Capítulo 10: "The Good Can Come To The End"
Sigo redactando un correo que se me hace difícil escribirlo, como también, llegar a expresarme con palabras honestas sin tener que estarme arrepintiendo cada cinco minutos en ser menos explicativa y más breve en todos los detalles para así no darle una pista a mis padres acerca del lugar en donde por el momento estoy residiendo. Simplemente, he llegado a creer que dándoles una respuesta sobre las muchas dudas que tengan, por lo menos resolveré unas cuantas, por ejemplo, la primera que estoy viva y la segunda, por lo menos no suelo estar secuestrada o viviendo un cuento del Síndrome de Estocolmo con alguien que pudo haberme comprado o raptado para llevarme al otro lado del mundo.
Es abrumador tener que escribir una carta por correo a mis padres cuando nunca me he llegado a animar a hacer este tipo de cosas, haciendo referencia que pensar en las palabras apropiadas para explicarle el simple tema sobre por qué no deseo volver a casa y lo impredecible que será en los próximos meses para ellos al darse cuenta que tampoco creo hacerlo hasta que pueda encontrar justamente dónde es mi hogar.
Unos meses sin mí puedo decir que será un enorme respiro para ellos, pero no creo que lo sea cuando se suelen preocupar por todo, es decir, por mis terapias, medicamentos, consultas neurológicas, etc. No estoy en la posición correcta en decir que estoy bien o me encuentro con una excelente condición de salud mental cuando tampoco suele ser lo contrario del todo, pero una parte de mí, muy pequeña, seguirá siendo disfuncional para toda mi vida. Porque no solo mi dislexia no tiene una cura, sino que también, puede llegar a agravarse con el tiempo sino sigo con un tratamiento adecuado que pueda impedir su progreso constante.
Me quedo acostada por unos minutos en el escritorio donde se encuentra el computador para ingeniarme una buenas palabras para explicarles a mis padres lo muy bien que me encuentro, ha pasado ya una hora desde que me encuentro sentada y varias veces he borrado continuas palabras que parecen venir e irse en menos de lo que canta un gallo. Hubiera sido más probable enviarles una postal fotográfica diciéndoles que me he tomado unas buenas vacaciones para relajar mi vida estresante pero no dudo que eso no resolvería sus preguntas, eso sin añadir, que buscarían por mar y tierra de dónde provino la dichosa postal.
Existen tantas palabras en el mundo que no tengo las correctas para poder dar un inicio y fin a esta carta, a este paso me cansare y terminaré por creer que cualquier tipo de postal sería una buena idea pero mi conciencia no me dejará tranquila en los próximos días si sigo creyendo que eso no resolverá las dudas de mis padres, como también, que no se quedarán tranquilos con su hija al saber que solo les envió una insignificante fotografía cuando cualquier secuestrador pudo haberlo hecho.
Solo faltaría cortar y pegar letras de periódico en la postal para que se vuelva más icónica, lo cual resultaría ser una buena idea si acostumbrara ser una asesina en serie que no quisiera ser encontrada o que por lo menos, alguien diera con su paradero.
Me levanto del escritorio para ver la pantalla de la computadora en donde solo se encuentra la ventana de mi correo; comienzo a frustrarme al punto de dejar salir un sonido carrasposo de mi boca, a mis alrededores no se encuentran muchas personas, la mayoría de ellas solo unos cuantos lectores que siguen esculcando libros o intentando leer sin obtener alguna distracción que no sea de la campana de la puerta que a cada quince o veinte minutos suena con cada cliente que entra y sale por el mismo lugar.
Antes de proseguir con mi deber, me quedo admirando a un adolescente que se encuentra llevando algunos cafés a las personas que se han quedado leyendo algún libro o artículo en la librería; aquel tono de cabello con un color de piel bronceada me hace recordar a alguien, más cuando levanta un instante su mirada y pronto choca con la mía mostrando la particularidad de sus ojos color miel que brillan a través del reflejo del sol que ha cruzado por la ventana del lugar para obstaculizar su vista.
