Asalto
A la mañana siguiente, lo que lo despertó no fue precisamente la alarma de su reloj despertador que estaba junto a su cama sobre la mesita de noche, sino que el fuerte dolor de cabeza que había aparecido mientras dormía. Y no solo eso, su fiebre había ido en aumento durante la misma.
Dolía cada uno de los músculos de su cuerpo, y el ruido de la ciudad que despertaba, se volvía una molestia como pocas.
Intentó buscar su teléfono celular, pero su cuerpo no respondía. La gripe estaba siendo bastante agresiva. Desistió de hacerlo cuando el timbre de su departamento resonó por el lugar.
Como no tenia la fuerza para poder moverse, dejó que el timbre sonara y sonara, pero lo alertó el sonido metálico que hace una puerta al ser forzada a abrirse.
"Ladrones" pensó, y esta vez se obligó a levantarse. Llevó con él su móvil.
Caminó mareado hasta la puerta de su cuarto, donde apoyó todo su cuerpo antes de abrirla y averiguar que estaba pasando en su residencia.
Jadeando por el esfuerzo que estaba haciendo, abrió un poco la puerta, y allí, revolviendo en sus cosas, había dos tipos ataviados en ropas negras y rostro cubierto. Estaban registrando los muebles que el joven tenía en su hogar, y todo lo de valor que encontraban lo metían en unas enormes bolsas de lona que llevaban con ellos.
Llamó a la policía y se preguntaba cómo habían burlado al guardia de la recepción.
Una vez que hizo la llamada, abandonó la seguridad de su habitación y así como estaba de débil, enfrentó a los ladrones.
Los hombres al principio parecieron sorprendidos, pues habían dado por hecho que los dueños de aquel apartamento no estarían en casa.
Levi solo llevaba una camisa. Se la había puesto debido a la fiebre que lo acosaba desde el día anterior.
—Salgan de aquí o lo lamentarán...— murmuró sin fuerzas el joven.
Pero un tercer hombre, al que Levi no había visto, le daba un fuerte golpe en la espalda, haciendo que el muchacho cayera bruscamente al alfombrado suelo, pero Levi se levantó, no iba a permitir que esos malditos robaran sus cosas.
Se abalanzó contra uno de los hombres, pero este le daba un fuerte golpe en el estomago consiguiendo así que Levi quedara de rodillas y doblado por la mitad de su cuerpo al recibir semejante golpe.
Resistió el asalto hasta que la policía al fin llegó. Con su cuerpo lastimado por la agresión de los antisociales, Levi acabó por derrumbarse.
Pero antes de que su cuerpo diera contra el suelo, Farlan lo detenía para evitar que se hiciera más daño.
Levi solo abrió sus ojos para ver quién lo había detenido su caída.
—Farlan... — murmuró y solo entonces cerró al fin sus ojos.
Mientras tanto en el hotel, todos se preguntaban que había pasado con Levi, que no llegaba aún a tomar su turno.
Sabían que estaba enfermo, pero también sabían que era un hombre responsable y si se le presentaba una situación que afectara en su trabajo, avisaba con anticipación que no podría asistir, dando tiempo así de encontrar a un reemplazo.
Sin embargo, la mayoría de sus compañeros se preguntaba que podría haber sucedido para que Levi no llamara ni se apareciera en el hotel.
—Tal vez está demasiado débil como para poder moverse por su cuenta— comentaba Armin a Connie.
—Aun así, es raro de él, no avisar... — apenas y había acabado de hablar cuando el teléfono de la recepción sonó.
—¿Ves? Seguro es Levi, y quiere notificar que llegará tarde— sonrió Connie atendiendo la llamada.
Armin se acercó a él, e intento oír la conversación pegando su oreja al teléfono.
—Levi, al fin llamas estábamos preocupados por ti, ayer lucias horrible...— decía Connie, pero fue interrumpido por quién llamaba al hotel.
—Connie, al fin logró comunicarme con ustedes — dijo la voz al otro lado.
—Farlan, buenos días, ¿Qué sucede?
