Sucesos Inesperados
Al descender del coche, Levi abrió su paraguas para no mojarse al caminar hasta la entrada del complejo, pero se detuvo y se volvió a mirar a Erwin.
— ¿Le gustaría entrar a tomar y té? — no supo porque lo preguntó, no era su obligación pero algo en su interior hizo que preguntara.
—Creo que debo rechazar la invitación, supongo que usted estará cansado, además es tarde—
—No es ninguna molestia, pero si no quiere, está bien...—
Se dio la vuelta para entrar, pero al sentir el golpe de la puerta del coche cerrarse con fuerza esperó, y Erwin pronto estuvo con él bajo el paraguas.
—Entonces aceptaré su invitación— dijo Erwin sonriendo y acercando su boca al oído del joven.
Era la primera vez que Levi veía a ese hombre sonreír así, y su expresión fue de sorpresa ante ese gesto.
Miró al frente al notar que su cara ardía un poco a pesar del frio que hacía.
Al llegar a su apartamento, todo estaba apagado, su madre seguramente estaba ya dormida, así que el tomar un té, y calentar un poco el cuerpo no sería un problema.
Encendió las luces del apartamento y encendió el calefactor para abrigar un poco la sala, para luego poner el hervidor y buscar unas tazas para preparar el té.
—Por favor tome asiento, tendré todo listo en un momento—
Erwin observaba el lugar y le sorprendió el orden y limpieza del lugar.
—Gracias...— dijo mientras se sentaba en el sofá — de verdad lamento haberlo hecho ir hasta el hotel por asuntos del trabajo—
—No tiene que disculparse, a fin de cuentas era una situación de cuidado para la trasferencia, seria problemático el no poder realizar la compra como se debe...
Erwin miraba a Levi ir y venir por la cocina. Levi se había quitado el abrigo y el saco que se ajustaba muy bien a su delgado cuerpo. Una vez más aquel sueño regresaba a su memoria, aunque su cuerpo ya no reaccionaba como en aquella ocasión. Agradeció a su cerebro por no hacerlo pasar un mal rato.
Los minutos pasaban y Erwin trataba de mantener la calma, pues el joven tenía un encanto único para moverse y eso estaba poniendo en problemas al rubio.
"Es un joven muy apuesto" pensaba, mientras Levi servía el té "huele realmente bien"
Estaba distraído, y apenas logró poner atención cuando Levi le habló.
— ¿Se encuentra bien? ¿Está enfermo? Su cara esta algo roja...— al sentir la cercanía de Levi se puso algo nervioso.
—N-no... solo estoy cansado, no tiene que preocuparse por mí— sonrió nervioso.
—Entonces debió regresar al hotel, no dudo que ser dueño de un hotel ha de ser cansador—
—No puedo rechazar una invitación cuando es mi secretario quien me ha invitado—
— ¿Eh? —
—Seria descortés de mi parte no aceptar, espero recibir la misma recepción el día de navidad—
—Mi madre se asegurara de que así sea— dijo Levi y se sentó frente a Erwin, luego de poner en la mesita dos tazas de humeante y negro té, una azucarera, variedad de sándwich y galletas.
—Adelante— dijo Levi e invitó a Erwin a que se sirviera.
—Muchas gracias por invitarme— dijo mientras tomaba una galleta del bolo y la llevaba hasta su boca.
—Debería contactar a ese tal Nile Dok y solucionar el problema— comenzó Levi, pero Erwin lo interrumpió.
—Creo que es suficiente trabajo por un día... no me molestaría hablar de algo que no fuese trabajo...— rio con suavidad al ver la expresión de Levi, tan confusa por la repentina interrupción.
Levi no dijo nada, pero pronto la plática se volvió más amena.
La próxima hora se lo pasaron hablando más de sus gustos y de ellos mismos en lugar de trabajo.
Para Levi, estaba siendo una experiencia nueva el poder platicar con alguien a quien apenas conocía y con quien apenas tenía algún tipo de contacto, y que además en su interior, estaba deseando el poder oír más de quién en ese momento era su jefe.
A eso de las tres de la madrugada, Levi se levantó del sofá para lavar los trastes, pero cuando regreso a la sala, encontró a Erwin profundamente dormido y con el celular colgando de su mano.
— ¿En serio se durmió? — Se dijo y se detuvo frente a él cruzándose de brazos — no se puede evitar—
Quiso despertarlo, pero se detuvo a centímetros del cuerpo del rubio.
Con su mano, acomodo el cabello que caía sobre el perfilado rostro de Erwin, procurando ahora, el no despertarlo.
Al notar lo que hacía, se apartó algo nervioso mientras sostenía su mano como si esta quisiera acercarse a ese hombre otra vez.
Fue hasta su cuarto donde pensó que su madre estaría dormida, sin embargo su cama estaba vacía y la luz de las calles entraba débil por la ventana.
Sacó de su bolsillo su móvil para llamarla y saber de ella, pero un mensaje de ella había llegado hacia unas horas.
