Te dejo ir.

Quizás nunca te dije esto pero, necesito desahogarme.

Hoy fué el último día en el que hablamos, te dije que ya no podíamos seguir así, que me dejaras estar en calidad de amiga, que no nos esforzaramos en desenterrar algo que habia muerto.

El día en que te conocí fué en clases de religión, déjame decirte que me moviste el piso, fué demasiado chistoso, porque planeaba tener una relación con otra persona.

Dejé de hablarle a esa persona con la que planeaba tener algo, porque sentí una especie de conexión contigo, había descubierto que a mis cortos 15 años me había enamorado.

La primera vez que hablamos fué por mensajes, empezamos muy rápido lamentablemente, signo claro de inmadurez.

Fué una relación muy bonita, pero tambíen tormentosa, tenía que lidiar con tus celos, eso era lo peor para mi, porque me tenía que tragar el llanto.

Siempre te sentías inseguro a mi lado, me decias "confio en tí, en esos no, siempre tengo que andar espantandote a los pretendientes" "¿y si llega alguien más bonito?" Que inseguridad desbordabas.

Yo lamentablemente tambíen me llené de inseguridad y comence a celarte, fué lo peor.

Supe que todo andaba mal cuando los celos enfermizos te encantaban, que mal estabas.

Un día quise ir a verte, pero me rechazaste y subiste por las escaleras del liceo y no bajaste más.

Luego después, me cortaste, sin decirme nada, no recibi explicación alguna, lloré y lloré como nunca.

Después de un tiempo, ya nada era igual, ya no me sentía igual, siempre me he caracterizado por ser carísmatica y mostrar mi sonrisa chuequita, por algo recibí el apodo de "sonriente" empecé con pensamientos malditos que eran una grabadora que se repetia todo el día.

Sentía que estaba maldita, que algo había pasado, me atacó en mi fé más que nada.

Luego después eso se fué, la primera crisis de pánico que me atacó fué compartiendo clases contigo, sentí que me estaba muriendo.

Nada hiciste, según tú querias ir donde mi, pero no te creo.

Tomé toda la determinación de olvidarte, luego después de volver de vacaciones, en clases de artes, te ví besandote con una niña en la banca verde.

Me puse a llorar, y descubrí lo peor.

Tu eras el detonante de mis crisis de pánico.

De verdad un odio y un resentimiento me sumergió, te odié y te odié.

Quisiste volver un montón de veces, terminé con mi pareja que estaba, por ti, luego de eso me llené de culpa, porque había una persona que realmente me amaba y te culpé a ti por manipularme a tu antojo.

Te acepté volver, estabas tan ilusionado conmigo y quisiste remediar todo, me demostraste lo bueno que podías ser, realmente estabas arrepentido, pero el odio no me dejó verlo.

Hice lo mismo que hiciste conmigo, te ilusioné como me ilusionaste a mi.

Me dolió, me dolió hacerte llorar, porque todos cometemos errores.

Pero pagaste, ¿y sabes qué? Lo volví a hacer una segunda vez, ¿que estaba haciendo? Me había transformado en una persona mala.

Oré a Dios para que quitara el odio de mí, y lo hizo.

Si yo soy cristiana, por lo tanto no debe haber odio en mí, porque el amor de Jesús está en mi corazón.

Por esto, te perdono, te perdono todo, como tu me perdonaste a mi, dejame decirte que te amo, por eso te dejo ir, ojalá tu depresión se cure porque se que la tienes, conozco esa maldita enfermedad al revez y al derecho.

Siempre, absolutamente siempre te voy a ayudar a subir tu autoestima, el daño está olvidado.

Solamente no te caigas

Hoy fué el día en donde no volveré atrás, no puedo vivir de tu fantasma, de tus recuerdos, te amo, por eso ahora te dejo partir.

Fin a esta etapa de mi vida.

Ojalá Dios te bendiga siempre.

Atte: La persona que murió y que ahora sus alas están creciendo para resurgir.

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