TaeHyung esperaba que JiMin preguntara la razón por la cuál quería un beso, aunque la verdad eso no paso.

Pero estaba bien, por ahora. El tema de la confesión había quedado estancado para ser reemplazado por el beso, pero debía mantenerlo en mente.

Tratar con su hyung era un poco complicado y necesitaba desahogarse, pero no podía hacerlo con él. Por suerte no era el único amigo que tenía.

—¡Ya no sé qué hacer!

—Confiesa tus sentimientos —respondió con obviedad su mejor amigo, Felix.

—No puedo hacer eso, sería ridículo —refutó.

Felix no pudo evitar hacer una face palm.

—En realidad sería lo más lógico, TaeHyung.

Éste negó repetidas veces.

—Solo debo cambiar de estrategia y podré conseguir que hyung me de un beso —se sonrojo de solo pensarlo.

—Si te confiesas recibirás muchos besos de todas formas —murmuró Felix por lo bajo, pero el menor lo escuchó—. No es tan complicado.

—Si no lo es, ¿por qué no te le confiesas a Christopher?

Ante sus palabras abrió los ojos y vio frenéticamente a los lados, como si TaeHyung lo hubiese gritado a los cinco vientos.

—¿Acaso estás loco? —susurró con tono de reproche.

—¿Por qué susurras? —TaeHyung arrugó la nariz.

—Alguien pudo escucharte, o peor, él pudo escucharte —dijo sin dejar de susurrar.

Al parecer TaeHyung no era el único con un crush, Felix sentía atracción por cierto australiano. La verdad, el sentimiento era recíproco aunque los dos eran demasiado despistados como para darse cuenta.

—¡Ya sé! —exclamó de pronto TaeHyung con una gran sonrisa—. ¡Solo tengo que ofrecerle más dinero!

Felix lo miró con el ceño fruncido y después soltó un suspiro.

—Mejor voy a ver qué hace NamJoon hyung.

El menor no se dio cuenta cuando su amigo se fue, estaba metido en sus propios pensamientos, todos relacionados con un lindo rubio.

—JiMin hyung, ¿cuándo te darás cuenta lo mucho que he caído por ti? —se lamentó en un murmuro.