lo que he escuchado, porque si no he sido capaz de golpearlo en la escuela por sus estúpidas reglas de enseñar a la antigua no creo poder hacerlo aquí entre toda la familia Carter, añadiendo que, hay niños en frente quienes sería mala idea darles una demostración de golpes cuando eso no sólo ocasionaría una mala imagen en frente de todos sino que mi reputación como maestra se vería manchada al agredir a otro maestro quien parece que no está capacitado para hablar sobre temas progresistas de los que ayudaran a que niños con discapacidades intelectuales que no sean excluidos de sus demás compañeros, como a su vez, de que el ambiente escolar sea positivo para niños y jóvenes.

—Odio el tono con el que hablas, Jayden. —Empieza a decir Owen. —Un maestro debe de ser flexible a los cambios porque las nuevas generaciones de niños que vienen necesitan ser muy bien educados y no usar métodos antiguos que no lograrán que ellos demuestren sus verdaderas capacidades cuando solo crearán robots que aprendan por obligación y no por placer como lo hace saber Amy. —Él es el primero en apoyarme.

—Exacto y qué es eso de que los niños aprenden mejor por medio del miedo, ¿es que eso fue lo que te enseñaron en la universidad? —Stewart respalda mis palabras.

—Creo que tu método de trabajo es anticuado, si sigues pensando de esa forma no dudo que la junta de padres de familia deseara despedirte —suelta Pam en modo de amenaza.

—Solo espero que no te hayas atrevido a hacerle algo a mi hijo —señala Ariadna.

Todos empiezan a atacar de diferente forma a Jayden, en donde hasta los señores Carter también se unieron a la conversación en mencionar que por medio de los golpes los niños no llegaran a aprender, añadiendo que, eso va contra las leyes de protección a los jóvenes e infantes, por lo que si llegan a descubrir lo que él les hace a niños menores de dieciocho años, sin dudarlo, lo llevarán a la cárcel porque ahora mismo, Jayden debería de rezar porque los Carter no digan nada de lo que ha dicho, porque está vez lo pueden meter en problemas y claramente, le quitarían su licencia para profesar su carrera universitaria.

Aby sin dudarlo también se alió a los Carter y a mí, aunque pensé que eso había sido más para no quedar en vergüenza por lo que reveló su propio primo, como también, para no quedar en mal con la familia Carter quienes no están de acuerdo con la metodología de trabajo de Jayden, quienes ahora ellos descubrieron la clase de profesor que es y que por supuesto, ellos no desean que sus hijos lo tengan como maestro.

Sin querer, el propio Jayden cavo su tumba, porque al menos si quería darme su opinión, debió de hacerlo en un momento en que nos encontrábamos a solas, sin embargo, parece que pensó que al decir con libertad lo que pensaba de mi proyecto, otros lo respaldaran y creerían que mi idea sería una estupidez, pero al final, terminó siendo lo contrario y ahora a él no le queda más que fingir que no dijo nada, quedarse callado y por supuesto, tragarse el orgullo que mantuvo diciendo aquellas palabras groseras.

(...)

Apoyo mis brazos en una cerca de jardín para empezar a ver el cielo que se encuentra desanublado y con algunas estrellas en todo su alrededor, unas brillan más que otras y por supuesto, unas se encuentran más cerca como si se tratara de estar reunidas mientras que otras se mantienen distanciadas. Una brisa de aire, roza mi piel y alborota un poco mi cabello haciendo que lo aparte de mi rostro, el momento es tan pacífico y silencioso que, con sólo el sonido de las ranas y los grillos, más ver unas cuantas luciérnagas logra que el ambiente y el paisaje no se vuelva muy tenebroso entre la penumbra de la noche.

—Hermosa noche, ¿no? —Doy un pequeño salto al escuchar su voz.

Giro mi rostro y veo cómo es el siguiente en ponerse a mi lado mientras sus ojos se enfocan en el cielo azul negro, sus manos se apoyan en las orillas de la cerca y en una serie de veces, me da pequeñas miradas de las que ya no puedo obtener paz, ahora siento ese cosquilleo de nerviosismo del cual hasta mis piernas tiemblan.