Me quedo un tanto asombrada que creo que soy incapaz de pestañear para no borrar aquella imagen del chico en mi cabeza, quizás se ha dado cuenta que no lo he dejado de observar porque pronto se acerca a la pequeña escalera en forma de caracol para ir subiendo y pronto llegar al segundo piso, en donde con una libreta se acercó a mí.
— ¿Desea tomar o comer algo señorita? —abro la boca pero no digo ni una sola palabra.
¿Tomar? ¿Comer? No recuerdo haberlo llamado para pedir algún postre o bebida pero debe de haber confundido mi mirada con llamar su atención para atenderme; además parece interesado en lo que pediré que ya se encuentra preparado para tomar mi orden; así que evadiendo por un instante su espectacular parecido con Sawyer, pronto pido lo primero que se me viene a la cabeza.
—Un café americano.
El joven anota en su pequeña libreta para luego esperar a que diga otra palabra pero en vez de poder responder, simplemente me quedo mirando en sus facciones, que tienen un gran parecido a las de Sawyer, en otro momento pude haber imaginado que se trata de un hijo de él, pero últimamente lo poco que conozco de él hace un mes es que no tiene hijos, que sigue siendo uno de los solteros más codiciados por todo Jackson Hole y por supuesto, su tendencia suele ser más a coquetear a las mujeres para luego llevarlas a la cama, pero siempre y cuando usar protección.
Aunque...
La primera semana que estuve viviendo con Gigi y Caitlin, esta última me mencionó algo acerca de un "embarazo", no recuerdo muy bien y peor que no sé si fue porque no le puse mucha atención o simplemente, no considere guardar aquel recuerdo con sus palabras porque para aquel entonces, no pensaba quedarme mucho tiempo en Jackson Hole, como también, pretender tener una vida temporal aquí donde mediante pasa el tiempo, parece que me estoy volviendo parte de los ciudadanos de este pueblo.
— ¿Necesita algo más? —preguntó con un voz de desconcierto al ver que no digo otra cosa.
—No, solamente. —De todas formas, no sé qué postres hay y el menú no lo tengo en mano.
—Ahora mismo se lo llevo, señorita... —intenta acordarse de mi nombre.
—Amy. —Digo amable.
Ahora es él quien se queda un segundo atónito antes de ponerse el lapicero encima de su oreja como si fuera un periodista a punto de pensar y escribir la primera plana de su noticia.
— ¿Es usted Amy Sanders?
He llegado a entender mucho que además que el pueblo no suele ser ni muy grande ni muy pequeño, sus residentes pronto llegan a conocerte porque eres su prototipo de noticia de última hora que ronda por las voces de todos hasta que buscan la forma de desmitificar lo que es incierto como lo cierto; por tanto, no es de sorprenderme que hace varias semanas cuando ingreso a un lugar nuevo en el cual nadie aún me ha llegado a conocer, siempre hagan esa misma pregunta que ya ha empezado a irritarme.
—Sí. —Digo fingiendo una sonrisa como si me agradara que hubieran descubierto mi identidad.
Me sorprende también que todo el mundo me conozca cuando ni siquiera he conocido la mitad del pueblo de todo Jackson Hole; algo poco ridículo pero acertado al comenzar a creer que algunas historias o novelas hablaban en serio de que cuando eres la nueva en un lugar, todo el mundo parece conocer todo de ti, llegando a un punto que suele ser muy abrumador porque en vez de ir conociendo a todas las personas del lugar, parecen ser ellas las que más les importa conocerte a ti... Y aunque a veces suelen decir que solo es por chismes o críticas para saber cómo uno vive o trata a los demás, en mi caso esperaría que fuera con buenas intenciones.
—Y ¿tú eres? —pregunto interesada.
—Froy Carter, a su servicio. —Dice con orgullo.
