Capítulo 15: "A Night Of Tragic Surprises"

Creo que suelo ser la única persona incómoda en la mesa, bueno, quizás incómoda no suele ser la palabra correcta, sino más bien, extraña al estar cenando junto con la madre de Sawyer quien parece evaluarme a cada minuto que desvío la mirada o simplemente, hago omiso como si no me importase que sus ojos estén puestos en mí con cada movimiento que dé en vano.

A pesar que la comida esté deliciosa, mi boca parece no dejar entrar más bocados del pastel de papa que he preparado, eso sin decir, que siento unas náuseas que evitan poder seguirme alimentando, en donde la única forma que puedo fingir seguir con apetito es jugar con la comida mientras agarro pequeños trozos de comida que apenas puedo tragar, ya que masticar se me está haciendo una tarea muy difícil de dominar con mi cuerpo.

Ay Dios, si me hubieran preparado para esté momento creo que en todo caso siempre intentaría salir huyendo, pero las alternativas son pocas y creo que solo hay una entrada y salida en esta casa, la cual, tengo que atravesar el comedor, como también, hacer el mínimo ruido posible para que no me escuchen cerrar la puerta.

Le doy una mirada a mi pastel de papa para ver como ha quedado a la mitad de comer, he pensado si seguirme esforzando en comer, pero creo que será inútil seguir fingiendo, así que agarré el vaso de jugo de uva mientras que enfoco de nuevo mis ojos en la madre de Sawyer, quien al final se da cuenta que la estoy observando, a punto de que dejé de masticar para volver a darle una mirada a la comida.

—Así que, ¿tú eres Amy Sanders? —Preguntó de forma directa.

—Sí, señora Carter —digo dejando el vaso de jugo en la mesa.

Me doy cuenta como Sawyer le da una mirada a su madre y luego a mí, parece que no sabe cómo intervenir en la conversación, pero tampoco sabe que decir para evitar cualquier conflicto incómodo que se presente en la mesa.

— ¿Tú hiciste la cena? —Ay mi Dios, ¿estará fea?

—Sí... —Dije nerviosa.

—Está deliciosa —pude respirar en paz al escuchar esa respuesta.

Sawyer dejó ir un suspiro para ver a su madre de forma molesta, pero ella además de evadir su mirada pareció no importarle que su hijo la viera seguir cuestionándome sobre aquello que parece querer conocer de mí y sin dudarlo, saber las intenciones por las que estoy en esta casa y de noche.

— ¿De dónde eres Amy? —Parece que se acabó la tranquilidad.

—Pittsburgh, Filadelfia —respondí.

— ¿Tienes estudios superiores? —Volvió a preguntar.

—Sí, soy licenciada en educadora social y tengo una maestría en educación especial —mencioné.

— ¿En qué universidad te graduaste? —Prosiguió sin detenerse.

—Mi licenciatura la hice en Barcelona, en la Universidad Ramón Llull y mi maestría en la Universidad de Drexel. —Observé como se admiró.

—Eso quiere decir que hablas dos idiomas —parece que eso llamó su interés.

—Sí, inglés y español —confirmé sus dudas.

— ¿Trabajas? —Asiento.

—Por el momento estoy trabajando en la escuela de Jackson Hole —dije.

Ella le dio una mirada a su hijo como si le estuviera diciendo algo de lo que no tengo conocimiento, Sawyer no movió ni un dedo además de hacer un gesto y poner sus ojos de nuevo en su plato que aún tiene pastel de papa; la señora Carter volvió a poner su atención en mí mientras que deja de comer para a recostarse en la silla como si estuviera a punto de prepararse para seguir con aquella conversación que no se trata más de responder preguntas sobre mi vida privada sin que yo pueda hacer lo mismo con ella.

— ¿Eres soltera?

El sonido de unos cubiertos caer en el plato de vidrio hizo que tanto ella como yo pusiéramos nuestro interés en Sawyer quien no dejaba de ver admirado a su madre, como también, en haber resaltado la palabra: «¡madre!» en el momento que escuchó como la mujer más importante de su vida, me llegó a preguntar sobre mi estado civil.

—Sí... —dije desconcertada.

—Debería de preguntarte si te gustan los niños, pero la respuesta está en lo que te desempeñas —me quedé callada con aquel comentario.

—Mamá, ¿qué estás haciendo? Preguntas demasiado y hostigaras a Amy —la reprendió Sawyer.

La verdad es que no me incómoda que me pregunten sobre mi vida cuando la mayor parte de las personas que conozco lo hacen conmigo, además la misma información que he mencionado, Sawyer ya la sabe porque es el resumen que di en el día que conocí a sus amigos; por tanto, no es nada del otro mundo tener que hablar de aquello cuando lo único que me interesa es que nadie sepa sobre mi dislexia a no ser que alguien lo descubra y ya no pueda ocultarlo.

