Capítulo 12: Some Decisions Will Not Always Be Easy

Doy varios saltos para intentar ponerme muy bien los tennis al bajar las escaleras, mientras me agarro de las barandas para no tropezarme y caer rodando; pero pronto me he dado cuenta que una de mis agujetas se terminó por desatar al no habérmelas amarrado correctamente logrando que casi me provocaran una caída sino hubiera sido porque me agarre de la pared antes de venirme de boca.

Antes de marcharme de la casa, empiezo a tomar todos los documentos que están dentro del expediente de Zack; los dejó en mi boca para luego tomar mi cartera, las llaves del auto y un vaso térmico lleno de café para poder despertar luego que la alarma del celular me fallará haciendo que me quedará dormida logrando que lo único que me despertara fuese una llamada de Tanner mencionándome que si puedo llegar a su casa lo más rápido posible para hablar ahora con sus padres acerca del tipo de discapacidad intelectual que tiene su hermano menor.

Por su voz, supe que algo no se encontraba bien y aunque hubiera querido que su auto tuviera alas para llegar mucho más rápido de lo normal, fue imposible llegar en menos de veinte minutos, ya que también si corro a una elevada velocidad en las calles del condado de Jackson Hole es posible que el comisario que esté de guardia pueda detenerme y ponerme una multa, lo cual no me conviene porque aunque en la casa de mis padres el dinero me sobra, en está ocasión es todo lo contrario, por lo cual mi única solución es limitar varios gastos y entre ellos, no permitirme obtener multas de las que por ahora no puedo pagar.

Apenas llegue a la casa de Tanner para encontrármelo en las escaleras de su porche sentado esperándome con los nervios casi floreciendo por todo su cuerpo; se muerde las uñas de sus manos y camina de un lado hacia el otro como un león enjaulado que no tiene la idea de lo que pronto sucederá una vez que atraviese la entrada de su hogar; no tardó mucho en salir del auto para acercarme a él con todos los materiales preparados, aunque tenga toda la parte teórica en mis manos, puedo decir que no prepare un buen discurso o una presentación para saber cómo comenzare a explicarle a sus padres acerca de la condición que tiene Zack; la verdad, siento que en este momento vengo a jugarme no sólo mi trabajo sino que todo mi proyecto que he preparado para el niño.

No tengo idea de lo que dirán los señores Wilding, solo espero tener su apoyo en todo el proceso, sino, no tendré muchas alternativas para llevar a cabo el trabajo con Zack, al no tener su permiso y consentimiento... Estoy nerviosa, tanto que me tiemblan las manos y el café que llevo en una de ellas casi se derrama encima de los documentos.

—Lo siento, intente ser lo más rápida... —me abrió la puerta de su casa.

—No importa —entramos juntos —, solo ayuda a mi hermano.

— ¿Qué sucedió? —Le pregunté en susurros.

—Mis padres fueron por las calificaciones de Zack y sus resultados han empeorado —murmuró mientras me llevó a la sala.

Antes de poder cruzar a la sala, Tanner me hizo una señal de espera detrás de la pared para poder hablar con sus padres y así luego presentarme a ellos; a pesar que me encuentro apoyada en la pared, esperando a que mi amigo me llame, puedo escuchar como los señores Wilding siguen regañando a su hijo menor culpándolo de ser perezoso y descuidado, ni siquiera Tanner es capaz de poder interrumpirlos porque sus padres parecen reprenderlo cuando no debería de estar ahí deteniendo el mal entendido que se ha ocasionado, como también, defendiendo a su hermano de sus bajas calificaciones.

En el momento menos inesperado, Tanner hizo callar a sus padres para que estos pudieran escuchar lo que debe decirles, es ahí, cuando escuche sus pasos y pronto hizo una breve presentación sobre mí hasta que lo vi cómo llega a la entrada de la sala para de nuevo hacerme una señal para que lo siga.

De nuevo, el nerviosismo invadió mi cuerpo pero lo único que pude mantener fue una sonrisa pequeña con el fin de aminorar la tensión que hay en el lugar; al principió los rostros confusos de los padres de Tanner y Zack fueron los que me hicieron entender que no saben que es lo que estoy haciendo en su casa, además que es la primera vez que me conocen y quizás solo hayan llegado a saber que soy la nueva forastera del pueblo; hubiera querido comenzar con un pequeño saludo introductorio pero al ver cómo Zack solloza y se limpia unas lágrimas con una de las mangas de su camisa, hizo que mi corazón se ahuecara de dolor al verlo en esta situación difícil; hubiera sido conveniente irlo a abrazar y darle apoyo moral pero para sus padres sería muy extraño que una desconocida llegase a contemplar a su hijo de la nada.