Gracias a Dios tengo puesto un suéter sino creo que hubiera sido muy evidente como la piel se mis brazos se llegaron a erizar no con el nombre sino más bien con el apellido del chico, intentaba por nada del mundo seguirme sorprendiendo más está tarde, pero veo que cada vez más no solo Teton Village sino que también Moran Junction está lleno de muchos secretos.
Intente evadir la idea de que Froy es hijo de Sawyer cuando pueda ser que tengas más hermanos, ¿no? Lo peor de ello, es que no sé cuántos hermanos tiene en total cuando solo he conocido a Jackson, dejando a un lado su otro hermano mayor Stewart quien es el esposo de Pam y apenas pude saludar el día que fui a su cafetería con Zack. Quisiera que la vida fuera más fácil y me dijera de una sola vez la respuesta que quiero escuchar, pero sería muy descortés de mi parte decirle a aquel adolescente si su padre es Sawyer Carter, o solo es más que otro hijo de algún Carter que tampoco he llegado a conocer, pero las dudas no disipan y suelen crecer cada vez más en mi mente provocándome una mezcla de angustia y curiosidad.
— ¡Froy! ¡Aquí tienes clientes por atender! —le grito alguien del primer piso.
— ¡Enseguida voy! —le devolvió el chico la respuesta. —Nos vemos luego, señorita Amy, ha sido un gusto conocerla y ya le llevó su café americano.
Cuando Froy se aleja y baja al primer nivel, no tardo mucho por caer hacia detrás, siendo la silla mi respaldo para no terminar en el suelo; creo que se me ha quitado la motivación de escribirle una carta a mis padres para ahora buscar acerca de la familia de Sawyer, mi pregunta simple será, si podré encontrar rápido información de él sin tener que buscarlo en una red social que ya es lo típico y esencial que hace cualquier persona para buscar a alguien y así conocer su vida privada.
Me muerdo el labio hasta acercarme un poco a ver desde la división de la altura del primer con el segundo piso para saber si aún no viene Froy, así que volviendo a poner mis ojos en el monitor de la computadora, pronto abro una pestaña nueva del fabuloso Internet para buscar a una persona que de nuevo ha llamado mi interés; miro a mis lados para saber si nadie se encuentra vigilándome o espiándome para escribir en la barra de Google, el nombre de una sola persona.
Al dar clic, un sinfín de páginas aparecen, con cuentas de Facebook, Twitter e Instagram, añadiendo que Pinterest se unió a las otras redes sociales para mostrarme quizás a un Sawyer Carter que no está en mi lista de investigación; sigo buscando entre varias páginas y hay una especial que capta pronto mi atención, parece una noticia publicada en el año 2016 sobre un tal Sawyer Carter que participo en unos rodeos.
No demore mucho tiempo en entrar en aquel periódico digital para darme cuenta que fue publicado exactamente en Teton Village, pero el alivio fue más grande al verlo a él siendo fotografiado mientras intenta domar un caballo que salta desde una elevada altura; sin dudarlo, sé que es él pero con la diferencia que la noticia fue publicada hace dos años.
Busco otro indicio que me ayude a investigar en Google sobre su vida, así que está vez abriendo dos ventanas extras y escribiendo en la barra del buscador: "Sawyer Carter Teton Village" y "Sawyer Carter competidor de rodeos nacionales"; fue mucho más fácil encontrar dichos datos que me llevaron a conocer un poco sobre está persona que ha mantenido mi interés desde el primer día que lo vi, lo que sí, es que los varios artículos y periódicos digitales no mencionaban mucho a su familia, es más, cuando me acercaba a saber sobre ellos, no aparecía más que su nombre y... El rancho donde creció.
Como una décima página, busque nuevamente el nombre del rancho en donde se llegó a criar y aunque al principio aparecieron muchos de los cuales no daba a la dirección que había nombrado en el buscador, al final encontré el correcto en donde además de brindarme información, me mostró fotografías de la familia de Sawyer.
