Cita no Planeada

—Soy igual que usted en el sentido  de que…— su mirada estaba fija en su  taza y parecía avergonzarse de sus palabras — ¡también siento…cierta atracción por los hombres! — Soltó  sin mirar al hombre que estaba detrás de él.
—Señor Ackerman…—
—No soy estúpido, señor Smith —  dijo — Sé  muy bien lo que quiso decir ese bastardo en el bar… es por eso que no pude contenerme—
Sus manos empezaban a arder debido a que estaba sosteniendo aún la taza entre sus manos.
Erwin, solo miraba a Levi sorprendido. No esperaba una confesión como esa.
—Señor Ackerman… gracias por todo lo que ha hecho por mí hoy…— dijo inclinándose levemente ante el moreno — sé que no tengo el derecho a pedírselo, pero ¿podría mantener esa información en secreto? —
Erwin levantó su azulina mirada a Levi aun estando inclinado ante él.
— ¿Puedo contarle algo? — preguntó y se levantó al fin.
Levi lo observó por un momento, antes de asentir levemente con su rostro enrojecido, pues no estaba en sus planes revelarle algo tan personal.
Erwin se apoyó en el barandal del balcón junto a Levi y mirando hacia la ciudad, empezó a hablar.
—Me mudé de la ciudad en que vivía por esa razón. Para mis padres, el enterarse que su hijo era “diferente” fue un golpe duro. Mi padre me apoyó a pesar de que al principio le parecía algo bastante desagradable. Sé que no lo acepta del todo, que solo lo hace para no dejarme solo con esto. En cuanto a mi madre, ya se hizo una idea de lo que piensa al respecto, al reaccionar como lo hizo esta mañana cuando se enteró que había pasado aquí la noche—
Hizo una pequeña pausa, solo pasa soltar un resoplido de fastidio.
—Esas mujeres que estaban hoy en el hotel, eran mi madre y la esposa que una vez tuve, pero que al final, se fue con quién decía que era mi amigo. Si le soy honestos señor Ackerman, no me afectó en absoluto esa situación. Salía con esa mujer para complacer a mi madre, pero nunca sentí nada por ella. Al final terminé divorciándome, pero ella no perdió el tiempo y se fue con Nile.
Por extraño que le pareciera, Levi estaba interesado en saber más acerca de esa historia.
— ¿Su padre estuvo de acuerdo con esa boda? — preguntó algo temeroso el menor.
—No. Mi padre se opuso rotundamente, y por eso mi madre lo dejó. Siempre le gritaba a mi padre que ella no había parido a un hijo “bastardo”  creo que pensó que eso sería un insulto, aunque creo que me habría ofendido si me hubiese llamado “maricon”, como sabe, así nos llama la gente que no conoce de nuestra situación. Pero unos años después, mi madre regresó al verse en graves problemas económicos. Mi padre la ama, y la aceptó de vuelta. Solo le impuso una condición—
— ¿Condición? —
—Sí. Que me dejara en paz, y me permitiera hacer mi vida con quién yo quisiera— continuó Erwin y miró sus manos — pero mi madre no ha cumplido con esa condición, insiste en que vuelva con María. Pero no lo haré. No le daré en el gusto. Viviré mi vida como yo quiera y no como ella quiera que la viva.
Levi lo observaba. Era increíble que un hombre que lo tenía todo, dinero, fama, un status en la sociedad, viviera de esa manera. Oprimido por su familia. Sin duda era una vida muy diferente a la suya.
—Mi madre también se sorprendió cuando le conté de mi orientación— dijo él de pronto atrayendo la atención de Erwin — pero creo que soy afortunado de tener una familia como la que tengo. Una madre que me apoya en todo y a la que amo, y un tío que ha sido como mi padre. Les debo mucho a los dos.
— ¿Y su padre? — preguntó Erwin.
—No tengo padre— dijo y su tono de voz sonó molesto.
—Lo… lo siento, no quería molestar…—
Pero Levi se relajó al notar que nada más era curiosidad por parte de Erwin el saber de su padre.
