Tos.

Advertencias: Ninguna.

~•~

Los pasillos de la mafia son silenciosos, incluso para la organización delictiva es de mal gusto el ruido excesivo. Una cabellera naranja se asoma por la entrada a una bodega, de esta proviene el único sonido que altera la paz del edificio.

Akutagawa tiene una mano sobre su cara, mientras el mafioso vé su piel siendo cubierta por la luz de la luna, inconscientemente piensa que es atractivo, las tonalidades pálidas de su cuerpo, más esa cara tan inexpresiva, y el color de sus ojos. Akutagawa le parece una belleza extraña.

Se da un golpe en la frente antes de pasar para saludarle.

—Akutagawa, el jefe necesita verte.

—De acuerdo, iré enseguida— responde el de ojos grises.

Otra vez el sonido de la tos parece quebrar el momento—. ¿Te duele la garganta?.

—Es por el frío— sus palabras dejan un poco de inconformidad en Nakahara.

—Bueno, entonces abrigate bien— se da la vuelta pensando que fué una pregunta estúpida.

Gracias, Chuuya-san— solo esas palabras hacen que gire su cuerpo encontrando algo parecido a una expresión tranquila.

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—Te traje esto— el pelinaranja azota un termo frente al más alto—. Bebelo antes de que se enfríe.

Sale del lugar dejando un Akutagawa visiblemente más confundido, aún así se asegura que nadie lo mire antes de girar la tapa, encontrando que contiene té verde. Lo olfatea un poco inseguro, vamos, no bebe cosas que no sean preparadas por él mismo. Parpadea un par de veces para al final seguir las indicaciones de su superior, sabe bien, es una bebida cálida y hace que su corazón se sienta cálido.

Nunca antes había escrito algo de este modo (me es un poco incómodo no hacerlo en pasado, pero quedó mamalon, los demás ya están bien redactados según yo).

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