Leí el artículo de la página y pronto me encontré con datos muy valiosos de los cuales no me imagine obtener de mi buscada; empezando con los padres de Sawyer, Colton Carter e Idalee Robinson. Su padre un pequeño empresario importador de su propio negocio de agricultura, mientras que su madre, una famosa diseñadora de botas del pueblo; ambos casados desde 1987 y su primer hijo, nacido un año después, dándole la bienvenida después a otros cuatro hijos más, cada uno de distinto año, pero con algo poco peculiar que todos fueron varones. Los hermanos de Sawyer tienden a aparecerse un poco a él, uno más que otro en ciertos rasgos físicos que pueden ser identificables, pero cuando hablamos de su segundo hermano mayor Owen, es quien casi parece ser su gemelo, mientras que Jackson, Stewart y Hummer son quienes tienen un parecido entre sí por sus ojos y la simetría de su rostro.
Lo demás del artículo, mayormente suele hablar de un terreno enorme que tienen los Carter que ha sido una herencia familiar desde hace años, como también, una de las familias más reconocidas por ser laboriosas y amables; añadiendo la parte que parecen tener una buena reputación hasta que al llegar a un párrafo que empieza a hablar sobre Sawyer...
—No esperaba encontrarte aquí.
Dejé ir un grito de sorpresa y siendo inconsciente de lo que haría para que nadie viera lo que estaba leyendo, termine por apagar la computadora, haciendo que la pantalla de está terminara por quedar en negro, mientras que mi corazón no dejaba de palpitar de forma agitada.
— ¿Qué haces aquí? —le pregunte poniéndome la mano en el pecho.
—Visitando a mi hermano... —Dijo él desconcertado al ver mi actitud.
— ¡Tío Sawyer! ¡Que alegría de verte aquí! —Llegó Froy con una taza de café en sus manos.
Una duda menos en mi cabeza... Es su tío y por supuesto, aquí debe de trabajar su hermano, lo cual no me sorprendería que después alguien me diga que está librería es propiedad de cualquiera de sus otros dos hermanos que aún no he llegado a conocer.
—Mira, al parecer ya creciste otros cinco centímetros más, ¿no? —le dijo Sawyer a su sobrino mientras dejaba mi café un poco lejos del teclado de la computadora.
—Eso dice papá. —Responde el chico. —Aquí tiene señorita Amy.
—Solo Amy. —dije antes de que se acercará nuevamente a su tío.
Froy se acercó a Sawyer para darle un saludo hasta que el chico tuvo que volver a su trabajo para seguir atendiendo los pedidos, como una forma de cariño y despedida temporal, Sawyer le pasa su mano sobre el cabello hasta despeinárselo; al quedarnos a solas, tomo mi taza de café para beber un poco antes de dirigirle una palabra a la persona que tengo a dos metros y que hace un par de minutos parecía una stalker al buscar información sobre él hasta por debajo de las piedras.
—Y, ¿cómo has estado? —pregunté evitando seguir callada.
—Bien, supe que pasaste por la cafetería de Stewart hace ocho días —mencionó.
—Sí, aunque no sabía que tu hermano es el dueño —comenté.
Encogió los hombros como si le fuera indiferente el tema, de todas formas debe de saber con detalles como me entere que su hermano mayor y el primogénito de los cinco es el propietario de una de las cafeterías más grandes del condado, añadiendo que la calidad de su comida es muy deliciosa, a comparación de lo poco que probé y de las invitaciones que Pam me hizo para que pasara más seguido al lugar y siguiera degustando de todos los bocadillos que hace ella y su esposo.
—Entonces, ¿estás de vacaciones? —es fácil de saber cuándo los niños y adolescentes se encuentran de vacaciones.
—Algo así, no de todo... —Hago una mueca. —Tengo algo de trabajo.
Eleva una ceja mostrando un interés que no esperaba que lo reflejara; bebí un poco más de café hasta que él volvió a continuar con la conversación luego de haberse quedado mirando por un momento el primer piso.
—Entonces... ¿Estás ocupada está noche? —achico los ojos.
— ¿Por qué? —cruzo una pierna e intento verme que tengo interés en sus palabras.
