Capitulo 6
Había transcurrido una semana y media desde que dejamos de vernos, y desde aquel día yo no había dejado de pensar en él y en tales recuerdos de ambos en su casa, y en el parque de diversiones.
Su ausencia me tenía mal, y solo tenía su enseñanza en mis libros, y su perdura sonrisa en mis recuerdos.
Faltaba muy poco para que el periodo de exámenes finalizara, pero yo ya no podía resistir más días sin verlo y estar a su lado, y sin darme cuenta mí ánimo fue disminuyendo y decaí lentamente.
El día del último examen y trabajo por fin había llegado. Lo rendí concentrada, a pesar de mi fuerte gripe y confié plena en que me iría excelente.
Las horas cruciales finalizaron y me quedé a esperar los resultados de todos mis exámenes rendidos, sin importarme lo congestionada y mal que me sentía. Lo único que deseaba era volver a verlo a él y demostrarle mi gran esfuerzo, gracias a su paciencia, dedicación y tiempo.
Brinqué por la calle angosta de alegría, lancé al cielo todos mis exámenes aprobados. Los miré caer con emoción y su perduro recuerdo.
Salí de mi habitación para ir a verlo y llena de alegría, le llevaría mis exámenes y de pronto, comencé a sentirme más mal de lo que ya estaba.
No pude salir y debí quedarme recostada, por la fuerte fiebre que tenía y la tristeza de que no podría verlo y agradecerle todo lo que había hecho por mí, me consumió por completo.
Joey miraba con frecuencia a la ventana y fue a la vereda para esperarme, ya que habíamos acordado, que finalizando los exámenes, nos juntaríamos en la casa de música.
Serio miró la calle de donde suponía que yo vendría y no viéndome, se entró a la casa de música algo decepcionado.
Miré el cielo y me puse a llorar sobre mi almohada, ya que estaba muy enferma y no podría salir aquel fin de semana, el que lo tenía especialmente para pasarlo con él y que por la gripe que tenía, todo se había arruinado.
Lunes al medio día...
Joey estaba preocupado por mí, ya que no fui en todo el fin de semana a la casa de música y fue a esperarme a la institución, anhelando que ahí me vería e iríamos al parque de diversiones, pero lamentablemente yo no llegue. Joey cansando de esperarme, se marchó triste.
Regresó a la casa de música, se sentó sobre la vereda y miró deprimente hacia la calle en donde siempre me veía llegar, y la preocupación de no verme lo consumió.
De pronto me vio y se colocó rápidamente de pie y yo mirándolo, sonreí perdidamente y corrí, como pude, hasta sus brazos. Lo abrasé con todo mi cariño y él sonrió con ternura y acarició mi cabeza. Estábamos muy felices.
_ Te extrañé mucho, mucho mi Joey
_ Yo también te extrañé pequeña. La casa de música y las clases no fueron lo mismo sin ti estas dos semanas
Nos tomamos de la mano, yo le sonreí sin que nada me lo impidiera y Joey me miró con una inmensa felicidad en su mirada.
_ ¿Cómo te fue en todos los exámenes pequeña?
Volví a sonreírle y le mostré todas mis buenas calificaciones. Él me sonrió dulce, y yo le dije, con mi perdura mirada enamorada, que gracias a él, yo había obtenido tales calificaciones, y él acarició mi mejilla.
_ Linda es verdad que yo te enseñé, pero tú también colocaste el máximo de tu empeño para aprender, y eso te hace única beneficiadora de tus logros
_ Oh Joey
Miró mis calificaciones, y yo lo miré amándolo más que antes. Quise besarlo y de pronto, comencé a estornudar muy agitada y él me miró preocupado.
_ ¿Te sientes bien pequeña?
_ Si...no te preocupes...
_ Te noto decaída, ¿Estás enferma? – tocó mi pálida mejilla -
_ Si un poco, pero no es nada grave...
_ Ven aquí. Te llevaré dentro de la casa para que te resguardes del frío
Tosí nuevamente y Joey preocupado, me apoyó en su hombro y entramos a la casa de música.
