Cap. 58 Pelea + confesión.
Sus besos eran hipnóticos, las caricias posesivas y dulces me desconcertaban pero estaba gustosa por ello, perdida en esos pozos avellana ahora de un tono más oscuro de lo que eran, mi cuerpo atraído al suyo como si fuésemos un imán, todas las emociones. Todo se sentía bien.
—Gruñona... —le escuché jadear momentáneamente cuando mis manos siguieron el camino por su cuerpo, sin despegar mis labios de los suyos.
—Logan. —ahora fue mi turno de jadear cuando sus besos llegaron a mi cuello, tiré la cabeza hacía atrás suspirando por el mismo placer.
No entendía como podíamos llegar de ser algo sin orden a los más dulce del mundo, quizás Logan tenía razón éramos una canción incoherente.
Sus manos se afirmaron en mi cadera y las mías en sus omóplatos, cerré los ojos mordiendo con fuerza mi labio inferior, ahogando cualquier sonido en mi garganta, cuando nuestros cuerpos empezaron a sincronizarse en aquel vaivén.
Terminé clavando mis uñas en su espalda, ocultando mi rostro contra la curvatura entre su cuello y hombro, apretando mis labios.
—No existe duda. —susurró roncamente él, sujetándome contra su cuerpo, un gemido se escapó de mis labios cuando llegamos a esa cúspide que tanto habíamos alargado.— eres todo.
Cuando volví a la realidad, unos segundos después, me sonrojé.
—Mierda... —fue lo primero que dije, había vuelto a caer en sus redes de nuevo, pero gustosamente.
Mentalmente estaba regañándome, pero la visión de Logan con el cabello despeinado sujetándome tan dulcemente entre sus brazos me tenía hipnotizada, sus ojos habían recobrado esa chispa juguetona que tanto me gustaba.
Ya tenía una clara referencia, una discusión y caíamos en ese pozo sin fondo, prohibido para mi. No importaba dónde fuese o en qué lugar, siempre encontrábamos la forma de volver a los brazos del otro.
—Últimamente he empezado a amar esa tonalidad en tus ojos cuando me miras, gruñona. —dijo él acariciando mi mejilla lentamente, con aprecio. Beso mi frente y me bajo de la mesa de las conferencias acomodando mi falda a su debido lugar al igual que el resto de mi vestimenta.— ¿sigues diciendo que en ese corazón tuyo no hay espacio para mi? —alzó una ceja manteniéndome sujeta de la cadera, cuando yo ya me encontraba como si nada hubiese ocurrido hace unos minutos atrás.— eres mía, gruñona.
—Tonto. —murmuré en voz baja entrecerrando mis ojos pero no lo aparte, es más a pesar de que su tacto quemaba mi piel, me gustaba.— que sea la última vez que me manipulas así. —añadí apoyando mis manos sobre su pecho manteniendo un poco de espacio.
Él ya se encontraba con su traje completamente en su lugar, sus cabellos castaños peinados a su estilo y esa sonrisa cegadora suya.
—Mírame y dime qué no mientes, entonces. Porque lo de hace unos minutos atrás no fue un sueño. —le escuché bromear con lo último y en sus labios adornados con una sonrisa socarrona ahora, no estaba en contra de lanzarle mi tacón, pero me contuve, preferí intentar otra cosa mientras lo miraba con los ojos entrecerrados.— tan linda y tan adictiva, Collins.
—Logan, qué acaso en lo único que piensas es en s...
—Señor Hale. —la voz de un hombre a nuestras espaldas me hizo separarme de él con rapidez antes de que la puerta se abriera por completo. Sonreí victoriosa guiñándole un ojo al dios griego de ojos avellana, porque había logrado mi cometido como una pequeña venganza.
Un problemita para él.
Manteniendo la distancia prudente, logre murmurar un "es tu karma, troglodita", riendo bajo dirigiéndome a la puerta con paso firme y seguro, saludando con cortesía al hombre trajeado que se mantenía en la puerta.
—Ya quiero verte robando mi jugada. —sonreí entrando a mi oficina con tranquilidad, con mi humor totalmente renovado.— veamos qué tal te va, Hale. —me deje caer sobre el sofá cercano a la ventana de la oficina con una carpeta del proyecto para hacerle una revisión y sacarme de la cabeza esa sonrisa socarrona.
Estaba en duda, pero esto que siento es algo que no sé manejar porque se escapa de lo que conozco y lo que sé; lo único que estoy poniendo en juego ahora es mi corazón.
POV's Logan
Pensaba cobrarme esta jugada suya.