—Mmm pensé que querías ir a ver una película —responde llamando más mi curiosidad.
—En pocas palabras, ¿ir al cine? —dije con desdén.
— ¿Quién dijo que es necesario ir al cine para ver películas? —cruzó los brazos.
—Si no es así, ¿cuál es tu plan? —elevé una ceja.
—Puedo pasar a recogerte, llevarte a mi casa a cenar y ver una película allá. —Evite reír ante su astuto e increíble plan.
¿Llevarme a casa? ¿Cenar con él? ¿Ver películas juntos? Un excelente combo que sin dudarlo cualquiera lo tomaría como una primera cita muy romántica para conocer mejor a un hombre muy atractivo que en cualquier lugar que vaya, llama la atención de muchas mujeres; lo peor de ello, es que conozco muy bien cómo puede terminar estas cosas, no necesariamente con una despedida de amigos sino que todo terminaría mucho más lejos, entre ellos, con besos y por una pasión que pueda ser compartida en la cama... No, no creo que llegáramos a eso, además es muy pronto y solo somos amigos; será como las otras veces que hemos salido a solas pero no ha llegado a pasar nada inapropiado.
—Claro, si estás dispuesta. —Dice con total normalidad.
—Está bien, ¿a qué horas pasaras a recogerme? —me acarició el labio inferior con mi dedo índice.
—A las seis. Espero que seas puntual —se burla de mí.
—No te preocupes por eso —le guiño el ojo.
— ¡Sawyer! No te vi llegar, ¿cómo estás? —apareció un hombre muy parecido a él, a quien identifique pronto como Owen, el segundo hijo de los Carter.
—Bien, Owen. —Lo saluda Sawyer. —Te presento a Amy —su hermano gira su rostro para verme. —Amy, él es mi hermano, Owen. —Sonrió.
—Mucho gusto, señorita Sanders. —Agarro su mano cuando la alza para saludarme.
—El placer es mío, llámame Amy. —Digo nuevamente.
(...)
Observo tres tipos de vestidos que no tengo duda que son los mejores que tengo para una ocasión como está; no es que Sawyer haya especificado que esto es una cita pero es lo más cercano que tengo para poder verme bien, no es que unos vaqueros y una blusa escotada no sea tampoco una buena idea, pero últimamente he estado usando la mayoría de jeans, blusas y camisetas esta semana que las mejores opciones son las que se encuentran en la canasta de ropa sucia; decepcionada porque no puedo ir de una forma más cómoda, termino por buscar algo mejor en mi maleta, encontrando una jumpsuit corto que por lo menos se ve más cómodo que ir en vestido y pantalón; termino por optar por él para luego dirigirme a darme un baño y así progresar con el maquillaje, ponerme la ropa hasta terminar con los zapatos.
En ocasiones se puede decir que una mujer se tarda mucho en prepararse para una cita, en donde creo que debo de ser ese porciento de mujeres indecisas hasta por el color de sombras de ojos hasta el labial que debe de ponerse para presentarse muy bien en una salida; además que está vez al no tener un tocador, se me hace más difícil tener que maquillarme al sostener con una mano el espejo mientras que con la otra, es la que me ayuda a ponerme lo necesario en el rostro; no intento ser exagerada con las tonalidades, mayormente termino por maquillarme de una forma sencilla y rápida, más porque me di cuenta que solo me falta quince minutos para la seis, significando que Sawyer vendrá pronto y no quiero hacerlo esperar cuando me gusta ser puntual.
Me pongo el jumpsuit, unas sandalias planas y dejó mi cabello suelto, intentando dejarlo peinado antes que se alborote con facilidad; alguien toca la puerta de mi habitación para ver como abren la puerta hasta ver el rostro de Gigi quien se queda asombrada al verme; cierra la puerta con cuidado para luego acercarse a mí y cubrirse la boca con sus manos para no liberar un grito de felicidad.
— ¡Te ves espectacular! —encojo los hombros.
—No lo dices solo para ocultarme la verdad, ¿no? —Niega.