—Levi no irá al hotel hoy, estoy en su apartamento y acaba de sufrir un asalto, apenas llegue una ambulancia lo acompañaré al hospital. Pues los delincuentes lo atacaron cuando intentó resistirse al asalto.
—¿Llamaste a la policía? — quiso saber Connie, y Armin lo miraba sin entender al ver que la expresión del joven cambiaba, pues no lograba oír del todo la conversación.
—La policía estaba aquí cuando llegué. Se me hizo extraño que Levi no pasara por el salón como hace cada día, así que vine a verlo, además de que estaba al tanto de que estaba teniendo esta fuerte gripe...
—Comunicaré lo que me dices a Pixi, le informaré de la inasistencia de Levi, seguro Nanaba vendrá a reemplazarlo— dijo y cortó.
Luego se volvió a Armin para informar de la situación, y luego subió rápidamente hasta la oficina de Pixi, donde llamó a la puerta para informar de lo ocurrido.
Sin embargo, no fue la voz de Pixi la que le respondió. Al entrar, se encontró con el nuevo dueño del hotel, Erwin Smith.
—Sr. Springer buenos días — saludo Erwin amablemente.
—Buenos días señor Smith... buscaba al señor Pixi, pero veo que no está aquí...— dijo él nervioso, necesitaba comunicar lo sucedido.
—Salió un momento, pero si necesitas algo puedo ayudarte si lo deseas — contestaba el rubio amablemente.
No había tiempo que perder, tenia que informar a alguien de la situación.
—Señor Smith, quería informar al señor Pixi de que Levi Akerman no vendrá hoy al trabajo— explicó el menor algo nervioso y ansioso.
—Supongo que su gripe empeoró, es mejor que descanse, podemos encontrar un reemplazo ¿verdad?
—No es solo su gripe señor... verá, acaban de llamar desde su residencia, esta mañana el señor Ackerman fue asaltado en su departamento y los delincuentes lo atacaron, va de camino al hospital en este momento.
Erwin se sorprendió un poco al oír aquel reporte.
— ¿Está herido? — preguntó.
—No lo sé, solo nos informaron del asalto, aunque supongo que su estado de salud empeoró y debió ser trasladado al hospital.
***
Levi era llevado al hospital más cercano para ser atendido. Farlan informaba a Isabel de lo ocurrido y la dejaba a cargo del salón mientras esperaba por Levi.
Farlan iba de un lado a otro esperado noticias de su amigo, cuando una mujer de largo cabello negro, ojos adormilados y semblante preocupado, llegaba con el joven.
— ¿Qué fue lo que pasó? — Preguntó la mujer alterada — el guardia dijo que asaltaron el apartamento de Levi... ¿está bien?
—Cálmese Kuchel— decía el joven — está siendo atendido en este momento.
— ¡Mi hijo!— lloraba la mujer —¡mi hijo!
—Tranquila Kuchel, seguro no es nada grave— decía Farlan tranquilizándola.
Ambos esperaban por noticias de Levi. Desde que lo habían ingresado que no sabían nada de su estado de salud.
El médico salió de la sala de atención varios minutos más tarde y Kuchel fue hasta él.
— ¿Cómo está mi hijo? Soy su madre— lloraba la mujer.
El médico también trato de calmarla tomándola con cuidado por los hombros.
—Estoy sorprendido — dijo el médico y sonrió para darle tranquilidad a la mujer — el joven no tiene ninguna lesión grave, excepto una herida que tiene en su mano derecha, que por lo que pude ver, fue provocada por un arma blanca, le preguntaré al muchacho como se hizo esa lesión, pues estaba empezando a ponerse grave. Sin embargo, lo demás es solo una fuerte gripe, con unos días de reposo se recuperara pronto—
— ¿Herida en su mano derecha? — repitió Farlan y recordó que Levi le había contado sobre eso.
—Sí— contesto el hombre — era una herida bastante profunda, pero por suerte no hay ningún riesgo, con venas o nervios, tuvo mucha suerte la verdad.