Tome aire para prepararme a hablar sobre el tema que hace un par de semanas vengo organizando en mi mente, pero la parte mala de esto es que no sé por dónde comenzar, ya he tenido experiencia sobre estas situaciones pero el conflicto proviene que los padres de mis ex alumnos, ya conocían los antecedentes de sus hijos, por eso los mandaban a dichas instituciones exclusivas con el fin de darles un mejor ambiente de lo que no tenían en otras escuelas; sin embargo, con Zack suele ser diferente, porqué comenzando con los hechos, sus padres no aceptan que él tiene un problema académico que no se debe a una desatención en sus clases, sino más bien, el factor procedente es una discapacidad intelectual que pudo haber surgido biológicamente al ver que en sus expedientes no hay una forma que haya sido una dislexia adquirida, es decir, a través de una lesión cerebral como lo fue en mi ocasión.

—Buenos días, señor y señora Wilding. —Los salude a ambos, alzando mi mano quienes respondieron inmediato al saludo.

—Mamá, papá... Ella es Amy Sanders —dijo nuevamente Tanner —, trabaja en la escuela del condado y está llevando el caso de Zack. —Empezó a explicarles.

— ¿Qué caso? ¿De qué hablas Tanner? —refunfuñó su padre.

—Permítame hablarle y explicarle lo que sucede a su hijo, señor Wilding —él me dio una mirada de desconcierto.

— ¿Qué sabes de mi hijo? Si no llevas mucho tiempo viviendo aquí y trabajando en la escuela —reprimo una mueca al saber que tiene razón una pequeña parte, pero por otra no.

—Sí pero no quiera decir que no he estado pendiente en el rendimiento académico de su hijo —le dije tomando una postura segura sin dejarme intimidar por su mirada.

— ¿Ah sí? Entonces si ha estado pendiente del rendimiento académico de Zack, ¿por qué ha obtenido estas calificaciones? —Me enseña la papeleta con varias calificaciones en rojo.

—Hay una buena explicación para eso, señor Wilding —dije tranquila.

—Quiero escucharla porque estoy aburrido que esté niño sea un desobediente, rebelde y haragán —recriminó a Zack con una mirada fría —, no le estoy pagando la escuela de gratis para que vaya a dormir y perder el tiempo en tonterías —Zack bajo la mirada.

No pensé que esto se volvería más complicado de lo que me imagine cuando Tanner me comentó la actitud dura que su padre tiene muchas veces con su hermano menor; no me sorprende porque Zack es muy cohibido e introvertido con la mayor parte del mundo, con esa actitud solo genera que el niño tenga más miedo sobre lo que los demás puedan pensar de él.

—Zack no es un niño problemático... —me interrumpió.

—Eso dice usted, hace cuatro meses recibimos una llamada de atención de su parte por haber empujado a otro niño y luego golpearlo —el señor Wilding cruzó los brazos.

—Y no sé ha preguntado ¿por qué lo hizo? —Él solo elevó una ceja.

No me sorprende que en ocasiones Zack quiera defenderse ante el bullying que le hacen en la escuela, porque antes de salir de vacaciones pude ver como en los recesos y en ciertas horas de clase, algunos de sus compañeros lo molestan no sólo por la forma en cómo intenta mantener una concentración en la clase, sino que también por la forma en como habla y escribe.

—No me interesa, solo sé que esas conductas no se las hemos enseñado y no tengo idea de quién las pudo aprender —suspiré.

Le di una mirada a Zack quien con vergüenza me da una corta mirada para luego esquivarla y ver hacía su madre quien a pesar que no esté tan molesta como su padre, tiene esa mirada de comprensión, como si supiera que algo no está bien en su hijo haciendo que no sea la primera vez que haya descubierto ese tipo de conductas en él.

—Entonces, ¿está aquí para defender estás calificaciones de mi hijo, señorita Sanders? —Tanner me dio una mirada apenada al ver la actitud de su padre conmigo.

—No estoy aquí para defender a nadie, sino más bien, dar explicaciones pero esto solo lo puedo discutir entre ustedes como padres y si lo desean, con Tanner también al ser su hermano mayor —mencioné.

—Zack, ve a tu habitación. Luego seguiremos hablando sobre tus calificaciones —dijo la señora Wilding a su hijo.