—No es nada nuevo, hijo. Tú lo sabes —dice tranquila ella.

—Sí y veo que ya no tengo dudas por el camino al que te diriges —dice molesto.

Quisiera decirles a ambos: «Hey, estoy aquí y los escucho», pero no es el momento adecuado de interrumpir aquella escena hostil entre madre e hijo cuando parecen ignorarme sin darse cuenta que estoy comprendiendo cada una de sus palabras y esperaría que tampoco sea aquello que Sawyer ya ha empezado a creer.

—Y, ¿qué te ha parecido Jackson Hole, Amy? —Cambia de tema.

El repentino reemplazo de tema sobre cómo nos pasamos de descubrir mi vida privada para luego conversar sobre mi estadía acá es algo que debí esperar luego que Sawyer recriminara a su madre con su mirada y silencio. Hubiera esperado que la tensión disminuyera, pero puedo ver como él parece inquieto como si tuviese miedo que su mamá dijera algo que traspasara el límite de su privacidad, pero no puedo acertar si esa es la razón de la poca tolerancia que está teniendo ahora mismo.

Después del cuestionamiento sobre mi vida personal, la señora Carter pareció ser otra mujer cuando con más libertad, interactuó conmigo sin tener aquella línea de tensión que al principio pude sentir en la mesa en el momento en que solo me miraba pero no decía ni una palabra; ahora solo se ha dejado llevar logrando que mantengamos una buena comunicación a pesar que Sawyer no se involucró, ya que pareció que su único interés era nada más escuchar a las dos mujeres que están sentadas en la mesa, conversando sobre cosas femeninas, de la vida y de otros intereses que al final, me di cuenta que tenemos en común con la madre de él, que es la pintura.

— ¿Por cuánto tiempo te quedarás Amy? O ¿solo estás de paso? —Hago una mueca.

—Aún no tengo idea, solo sé decirle que me gusta vivir en Jackson Hole —observé de reojo como Sawyer oculta una sonrisa atravesando una de sus manos sobre sus labios.

—Ya que eres amiga de mi hijo, ¿vendrás para el siguiente rodeo que se hará en Montana? —enarqué la ceja.

— ¿Rodeo? —digo dándole una mirada a Sawyer quien ahora se toca la cabeza.

—Sí, el viaje que hizo hace una semana a Dakota del Sur no sólo fue para ver a su hermano, sino que también para participar en un campeonato de rodeo —su madre pareció rígida al mencionar aquello.

Pensé que Sawyer había pausado por el momento los rodeos cuando sus propias cuñadas me comentaron sobre la lesión que obtuvo en el brazo al haberse caído de un caballo durante una competencia de rodeo; supe que no fue tan grave el daño, pero si requería de reposar para mejorar su condición, pero ahora que he llegado a saber que en realidad su viaje no fue solo para ver a su hermano, es dónde me pregunto si en verdad se encontrará bien luego de no haberme acompañado a cabalgar por la tarde.

—No sabía nada de ello —ambos nos dimos una mirada.

—Oh, no me extraña —dijo su madre con ironía —, desde abril nos ha ocultado que está compitiendo donde la única persona que se enteró y está yendo a apoyarlo es Aby. —Me alerté al escuchar ese nombre.

— ¿Ah sí? —Digo murmurando.

—Sí, pero luego que su hermano Hummer descubrió su plan, ahora lo iremos a ver en todas sus competencias... A ver si no le da vergüenza que su familia se presente —dijo ella con desdén.

—Mamá... —dijo él entre dientes.

Así que Aby ha estado involucrada últimamente en la vida de Sawyer... Ahora me doy cuenta porque al día siguiente de haber salido con Pam y Ariadna, no había llegado a saber de ella y ahora ya se la respuesta. Y pensando que fue porque tenía que ir a comprar provisiones para la tienda de su familia cuando en sí, se encontraba apoyando a Sawyer en uno de los campeonatos que se hizo en Dakota del Sur.

—Es noche, deberías volver a casa... Papá debe de estar preocupado por ti —se levanta Sawyer para recoger los platos.

—No es necesario la indirecta, hijo. —Ella es la siguiente en levantarse. —Creo que hable mucho por esta noche.

De nuevo esa tensión, pero entre madre e hijo; es preferible dejarlos solos mientras discuten dicho tema y busco la forma de desaparecer de aquel ambiente; así que fui más rápida que Sawyer al tomar todos los platos de la mesa para llevarlos pronto al lavaplatos de la cocina en donde me dedicaría a lavarlos hasta que ellos terminaran de hablar; lo cual no sabría decir cuánto tardaría ellos de conversar y despedirse.

