Cap.29 Compras + resaca.

• Maratón 1\3 •

El dolor en mi cuerpo no se hace esperar más cuando abro los ojos sujetándome la cabeza, siento mucha fatiga. Mi cabeza duele hasta el punto de ser insoportable, la luz que se filtra a través de las blancas cortinas, me esta irritando demasiado.

Cuando por fin puedo acostumbrar un poco más mi vista a la claridad, veo a las chicas seguir descansando tranquilamente. Creo que no van a levantarse tan pronto, puesto que hasta algunas estaban babeando y roncando.

Somos mujeres, no somos princesas cuando dormimos, lo que nos hace perfectas son nuestras pequeñas imperfecciones.

Cuando me fijo en la mesa de noche me sorprendo, encontrando cinco pastillas con una nota acompañándolas y una jarra de agua con la misma cantidad de vasos que las pequeñas gotas blancas medicinales.

Pequeña Emily;

Buenos días/tardes.

Anoche llegaron tarde y pues no se moleste mi niña, supuse que esto les haría mucha falta apenas despertaran, son pastillas para el dolor de cabeza después de tomar tanto; recién despierten por completo, en la cocina hay jugo de naranja también para todas, les será de gran ayuda.

Con cariño, Martha.

Sonreí con ternura levantándome de la cama cuidadosamente de no aplastar a ninguna de las chicas, tomé un vaso sirviéndome agua en este tomando una pastilla de las que estaba en la pequeña bandeja y tomármela, seguido de eso entré al baño para tomar una ducha algo larga con agua fría para despertarme por completo.

—Mucho frío. —susurré temblando un poco.

Cerré mis ojos después de cambiar la temperatura del agua a tibia, mientras me aplicaba el shampoo con calma y mi cuerpo se relajaba a la vez.

Muchas imágenes de la noche anterior pasaron por mi mente, sentía tantos nervios que abrí los ojos y un poco de espuma me cayó dentro de este, mi cuerpo volvió a tensarse.

—¡Ah! —me quejé dejando que el agua me cayese en todo el rostro esperando poder retirar toda la espuma de mi cabello lejos de mi rostro, cosa que fue un éxito, no como el pequeño ardor en mi ojo izquierdo.

Tendría que echarme gotas para eso, unos cinco minutos después antes de salir esa mirada intensa apareció en mi mente.

—¿Por qué lo estoy pensando? —me pregunté en voz alta, pensativa, me miré en el espejo del baño suspirando para después colocarme mi ropa interior e ir al armario.

Saqué un short, un top básico, unas botas negras de tacón y un cardigan.

Perfecto.

Ya lista con el cabello recogido en un moño desordenado y una bandana bajé las escaleras yendo a la cocina después, entrando cubrí mis labios con mis manos mordiéndome el inferior.

Era chistoso en cierta forma, Martha, estaba revolviendo los huevos en el sartén tarareando una canción muy movida en español al mismo tiempo que movía sus caderas con el son de la música un poco exagerado.

—¡Azúcar!

Lo chistoso fue que, ¿acababa de intentar hacer twerking?, sonreí internamente divertida contagiándome de su buen humor.

—Buenos días, nana. —mordí mi labio inferior con fuerza para no reír al verla seguir meneándose algo más exagerado, ella pegó un pequeño salto y soltó la cuchara de un golpe colocándose una mano en el pecho.

—¡Santa madre de la cortina! —murmuró frunciendo el ceño, luego empecé a reír sin poder evitarlo.—¡Santa cachucha!, mija, me ha asustado peor que el coco.

—Tranquila, nana. —sonreí para tranquilizarla, cuando caí en el cambio de idioma, fruncí el ceño y me reí por su ocurrencia.— ¿Hablas español?

Su rostro reflejó sorpresa al escucharme, le pase la cuchara de madera devolviéndosela mientras ella parecía no creer en lo que veía.

¿Usted sabe hablar español, niña Emily? —me miró con un poco de confusión y reí asintiendo a la vez que le sonreía de lado, su gesto se torció en un claro "¿cómo?" sin necesidad de palabras.

—Pues... papá me mando un año entero meses después de que cumplí mis quince a estudiar en España, aprendí un poco y perfeccioné mi español en ese tiempo, después me llevaron a Argentina y bueno fue más fácil adaptarme al idioma, en realidad, me gustó mucho, contando la cultura europea y latina, tienen muchos temas interesantes sí lo piensa.

Sonreí amplió y proseguí.— mi mamá tiene raíces latinoamericanas, eso también me ayudó con el idioma, puesto que apenas llegué de aquellos sitios le pedí a ella que me enseñara mucho más en lo que se refiere al habla, bueno todo, para resumir esa parte. Además de que tengo familia en México, Colombia y otras partes de Latinoamérica. —ella asintió comprendiendo y después puso una mano en su mentón pensativa, cuando su mirada volvió a mí, una amplia y emocionada sonrisa apareció en su rostro, incluso se veía orgullosa.— ¿y tú?