— ¡Claro que no! —dice sin bromear —Pero quería decirte que acabo de ver el auto de Sawyer entrar a la propiedad.
— ¡Gracias! —tome una pequeña cartera.
Ambas salimos de la habitación mientras bajábamos al primer piso, busque entre unas bolsas que había dejado en la cocina, unos paquetes de palomitas que le he prometido a Sawyer llevar aunque al principio se negara en querer que comprara algo para compartir; Caitlin quien está en la sala leyendo una revisa, se ha enterado de mi plan y aunque ya me ha dejado en claro que Sawyer no es de su agrado, nada más me ha advertido que tenga cuidado con él, de todas formas, sabe muy bien que no es quien para prohibirme tener ciertas amistades, como también, elegirlas o seleccionar aquellas con las que puedo salir.
Antes de que Sawyer llegué a tocar la puerta, tomo unas bolsas y me despedido de Gigi y Caitlin quienes solo están esperando a que la cena esté lista para comer; abro la puerta de inmediato y veo como el hombre que tengo en frente, se ha llegado a vestir de una forma informal que para mí suele verse mejor que con sus típicos vaqueros, camisetas manga larga y botas de vaquero puntiagudas.
Se queda un segundo admirado de mi apariencia logrando que sus ojos se muevan de abajo hacia arriba, quedando por un segundo atónito hasta que reacciona y termina por levantar un ramo de flores que hacen que el gesto sea mucho más amable de lo que pensé al saber que es muy puntual con la hora.
— ¿Preparada? —asiento.
—Muchas gracias, son hermosas —sonríe.
Caminamos en dirección a su camioneta para ser él quien me abre la puerta del copiloto para después dar media vuelta alrededor de su vehículo y así entrar a este; me abrocho el cinturón de seguridad mientras que enciende su auto logrando que a los segundos empiece a conducir, alejándose del territorio de la casa de Gigi y Caitlin para así pasar por el pueblo hasta dirigirse a la comunidad de Kelly.
—Estas hermosa —me elogia.
—Gracias. —Me quedo mirando el ramo de flores.
—Disculpa si no conozco aún tus flores favoritas —me di una mirada corta para volver a ponerla en la calle.
—Oh no, no te disculpes... Son... Hermosas...
Por favor no, no esta noche y no ahora al lado de Sawyer.
Trago hondo al sentirme insegura e incapaz de tener una noche tranquila porque mi dislexia se le ocurrió aparecer en el momento menos inesperado; no creo que sea un buena idea mantener una conversación ahora mismo cuando pueda ser que además de tartamudear termine por confundir palabras que al final no se entenderá lo que estoy hablando. Me muerdo el labio y empiezo a ponerme nerviosa al imaginar que en cualquiera momento terminare por arruinar todo lo que ha preparado Sawyer para esta noche, aunque el problema más grave es que él se dé cuenta que mi condición no es totalmente saludable como se ve.
—Espero que no tengas problemas con Caitlin al salir conmigo —dice interrumpiendo mis pensamientos.
— ¿Por? —intento usar palabras sencillas y cortas.
—No le agrado —dijo sin tanto rodeo —te digo que hasta me impresiona que te haya dejado salir de esa casa sin detenerte —ríe.
—Ajá... —Oculto los nervios que empiezan a ser un peso en mi cuerpo.
— ¿Todo bien? —le doy una mirada.
—Sí... ¿Por qué? —Tardo en decir rápido la pregunta.
—Es que respondes de forma entrecortada —trago hondo —, no te preocupes Amy, que mis intenciones no van más allá de lo que he planeado y prometido —dijo con una sonrisa.
Si supiera que ese no es el problema, porque el miedo que siento ahora no tiene nada que ver con lo que sucederá en la noche, sino más bien, el juego que mi mente empieza a montar para hacerme quedar mal con él como si no fuese suficiente seguir ocultando mi secreto cuando he hecho lo posible para que mi fonología sea la más normal del mundo mientras que mi lectura y escritura se mantengan en un estado comprensible antes que la dislexia termine por causarme un enorme conflicto.