—Esa herida se la propinaron hace unos días tras ayudar a una mujer que había sido víctima de un asalto, o eso dijo él...— explicaba Farlan.
El médico solo oía, luego miró a la mujer.
—Puede estar tranquila, el joven no está en riesgo, pero debió asistir a un centro médico para que atendieran esa lesión.
— ¿Puedo verlo? — pregunto ella.
—Por supuesto— decía el hombre y la acompañaba.
Farlan se sentó en una de las butacas a esperar a que la mujer le informara como estaba su amigo.
De pronto la mirada de Farlan fue a dar a la recepción, donde le pareció haber visto al dueño del hotel en que Levi trabajaba, pero le pareció una locura, no había razón para que ese hombre visitara un hospital a no ser que estuviera enfermo.
Los minutos pasaban y Kuchel no salía de la habitación, entonces se coló de manera sigilosa para poder hablar con la mujer.
— ¿Cómo sigue? — preguntó él.
—La fiebre al menos ya bajó. Hay que esperar a que despierte— anunciaba ella ya más tranquila.
Estaba sentada junto a la cama de Levi y tomaba con cariño la mano de este mientras de vez en cuando la besaba.
—Yo debo regresar al café, seguro Isabel ha de estar colapsada... por favor, llámenos si necesita algo y también infórmenos de cómo sigue Levi.
—Claro, muchas gracias Farlan— decía la mujer.
Farlan le regaló una sonrisa antes de marcharse.
Pasada casi una hora después de que Levi fuese ingresado al hospital, Kuchel al fin lo dejaba para ir al apartamento del joven y ordenar el desastre que los ladrones habían causado.
Kuchel firmaba unos papeles, tras la atención de Levi y se los entregaba al recepcionista, para luego finalmente abandonar el hospital. Iría por ropa para Levi y algunos utensilios que necesitaría mientras estuviera internado.
Erwin, entraba al hospital al que había sido trasladado el joven.
En el momento en que entraba a la instalación, junto a él paso una hermosa mujer, de largo cabello negro, parpados caídos y rojos labios.
— ¿Kuchel?
La mujer apenas oyó que la llamaban por su nombre se giró hacia quién le hablaba.
— ¿Erwin?
La mirada de ambos se encontró, pero paso una milésima de segundo para que ambos pudieran reconocerse.
— ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cuándo llegaste a la ciudad? — preguntaba él, acercándose a Kuchel y besándola en la mejilla, mientras ella regresaba el gesto y le regalaba un abrazo.
—Anoche...— contesto y se quitó las lágrimas de los ojos con su pañuelo— no te reconocí... ¿Cómo has estado?
—Yo muy bien, pero puedo ver que tu no ¿estás bien? — Pregunto y tomó las manos de Kuchel — ¿Qué estás haciendo aquí? — volvió a preguntar.
—Es mi hijo...— explicó — esta mañana fue asaltado en su departamento, pero ya está bien, ahora voy a su departamento para traerle un cambio de ropa y todo lo que precise mientras este aquí...—
—Lamento oír eso... y no sabía que tenías un hijo... la última vez que te vi... fue hace ya tanto tiempo...
La mujer soltó una risita llorosa al recordar esos tiempos.
—Ha pasado ya un tiempo... — contesto ella y sonrió.
—Supongo que tienes prisa, ya no te quito más tiempo... ah, ten, llámame, quisiera poder platicar contigo si tienes un tiempo libre— dijo mientras le entregaba una tarjeta de presentación.
—Seguro, quisiera saber que ha sido de ti en todo este tiempo— dijo mientras se despedía de Erwin.
La mujer se fue y Erwin pasó por recepción para preguntar por Levi.
El recepcionista informó del estado del joven, pero no le permitieron entrar a verlo. Aunque seguía preocupado, también estaba en parte aliviado de que el muchacho estuviese mejor.
Decidió abandonar el centro hospitalario para ir por un café, y en el camino se encontró con dos mujeres.
Una alta y de castaña cabellera, de ojos también castaños, y a pesar de que ya era bastante mayor era muy hermosa. Tenía el cabello tomado en un moño apretado. Iba con un abrigo de piel negro, y de su brazo colgaba un pequeño bolsito plateado.
