Capítulo 01

Las personas suelen decir que la música es el mejor método de inspiración, creatividad, relajación y alegría, pero en este mismo instante la música que tenia programada para mi alarma era el sonido mas molesto e irritante de todos.
Extendí mi mano para buscar a tientas mi celular, escuché como este cayó al suelo y fue cuando decidí levantarme. Solté un largo bostezo mientras observaba el desorden de mi habitación, marcos en el suelo, pinceles sin lavar, gotas de pinturas en el suelo, periódico por doquier, envases de pintura sin cerrar por completo, sonreí con satisfacción al recordar la noche y mi sonrisa fue mucha mas grande al ver mi trabajo final en verdad que estaba mejorando mi técnica de óleo, había sido una buena noche de arte, finalmente me digné a levantar mi celular para observar la hora del reloj, de un salto me levanté de la cama cuando miré lo tarde que era, entre a la ducha y tomé lo que a mi parecer fue un baño record, entre tropiezos trataba de vestirme y levantar algo de mi caos, daba vueltas sin parar por toda la habitación mientras me recordaba lo tarde que era, mientras cepillaba mi cabello no dejaba de mirar el reloj mientras me regañaba mentalmente por lo sucedido.

—Es tarde, es tarde —. Me recordaba sin parar, daba vueltas por toda la habitación en busca de algo para atar mi cabello pero al no encontrar nada decidí dejarlo suelto, tomé mi mochila y salí corriendo del campus tratando de esquivar a algunos estudiantes que habían madrugado debido a la semana de exámenes, tomé mi bicicleta para poder hacer mi primer recorrido a máxima velocidad, antes de salir escuché el rechinido de un neumático, giré a mi izquierda para ver el auto que casi me atropella, aquello si que me había tomado por sorpresa que incluso me hizo olvidar por un segundo mi retraso, mi mirada se encontró con lo que parecía ser un vehículo lujoso, ridículamente caro e innecesario—¡Fíjate idiota!— le grité mientras estiraba mi pierna izquierda con la intención de golpear el coche pero la distancia era un poco más larga de lo esperado, por lo que decidí mejor marcharme antes que el hombre bajara del auto para iniciar una discusión del mal manejo automovilístico en un área universitaria, algo de lo cual no tendría tiempo para alegar, necesitaba llegar temprano al trabajo por lo cual patalee como si no hubiera un mañana.
Al llegar a la cafetería observé a mi jefe abriendo la puerta con calma, frené con rudeza, escuché el chillido de la llanta de la bicicleta y sin más me bajé con rapidez arrojando mi pobre medio de transporte en la cera.

—¿También se le hizo tarde, señor Quivera? —pregunté agitada mientras acomodaba mis rebeldes cabellos castaños los cuales estaba segura que eran un completo desastre.

—¿De qué hablas, Shenna? Es temprano, no me digas que se te olvidó atrasar el reloj una hora—respondió con cierta gracia el hombre robusto, vi como sus labios formaron una enorme sonrisa, sabía que mi expresión de completa idiotez era lo que le causaba tanta gracia al hombre de mediana edad. Lo cierto es que ni siquiera tengo una excusa, suelo adelantar el reloj una hora debido a mis retrasos en clases, pero en las noches vuelvo a colocarlo en la hora correspondiente para cuando voy al trabajo, para así realizar el mismo proceso al día siguiente, pero debido a que estaba sumergida en mi momento de arte lo olvidé por completo

—Soy bastante torpe y un tanto distraída — Admití mientras me golpeaba la frente con mi mano, en verdad me sorprendía lo torpe que podía llegar a ser a veces. Aunque sinceramente yo también tengo la culpa por tener un hábito tan raro con mi reloj, creo que debería dejar la hora andar como es debido.

—Bueno, llegaste temprano puedes salir temprano para que llegues a la universidad con tranquilidad —mencionó con una sonrisa mientras entraba a la cafetería.

—Muchas gracias,señor Quivera—.Agradecí con sinceridad, giré un momento y miré mi pobre bicicleta tirada en la cera de la calle, me dirigí hasta ella para levantarla y aparcarla, entre a la cafetería con alegría, me sentía de alguna forma aliviada y no solamente era por el dulce aroma de los pasteles o del café, ni de las flores que adornaban el lugar, el día de hoy tendría examen de artes y en verdad no quería llegar tarde, momentos como estos me hacían cuestionar que en realidad todas mis hazañas de torpeza eran en realidad para mi buena suerte.

Hoy será un buen día.

—Shenna, llegas temprano— escuchar su voz risueña captó mi atención, levanté la mirada para observar cómo Bonnie acomodaba su cabellera rubia.