—No... Soquede pe... —cubrí mi boca con la mano.
— ¿Qué? —Ríe.
—Tralo de pedir... —cierro los ojos frustrada.
No Amy, mejor ni lo intentes... mejor quédate callada y todo se resolverá dentro de un momento; prefiero mirar hacia la ventana mientras que no creer en las palabras avergonzaste que suelo haber dicho hace un par de segundos; no debería sentirme humillada o avergonzada cuando mi condición no es una exageración de palabras y pronunciación como si tratase de un juego de niños que es acerca de adivinar la oración que estoy diciendo. Mi mano entra por las hebras de mi cabello hasta que empiezo a acariciarme la cabeza, es la única forma que puedo reconfortarme luego de estar en el mismo auto con Sawyer.
El sonido de un estallido hace que dejé de sumergirme desde el fondo de mis pensamientos para darle una mirada a Sawyer quien tira una maldición y pronto se hace a un lado de la calle para estacionarse, poner las intermitentes del auto y salir de esté, terminando por tirar fuerte la puerta como si acabara de sucederle lo peor del mundo.
Me doy la vuelta para ver a través de la ventana que se encuentra detrás de mi cabeza, como Sawyer va hasta la parte de atrás de su vehículo para decir una nueva maldición que logra que se alborote su cabello y se tenga que agachar; sin quedarme tranquila, abro la puerta para ver lo que ha sucedido, lo cual no creo que sea de tanto misterio cuando he empezado a suponer que una de las llantas de su camioneta se ha llegado a explotar, con suerte de no habernos provocado un accidente, ya que Sawyer iba a una velocidad considerada.
—Lo siento, se ha pinchado una llanta —dice levantándose del suelo.
— ¿Una llanta de repuesto no andas? —enarcó la ceja.
Demonios, primero la fonología con la sustitución de palabras y ahora la sintaxis, con la inadecuada pronunciación sintáctica en el orden de la organización, ¿qué más falta? Que responda de forma incoherente, tenga ecolalias o jergas y luego empiece a decir oraciones con errores de organización lingüística. Odio que esto me esté sucediendo en un mismo día cuando está noche debió de ser especial.
—No... —Dijo mirando aún con desconcierto. —Tendré que hablarle a mi hermano, espera dentro del auto. Hace frío acá.
—Quepade contigo —Dije.
— ¿Segura qué estás bien? —Asiento.
Suspire terminando por subir en la parte trasera de su pick-up para sentarme mientras que observaba como Sawyer le hace una llamada a Jackson para que lo ayude a llevarle una llanta de repuesto para su vehículo; miro el cielo y veo como empieza a ponerse nubloso con enormes nubes grises que obstruyen el cielo lleno de estrellas, antes de creer que será imposible que también llueva está noche, un trueno se desata haciéndome saltar hasta que empiezan a caer varias gotas de agua que no tardan en convertirse en una lluvia fuerte pero sin vientos huracanados.
— ¡Amy! —dejo de ver el cielo para encontrarme con un Sawyer empapado de agua — ¡Entra al auto!
Pero es lo que menos hago cuando me quedo en mi lugar sintiendo como la ropa termina por absorber toda el agua de la lluvia haciendo que se vuelva pesada, me limpió los ojos para poder ver con más claridad, pero en vez de que Sawyer me obligue a entrar, es el siguiente en subirse en la parte de atrás de su pick-up para luego sentarse a mi lado.
—Estás totalmente loca, Sanders —dice riendo.
Una risa aparece logrando que ambos nos quedemos en aquel lugar mientras que la lluvia no cesa y sigue bañándonos ante aquella noche que no esperábamos que concluyera de esa forma; Sawyer me hace mención que su hermano tardara un poco en llegar luego de haber tenido que recoger otro auto que se quedó cerca de Teton Village.
—Lamento no haber prometido todo lo que dije —tomó un sombrero que tenía dentro del auto para ponérmelo y así cubrirme un poco de la lluvia.