La otra mujer, mucho más joven, era también alta, de largo cabello negro que llevaba suelto, iba vestida también con un abrigo negro y guantes de cuero. Sus ojos de color ámbar, miraban con algo de disgusto al hombre frente a ella.
—Oh... Buenos días Erwin, pensé que estabas en el hotel— decía la mujer más joven.
Erwin la ignoró. En el pasado había sido su prometida, pero está lo había engañado con quién decía que era su mejor amigo.
—Madre... no esperaba verte por aquí. Pensé que ya te habías ido Trost a ver a papá para irse de vacaciones.
—Erwin — respondía la mujer — tomaré el vuelo esta noche, tu padre quiere que nos vayamos de vacaciones a Marley ¿Por qué no vienes con nosotros? Te hará bien un descanso.
—Tengo trabajo pendiente madre. Tengo trabajo con los preparativos para la reinauguración del hotel. Papá me llamó y dice que lamenta el no poder estar aquí para ese momento, peor prefiero que descanse, dedicó toda su vida al trabajo para nosotros y ahora merece que esté tranquilo.
—Bueno tú te lo pierdes — sonrió la mujer —pero deberías r a visitar a tu padre. Ha estado delicado de salud— añadió como si estuviese refiriéndose a un animal callejero.
—Lo haré, no lo dudes— dijo Erwin frunciendo el ceño ante la nula preocupación de su madre por su padre.
—Si no les importa ya me retito. Debo regresar a hotel, que tengan buen día— dijo y se alejó de las mujeres tras despedirse educadamente de ellas pero con frialdad al mismo tiempo.
Cuando Erwin estuvo ya lo suficientemente lejos de ellas la mujer de castaños cabellos se volvió a su acompañante.
—María, ya sabes que hacer.
La mujer le devolvió una mirada cómplice mientras asentía.
Durante el día, sus compañeros de trabajo se habían ido turnando para visitarlo, pues el joven ya había despertado, y lucía ya un poco mejor pero igual de cansado.
Historia le había llevado un libro, sabía muy bien que al joven le gustaba mucho leer. Connie y Sasha, le habían llevado a escondidas una pequeña bolsa con golosinas, y aunque no las coería las agradeció honestamente.
Armin y Eren también lo habían visitado.
Y ya al final del día, Farlan e Isabel estaban allí para saber de él.
Kuchel les había notificado lo que el médico le había informado y se alegraron de ver al joven ya un poco mejor.
—La policía ya interrogó a los delincuentes, y estos se declararon culpables del asalto a tu apartamento— anunciaba Farlan, mientras Isabel lo tenía ya entre sus brazos como si de un niño se tratara.
— ¿Y el guardia? ¿Qué paso con el guardia? ¿Cómo lo burlaron? — preguntó Levi.
—Según el informe que la policía le dio a tu madre, dicen que aprovecharon el cambio de turno para entrar al complejo, fue en ese lapso en que entraron y asaltaron tu apartamento.
—Ya veo... — dijo y se llevó una mano hasta su cabeza.
—Nos haremos cargo del salón, así que descansa por favor— lloraba Isabel.
—Estoy bien— dijo, luego se fueron para dejarlo descansar.
Su madre, llego unas horas más tarde con un bolso en que traía algunas cosas para Levi, como toallas, artículos de aseo personal, ropa entre otras cosas.
Lo puso también al tanto de lo ocurrido.
—Me quedaré un par de días en la ciudad, hasta que te recuperes al menos. Kenny no pudo venir, ha estado bastante ocupado la verdad, pero ira a visitarte a tu apartamento. Yo me quedaré en el hotel, pero vendré a verte todos los días.
—No tienes que preocuparte madre, estoy bien— dijo él y le sonrió para tranquilizarla, pero su madre lucía preocupada —¿Qué tienes? — preguntó al ver que la mujer retorcía sus manos sobre su regazo.
—No sabía si decírtelo o no pero...
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