Zack asintió mientras caminaba a paso lento, pero cuando paso a mi lado, no tardo mucho tiempo en darme un pequeño abrazo en donde apenas sus manos pudieron agarrar mis caderas. Le acaricié su cabello y con una mirada quise darle a entender que pronto solucionaríamos este problema para que no sólo mejorara su calidad de vida, sino que también, para que esas calificaciones decepcionantes pronto sean unas excelentes.

El pequeño se marchó dejando a todos los adultos en aquella pequeña sala, Tanner me invitó a sentarme en uno de los sofás mientras que su madre preparo unos cafés para conversar aquello que pueden ellos tener un desconocimiento o simplemente, lo han dejado desapercibido al creer que su hijo no tiene algún problema escolar que esté haciendo que sus calificaciones en vez de mejorar, vayan decayendo.

—Muy bien, comience. —Dijo el señor Wilding al ver que su esposa se pone a su lado luego de dejar las tazas de café en una pequeña mesita de centro.

Tuve que comenzar a relatar aquello que he observado en las últimas semanas en Zack no solo durante la escuela sino que también cuando mantiene conversaciones con niños u otras personas de su alrededor; de los pequeños percances y defectos que he encontrado en su lectoescritura y por supuesto, sin olvidar de las conductas que tiene en clase, como también, en los recesos de la escuela, en su hogar y otros lugares abiertos en los que no se llega a comportar como un niño de su edad, es decir, que muestra comportamientos antisociales, de inseguridad, inadaptación y miedo.

Después, de darle los resultados de mi evaluación observativa como también los test que se le llegaron a pasar para que los resolviera y se encontrara alguna dificultad intelectual, empecé con los propiamente del tema: la dislexia.

— ¿Quién le dio el consentimiento de hacerle pruebas a mi hijo? —Dijo molesto el señor Wilding.

—Ella no tiene nada que ver en el asunto, los días que estuvieron fuera de casa, llevé a Zack con la psicóloga de la escuela y ella fue quien se encargó de hacerle dichas pruebas con mi consentimiento al ser su cuidador temporal —les explicó Tanner a sus padres.

—Tanner, ¿por qué no nos comentaste de ello? —Dijo su madre entre enojada y asombrada.

—Porque sabía que ustedes no iban a permitir que mi hermano le hicieran pruebas para medir sus capacidades intelectuales, ya les había comentado del problema y no quisieron escucharme —les dio una mirada triste —, les dije que algo no andaba bien en él.

—¡Pues claro que no! ¡Falta disciplina en esa escuela para que él pueda poner atención en las clases! —Gritó el señor Wilding.

—No es disciplina, señor Wilding. —Él achicó sus ojos de forma amenazante. —Zack no requiere de disciplina para poder progresar en clases, él lo que requiere es de una atención especial inmediata. —Él dejó ir una risa fría.

— ¿Qué me quiere decir señorita Sanders? Intenta decirme que mi hijo es un idiota —abro la boca asombrada.

— ¡No! —Negué deprisa. —A lo que voy, es que Zack ha sido diagnosticado con dislexia y si no se le da una atención temprana a su discapacidad intelectual, el problema con el tiempo se irá agravando —le explicó.

— ¡Bah! ¡Esas son tonterías! Lo que tiene mi hijo es que no le interesa estudiar —se levantó del sofá.

—No son tonterías señor Wilding. —Lo enfrente. — ¿Es que no lo ve? —Me dio una corta mirada para ver a la ventana.

—Lo único que veo es que, si Zack no tiene interés en seguir estudiando, solo le quedan tres opciones: la primera obligarlo, la segunda enviarlo a un internado o la tercera, que vaya a trabajar si quiere ganarse la vida y no ser un fracasado. —Se me revolvió el estómago al escuchar aquello.

Ninguna de las tres opciones le resultaran buenas al niño, lo único que hará es que altere más todos los ambientes de su vida, si ya le resulta complicado tener que adaptarse a su medio social y escolar, no se diga cuando empiece a experimentar problemas afectivos o desmotivadores que le puedan provocar una depresión, ansiedad, estrés, fobia o algo mucho más grande, un severo cuadro de suicidio al creer que su vida estará llena de fracasos si no aprende algo en su vida o que encuentre algo estimulante que lo ayude a salir adelante a pesar de su condición.

— ¿Cuáles son las razones específicas para que diga que mi hijo tiene dislexia? —Dijo con un tono preocupante la señora Wilding.

