Uno de tantos...
Advertencias: Ninguna, de hecho es muy tierno.
~•~
—¿Robar información?— frunció el ceño antes de seguir con sus preguntas—. Iré con usted.
—Claro que no, tú eres todo menos discreto— gruñó el muchacho bajito—. Higuchi, tú eres mujer ¿Verdad?.
—¿No lo parezco?— preguntó dolida.
—¿Quieres ir conmigo?— mostró una imagen del objetivo—. Yo me pondría el vestido, pero si necesito pelear resulta poco útil. No pondré tu vida en riesgo.
—Supongo que si...¿Qué debo hacer?— quitó su saco para estar más cómoda.
—Solo finge que te importa lo que salga de su boca, seducelo— soltó una risa ronca que paró al ver la confusión de ambos—. Supongamos que tú eres ese idiota, mira bien lo que haré.
Quitó su sombrero para ponerlo sobre la mesita de su oficina, caminó hasta ella y acarició sus labios con ayuda del pulgar enguantado. La rubia hacía notas mentales de todo lo que debía hacer, realmente no prestaba atención de otra manera a las atenciones del superior.
—Solo quiero besarte— comentó acercando su rostro al de la joven—. Vamos a un lugar más privado.
—¡Me retiro!— el pelinegro se puso de pie visiblemente enojado.
—Entonces me quedo con Higuchi, ella irá contigo en un rato— se apartó buscando una bolsa con un vestido de diseñador—. ¿Te sabes maquillar?.
—Si. ¿No hay problema?— miró al más alto que parecía querer matarla.
—No, puedes besar a Chuuya-san todo lo que quieras— azotó la puerta y al notar sus palabras solo pudo correr.
—¿Hice algo mal?— se quejó la de ojos cafés—. Va a despedirme...
—¿Qué demonios le pasa?— dejó la bolsa en sus manos junto a un montón de maquillaje—. Voy a ver si está bien, tu arréglate.
—De acuerdo, por favor, haga que mantenga mi trabajo.
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—¡Maldito mocoso!— apareció en la entrada que aquel almacén escuchando un gruñido en respuesta—. Si estás celoso por Higuchi.
—¿No se ha ido?— asomó su cabeza por detrás de un contenedor industrial.
—Eres bastante inseguro— alzó la mano con un signo de paz y una extraña pesadez en el pecho—. Debo admitir que es maravillosa... entiendo que le guste a muchas personas.
No respondió, estaba tan aturdido por la situación. No era como si odiara a Higuchi, pero ahora lo único que necesitaba hacer era decirle lo "atrevida" que era, esto no era nada comparado con lo que pensó en hacerle a Chuuya, atravesar su linda cara de forma un tanto literal. En realidad solo quería estar a solas, contemplar la nada y quejarse por ser él mismo.
—No te preocupes— titubeó un poco al notar cierta tranquilidad en Akutagawa. La mueca de su cara se torció con visible dolor—. Haces drama de todo, ni pareces un mafioso...
—No quiero que Higuchi lo bese— soltó interrumpiendo al pelinaranja—. No lo quiero cerca de ella.
—¿Has considerado decirle que te gusta?— solo él haría de casamentero mientras su corazón se rompía—, No creo que te rechacé.
—No siento eso por Higuchi— tan directo cómo siempre, moviendo su boca con tan poca prudencia.
—¿Entonces por qué te pusiste así de celoso por mi?— abrió levemente los ojos buscando el rostro del menor.
—No estoy celoso— volvió a esconderse detrás del contenedor, pero rápidamente fue encontrado.
—¿De verdad?, parecías más huraño que de costumbre— trató de ver su cara pero el más alto se cubrió con ambas manos—. Eres cómo un mocoso diciendo mentiras...
—¡No digo mentiras!— quitó ambas manos dejando ver sus pupilas dilatadas, claro que la luna tuvo que ayudar para que fueran visibles.
La respiración de Chuuya se hizo lenta, pero su corazón latía con rapidez. Reprimió algún comentario satírico desviando la vista a los labios pálidos de Akutagawa, temblaban apenas lo suficiente para notarlo.
—No soy un mentiroso...
—¿No lo eres?— agregó aún sin mover más que los músculos de su cara—. Entonces dime, ¿No estabas celoso?
—No de usted— eso fue apenas un susurro.
—¿De Higuchi?— sus manos por fin se desplazaron hasta los olanes de su camisa pulcramente blanca.
—Si— musitó sin saber bien que hacer.
—¿Has considerado decirme que te gusto?— a Chuuya le daba igual escuchar "No me gustas", el pudor abandonó su cuerpo al escuchar que estaba celoso de la rubia.
—No...
La expresión de Nakahara fue remplazada por la realidad, frente a él estaba Akutagawa, de quién se enamoró torpemente después de apreciarlo bien de cerca.
—Porque me rechazaría— agregó el de cabellos negros en un intento de ser valiente.
—¿Lees mentes?— arqueó las cejas frustrado, casi tentado a darle un golpe por el susto—. Yo creo que no, así que no asegures nada por mí.
Akutagawa estaba dispuesto a protestar, pero fué jalado hasta quedar a la altura de Chuuya, el más bajo tiró de sus olanes y rozó sus labios solo para darle el tiempo de rechazarlo, al ver que no sucedía, plantó un tierno beso en Ryunosuke.
Chuuya movió levemente sus labios esperando ser correspondido, pero Akutagawa no era muy ágil, apenas pudo entreabrir su boca para darle más libertad. Nakahara estaba un poco feliz de ver su "inexperiencia". Se alejó lo suficiente para ver el rubor creciente de Ryunosuke.
—No te rechazaré— murmuró divisando la lucha emocional del contrario—. Dímelo.
—Yo...
—¡Chuuya-san!— la rubia abrió la puerta haciendo que ambos saltarán—. ¿Dónde está?.
—Maldita...¡¿Qué?!— mostró una mano por detrás del contenedor.
—Es que necesito ayuda con el delineador— admitió casi asustada por el tono de su voz.
—Ya voy— aún no despegaba la mirada de Akutagawa, este estaba furioso, y sofocado.
—Me retiro— corrió hasta la puerta, dedicándole una expresión agresiva a la femenina.
—¿Perdí mi puesto?— estaba a nada de llorar.
—Lo harás si vuelves a interrumpir.
Hasta beso y toda la cosa.
No busco hacer parecer a Higuchi cómo la "mala", ni se aprueba la misoginia contra chicas de bsd (de otras series, o reales) todas son unas reinas.
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