"Kenny está en la ciudad y salimos un momento, no me esperes, llegaré hasta mañana al medio día, te quiere tu madre"
Y como si de un niño asustado se tratara, se asomó por la cocina para mirar a Erwin que continuaba dormido sobre el sofá.
Al notar la diferencia de estatura entre ellos, no le pareció buena idea cargarlo hasta su cuarto, pero al recordar lo fría que era la sala, incluso si le dejaba varias mantas, Erwin iba a pasar frio.
Como pudo, cargó a Erwin hasta su cuarto y lo dejó con cuidado sobre la cama. Al principio pensó que su intento de despertarlo, funcionaría, sin embargo, Erwin había caído en un sueño bastante pesado, pero increíblemente, su cuerpo no lo era como lo había pensado al ser Erwin tan alto y tener esa contextura de cuerpo.
Ahora se enfrentaba a otro problema. En su apartamento no había ropa que le pudiera quedar a Erwin, y pensaba en cómo solucionar ese dilema mientras él se ponía su habitual camisón para dormir.
Finalmente optó por quitarle el saco, la corbata y la camisa.
Entonces su corazón latió con una fuerza inusual. Sin duda, ese cuerpo se mantenía increíblemente bien para ser un hombre mayor.
Sus dedos rozaron la tersa y blanca piel frente al él al momento de quitar la camisa.
Una vez que lo acomodó sobre la cama, debió admitir que ese hombre era bastante atractivo, y lucia aún más atractivo al ver que su rubio cabello caía sobre el dormido rostro de Erwin.
Finalmente, también se metió a la cama pero dando la espalda a Erwin, mientras que afuera la lluvia al fin empezaba a declinar.
A la mañana siguiente, la alarma del su celular lo despertó. Se desperezó y luego se volvió hacia el lado opuesto al que había dormido y se encontró con el durmiente rostro de Erwin.
Levi prácticamente saltó de su cama al verlo junto a él. Como aún seguía algo dormido, no sabía porque Erwin estaba en su cama. Pero luego los recuerdos llegaron a su mente.
Erwin abrió lentamente sus ojos y parpadeo un poco antes de enfocar bien el lugar donde estaba. Y cuando consiguió enfocar su vista, se encontró con un Levi nervioso que lo miraba un tanto asustado, pegado a la pared.
Inmediatamente se sentó en la cama al notar que no era su habitación donde estaba.
Sin embargo, quizás fue una suerte que el celular de Erwin sonara, pues rompió un poco la tensión que se había formado entre ambos al verse en una situación tan incómoda.
—Hanji...— dijo mientras se levantaba y tomaba su ropa que estaba prolijamente ordenada sobre la silla que Levi había llevado hasta su cuarto para dejar allí.
Erwin abandonó la habitación para poder hablar con Hanji, y Levi no quiso salir de su cuarto hasta que este hubiera terminado de hablar con ella.
Varios minutos más tarde, Erwin llamaba a la puerta de la habitación de Levi y este se sobresaltó, pero permitió que Erwin entrara.
Erwin entraba ajustando su corbata, pero su cabello seguía desordenado, pues parecía que no había dado con el baño.
Levi, sin embargo, estaba de rodillas sobre su cama apretado entre sus manos, su camisón.
Erwin lo miraba sonrojado y Levi, nervioso. Pues nunca había admitido en su casa a nadie, y ahora su jefe había dormido junto a él en su casa y en su cama... sin duda un comportamiento nada usual en él.
—No tengo palabras para expresar cuanto lamento todos los problemas causados... solo quería avisarle que puede tomarse sus vacaciones a partir de hoy... me haré cargo de los documentos .
Fue un momento incómodo y extraño, oficialmente comenzaban sus vacaciones, sin duda, fue un acontecimiento inesperado.
—Descanse señor Ackerman, y gracias por todo— dijo Erwin, haciendo una leve reverencia ante el perplejo Levi que no daba créditos a lo que estaba sucediendo.
Luego dio la vuelta y cerro con cuidado la puerta del cuarto del moreno, pero como si hubiese recibido una descarga eléctrica, Levi se levantó de la cama, y aun con el camisón, fue tras Erwin.
Lo encontró en la puerta a punto de irse.
— ¿No va a desayunar? — pregunto él.
Erwin se volvió a él para mirarlo cuando oyó su voz.
Ambos hombres se sostuvieron la mirada un momento.
—Se lo agradezco, pero comeré algo en el camino, no tiene que...—
—No me molesta si me acompaña a desayunar, suelo hacerlo con mi madre ahora que está visitándome, pero no me importaría que se quedara a desayunar conmigo—
"¿Qué demonios estoy diciendo?" se cuestionó al oír sus palabras "¿Por qué estoy invitando a mi jefe a desayunar"
Estaba dándose cuenta de que no estaba actuando como de costumbre, nunca habría admitido a extraños en su departamento, y ahora su jefe estaba en el umbral de su puerta. Nunca había permitido a nadie dormir en su cama, y su jefe estaba junto a él, esa mañana. Nunca invitó a nadie a tomar el desayuno, y ahí estaba su jefe, con mirada confundida, y esperando una respuesta por su parte.
