Cap.23 La música es vida.

Y la mañana en casa de Sebastián fue divertida, no me quejo, había perdido ese toque extremo petulante típico suyo.

En sentido de ser cretino con una chica, lo de mujeriego perdura. 

Ahora me esta llevando a casa, mientras que yo me preparaba para el regaño de mi hermano, aún teniendo claro que yo iba a ganar ese desacuerdo.

—Noooo, ¿en serio?, ¿cuántos tienes?, ¿Cuarenta?, creo que mis tíos mayores tienen mejores gustos.— bromee riendo más que antes aprovechando la libertad de expresarme.

Resulta que es divertido fastidiarlo, con cualquier tema, las canciones que dice son de mi gusto, sólo que estoy tratando de no conectarme mucho con él, soltando tonterías, como la de hace unos segundos.

¿Qué estoy haciendo realmente?, no lo sé.

—Veintiuno, ¿tú tienes cinco o qué? —ríe negando y rueda los ojos, girando en otra calle.

—Diecinueve, pronto veinte. —reí al ver la cara que hizo al decirle mi edad, se veía extremadamente sorprendido.

—Pues parece que tuvieras veintiuno.— negué ante aquello y sonreí de lado, recogiendo mi cabello en un moño.

—La verdad no, ya ves que es totalmente erróneo.

—Me encanta tu actitud, Em. —un leve rubor se esparce por mis mejillas, respiro profundo y confusa.

¿Cómo puede gustarle mi forma de ser?, bueno relativamente no es mi forma de ser por completo.

—Creo que estás yendo por un camino muy rocoso.

—Eres complicada, pero que puedo decir, siempre me ha gustado.

Apreté mis labios fijándome en la ventana, el sonrojo era algo que no podía controlar muy bien.

—¡Ya estamos! —decidí soltar, mientras entrábamos a la residencia de mi progenitor.

No quiero seguir tentando mi suerte con el tema, por esa razón, intento cambiarlo, no quiero responder más. Él suspira antes de bajarse del auto después de haberse estacionado, abriéndome la puerta antes de que yo lo hiciera y lo dejo, agradezco en voz baja un poco incómoda.

No pasó nada que se saliese de mis manos, excepto la libertad que le cedí, pero podría ser un buen amigo.

—Venga, te acompaño, tengo algo que hablar con tu padre igual. —dice y yo musitó "puedo ir sola" pero él insiste y no me queda otra que aceptar.

Toco el timbre y me abre una sonriente Martha.

—Mi niña. —su sonrisa se amplía más, cuando me reconoce provocando que se acentúen aquellas pequeñas arrugas que le daban aquel aspecto dulce especial.

—Hola, nana. —me suelo encariñar muy rápido con las personas que acepto rápido el digno ejemplo; Martha.

Una abuela postiza digna de mucho cariño por una nieta postiza.

—Oh... pero, ¿qué te pasó, cariño? —me da una mirada preocupada al ver lo que traigo puesto, la misma cara hice yo anoche cuando vi mi vestido como segunda piel.

—Nada... es sólo que mi vestido se mojo por la lluvia de anoche y bueno Sebastian me prestó esta camisa y el pantalón. —le explique rápidamente mientras pasábamos y le daba una mirada al pelirrubio, quién lucía totalmente ajeno a nuestra charla revisando su celular.

—Vale, entonces ve a cambiarte, porque sino tu padre te castigará, sabes lo sobreprotector que es. —Reí asintiendo, evitando rodar los ojos.

—Eso haré, nana. —le aviso y  me abro paso directo a mi habitación, recordando que lo mucho que podría hacer Will Collins era pegar un grito al cielo y quejarse.

[...]

Entonces le dije, "consíguete la tuya, hermano"

—¿De verdad? —seguía riéndome a carcajadas ante lo relatado por Ivan quién asentía mirando a la cámara con más drama.— ¿y ella qué hizo?

Dijo, "me gusta esa película, pero no soy un objeto" y después se fue no sin antes darme una bofetada siendo perseguida por su ex.

—Eso es... wow, pensé que tendrías suerte esta vez, pequeño pez.

Yo también pensé que tendría suerte, gatita, pero mejor sigo con la moda y esas cosas. Por cierto, te envié un pequeño paquete que quiero que te pruebes, la colección se llama "la descarada". —hizo comillas con sus dedos sonriendo ampliamente y yo sonreí con orgullo por su reciente proyecto afirmando que me lo probaría con gusto.— sé que Ethan va a matarme, pero como me va y me viene.

—Uy, uy, ¡agarren al pez! —me burlé escuchando su carcajada.— como los extraño... —hice un puchero enfocando más la cámara en mi rostro.— avísales a los otros dos, que los llamaré pronto.

Eso sí Dana no mata a Luke antes de tiempo. —confesó el ojiazul con diversión y un deje de melancolía.— nosotros también te extrañamos, pequeña. Nunca lo olvides.

—Jamás podría olvidarlo, Iv.

Bueno, mucho sentimentalismo, gatita. Te estaré llamando pronto para que conversemos más, porque tengo que seguir leyendo los nuevos contratos.

—No te preocupes, bobito. Te dejo para que sigas. —él asintió lanzándome un beso con todo y guiño incluido.

Te me cuidas mucho, hija perdida. Te quiero. Ah, y me envías fotos de cómo te quedó la nueva colección o me llamas. —asentí riendo.

—Y yo a ti, loquito. —tras unas últimas palabras nos despedimos sonrientes, yo bloqueaba mi celular al tiempo que mi hermano entraba a la sala.

—Emily, puedes decirme por qué estas vestida con eso?! —Ethan me mira cruzado de brazos señalando mi ropa con un claro gesto de realmente no tengo ni la menor idea de qué quiere expresar lo cierto es que su mirada se posa en otro lado para contener la ira que brota de él ahora.

—Se llama ropa, hermano.—respondo de manera serena, en realidad no entiendo por qué está como sí fuese Hulk antes de perder los estribos.— no es como si no conocieras qué es, es tela y arte.

Por poco y sale humo de su cuerpo.

Literalmente, sólo tengo puesto un short cintura alta, cosa que estás maravillas se merecen el premio a la mejor ropa del mundo, me llega justo por encima del muslo y una blusa blanca por encima de mi ombligo, el cual cubre bastante, sumando mis vans negras.

Es algo que yo llamo, estilo veraniego.

—Pero, ¡¿por qué es tan diminuta?! —se escandaliza y alzó una ceja cruzándome de brazos.—Mejor ve a cambiarte. —ordena y me niego, no es mi culpa querer andar libremente por la casa.

Además puedo vestirme como quiera.

—No lo haré. —me acomode en el sillón retomando mi libro.— No seas tonto, Collins.

—¡Ahg! —gruñe y sale de la sala frustrado. —Una blusa azul, eso es lo que voy a comprar. —le escuchó murmurar entre dientes por último al exagerado de mi hermano mayor.

Tocan el timbre y voy a abrir la puerta ya que Martha esta preparando brownies, sabrás que esa es una de sus especialidades más deliciosas.

Sebastian se había ido hace como cinco minutos y ahora estaba en casa sólo con el personal, mi hermano y mi padre el cual el último estaba encerrado en su despacho.

Abrí la puerta lentamente y observé a la persona frente a mí, mi corazón se paró en un segundo, me estaba costando respirar.

Me voy de un sitio para olvidar todo y parece que mi pasado me persigue.

Quizás es una no tan casualidad de la vida, pero vaya suerte la mía.

***********

BESOS DE PEZ 😂

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top