—Era un mal nacido que solo hizo sufrir a mi madre… un hombre al que espero no volver a ver ni siquiera cuando esté muerto—
—Lamento haber preguntado algo tan personal…— se disculpó Erwin y aparató su mirada del menor.
—Es algo de lo que no quiero hablar si no le  molesta, sr. Smith—
Erwin se sintió incómodo ante las palabras de Levi, sin duda había tocado un tema muy sensible para el muchacho. 
—En verdad lamento haber preguntado algo tan delicado para usted sr. Ackerman—
Hubo un silencio incómodo entre ambos, silencio que Erwin interrumpió.
— ¡Cierto! — Dijo y Levi dio un leve saltito al oír a Erwin — dentro de dos días es navidad—
— ¿Cómo dice? — preguntó Levi perplejo ante tan repentino comentario.
—Tengo que hacer una llamada— dijo y miró a Levi — discúlpeme un momento por favor, no me tomará mucho—
Regresó al interior del apartamento. Levi se quedó aún más perplejo. Erwin Smith era un hombre extraño.
Sin embargo, esos minutos solo en el balcón, le hicieron pensar en la historia que Erwin le acababa de contar. Se sentía alagado de que le contara parte de su vida sin que él se lo hubiera preguntado, y  sin quererlo, tenían algunas cosas en común.
—La fama, el dinero y poder, no lo son todo al final…—
Pasado el mediodía, ambos hombres estaban en la cocina de Levi preparando el almuerzo. Erwin lo había invitado a comer afuera pero Levi propuso el comer en casa.
Levi se había cambiado su ropa, y ahora vestía algo más casual. Una camisa negra abierta hasta el pecho, y las mangas recogidas hasta los codos, y un pantalón gris casual.
Un delantal a cuadros rojos y blancos con blondas blancas en el borde, cubrían la ropa del menor y evitar así ensuciar su ropa. Erwin no le quitaba la vista de encima.
—Es el delantal que usa mi madre cuando viene a visitarme… le gusta cocinar para mí cuando viene— estaba muy sonrojado y avergonzado y hasta se arrepintió de haber propuesto almorzar en su apartamento.
Mientras tanto, Erwin estaba usando un delantal verde que pertenecía al tío de Levi.
El saco de Erwin estaba guardado en el armario de la habitación de Levi.
Levi miraba de manera más discreta a Erwin, le parecía atractivo el verlo en una faceta que no fuese como la de su jefe de una cadena de una prestigiosa cadena de hoteles.
Mientras preparaban el almuerzo, el teléfono celular de Erwin sonó, y no fue la única llamada que recibió. Era normal que un hombre como él estuviese siempre  tan ocupado. Pero Erwin les decía a todos lo mismo, que no regresaría al hotel hasta la noche y que se hicieran cargo ellos de los inconvenientes, y que no lo llamaran si no era de real importancia.
Mientras la comida se cocinaba, Erwin se encargó de las ensaladas, pero luego de encontrar la botella del aceite e intentar abrirla, esta se derramó un poco sobre la camisa que llevaba en la parte del brazo.
—Demonios…— dijo y Levi se volvió a verlo, mientras dejaba de lado los utensilios que había utilizado para cocinar.
Vio a Erwin que se quitaba rápidamente el delantal, y continuaba con la camisa. En el mesón de la cocina había un pequeño charco de aceite.
Levi fue con él y le  ayudó a quitarse la camisa. Era la segunda vez en menos de veinticuatro horas que Levi, veía aquel dorso desnudo ante él.
Tratando de mantener la calma, tomó la camisa y busco la sal para aplicar una buena cantidad sobre el lugar en que se había manchado la camisa.
Con una cuchara, la esparció cubriendo por completo la mancha de aceite.
— ¿Sal? — pregunto confundido el rubio.
—Mamá solía hacer esto cuando era niño y ensuciaba así mi ropa— Erwin siguió mirándolo perplejo —no quitará la mancha, pero al menos será difícil notarla a menos que esté  cerca como lo estamos nosotros ahora—
La sal, comenzó a absorber el aceite de la camisa, y Levi quito esa sal, para aplicar otra cantidad igual cantidad, y ésta también absorbió el aceite.