Luego de terminar de lavar los platos, me dispuse a ver el celular respondiendo unos mensajes de Gigi después de haberle informado que me había quedado a cenar en la casa de su amigo, ella no me dio dolores de cabeza como a veces suele ser Caitlin, lo cual se lo agradecí porque está noche he llegado a recibir demasiadas impresiones de las que ya han sido suficientes para seguir aumentando más.

Me acaricié la cabeza intentando no pensar sobre la relación que Aby tiene con Sawyer, no sería difícil encontrar información de ambos cuando se han criado en Jackson Hole, solo con la diferencia de no ser del mismo municipio; pero aun así, en ella puedo ver el interés que tiene cuando se habla de Sawyer y no sólo me lo ha dejado claro cada vez que voy a comprar en su tienda familiar sino que también, cuando escucha que estamos hablando de él.

Escuché como alguien cruzo el umbral de la cocina logrando que alejara todo tipo de pensamientos que han invadido mi cabeza; la madre de Sawyer tiene una sonrisa en su boca sin importar de los momentos incómodos y tensos que ha provocado durante la cena, eso sin añadir, de las cortas peleas que tuvo con su hijo.

—Ha sido un gusto conocerte, Amy —me abrazó.

—Ha sido un placer, señora Carter —respondo su gesto.

—Llámame Idalee o Lee. —Dijo con confianza.

Sawyer apareció con un rostro cansado y con poco humor de querer discutir cualquier tipo de asunto que pueda agotar más su paciencia; es mejor que me marché antes que surjan otras sorpresas, creo que, por esta vez, me quedó con lo de la yegua, el beso, la llegada de su madre a su hogar, el rodeo y lo de Aby.

—Espero verte en el rodeo. —Me susurra en el oído.

Me quedo callada al no saber que responder, ya que por el momento no he llegado a ser invitada por Sawyer y tampoco creo que sea conveniente que me presenté como si nada.

—Nos vemos. —Dice al separarse de mí.

—Adiós. Cuídese. —Le respondo.

—Gracias, igualmente.

Cuando ella se acerca a su hijo, le da un beso en la mejilla para después ser acompañada por él hasta la puerta; aligero el paso y tomo mis cosas para pedirle a Sawyer que me llevé a casa, creo que es mejor llegar antes de medianoche, para así reservarme los comentarios y regaños de Caitlin al seguir desobedeciendo una de sus reglas.

La señora Carter ha llegado en su propio vehículo que no tarda en subirse a él para luego marcharse a casa; Sawyer se ha quedado en el porche esperando ver como su madre se aleja hasta que desaparece entre el camino de árboles que hay en la entrada del terreno; es un buen momento para caminar hacia él luego de tomar las llaves, mi cartera y mi celular, desde la puerta veo cómo se despeina el cabello mientras pone sus manos en sus caderas, no sé qué es lo que le sucede pero algo de lo que sí sé es que no le ha gustado algo que ha dicho su madre.

— ¿Puedes llevarme a casa? —Él se da la vuelta.

—Sí, claro.

Fue a traer las llaves de su pick-up para así comenzar un viaje de regreso a Teton Village, es probable que durante el tiempo que he conocido a Sawyer ha sido la única persona con la cual he llegado a tener tanto silencios tensos como cómodos, mayormente quisiera que todos ellos fueran la última opción, pero no creo que después de lo que sucedió está noche, todo resulte normal y tranquilo.

Miro a la ventana para sentir como el trayecto a casa a pesar que es corto, termina por volverse eterno, lo único que puede simpatizar el ambiente, es la música country que suena en la radio pero aunque quisiera tararear la melodía de la canción, hay muchos pensamientos que siguen rondando en mi cabeza que no dejan que pueda quedarme tranquila; podría hacerle cualquier pregunta si tuviéramos una gran confianza pero está noche, hemos escuchado tantas preguntas que es mejor dejar el asunto por terminado.

—Lo siento, no acostumbro a llevar chicas a mi casa y ser mi madre quien las vea pensando en cosas que no son, me pone incomodo —dice con fastidio.

—Claro... —respondo.

¿Cómo me debería tomar ese comentario? Creo que hubiera sido más fácil solo pedir perdón a imaginar que lleva más chicas a casa. A veces supongo que quedarse con la duda es mejor que afirmen tus propias inseguridades y esto es uno de esos casos.

—La cena estuvo deliciosa. —Compartió.

—Ajá...

Por un momento hubiera sido adecuado que mi dislexia apareciera en este instante para intentar callar mi boca, pero en vez de eso, estoy hablando de forma fría para no seguir escuchando cosas que no necesito o para evitar que me sangren los oídos con esos comentarios que no ayudan en nada para la tensión que hay en ese instante.

— ¿Te sucede algo? —Pregunta.