—Te apuesto que olvidó atrasar el reloj, otra vez—comentó Megan entre risas mientras iba detrás de la rubia.

—Por cierto, tu cabello es un desastre —dijo Bonnie mientras me lanzaba una pinza la cual tomé en el aire.

—¿Por qué le dijiste? Quería ver qué cliente se atrevía decírselo.

—En verdad que eres malvada, Megan—comentó la rubia mientras entraba a la cocina.

—Solo un poco, por cierto, ten —Megan lanzó un pequeño peine el cual también tomé en el aire—hazte algo lindo, aprovecha que llegaste temprano.

—Bonnie tiene razón eres malvada—dije mientras observaba a ambas mujeres compartiendo una mirada de burla hacia mí, al no poder contenerlo más comenzaron a reír mientras se dirigían a la cocina, sabía que ese par no dejarían de molestarme por lo ocurrido durante semanas, creo que sería una larga semana, pero no era el momento de sentirme avergonzada debía empezar mi labor, así que tras acomodar mi cabello, encendí las máquinas , acomodé las mesas y por supuesto que coloqué los cuadros de una manera perfecta, creo que era el momento de renovarlos, estoy segura que al señor Quivera le encantará que rediseñe todos los cuadros.
El sonido de la campanilla me trajo de vuelta a la realidad, llevé mi mirada al frente para observar a un hombre de traje negro bien impecable, su cabello estaba bien peinado, daba la impresión de ser alguien importante y también que no estaba del mejor de los ánimos pues notaba su enojo. Me miró por un par de segundos que me hizo sentir algo de terror, pero luego su atención se centró en el menú.

—Bienvenido señor—dije con una enorme sonrisa cuando volví en si, por un momento me había quedado algo muda pero debía concentrarme —¿Qué le gustaría orde...

—Un yogurt especial—ordenó antes de que pudiera terminar de hablar. Lo observé de pies a cabeza, un hombre de traje pidiendo un yogurt como si fuese un niño era algo bastante peculiar, su imagen daba la impresión que era alguien importante que solamente pedía cafés americanos, me di la media vuelta para evitar echarme a reír, en verdad que esto no encajaba con su imagen, pero quien era yo para andar criticando, una vez preparado el yogurt el sólo dejó el dinero en el mostrador y se fue.

—Vaya, pero que señor tan más rarito.— Miré por el ventanal para ver como comía una cucharada de yogurt, un breve gesto de disgusto se dibujó en su rostro antes de peinar su cabello hacia atrás, en verdad que se veía frustrado, podía notar que el yogurt tampoco era de su agrado. Finalmente dio unos cuantos pasos más para subir a un auto negro, vaya que era muy elegante, de alguna forma siento que e visto ese auto antes.

—El tipo sí que es apuesto — dijo Megan provocándome un susto debido a la sorpresa.

— ¿Que tanto miran? —preguntó Bonnie curiosa mientras se colocaba al otro lado.

—Nada. Tan solo pensaba un poco—dije mirando el auto que seguía estacionado.

—Mentira. Observabas a un atractivo hombre en traje—dijo Megan mientras bailaba sus cejas, miré a Bonnie quien me sonría con orgullo.

—El chico que viene entrando también es atractivo, trata de no acosarlo con la mirada—se burló Megan antes de retirarse.

—Ahora sabemos que sus gustos son los de elegante traje—habló Bonnie mientras palmeaba mi espalda.

—Par de locas—murmuró por lo bajo mientras las chicas se retiraban — Bienvenido señor, ¿Que puedo servirle esta mañana?
Pregunté  con una sonrisa lo cuál él hombre correspondió con una sonrisa, muy pocas veces llegaban clientes que eran tan amables.

—Hola, buen día. Un café americano doble, por favor.

Vaya, tiene apariencia de ser alguien dulce pero pidió algo demasiado amargo o al menos para mi gusto, creo que hoy es el día en dónde nadie bebe lo que aparenta.

—Por supuesto, ¿desea agregar algo más?

Guardó silencio por un momento, miró el menú tomándose el tiempo para responder, pero volvió su mirada a mí.

—¿Alguna recomendación? No soy bueno con esto—confesó con una sonrisa a lo cual asentí.

—Todo depende de su gusto, por ejemplo si desea algún acompañamiento sutil tenemos galletas integrales o de mantequilla, ya si desea agregarle algo dulce tenemos todo tipo de pasteles, aunque si le soy sincera no hay nada como un pan dulce.