Mantuve mi mirada en su andar hasta que salió completamente de la oficina, pensando en lo afortunado que me sentía de que mis ideas de ella en esta empresa fuera del ámbito profesional hubiesen tenido sus frutos.
Carraspee ignorando cómo el moreno se le había quedado viendo, tomando asiento para que no se notara mi problema.
—Blanc. —le llame secamente, él se sentó en una de las sillas lejanas de la que yo me encontraba con una mirada curiosa.
—Hale. —respondió con una sonrisa.— pensé que hablaríamos en tu oficina. —agregó dándole una mirada a la sala de conferencias, con diversión.
No me importaba en lo absoluto tener esa reunión en otro lugar que no fuese mi oficina en estos momentos cuando yo mismo estaba lidiando con relajarme extremadamente por el bulto en mi pantalón que no pasaría desapercibido si me levantaba. Respire profundo apretando mis puños tocando el botón para llamar a la señorita Kurt.
—Son reuniones, las palabras son las que importan, no el lugar. Además, me gusta atender aquí, es cómodo. —me excusé sin perder la seriedad del asunto pidiéndole los papeles a mi secretaria.
Voy a vengarme, Emily, ya verás.
La señorita Kurt entro con lo que le pedí dejando las cosas del lado de Colin por mi seña con la mano, ni loco la dejaría acercarse, ella se retiró de inmediato y yo abrí la carpeta marrón.
—Lo encuentro interesante, bien. Hablemos de negocios, entonces. —Colin Blanc se acomodó mejor en la silla abriendo la carpeta que él mismo había traído.
Comenzamos a discutir los términos a los que ambos queríamos llegar en ese acuerdo durante quince minutos, en los que yo mantenía mis pies en la tierra y cómo torturar a la pequeña Collins por lo que me había hecho, pero todo se fue al caño cuando Blanc empezó a insinuar ese sinfín de cosas sobre la guapa socia que tenía.
¿Acaso él no entendía que ella era mía?
No me había gustado su propuesta en ningún momento, tampoco quería ningún asociación por los fallos que vi en esos planos.
El inconveniente que tenía se había ido casi, pero en cómo Colin Blanc no saliera de mi oficina y dejara de hablar de aquella forma de Emily, lo mataría. Claro que sabía lo que hacía, pero estaba a nada de demostrar mi ira.
—Estamos hablando del nuevo proyecto, Blanc. No de mi socia. Así que le exijo respeto y extrema profesionalidad.—mi tono había salido demasiado serio, eso hizo que el recién nombrado se callara y asintiera, mirándome con burla en su mirada.
—Bien, Hale. Entonces, ¿iniciaremos ese proyecto?, aunque sabes la condición que acabo de poner, ella tiene que estar en mi empresa mientras eso se lleva a cabo, es una mujer preciosa, sexy e inteligente. —afirma sonriendo sin importarle cómo esté mi cara, mi paciencia está al borde de la nada.— tal vez pueda llevármela a la cama y ver qué tal, no sé, quizás te la terminé robando.
Idiota.
Ya esta, ya no tengo paciencia.
Mis puños se aprietan más de lo que deben y justo cuando dice lo último me levantó bruscamente de la mesa, poco a poco la ira me va cegando cuando Colin ni siquiera parece afectarle mi acción, procediendo con más comentarios fuera de lugar.
—No hay trato. —desconozco el tono de mi voz, pero sé que no transmite ningún tipo de calma, es lo menos que siento. Blanc se levanta de su silla con esa sonrisa burlona y victoriosa, antes de que yo lo tomé del cuello y lo estampe contra la pared.—escúchame bien, imbécil, que sea la primera y última vez que te refieres a ella, esta es la única advertencia que voy a darte.
Pienso en los ojos que me vuelven loco y la calma vuelve un poco, más Colin se carcajea cínicamente.
—Quiero verte intentar esas falsas amenazas tuyas por una...
Colin se quejó en risas aún, me empujó y siguió con sus comentarios que más me enfadaban.
No lo toleraba, a nadie se lo toleraba. Ni se lo permitiría.
Nadie, en lo absoluto tocaba, hablaba mal a MI Collins.
Estoy seguro de que perdí la cabeza por ella, que cometeré locuras con tal de hacerla feliz y borrar cada rastro del sabor amargo con el pasado. Incluso defenderla cuando ella no esté presente de este tipo de personas.
—No existe ningún trato, Blanc.
—Ya lo veremos.
POVs Emily
—Señorita Collins. —atendí la llamada de la señora Gerber de inmediato al primer repique de la llamada.— ¿usted se encuentra en la empresa todavía?
—Buenas tardes, señora Gerber. Si, aquí me encuentro. —respondí con entusiasmo sirviéndome café en mi taza favorita, tomándola para caminar en la misma oficina.
