-Joder, volví a perder...-suspiro un señor de unos 39 años

-Lo siento amigo así es esto, pero aun puedes apostar algo-dijo el muchacho azabache de 23 años

Trago saliva y suspiro miro fijamente al azabache nervioso el señor de 39 años estaba nervioso aquel tipo era el jefe de las apuestas y había perdido

-Mi... Mi hija?-dijo dudoso y algo nervioso.

-Acertaste Mike-dijo sonriendo el azabache mientras juntaba sus manos.

-Y..Yo no apostaré a mi hija-dijo dudoso

-Entonces veté de aquí-dijo el azabache serio

-Madara... Pero es mi hija-dijo ansioso y un poco desesperado porque no le quedaba más dinero, solo esa otra opción que no estaba tan de acuerdo en aceptar.

Si seguía así a este paso colapsara de un desmayó o aún algo peor de un infarto.

-Mira Mike, o te largas o apuestas a tu hija tu sabes-dijo sonriendo con total arrogancia, después de todo, estaba contra la espada y la pared, ¿no era así?

-A-aceptó-afirmó

Los labios de Mike temblaban pero no debía perder no ahora.

La cartas estaban a favor de Mike eso le alegraba ya se iba retirar pero su adicción al juego no se lo permitía ahora Madara tenía las cartas a su favor.

Y paso lo inesperado Mike... Mike perdió a su hija...