—Pero si tiene prisa, entonces no lo detendré...—
Erwin sonrió ante esa mirada.
— ¿Le importa si yo preparo el desayuno? — preguntó y una radiante sonrisa se dibujó en su semblante.
Levi, disimuladamente apretó los puños, e inconscientemente, asintió e invitó a Erwin a entrar una vez más al apartamento.
Una vez dentro, Levi le indicó donde encontraría todo lo que necesitaría para preparar el desayuno.
—El delantal está ahí, úselo o ensuciará su ropa — dijo Levi señalando el delantal negro colgado junto al refrigerador.
Levi, encendió el televisor dejando las noticias matutinas.
—Iré a cambiarme, ahora regreso...— dijo y fue hasta su cuarto otra vez.
Leví fue hasta su cuarto dejando a Erwin solo en su cocina y de inmediato se llevó la mano a su cabeza pensando porque había invitado a su jefe a comer con él.
Su móvil sonó justo cuando iba a pellizcarse por si estaba soñando que hacia todo eso o si de verdad estaba sucediendo.
Corrió a coger el celular.
—Es mamá...— y subió a su cama para contestar.
—Vi que llevaste a un tipo muy guapo a tu apartamento, por eso no regresé— fue lo primero que soltó la mujer.
— ¿Qué...?— fue lo que salió de su boca.
—Querido, anoche te vi entrar al apartamento con un hombre alto y rubio, no vi su rostro pero supongo que es apuesto... ¿es tu novio? —
— ¡ES MI JEFE! — contestó él, asegurándose que su voz no llegara a la cocina — solo vino por asuntos del trabajo, no seas mal pensada...—
Miró a la puerta de su cuarto, rogando que Erwin no oyera nada.
—Y tú que eres tan amable, lo invitaste a quedarse ¿o no? —
— ¿Dónde estás? — pregunto él, desviando la plática.
—Estoy de camino al terminal de buses, me regreso a casa— dijo — Levi, debo cortar, estoy algo ocupada en este momento. Solo llamaba para saber que estabas bien—
Levi cerró sus ojos y suspiró, así era su madre.
—Cuídate, estaré aquí la próxima semana para tu cumpleaños, y no olvides traer a tu jefe— oyó que la mujer reía y finalmente colgó.
Dejó su móvil en su mesita de noche y fue hasta el closet donde busco ropa casual para estar en casa.
Cuando salió de su cuarto, encontró a su jefe, aun preparando el desayuno, mientras miraba la televisión. Había recogido su camisa hasta los codos, y la corbata estaba echada hacia un lado, sobre su hombro.se movía con gracia por la cocina.
"... los desastres causados por los protestantes por la alza de en los precios del pasaje, han ido en aumento. La policía, bomberos y ambulancias no han dado abasto, desde hace ya unos días. Sin embargo, el día de hoy los disturbios han ido en incremento..."
Levi también miró la televisión mientras iba hasta la barra de su cocina y se sentaba en la butaca que ahí había.
—Será difícil llegar al hotel, el transito está cortado— comentó Erwin y empezó a servir el desayuno.
Levi miró los platos frente a él, y la humeante taza de té.
Había un bol de arroz, otro de natto, ají no hiraki, una tortilla, tofu, y un bol de sopa misu.
Levi estaba sorprendido. Era un desayuno como se debe, y no lo que él solía comer al vivir solo.
—Espero le guste, es lo que solía desayunar antes de tener tantas responsabilidades, por favor disfrútelo — dijo cuando dejó la tortilla y se sentaba a la barra frente a Levi.
—Gracias por la comida— dijo Levi, y llevó una pequeña porción de arroz a su boca.
¡Está delicioso! Pensó y miró de reojo al rubio.
Por su parte, Erwin, lo miraba esperando saber su opinión.
— ¿Le gusta? — pregunto Erwin ocultando su ansiedad y quitándose el delantal.
—Está delicioso la verdad— dijo mirando encantado a Erwin.
—Qué bueno— sonrió el rubio.
Levi, sintió un repentino latido que golpeó con fuerza su pecho.
Guardó silencio mientras comía. No sabía que decir o que hacer. De vez en cuando miraban la televisión, y opinaban respecto a la noticia de último minuto.
Cuando hubo terminado de comer. Erwin se levantó de su silla, y recogió los trastes. Los llevó hasta el fregadero dispuesto a lavarlos, pero Levi lo detuvo.
—No es necesario, puedo hacerlo yo, además se le hará tarde para ir al hotel con los disturbios en las calles... —
— ¿Está seguro? — pregunto Erwin preocupado.
Levi asintió, entonces Erwin tomó su saco otra vez y se preparó para marcharse.
Ya en la puerta, se volvió a mirar a Levi.
—Le agradezco su hospitalidad, y amabilidad señor Ackerman. Ahora me retiro, y disfrute de sus vacaciones — dijo sonriendo — lo veré para navidad.
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