—¿Está bien? —preguntó ella angustiada y yo fruncí el ceño.
—Me encuentro bien, ¿sucedió algo? —una presión se instaló sobre mi pecho a la espera de la señora, dejé el café sobre mi escritorio, nerviosa.
—Es que, ¿usted no se encontraba con el señor Hale en la sala de conferencias? —si antes estaba confundida ahora el doble.— recién acabo de llegar porque quería hablar con usted personalmente, pero me avisaron que... ¡santo cielo! —chillo ella horrorizada.— manténgase escondida, señorita Collins. —pidió cortando la llamada.
Abrí la puerta de mi oficina confundida con el teléfono en la mano, notando que un guardia de seguridad corría en dirección a la área de conferencias, muchas cosas se escuchaban rompiéndose.
Logan.
No de nuevo.
La presión en mi pecho me hizo sujetarme de los bordes de la puerta, respiré profundo y más guardias pasaron frente a mis ojos.
Recordé al hombre joven que había entrado anteriormente después de que yo abandonara el lugar, el descontento del castaño al verlo y por último la mala espina que me había dado.
Corrí sin importarme más nada, adentrándome a la área de conferencias, los guardias intentaban separar a Logan y el desconocido, pero no podían, el que más se encontraba golpeado era el moreno, que empujaba a los guardias.
—Esto no se va a quedar así, Hale. ¡Lo juro!
Súmate a la lista de venganza con él.
Sacudí mi cabeza olvidando ese pensamiento, acercándome a Logan ignorando cómo aquel moreno salía hecho furia y bajaba solo en el ascensor.
—¡Logan! —tomé su rostro entre mis manos cuidadosamente, mirándolo fijamente, el jefe de seguridad me avisó que se encargaría de la situación dejándome a solas con mi troglodita.
—Que sueñe con volver a estafarme. —murmuró entre dientes, con la mirada perdida.
—¿Hale?
Estábamos en medio del desastre de lo que alguna vez fue la sala de conferencias, sus ojos me captaron en su campo de visión y una débil sonrisa apareció en sus labios.
—Puedo asegurar que me estás viendo como si estuviese loco, pero no lo estoy. —alzó su mano tomando una de las mías besando mis nudillos con delicadeza.— enloquecí con ese idiota, lo reconozco, pero... Emily, no quiero seguir perdiendo el tiempo que puedo tener por completo contigo, porque te amo. No voy a ocultarlo más.
Así fue como sí un balde de agua fría me cayese encima, me agaché a su altura y acaricié su cabello.
¿Qué debía hacer?
¿Qué supone que responda?
—L-logan... yo, yo... Vamos tengo que curarte. —lo sentí tomarme de la cintura y sentarme en su regazo abrazándome, sin importarle el dolor que podía estar sintiendo.
—Te amo, Emily. —murmuró dejando varios besos en mi cuello con suavidad, parecía encontrarse en un trance, pero decidí no contradecir nada.— te amo, te amo.
No sabía que estaba haciendo, lo abracé confundida.
—Logan, tienes vidrios en las manos, debo curarte.
Salió de ese estado vulnerable como si aquel nunca hubiese existido asintiendo y se levantó después de mi dejando que lo guiara a la oficina en silencio, tomé el botiquín que siempre mantenía cercano a mi, empezando a curarlo.
—Bien, avísame si te duele. —le pedí en voz baja procediendo con lo que debía hacer.
Evito mirarme, lo curé en silencio y luego se fue de mi oficina, no lo volví a ver más en todo el día.
Cuando salí de la empresa sólo pude pensar en cuál podría haber sido aquella razón para que Logan enloqueciera.
Pues era desconocida para mi.
Cuando subí a mi auto sólo pude pensar en Logan, su confesión, aquel estado vulnerable en el que había estado, sus ojos siguiendo cada uno de mis movimientos cuando lo curaba y justo cuando se fue.
¿Me estaba enamorando de Logan?
¿Acaso ya no era una simple atracción?
Llegué a mi casa al cabo de unos minutos y no sólo me encontré con una sorpresa de otro auto, sí no que sabía quién podía ser el posible dueño de aquel deportivo.
No era Logan.
Era él.
Y estaba en mi casa.
Definitivamente era un día agitado.
Aunque para completar vi mi día acabarse cuando Logan se estacionó justo frente a mi casa.
Cómo diría Dana; mix de emociones.
*****
¡Hola aliens!
😎
Espero se encuentren de lo mejor, jeje.
Los amu.
Team Sebas...
🖤
Permanecerás en nuestros corazones.
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