—¿Tienes algún favorito?—preguntó mirando hacia la vitrina de postres, yo también mire de reojo, admito que todo me encanta pero si había algo que tuviera que elegir sería esa nueva creación de Bonnie.

—Los besos son los que más me encantan.

—¿Qué? —preguntó confundido mientras me miraba y me acerqué a la vitrina para tomar con las pinzas la pieza de pan con mermelada adentro, el hombre de traje me miró y asintió—Ah, claro. Me llevaré dos.

—Por supuesto—Me di la vuelta para preparar su café mientras también empaquetaba sus panes, una vez listo se lo dejé en el mostrador mientras le indicaba el precio, lo vi buscar su billetera para sacar un par de billetes para pagar- Aquí tiene su ticket y su cambio, muchas gracias por haber comprado con nosotros, que tenga un lindo día.

—Muchas gracias, tú también ten un lindo día —lo vi tomar sus cosas, pero no se movió de su lugar, se veía algo indeciso, pero tras soltar un suspiro solo sonrió y volvió a despedirse para dirigirse a la parte del copiloto de aquel elegante auto negro que seguía estacionado afuera. Vaya que ese par de hombres elegantes eran un tanto singulares.

—Creo que le gustas —esta vez solté un pequeño grito debido al susto, Megan si que era silenciosa cuando se lo proponía.

—Deja de aparecer de esa manera, además, ¿de qué tonterías estás hablando?

—¿Tienes algún favorito?—preguntó Bonnie tratando de imitar la voz de aquel hombre para luego reír—Además, ¿viste la cara que puso cuando le dijiste que te encantan los besos? Shenna, pero que atrevida.

—No es el único cliente que me ha preguntado en busca de una recomendación, así que dejen esas ideas raras—pedí, pero ellas negaron mientras seguían hablando sin parar en cómo me miraba aquel hombre de elegante traje. Yo solo me limitaba a negar con la cabeza aún con sus burlas era un buen día.

                             🖌️🖌️🖌️

—Shenna, tu turno terminó —anunció mi jefe mientras pasaba con una charola de pan.

—Pero aún falta una hora—dije mientras observaba el reloj antiguo que colgaba detrás de mi, en estos momentos no puedo confiar en mi horario telefónico.

—Hoy tienes examen, vamos ve tranquila, tomate algo y repasa todo lo que puedas—me aconsejó con una sonrisa que a mi parecer era bastante tranquilizadora.

—Muchas gracias señor Quivera— Agradecí realmente feliz, me despedí de mis compañeras de trabajo y regresé al campus con tranquilidad, me tomé el tiempo para observar a mi alrededor y aunque las calles nunca cambiaban el entorno de la naturaleza si lo hacía, siempre podía encontrar algo nuevo para admirar.
Al llegar al campus me dirigí directamente a mi habitación para tomar otra ducha para quitar la sensación de sudor, comí un delicioso almuerzo y fui a clases totalmente tranquila.

—¿Pero que es esto? ¿Shenna Persson llegando temprano y tranquila a clases? — interrogó mi amigo con burla mientras me miraba masticar mi buñuelo.

—Cameron, hazme un favor y cierra la boca, este día es perfecto así que no lo arruines.—Tomé asiento a su lado mientras comía el último pedazo del buñuelo.

—Parece que tuviste algo de suerte el día de hoy.

—Tal vez—respondí con cierta gracia recordando todo lo sucedido en la mañana.

—Ahora entiendo porque el repentino milagro que se presentó.

—¿De qué hablas?—pregunté curiosa a lo cual se acerco a mi como si fuese un gran secreto.

—Oí que el señor Bracco decidió suspender el examen.

—¿Por qué?—Ahora de alguna forma comenzaba a odiar de nuevo mi torpeza.

—Porque nos tiene, "una sorpresa"—dijo tratando de imitar su acento italiano junto con su ademán con las manos— ese tipo no tiene nada de ingenio para hacer sorpresas.

—Sólo espero que no sea como su sorpresa del año pasado, puedo jurar que aún tengo pintura en el oído—dije mientras fingía destapar mis oídos y es que algo como hacer estallar bombas de pinturas a tus estudiantes no era nada lindo o divertido, al menos no para nosotros.

—Ahí viene el profesor Bracco—dijo un estudiante como si fuese un niño mientras se dirigía a su asiento con rapidez.

—Bien chicos, quiero que hagan una pintura de lo que sea, tienen dos horas— ordenó con su acento italiano mientras observaba el reloj—y quiero que empiecen, ¡ahora!