No quería llegar al grado de mostrarle aquello que ellos parecen no ser capaces de ver o entender perfectamente con sus propios ojos; no sé si a veces esto puede ser porque creen que su hijo no quiere aprender o lo hace por burlar su inteligencia, aunque a estas alturas ya debían de darse cuenta que no son simples señales que Zack ha mostrado problemas cuando son de un tipo diferente de lo que suelen ser para un niño de su edad que ya sabe escribir, leer y saber resolver los problemas matemáticos básicos con o sin ayuda.

Le di una mirada a Tanner y él pareció entender lo que le estoy diciendo, así que se levantó para desaparecer de la sala hasta que volvió a ella en menos de tres minutos con la mochila de su hermano; sacó varios cuadernos de él y me los entrego con él fin de que mostrarles a sus padres los síntomas que reflejan la aparición de una dislexia evolutiva.

Tome un cuaderno color azul para caminar hasta donde se encuentra la señora Wilding, me puse a su lado para que vea los signos que su hijo ha mostrado desde hace meses, los cuales tanto para Tanner como para ella quien ayuda a Zack con los deberes no sea una novedad ver aquellos errores de escritura y cálculo.

—Quiero que vea esto —le dejé el cuaderno sobre sus piernas —, si puede darse cuenta, hay muchos errores en toda la caligrafía —ella observó cada uno —. Hay omisiones, adición, sustitución e inversión de letras —le fui señalando.

Le explique los errores de morfología y semántica que hay en la escritura de Zack, haciéndole mención también de los trazos que tiene, los cuales pueden verse que durante escribe, se puede ver la rigidez o tensión con la que presiona el lápiz de una forma dura haciendo que haya una falta de control y los tamaños de la letra varíen en un mismo párrafo. Por otro lado, tuve que decirles sobre la postura que toma en su escritorio, nuevamente la desorganización de oraciones y el esfuerzo que hace al escribir haciendo que, durante los dictados, siempre se atrase ya que no tiene la agilidad de poder comprender rápido las palabras, por tanto, su grafía suele ser lenta.

Pase de un cuaderno a otro, enseñándole aquellos errores que han coincidido en muchos casos, como al confundir la "p" por la "b", la "s" por la "c" y en ocasiones, cuando invierte las letras como la "q" o la "n". Hay muchas cosas que mostrar en aquellos cuadernos que parecen infinitos aquellas equivocaciones, pero más fueron al pasar al cuaderno de matemáticas en donde cualquier persona diría que un 2 x 2 resultaría fácil de descifrar, pero para Zack suele ser como multiplicar 8493 x 3759.

Las necesidades que tiene el niño son muchas, pero no son imposibles de ajustar con un buen tratamiento, no sólo de parte mía, sino que también de Jazmín, quienes nos mantendremos al tanto de todo el progreso que tenga el niño en su lectoescritura y matemáticas.

—Pero, ¿por qué? Él nació sanó y sin ninguna complicación... —se le entrecortó la voz a la señora Wilding.

—La dislexia evolutiva aparece muchas veces durante la niñez sin tener una explicación fiable a ello —empecé a decirle.

— ¿Habré sido yo el problema? —Vi esa culpabilidad reconocible en sus ojos.

— ¿De qué hablas mujer? —La reprendió su esposo.

Me resultaba muy familiar escuchar aquello, una madre intentando descifrar si durante su embarazo pudo haber contraído alguna enfermedad o tener un gen defectuoso que pudo lograr que su hijo tenga ese problema.

Es momento de resaltar el punto de que a veces puede haber un cincuenta por ciento de probabilidad que uno de los padres tenga ese gen que provoca la dislexia, pero hasta hoy en día, aún la teoría no es tan cierta como se suele leer de los libros; puedo decir que en la actualidad todavía no han encontrado la razón exacta por la cual aparece la dislexia cuando suele ser de tipo evolutiva, por lo menos, la dislexia adquirida se sabe que es por medio de una lesión en el cerebro de la persona pero esta vez con Zack al ser lo contrario, no se puede decir a ciencia cierta qué fue lo que ha provocado su dislexia luego de conocer un poco la genealogía de la familia Wilding y tener el conocimiento que los antecedentes de ellos, no han tenido una peculiaridad sobre algún problema de discapacidad intelectual u otro problema genérico que haya hecho que Zack lo heredara.

— ¿Está segura que mi hijo tiene dislexia? —Preguntó la señora Wilding.