Luego  llevó la camisa hasta el baño donde tenía una pequeña palangana de plástico donde restregó con jabón la camisa y finalmente la metió en la lavadora.
Regresó a la cocina ante la mirada perpleja y sonriente de Erwin.
Al notar que el rubio seguía desnudo del pecho, fue hasta su cuarto y busco alguna prenda que pudiera quedarle.
Encontró un buzo que había dejado Kenny, hacía ya mucho tiempo cuando lo visitó por última vez.
— ¡Sr. Smith! — llamó Levi desde la puerta de su cuarto.
Erwin fue hasta él.
Levi lucia cansado cuando Erwin lo encontró sentado en su cama, y quitando el sudor de su frente con su mano.
—Esto es de mi tío… tal vez le quede… lo siento, no tengo nada más que ofrecerle mientras lavo su camisa— dijo enseñándole el buzo.
Tras dar un bostezo, Levi salió de su cuarto dejando solo a Erwin.
Mientras Erwin se cambiaba, Levi preparó la mesa para  finalmente almorzar.
Usó la bajilla que su madre le había regalado cuando se mudó al apartamento, incluido el juego de vasos que había comprado hacía poco para celebrar las fiestas.
Los platos, el cubierto y los vasos para el vino, ya estaban puestos sobre la mesa. Luego fue por una cubeta para poner el vino, y también puso dos tazas con sus respectivos platillos. Era infaltable el té para Levi.
—Lamento todos los problemas que le he causado sr. Ackerman— dijo Erwin apenado y sacudiendo sus rubios cabellos.
“¿Cómo puede verse tan sexy vistiendo así?” pensó Levi cuando sus ojos se encontraron con aquel hombre.
—Señor Ackerman… ¿está usted bien? — la voz grave de Erwin llegó a sus oídos haciéndolo salir de su ensoñación.
Levi sacudió levemente su cabeza, para dispersas sus pensamientos sobre su jefe.
—Estoy bien, no se preocupe— dijo — por favor siéntese, serviré el almuerzo.
Erwin así lo hizo, se sentó a la mesa mientras Levi se quitaba el delantal y lo colgaba en la entrada de la cocina.
A Levi le estaba costando trabajo el poder mantener la calma, y eso se notaba en el temblar de su cuerpo al comer.
—Se suponía que quería darle su regalo de navidad yendo a aquel bar, pero todo se fue al demonio gracias a ese sujeto—
—No es su deber regalarme nada, no tiene que preocuparse— bebió un trago de vino para ocultar su nerviosismo.
—Es cierto, pero quería hacerlo— dijo como si nada — ¿qué hay de malo con querer hacer un regalo de navidad? —
—No hay nada de malo… pero… yo no he podido conseguirle un regalo… es solo porque no conozco mucho de usted así que… no sé qué regalarle exactamente…—
En ese momento, y tras dirigirle una mirada a Erwin, supo cuál debía ser el regalo para  él.
Por primera vez en mucho tiempo, Levi estaba disfrutando de un almuerzo. Su enojo por lo ocurrido esa mañana, se había esfumado al fin.
—Le queda muy bien esa ropa señor Smith— dijo de pronto Levi.
— ¿Le parece si dejamos de lado las formalidades? — Dijo Erwin — no tiene que llamarme “Señor Smith” todo el tiempo —
—Es mi jefe ¿de qué manera debería tratarlo? — dijo de manera sarcástica.
— ¿Te parece si me llamas por mi nombre? — Erwin levantó la mirada de su plato para dirigirla a Levi sonriendo.
“¿Me está tuteando?”
—Y si no te molesta, quisiera llamarte por tu nombre cuando no estemos en el hotel—
La lluvia caía al otro lado de la ventana, y el caldo que habían preparado para almorzar les caía de maravilla.
—Sr. Smith…—
—Erwin— dijo —llámame Erwin—
—Erwin…— se sintió extraño al llamarlo por su nombre — deberíamos regresar al hotel después de comer ¿no crees? —
—No. No volveré hasta la noche, iré a casa de mis padres antes de que se vayan de vacaciones fuera del país— dijo — y en cuanto a usted, sus vacaciones empezaban hoy, y así será—
Levi solo lo miraba.