Yo miré a Cameron quien sólo se encogió de hombros antes de tomar sus pinceles, yo observé las acuarelas y tomé el pincel, bueno el sólo quería una pintura. Traté de recordar lo que había sucedido en la mañana, mientras regresaba al campus con tranquilidad había un colibrí comiendo del néctar de las rosas de la entrada, la luz hacia un precioso enfoque del colibrí y aquellas rosas rojas. Ahora que tenía mi visualización e inspiración comencé a pintar con dedicación, no pensaba hacer que el sonido de los alumnos murmurando me distrajera, ni siquiera las quejas que Cameron decía de vez en cuando, lo único que quería era poder trasmitir aquel sentimiento de belleza y admiración de algo tan pequeño que podía convertirse simplemente en algo totalmente maravilloso. Ha tan sólo un minuto restante bajé mi pincel y observé orgullosa mi pintura, sólo me faltaba firmarla.

—Se terminó el tiempo—anunció el profesor Bracco mientras se acercaba, baje el pincel algo decepcionado por no haber podido firmar mi obra- espero que hayan tenido dedicación, porque tendrán un juez—mencionó mientras abría la puerta—.Señor, Mark Serkin, adelante por favor.

Yo evite abrir la boca con sorpresa, el famoso pintor ruso Mark Serkin estaba aquí y para evaluar nuestro trabajo, observé al hombre alto de elegante traje entrar con una absoluta seriedad, tenía un porte tan elegante y misterioso, lo miré detalladamente y lo reconocí de inmediato, santo cielo a él fue quien le serví el yogurt en la cafetería, ¡oh por Dios a él lo atendí en la cafetería!, oh por Dios fue a él, en mi mente pasaban las infinitas posibilidades de que me delatara en este mismo instante, me sentía nerviosa por el hecho de que me viera y descubriera que tengo un trabajo del cual no debería tener ya que está estrictamente prohibido en ésta universidad, nuestras miradas se cruzaron, podía sentir cada gota de sudor resbalando por mi frente, incluso relamí mis labios con angustia, pero al observar como desvío la mirada de la misma forma como la cruzamos de una manera tan casual y sin importancia, me sentía aliviada, tal vez no me haya reconocido o tal vez en aquella imagen de hombre serio y sin sentimientos puede que haya una persona de buen corazón que imagina que detrás de todo hay un porque, o simplemente le da igual, de alguna forma quería sentir que era la segunda razón lo hacía sentir de una manera menos despiadada. El señor Serkin comenzó a recorrer pintura por pintura, su rostro de seriedad ni se inmutaba, santo cielo sentía la enorme tensión de todos, incluso las manos me volvieron a sudar, en especial cuando se detuvo en mi pintura, noté como la examinó con la mirada y dentro de mi creció un pequeño sentimiento de orgullo.

—¿Acaso estás en preescolar para usar acuarelas?—preguntó retóricamente mientras miraba mi pintura, esto no era lo que esperaba. Lo miré por un segundo tan solo para notar como esos orbes grises me miraban con superioridad. — Es basura.

Yo evité el decir algo solo asentí con la cabeza con algo de decepción, me miró con más severidad antes de darse la vuelta para continuar su recorrido en silencio ¿Yo infantil?, hablaba el hombre que pedía un yogurt especial del menú de niños en vez de pedir un café americano amargo tal y como su aspecto. Observé mi pintura con total tristeza, aquel sentimiento de orgullo desapareció en unos segundos, ¿porque había sido la única criticada? Era algo que nadie podía responderme pues así como había entrado en silencio se marchó sin decir nada más que aquellas crueles palabras que me dirigió.

—No le hagas caso, Shenna, tienes talento—mencionó Cameron con la intención de animarme pero la verdad no era lo que necesitaba, sentía la enorme necesidad de ser reconocida, ese hombre había herido mi orgullo como pintora, ese hombre me había hecho sentir algo que tenía años que no cruzaba por mi mente, me hacía sentir tan avergonzada de mi arte.

—No importa—dije, aunque no fuese verdad, tomé mi pintura y la coloqué cerca del cesto de basura, no pensaba volver a cometer el mismo error— volveré a intentarlo, no dejaré que ese tipo me pisotee.

Aseguré mirando hacia la puerta donde hace minutos antes aquel hombre había desaparecido, ese maldito había salido tal y como había entrado sin decir ni una sola palabra, ojalá se hubiera quedado en silencio durante los pocos segundos que estuvo en el aula, miré a Cameron quien se veia preocupado, pero aun así no dijo nada en especial cuando el profesor Bracco nos dijo que siguiéramos pintando en silencio mientras él salía un momento.
Ese maldito ruso come yogurt especial del menú de niños va a tener consecuencias graves por haber sido tan insolente conmigo.

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