Hago una mueca queriendo buscar una respuesta adecuada al humor que tengo en este momento, no sé qué es lo ha cambiado de un segundo a otro, si todo esto comenzó a partir de la noticia de que Aby ha ido a ver a Sawyer en todas las competencias de rodeo que ha participado últimamente o que si ella puede ser una de las mujeres que ha llevado a su casa... Dios porque debo ser así y más al pensar en ella, pero cómo no hacerlo cuando hace unas horas nos besamos en la cocina donde probablemente pudo haber hecho lo mismo con otra chica... ¡Demonios! Benditas desconfianzas creadas gracias a las infidelidades de Dexter.

— ¿Por qué no le dijiste nada a los chicos sobre el rodeo? —Le pregunto.

—Porque al principio fue algo inseguro, ni siquiera sabía si iba a seguir participando con una torcedura en la muñeca derecha —suspiré.

—Pero, ¿qué hay de Aby? —Él me da una corta mirada.

— ¿Qué con ella? —Arquea la ceja.

—Ha ido a verte a tus rodeos —hace una mueca.

—Sí, pero no la he invitado —farfullo.

— ¿Ah no? —Digo.

— ¡No! A nadie le dije, como lo hizo saber mi madre, todo fue un secreto hasta que Hummer lo descubrió. —Dijo molesto.

Al menos quito una de mis dudas de la cabeza, pero, aun así, alguien tuvo que haberle dicho a Aby en qué lugares él participaría en las competencias de rodeo.

— ¿Te duele la muñeca? —Veo ambas manos que están agarradas en el timón del auto.

—No ya no, hace una semana seguía teniendo molestias, pero ya todo está bien. —Intentó sonreír.

Eso no se escuchó muy seguro agregando que no soy médico para saber si su muñeca se encuentra sana, pero de ser así, no veo ninguna venda o un cardenal que muestre que algo está mal por el momento.

— ¿Puedo ir a verte? —Pregunté de repente.

— ¿Al rodeo? —Dijo extrañado.

— ¿Sí? ¿Por qué no? —Mencione.

Se quedó callado sin responder a mi pregunta, me rasque el cuello e intente ver nuevamente a la ventana de mi lado, pero lo que encontré fue mi propio reflejo el cual además de ver mi propio rostro cansado, puedo darme cuenta que he hecho mal en querer entrometerme en sus asuntos de los cuales parece no compartir con cualquier persona.

—Sabes, no importa... A demás, tengo mucho trabajo. —Me retracté.

Cerré mi boca durante todo el camino esperando que Sawyer acelerará más su auto para llegar pronto a Teton Village, realmente no sé porque tuve la voluntad e iniciativa de querer estar presente en uno de sus rodeos, además, ¿qué haré en ese lugar? Ver vaqueros montados en sus caballos, tomar cerveza, llenarme de lodo y polvo... Por el amor de Dios, creo que me ha afectado demasiado el impacto que he obtenido está noche para no pensar con claridad mis palabras antes de decirlas.

(...)

Me bajo del vehículo mientras que del llavero busco las llaves de la casa de Gigi y Caitlin, creo que está noche necesitare una buena ducha y un largo sueño antes de decir otra estupidez de la que me pueda arrepentir. Además, sería bueno que también me tomara un vaso de leche y leer un poco, creo que ese método funcionara para convertir en mi trágica noche en un final sereno.

—Buenas noches, Sawyer y suerte con la competencia. —Me despido de él para aligerar el paso a la casa.

Una corta y satisfactoria despedida es lo mejor que puedo llegar a hacer para acabar toda está incomodidad de una sola vez; por lo menos no verlo unos días quizás sea lo que necesito, además debo de continuar con mi trabajo y seguir ayudándole a Zack con sus lecciones de lenguaje para mejorar su fonología.

—Amy... —me detiene al tomar mi brazo.

Me doy la vuelta y pronto siento como pone una de sus manos en mi cintura para acercarme a él, por un instante nos quedamos mirando mientras que no dejo de poder sentir su aroma naufragar por mi nariz y por supuesto, de nuevo el calor de su cuerpo acobijar al mío.

— ¿Vendrás a verme? —Siento una mezcla de sensaciones por todo mi cuerpo.

— ¿Quieres que vaya? —Le respondo con otra pregunta.

—Quizás llevarte a Montana me dé suerte en la competencia. —Siento mi corazón latir rápido.

Se acerca a mí y pronto deja un beso en mi mejilla haciendo que mi piel se erice haciendo que tenga que sostenerme de nuevo de sus brazos para no caer al suelo con todas las emociones que me hace experimentar en tan solo un segundo.

—Espero que vayas. —Acaricia mi mejilla. —Buenas noches, Amy. Nos vemos mañana. —Se separó para luego volver a su auto.

Demonios, no había creído en la posibilidad de tener que ir a Montana. Ahora por lo que veo, iré a ver vaqueros montados en sus caballos, beber cerveza y llenarme de lodo y polvo.

¡Que divertido!

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Continuará...

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