Capítulo 15
El accidente
Caminó como un loco buscando a la rubia que se aproximaba hacia la salida y como pudo corrió hacia ella jalándola hacia un cubículo que era privado. —¿Qué crees que haces? — preguntó rabioso y ella lo miró con odio. — Largándome de este maldito lugar para no tener que verte de nuevo la cara — contestó la rubia. —Haces este berrinche porque quiero destruir a tu familia— dijo agarrándose el pelo con frustración. — Lo has dicho mi familia— informó Sarah con lágrimas en los ojos, no podía permitir que les hiciera daño. — Si claro— comentó el pelinegro sarcásticamente. —La que te vendió como un animal— dijo molesto y ella lo miró sorprendida y triste haciendo que el hombre se sintiera mal con lo que dijo. —Sarah— comentó negando con la cabeza; no sabía cómo arreglar lo que había dicho sin pensar. — Tienes razón si pensabas que casándote conmigo volviendo un infierno mi vida dañarías a los Gallardo— comentó ella con lágrimas. — Te equivocaste de objetivo a ellos no les importa lo que me pase— añadió saliendo del cubículo dejando al pelinegro siendo atacado por su conciencia.
La rubia se encaminó levantando la cabeza limpiando las lágrimas que rodaban por sus mejillas, no pensaba darle el gusto de verla destruida; salió del edificio con su cabeza hecha un lio que no se percató del auto que en ese momento venía a toda velocidad. — Sarah— fue lo último que escucho al sentir el impacto del auto con su cuerpo.
Pablo miró como su mujer salía volando por el aire dando vueltas por el impacto. — Sarah— volvió a gritar con desesperación acercándose a su esposa que se encontraba tirada en la carretera. — Mi amor despierta— dijo aferrándose al cuerpo de la rubia con lágrimas en las mejillas, en ese momento estaba sintiendo mucho miedo, miedo a perderla, aunque su pulso aún estaba latente se sentía leve. — Llame a una ambulancia — le gritó al portero del edificio que se acercaba a él junto con varios curiosos al alrededor.
Estaba furiosa; sentíala sangre hirviendo mientras se acercaba a la oficina de su padre. —No puedencancelar mi proyecto— gritó enojada sin siquiera tocar la puerta. —Alicia elnuevo socio no está de acuerdo con el proyecto— informó Alejandro mirando a suhija con preocupación, sabía lo que su princesa se había esforzado por elproyecto del centro comercial. — Me vale un comino si ese tipo está de acuerdoo no papá; este proyecto fue aprobado por la junta directiva desde hace muchotiempo, este tipo no puede parar un proyecto que lleva tres años de realizaciónsimplemente porque no está de acuerdo — dijo la rubia caminando con desesperación. — Esto ha llevado mucho trabajo y dinerono se puede cambiar de parecer de un día para otro, me he trasnochado día ynoche por ese proyecto no pienso cambiar nada solamente para cumplir loscaprichos del nuevo socio que te quede claro Gallardo — añadió saliendo comoalma que lleva el diablo; nadie se metería con su proyecto, no iba a permitirque le arruinaran todo por lo que ella había trabajado tan duro. — Ingeniera ¿Qué hace aquí? — preguntó uno delos obreros que estaban recogiendo las cosas para la construcción. — No recojannada, seguiremos con la construcción es una orden— dijo y todos volvieron acolocar las cosas en su lugar. Se encaminó hacia aquella casa que le estabaponiendo espinas a su camino; en ese lugar quedaría un perfectoestacionamiento, pero esa vieja y su nieto se lo estaban poniendo difícil yatodos sus vecinos estaban colaborando y vendiendo sus propiedades menos esospobretones. — ¿Qué hace aquí Alicia Gallardo? — preguntó el hombre castañoabriendo la puerta. — No le quedó claro que no estamos en venta y tengoentendido que el proyecto se suspendió— dijo el hombre mirándola con arrogancia.— No cante victoria Sebastián Altamayor yo también tengo mis contactos— añadióla rubia, que se había dado el placer de investigar al susodicho y sabía que era el abogado de Pablo D'Monte.
Que triste ¿Ahora qué pasará mis amores?
¿Qué onda con la caprichosa Gallardo? sacando sus uñas afiladas...
Les quiere Yarlin 💜
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