—¡Esto es tan emocionante, niña Emily! —su sonrisa era tan sincera y dulce que me la contagió. — bueno, yo soy de México, así que sí algún día, quiere viajar allá pues me encantaría llevarla a conocer más lugares. —añadió con un tono dulce y asentí con emoción. —¡Oh! y pues mi esposo Mariano, es de Venezuela, otro país pintoresco como toda Latinoamérica, es más debería de visitar muchas partes de aquellos países que la conforman.

—Vaya, nana, eso suena maravilloso, claro que me encantaría conocer más México, bueno, realmente quiero conocer todo el mundo como tal. —reí suavemente volviendo a verla con una pequeña sonrisa.— Y... ¿cuánto llevan de casados usted y el señor Mariano? —le pregunté un tanto curiosa puesto que había visto sus ojos brillar al nombrarlo, ella suspiró enamorada.

¿Así se ven realmente las personas enamoradas?

—Llevamos 35 años de casados y estoy totalmente orgullosa de ello, mi Mariano, es simplemente el hombre perfecto. —su sonrisa se amplió a la par que miraba a otro lado soltando un suspiro largo, supongo que se lo había imaginado, sin más colocó el plato de desayuno justo donde estaba sentada.

Le pedí que tomara asiento en la silla que quedaba en frente mío, mientras me levantaba y le servía una taza de café que ella había preparado anteriormente, aunque al principio se hubiese negado a tomarla, terminó aceptándola ante mi insistencia y parte del desayuno que compartí con ella.

—Realmente es genial, mis padres no duraron mucho con su matrimonio. —hago una pequeña mueca ante la mención de ese tema y ella me da una sonrisa comprensiva.— ¿cómo es él?

Sus ojos volvieron a brillar y un suspiro se le escapó nuevamente, en realidad debía amarlo mucho.

—Mi Marianito es un hombre muy amoroso, amable, dulce, humilde, caballero y... sigo enamorada de él como el primer día que lo conocí.

Tomé una de las tostadas del plato que ella había puesto aparte y asentí dándole toda mi atención pues aunque jamás pude presenciar otro amor sincero en mi vida, me llamaba la atención cómo existían esas parejas que se adoraban como sí fuese el primer día.

Una sonrisa inconsciente apareció en mi rostro.

—Se nota que es así, nana.

[...]

Estaba de camino a mi habitación, con una sonrisa amplia en mi rostro, había ayudado a Martha con parte de la limpieza y los platos.

Conversamos mucho sobre distintos temas, pero más de cómo conoció al señor Mariano, seguía pensando que era increíble que otras personas sí tuviesen la suerte de encontrar a ese alguien especial.

Ella y Mariano eran completamente perfectos juntos, un amor mayor sincero y dulce, eso era lo único que apreciaba de aquella palabra tan agria para mí, pero especial para la amorosa pareja mayor.

También descubrí que el señor Mariano es el chofer de mi padre, casualmente tuve el placer de conocerlo y notar el amor que decía Martha cuando me contó su historia, los ojos de ambos brillaban cuando se veían y quedaban como hipnotizados, tanto aprecie su cariño que recordé a mis abuelos a quiénes no veía desde hace años.

Apenas abrí la puerta de mi habitación noté que las chicas ya estaban despiertas, bueno despertando, pero aún así sonreían como el gato de Alicia en el país de las maravillas.

—Hola, Em. —saludaron todas en unísono.

Me asuste un poco pero reí respondiendo el saludo.

—¡Hola confundidas! —apodé notando cómo miraban todo el lugar sin tener una idea de dónde se encontraban.— están en mi habitación, en mi casa. —terminé de responder y hicieron un "ah",  alcé una de mis cejas al ver sus sonrisas de gato de nuevo, eso significaba algo y no sabía sí era bueno o malo.

—¡Vamos de compras! —chilló Jazz con emoción y fruncí mi ceño tratando de no hacer una mueca.

—Chicas...

—Así nos conoceremos mejor. —Añadió Caroline secundando a la pelinegra que levantaba sus pulgares en forma de aprobación.

—Y también aprovechamos de comprar la ropa para la fiesta de mañana.—Sky se sienta sobre la cama después de tomarse el vaso del agua con la pastilla mirándonos con la misma sonrisa que Jazz tenía en su rostro. 

—Esto sin duda será más que divertido. —Destiny aseguró aquello sonriendo ampliamente.

¿Sería divertido todo un día de compras?, no lo sabía.

No negaré que sentí miedo cuando se completaron las frases y así de convencernos, a eso le llamaba una gran amistad.

—No, no, no y no, me niego rotundamente a pasar horas en una sola tienda. —sus sonrisas se ampliaron mucho más que antes, entonces temí más por esas expresiones.

Hoy será un día demasiado largo.

—Los retos son divertidos.

**********

Hasta aquí con el reporte, gente.

Disfruten de este cap. 🌚💯

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top