Su olor varonil con esa camisa de cuadros roja con azul que se encuentra con dos botones desabotonados ocasiona que cualquier mujer pueda tener esa curiosidad de ver su pecho, lleva su sombrero café puesto y sus botas a juego; aún sigo sin creer lo increíblemente que se ve y que todo lo que lleva puesto se ajusta a su físico como personalidad.

—Pensé que estarías dormida —encogí los hombros.

—No tengo sueño, además, estoy apreciando la noche —menciono quitando la mirada en él para pasarla al cielo.

— ¿Te queda energía? —Enarqué la ceja

— ¿Para? —Pregunto.

Extiende su mano con el fin de que pueda tomarla para acompañarlo hacia donde él desea llevarme; sé que debería ser una locura cuando alguien puede darse cuenta de nuestra ausencia, pero algo me dice que nadie se llegaría a percatar cuando todos se han quedado dormidos desde hace un par de horas. Así que, dándole mi mano, ambos nos encaminamos pronto hacia una parte trasera de la cabaña, nos saltamos la cerca, caminamos entre los pastizales y pronto a unos metros ya lejos encontramos un río pequeño.

—Tengo la sensación que ya conocías este lugar —pongo mi mano en mi barbilla.

—No es primera vez que mi familia viene a este lugar —confiesa.

—Eso lo dice todo —ambos reímos.

Me quito los zapatos para dejarlos a un lado e ir hacia el río, me siento en una piedra y pronto empiezo a mojar mis pies sintiendo lo fría que se encuentra el agua; de un segundo a otro, nuevamente tengo a Sawyer a mi lado, le doy un espacio para que se pueda sentar y ambos terminamos por estar juntos mientras chapoteamos agua hasta que inesperadamente, él se quita la camisa y la pone encima de mí.

—Es innecesario —le digo después de observar que me paso mis manos sobre mis brazos para obtener calor.

—Pero tienes frío —responde.

—Pero tú lo tendrás —musito.

—Por ahora no —ruedo los ojos al ver su arrogancia.

Realmente tenerlo sin camisa es una distracción más para no poder entretenerme en el paisaje debido a que su cuerpo ha pasado a ser esa vista espectacular en la que con poca frecuencia no he querido observar sus abdominales y músculos de los brazos; respiro profundo e ignoró la idea de que ahora he empezado a sentir calor con la imagen que me está regalando, añadiendo que, doy gracias que sea de noche y no pueda ver ese rubor significante en mi rostro.

— ¿Por qué no estabas dormido? —Le pregunto con curiosidad.

—Tengo insomnio, y ¿tú? —Siento su mirada.

—Igual, creo que no debí tomar café —mencioné con una mueca.

—Pensé que no podrías dormir luego del susto que te llevaste en el rodeo —arqueo la ceja.

— ¿A qué te refieres? —Le doy la cara.

—Aby dijo que estabas asustada y se te dificultó apoyarme —maldigo en silencio al escuchar eso.

En serio que ella es un problema en mi vida, no basto con que estuviera presente en el rodeo para tener que también estar en la cena, comentándole a Sawyer la forma en como actué durante el momento que dominó el caballo bronco; a estas alturas ser su compañera de habitación hasta puede ser un conflicto, porque al parecer ella me tiene demasiado vigilada para querer pegar el ojo creyendo que pude escaparme con Sawyer.

—Si me invitas a otro, esta vez te apoyaré —sonríe.

—Pensé que no lo dirías —pongo los ojos en blanco con una risa.

Miramos el cielo nuevamente en donde lo único que puede llamarnos la atención en este momento son todas las constelaciones que hay en nuestro alrededor; el silencio que propaga la noche y el ritmo con el que el agua golpea en cada roca del río hace que me relaje, pero ese tiempo se disuelve apenas siento como mis dedos chocan con los de Sawyer, los cuales quito rápido para encontrar una distracción en la que no haga que me ponga nerviosa, pero al ser tan curiosa, termino por verlo de reojo en donde encuentro unas cicatrices que apenas son visibles ante la luz de la luna.