—No le preocupes —murmuré.
—Entiendo que quieras hacerme reír hablando de esa forma pero no es necesario —fingí reír igual que él.
Ay querido Sawyer, si entendieras que esto no es una broma... ni siquiera tengo sentido del humor para hacer eso porque sería burlarse de otros que tienen el mismo problema.
No supe cuánto tiempo nos quedamos así, disfrutando del sonido de la lluvia, el olor a tierra mojada y la comodidad de permanecer en silencio. Simplemente el tiempo curso de una forma que a veces se podía volver entre eterna y rápida, pero cuando menos lo imaginamos, apareció Jackson en otra camioneta en donde solo salió del auto y nos gritó que somos un par de lunáticos al quedarnos bajo la lluvia cuando podemos contraer una gripe.
Como todo un experto, Jackson no tardo mucho tiempo en ponerle la llanta al vehículo de Sawyer, en donde le dejó otra de repuesto a su hermano, por si llegaba a suceder el mismo problema pero al ser tarde y con pocas probabilidades que terminemos bien el resto de la noche, al final Sawyer decidió llevarme a casa y dejar para otro momento la salida.
Nos despedimos de Jackson hasta volver a emprender un nuevo camino que nos llevó de regreso a la casa de Gigi y Caitlin, que solo tardo veinte minutos en que llegáramos luego que la lluvia cesara; suspiré y pronto me vi en la tarea de tomar un baño caliente para dejar de tener frío, como también, tomar una pastilla para que no me enfermara más rápido; así que al llegar, como quinta vez, me disculpe con Sawyer por mojar el asiento de copiloto de su vehículo, ya que las toallas que nos entregó Jackson no bastaron para secarnos, luego de que nuestra ropa no dejara de escurrir agua en el camino.
—Queda pendiente está cita —dijo al dejarme en frente de la puerta de la casa.
—Podemos quizás retomarla está semana —dije con dicha esperanza.
—No estaré está semana en Jackson Hole, estaré por unos días fuera —comentó.
—Ah... Claro... —dije con tono despreocupado. —Entonces será en otra ocasión.
—No dudo de eso. —Sonrió.
Ambos nos mantuvimos en silencio hasta que me di cuenta que el momento de mi dislexia había desaparecido para volver a hablar con normalidad; elevé un segundo la mirada para encontrarme con una buena imagen de un Sawyer mojado, con el cabello aplastado y con la ropa pegada a su cuerpo, dejando ver su torso y sus músculos ceñidos muy bien en la camisa café.
—Bien, deberías entrar —me señala la casa.
—Sí, ahora —empiezo a abrir la puerta cuando esta deja un crujido luego de empujarla para entrar.
—Nos vemos Amy. —Se despide.
Me quedo mirándole por un momento hasta que mi cuerpo me impulsa a hacer algo que está en una base neutra, ni bueno ni malo. Ese instante, en vez de poner un pie dentro de la casa, me regreso y me pongo en frente de Sawyer para darle una mirada hasta que me pongo en puntillas y dejo una mano en su cuello para besarlo, un beso en donde mis labios se unieron con otros para dejar de estar fríos y sentir una corriente de fuego quemar una gran parte de mi cuerpo; Sawyer empujo más sus labios para profundizar el beso, permitiendo que su mano se enredara entre mis cabellos.
Cuando la respiración termino por faltarme termine por separarme un poco de él, hasta que lamí mis labios y solté una pequeña sonrisa inesperada.
—Que tengas buen viaje. —Me separe de él para luego entrar a casa dejándole también una sonrisa pequeña
Me cubrí la boca para dejar ir una risa inocente por lo que termine por hacer, mis mejillas no tardaron en empezar a arder y mi corazón siguió latiendo de forma agitada. No creí que eso sucediera y aunque fuera un impulso, al parecer ambos lo tomamos bien, quizás la noche no termino por ser como lo pensamos pero algo emocionante por lo menos sucedió.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top