Cap.34 Los Lewis.
Maratón 5\7
Drake y Mara en multimedia.
—————-•
Lo vi de nuevo, él se percató que estaba aquí, para mí no era una ilusión, por más que deseara que fuese así. Sus pasos eran sigilosos, como sí se tratase de un cazador en busca de su presa.
Me tenía atrapada sólo con su mirada, Sebastián no estaba cerca y mucho menos Crow quién estaba distraído bailando con una morena, volviendo a la realidad recordé que debía irme antes que me alcanzara, por suerte alguien se había atravesado en su camino.
El alcohol en mi sistema había aumentado la adrenalina en mi cuerpo, lo suficiente como mi mente gritaba para alejarme de esa extraña sensación en específico.
Justo en el momento que estaba perdida encontré a Drew, Josh, Drake y Connor caminando entre la gente. Corrí hasta Drake abrazándolo por detrás, este colocó sus manos sobre las mías y se giró dándome una sonrisa cuando supo quién era, yo le devolví el gesto sólo que mi sonrisa era una inocente.
Ocultando mi nerviosismo en pocas palabras y sin mirar atrás.
Cristian era uno menos de mis problemas, no como él...
—Hola... —salude sonriente sintiendo como él acariciaba mi cabello tratando de no despeinarlo cómo de costumbre.
—Hola linda, dime, ¿qué te trae por aquí? —me miro curioso viéndose adorable, negué con una pequeña sonrisa por su tono fraternal y este me besó en la sien.— te ves bien hoy.
—Digamos que un chico, llamado Sebastián me trajo aquí y bueno eso, ya sabes, un poco de estrés. —este asintió ante lo último que le conté dándome una mirada comprensiva.
Drake se había vuelto como un hermano para mí, aparte de ser muy dulce debajo de esa máscara de chico malo; me rodeo con sus brazos dándome un abrazo.
Yo le correspondí al instante algo confundida por el gesto.
—Discúlpame por no haber estado ahí para ti. —Ambos sabíamos a qué se refería exactamente, no era necesario volver a recordar esa parte extraña.
—No pasa nada, rubito. Sé perfectamente que Mara te ha mantenido muy ocupado al igual que Inferno. —levanté mis cejas en forma juguetona refiriéndome a la pelirroja.
Hablando de ella, era muy agradable, sacaba el mejor lado de todos los que estaban a su alrededor y por supuesto no era ¿obsesiva?, no lo sabría describir. Tenía un hermano llamado Max, una palabra para describir a ese hombre;
Atractivo.
Era así, los hermanos Lewis tenían ese tipo de magia, hacían sentir mejor a todos cerca suyo.
Empezando por Drake que mejoró por ella.
—No sabes lo feliz que me hace. —murmuró en un tono embobado después de soltarme riendo suavemente por la sonrisa boba que apareció en sus labios, así se suponía que era el amor sincero.
Interesante.
Nombrando a la reina de Roma, Mara apareció arrastrando a su hermano mientras su sonrisa nos iluminó a todos por lo alegre que estaba.
—¡Emily! —chilló con emoción al verme, soltó a Max abrazándome fuerte en forma de saludo.— te extrañaba mucho, compañera de tragooouuuus.
Sí, estaba ebria.
—Parece que hoy tomaste sin mí, Mar. —ella se carcajeó apoyando su mano en mi hombro con una sonrisa más amplia en su rostro.— ¿qué?
—¡Que bueno qué estás aquí! — dijo dejando de apoyarse en mí antes de saltar sobre Drake y abrazarlo como un auténtico koala. Miré a su hermano saludándolo a la vez divertida como él.
—Como siempre, escapó de mí supervisión y el trago. —explicó acercándose con un notable gesto de incomodidad.
Eran completamente diferentes, un detalle muy grande, podías sentirte bien con ambos pero sus personalidades son totalmente distintas.
—¿Por qué tienes esos ojos tan bonitos? —la escuchamos quejarse con ternura aún abrazada a Drake quién reía con suavidad dejando pequeños besos por su rostro.
—Demasiado amor, amigo. Nos darás diabetes. —Josh se alejó de la pareja como sí sintiese alergia, cambiándose a mi lado. —Drew vamos por las morenas que dijiste. —el recién nombrado asintió divertido perdiéndose en la gente.— Ah, Emi, ya sabes, nada de perder la cabeza cerca de un mujeriego.