—Esas cicatrices son... —no me deja terminar cuando responde rápido.

—De caídas que he tenido en los rodeos —intento no impresionarme.

Veo una cicatriz pequeña en su hombro, otra en un lado de su brazo y una cerca de sus costillas; no son demasiado grandes, largas o evidentes, pero por el tiempo en que su piel ha intentado reconstruirse, parecen ser viejas.

—Y ¿tú? ¿Tienes alguna cicatriz? —Elevé mi ceja.

—No, las cicatrices no son lo mío —niego rotundamente.

Realmente pude haber tenido una que otra cicatriz si no hubiera sido porque mis padres me sobreprotegían demasiado ante cualquier objeto o lugar que me podía proporcionar una caída ligera y dolorosa, ya que luego del accidente que tuve, eso logró que ellos se convirtieran en personas extremadamente cuidadosas conmigo, tanto que no podía sentir que mi infancia se estaba desarrollando de la forma más saludable cuando ellos no permitían que me divirtiera experimentando con juegos o actividades que implicaran un riesgo a mi vida.

— ¿Qué? Vamos, Amy. —Parece asombrarse al ver que no bromeo. —Cada quien tiene una marca o una cicatriz de infancia, es raro que alguien no la tenga. —Sumerjo de nuevo los pies mientras muerdo mi labio.

—Pues, yo entro en esa categoría de personas que no tienen una cicatriz —mencioné casi susurrando.

—Dios, a veces en serio pienso que te criaste entre algodón y rosas —cruzo los brazos y lo miro con molestia.

—Te agradezco tu comentario, Sawyer. —Le digo de forma irónica. —Pero déjame decirte que no soy la damisela que todos piensan que pueden salvar al haberse criado entre algodón y rosas —puntualice.

—Mierda, lo arruine ¿no? —Se arrepiente.

—Mmm, la palabra "arruinar" se quedar muy corta —entiende la indirecta.

—Lo siento, es que... —lo interrumpo.

—No estás acostumbrado a relacionarte con chicas como yo —suspiré.

Es exasperante tener que hablar sobre esto cuando aún parece que las personas me ven como esa muñequita de porcelana que no debió de ser sacada de su caja; si sigo escuchando esté tipo de comentarios creo que un día perderé la tolerancia y no sólo eso, esa persona llegará a conocerme muy bien, porque, aunque mi imagen física se presente como tierna y adorable, pues dentro de mí no existe eso y son pocos los que han llegado a conocerlo.

Es mejor que me marche y termine con esta conversación ahora mismo antes que me frustre y sea incapaz de poder dormir muy bien pensando que una vez más, Sawyer me ha visto como la chica que no debió salir de su ciudad y venirse a vivir al campo.

Me levanto de la roca para empezar a quitarme rápido su camisa pero antes de dársela, se termina por caer en la tierra en donde maldigo al imaginarme que pudo llenarse de lodo o agua; sin embargo, cuando la recojo escucho un extraño sonido que hace que vea hacia el camino por donde Sawyer y yo hemos venido, me quedo observando detenidamente e intentando ver si alguien aparece o si se vuelve a escuchar de nuevo ese sonido, pero de pronto me recompongo al sentir la presencia de Sawyer detrás de mí.

— ¿Sucede algo? —Pregunta al verme inquieta.

—No, sólo... —Cierro la boca y no digo nada. —Debemos de irnos. —Musito.

—Sí, claro.

Intrigada con aquel sonido que sonó como el de unos pasos, nos fuimos alejando poco a poco del río para regresar a la cabaña, realmente la sensación de haber sido observada o perseguida por alguien siguen en mi mente, pero es mejor dejarlo ahora desapercibido y convencerme que quizás fue solo producto de mi imaginación.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top