—Sí, ya se ha evaluado a Zack y se ha determinado que tiene dislexia fonológica, como también discalculia —le mencioné.

—¿Es grave? —Siguió preguntando.

—Para su edad, está en un nivel moderado que podemos corregir con el tiempo si ustedes me permiten ayudarlo junto con la psicóloga educativa —escucho como el señor Wilding gruñe.

— ¿A qué precio va todo esto? —Enarco la ceja con su pregunta — ¿Cuánto valdrán sus honorarios por "ayudar" a nuestro hijo? —Negó —Apenas podemos cubrir algunos gastos para ahora pensar que Zack necesita un refuerzo de su problema. —Él se acaricia el cuello al estar tenso. —Desconozco el precio de sus terapias, pero supongo que deben ser costosas por todo lo que hará. —Cruzó los brazos y se quedó mirándome en espera de una respuesta.

—Será una terapia gratuita, señor Wilding —se sorprendió al escuchar la decisión que he tomado —. No estoy aquí para ganar dinero por medio de su hijo, estoy aquí para apoyarlo en su rendimiento académico y también para animarlo a seguir adelante sin importar su condición. —Veo como empieza a bajar la guardia mientras comprende mis palabras.

Tanner espera que sus padres vuelvan a decir algo, pero en vez de eso, ambos se quedan callados como si intentaran adaptarse a la noticia que acabo de compartir con ellos; les doy el tiempo suficiente para que puedan reflexionar y tomar una decisión, ellos sabrán lo que es mejor para su hijo y si quieren ayudarlo a que progrese en la escuela, como también, a verlo triunfar, estaré dispuesta al cien por ciento en el proyecto.

— ¿Por qué hace esto? —Suspiro ante esa pregunta.

—Porque primeramente he visto el miedo en los ojos de Zack, no saben lo mucho que se esfuerza y se compromete con sus estudios queriendo enorgullecerlos... Quiero que sepan que el problema no es Zack, él desconoce lo que le pasa y ustedes como familia, deben apoyarlo incondicionalmente si desean que él sea alguien en la vida —hago referencia algunas palabras del señor Wilding —; lo segundo, deberían agradecerle a Tanner, porque él aunque al principio se negaba que su hermano tuviera dicho problema, lo ha afrontado y no se ha quedado de brazos cruzados esperando un milagro. No saben todo lo que ha hecho para que Zack mejore su vida. —Tanner me regalo una pequeña sonrisa. —Y tercero, quiero que Zack sea un niño feliz y pueda disfrutar de la vida sin esconderse de los demás, tienen un hijo asombroso, curioso e inteligente... Solo hay que guiarlo para que él pueda llegar al mismo nivel que los niños de su clase y créanme, que haré todo lo que tenga en mis manos para que eso suceda. —Les digo a todos.

El señor y la señora Wilding se dan una mirada como si de esa forma se estuvieran comunicando, como también, tomando una decisión. No sé si con mis palabras profesionales e informales han llegado a cautivarse con el caso de su hijo menor, solo espero que retomen todo lo he mencionado, porque he sido sincera en todo, aunque aún falta mucho por conocer y a la vez, ellos como familia, involucrarse en el proceso que llevará a Zack a reducir poco a poco su dislexia para mejorar su calidad de vida personal, escolar, social, emocional y afectiva.

—Está bien, señorita Sanders. Aceptamos su ayuda, pero con una condición. —Asiento con la cabeza esperando que me diga esa condición el señor Wilding. —Que, aunque sea nos deje ayudarle con alguna portación monetaria o con lo que desee por lo que está haciendo con nuestro hijo. —Me sentí aliviada al escuchar eso.

—Claro, lo que ustedes quieran, por mí, no habrá problema en alterar su decisión, aunque lo de dinero no hace falta. —Les comenté.

—Entonces, ¿nos explicara el plan de trabajo que tiene para Zack? —Dijo con una sonrisa de esperanza la señora Wilding.

Le di una mirada a Tanner quien le brillaron los ojos al ver que sus padres empezaban a comprender el problema que en realidad tiene su hermano, lo cual le da esa oportunidad y compromiso mayor para que Zack mejore tanto en su rendimiento académico como en su vida diaria.

—Sí, acompáñenme.

A pesar que al principio la conversación se pusotensa, agradezco que todos hemos llegado a una sola conclusión y que esa sea,ayudar a Zack en todo lo que necesite a partir de hoy.

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Continuará...

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