—Esto está delicioso… la próxima vez lo invitaré a comer cuando tenga un lugar donde quedarme…—
—Usted… ¿tú no vives en el hotel? —
—De momento si, pero pienso comprar una casa o un apartamento. No me gusta la idea de vivir el resto de mi vida en el hotel— dijo Erwin mirando fijamente a Levi.
—Puedo ayudarte con eso si quieres, mis amigos conocen bien la ciudad y seguro ellos saben de alguna vivienda que este en venta—
— ¿De verdad? Te lo agradecería mucho, Levi—
Casi escupió la comida al oír su nombre de la boca de ese hombre. Sonaba hasta erótico, según él.
Una vez más sonó el celular de Erwin, y este tras disculparse con Levi, salió al balcón.
Momento que Levi aprovechó para tratar de tranquilizarse antes de que Erwin regresara.
Apenas habían empezado a comer y por lo visto, Erwin tendría que marcharse antes, no lo culpaba, así era su trabajo.
Erwin regresó minutos más tarde y volvió a sentarse a la mesa.
—Lo siento— se disculpó. Levi sintió un incontrolable impulso de reír, pero pensó que eso podría molestar a Erwin, así que solo sonrió.
—Podrías comportarte como alguien normal mientras estas aquí ¿te parece? — empezó a reír y Erwin estaba impresionado, aquel semblante serio y hasta enojado a menudo, ahora sonreía con una naturalidad que descolocaba un poco, pero también era contagiosa.
—Tienes razón— rio también Erwin — al menos debería poder almorzar como la gente normal—
—Serviré el té, tu comida se enfrió— dijo Levi y levantó la mesa con ayuda d Erwin para luego llevar la pequeña tetera del té, el azúcar y unas galletas que Levi había comprado el día anterior.
—Creo que ya sé que darte para navidad — soltó de pronto Erwin mientras daba un sorbo a su taza.
—Ya te dije que no necesito que me des nada—
—Y yo ya te dije que quiero hacerlo— respondía Erwin serio.
El pitido de la lavadora sonó anunciando que el proceso de lavado había terminado.
—Su camisa esta lista, basta con tenderla por un momento y estará seca completamente—
Se levantó y fue a buscar la camisa. Al mirar la mancha en el brazo, está prácticamente no se veía a la primera mirada, había que ponerle mucha atención para notarla, y entonces miró la etiqueta, ya sabía que darle a su jefe como regalo de navidad.
—Vaya… esta seca…—
Salió con la camisa en sus manos y fue con Erwin que estaba con los codos apoyados en la mesa, y en sus manos estaba la taza de humeante té, y miraba por la ventana.
—Está lista— anunció Levi — tu camisa esta lista y la mancha es casi invisible, al menos servirá hasta que regreses al hotel y puedas cambiarte. Ya luego puedes tirarla, pues con el tiempo esa mancha será notoria—
Durante la tarde, ambos aprovecharon de dejar varios asuntos del trabajo adelantado. Pues Levi tenía pensado ayudar en el salón durante las vacaciones y Erwin tenía agendado varios viajes durante el mes de enero.
Afuera no paraba de llover, y el frío se hacía más intenso a medida que la noche entraba a la ciudad.
A eso de las nueve de la noche, Erwin, vestido una vez más con su caro traje, abandonaba el departamento agradeciendo a Levi por todo, se incluso se disculpó  por el incidente de aquella mañana y finalmente se fue.
Otra vez estaba solo en su apartamento. Por un momento, se sintió a gusto el estar acompañado.
Regresó hasta la sala de estar y allí encontró las dos tazas en que habían estado bebiendo té y café para pasar el frío a pesar de que el calefactor estaba encendido.
Tras ordenar y lavar los trastes, se dio una ducha y se metió a la cama. Hacía frío y estaba cansado. Había sido un día muy agotador en todo aspecto para él.
Envuelto en las mantas de su cama, sus pensamientos divagaban hasta Erwin, que había dormido en esa misma cama, en el lado en que él estaba ahora… y las mantas tenían un leve aroma al perfume que Erwin usaba.
Estaba perdiendo la cabeza por cosas irrelevantes. Pero su jefe no lo era.

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