—Josh. —reprendió Connor alzando una ceja ante su descaro mirándome a mí ahora.— ¿cómo estás, enana?
—Muy bien, realmente.
—Drakeeeee. —ahora miramos donde estaba Mara con el rubio, no sabía si reírme o verle la cara a Max. — baila conmigo.
La pelirroja se había soltado de él empezando a menearse de espaldas y ya no hay más que contar de ahí que no explique la mirada de su hermano.
—Te la encargó, hermano. Mara, nada de alcohol.
—Pero hermanito... —hizo pucheros antes de vomitar en el suelo, corrí para sujetarle el cabello al mismo tiempo que su novio.— ¡eso no es nada!
—Tienes que ir a descansar, Mar. Te sentirás mal en la mañana si no descansas ahora. Drake, cuídala bien. —al decir lo último el rubio asintió tomando a Mara con suavidad perdiéndose por la salida minutos después.
—¿Acaso Mara acaba de gritar, "duro contra el muro, hoy"? —Connor murmuró confundido llegando con un chico que limpió el vomito con rapidez y se volvió a ir. El rubio nos miró y nos reímos porque sí había sido lo que ella había gritado.
—Sólo... hay que tener paciencia, eso lo aplico yo desde que él va a visitarla y también cuando se escabulle por la ventana a las doce.
—¿Cómo sabes eso?
—Lo he visto varias veces, aunque mi hermana se llevé cinco años con él, sigue viviendo conmigo. —explicó— pero es ella quién decide por sus cosas personales, no yo. Yo sólo la cuido y habló con ella. Aunque...
—¿Tuviste la charla con el rubio?
—Le mostré toda la colección de cuchillos que tengo.
Súper normal.
—No te asustes, Emily. Max es chef, su casa es como un restaurante casi. —Connor apoyó su mano en mi hombro a la vez que yo me relajaba.
—Le quitaste lo divertido, teñido. Iba a decir que era un torturador de la mafia. —se quejó con evidente diversión. — sí es cierto, soy chef, tengo todo tipo de cosas para hacer mis obras maestras en casa.
—Pues mis respetos, señor Lewis. —bromee sonriente igual que ellos.
—Y... —soltó vacilante pensando lo que diría.— ¿Qué tal todo en el paraíso? —su pregunta me hace reír, tal vez por el montón de alcohol que tengo en mi sistema o simplemente porque es algo graciosa la situación.
Cuando voy a responderle en mi campo de visión se cruza un Sebastián más que ebrio.
Connor nos guía hasta la barra cuando un chico casi nos empuja y ellos lo agarran a golpes.
—Pues... muy bien y estresante.— su mirada se intensifica y ruedo los ojos, suspiró sabiendo que él notaba que no estaba del todo bien.— bien, he estado algo más estresada de lo normal. —le confieso y su mirada se suaviza.— no te preocupes el teñido de allí me saco para olvidarme de eso.—dije viendo al chico venir tambaleándose por lo ebrio que estaba o sólo intentaba bailar. —es más, es ese que viene ahí.
—Oh, ya veo. —Max sonríe divertido mientras mira a Sebastián.— ese chico está loco por ti.
Ruedo los ojos riendo cruzándome de brazos.
—¿Por qué lo dices?
—Porque cuando te ve, pues... esa es la mirada, así miraba yo a Miranda. —murmura lo último bajo y hago una mueca, su rostro reflejaba nostalgia pura, Miranda era su ex.
Según lo que me había contado, ella era increíble pero terminaron porque ella se fue a Inglaterra.
—Oye, oye, no te deprimas, amigo. Mejor ayudemos al borracho aquel antes que se meta en problemas, claro también movamos nuestros esqueletos un rato.
Su risa inundó mis oídos y yo sonreí también.
—Vale, vamos. —ambos vamos a la pista y aprovecho de saludar a los chicos quienes también están en el mismo estado de Sebastián, es más están riéndose con el rubio.
Hombres.
Todos se pasaron de tomar mucho.
El único cuerdo por ahora es Connor y en cierta forma Max.
Soy arrastrada a la pista por el último y los demás chicos mientras rió negando.
Los hermanos Lewis eran un caso.
Al igual que los chicos.
Sin duda las personas que más rápido me entendían con una sola mirada.
Como si nos conociéramos de toda la vida, así se sentía y me sentía cómoda con ello.
************
Max Lewis
Mara Lewis
Bueno mis nutelitas, nos vemos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top