Ayudando a sentarme, acarició mi rostro y me preguntó si quería que él fuera a dejarme a mi casa para recostarme, pero yo me negué.
_ Quiero quedarme aquí a acompañarte en tu clase – sonrió tierno -
_ De acuerdo pequeña...
Haciendo sus clases de música, todos practicaban con la guitarra, y yo tratando de hacer lo mismo, miré con dulzura a Joey, mientras él se acomodaba los mechones de cabello en su rostro. Luego les mencionó a los alumnos la próxima melodía que debían practicar.
Débil cerré los ojos y comencé a estornudar congestionada, y de a poco fui decayendo.
Joey me miró preocupado y se me acercó...
Mareada, lo vi borroso, junto a mí, tomé sus manos y volví a estornudar. Me sentía de lo peor y él lo sabía.
_ Vamos cariño. Te llevaré a casa...
Sin yo poder contradecirlo, él me apoyó en su hombro y le indicó a todos que por ese día la clase había terminado.
Todos marchándose, Joey me miró y acarició mi pálida mejilla.
_ Quédate aquí pequeña. Iré a la cocina, para traerte un vaso con agua...
Lo miré decaída y sintiéndome muy mal, ya no pude más y me desmayé en sus brazos.
_ ¡Stephanie!
Logró sujetarme en sus brazos, antes que yo me cayera y me miró preocupado, luego tocó mi frente y se dio cuenta que yo tenía mucha fiebre.
Me cubrió con su chaqueta y me llevó rápidamente a su departamento en su auto.
Recostada en su cama, él telefoneó a mi madrina para avisarle que yo pasaría la noche allí, y fue cuando mi madrina le mencionó lo de mi fuerte gripe.
Se acercó a mí y tocó mi frente. Luego me colocó el termómetro en la boca y esperó unos momentos.
Mirándome, mientras esperaba unos minutos, me sacó el termómetro de la boca y vio que la fiebre había disminuido un poco. Volvió a mirarme y yo comencé a delirar.
_ Joey...
Él me miró atento.
_... Te amo. Eres el gran amor de mi vida...
Me miró profundamente y se acercó a mí y acarició mi rostro para susurrarme:
_ Yo también te amo pequeña
Luego besó mis pálidos labios.
Me miró intenso y yo desperté y lo miré sorpresiva, con mi corazón todo alborotado.
<< Joey >> << ¿Qué hago aquí? >>
_ No digas nada...
Me susurró y acercó sus labios a los míos y volvió a besarme. Abrí los ojos más que anonadada y él besándome, yo no pude resistirme y lo abrasé con todo mi amor.
Sentándome, no entendía nada y Joey me miró tierno.
_ Yo también te amo Stephanie. Estoy enamorado de ti pequeña
_...
Lo miré perdidamente y él sentándose junto a mí, yo lo abrasé fuerte y Joey acarició mi cabello y nos besamos otra vez.
Al día siguiente me sentía mucho mejor, y ambos fuimos a dar una vuelta al parque celebrando nuestro primer día como novios.
Me senté sobre un columpio y más que feliz, Joey me miró perdidamente y sonrió.
_ Te amo
_ Y yo a ti. Estoy tan feliz
_ Jejeje y yo. Creo que las personas a esto se refieren cuando dicen la verdadera felicidad
Me miró dulcemente y yo sonriéndole le dije otra vez que lo amaba y Joey se rió y fue a sentarse conmigo en el columpio.
Me regaló sus constantes sonrisas y mi felicidad perduró al sentir su amor por mí...
_ Cuando ya estés perfectamente bien de salud, continuaremos con nuestras clases de inglés ¿De acuerdo pequeña?
_ Nada me agradaría más que seguir con esas mágicas clases de inglés contigo
Acarició mi mentón y continuamos columpiándonos felices disfrutando aquel tierno momento.
Atardeciendo, ambos caminamos hasta mi casa por la angosta calle, y miramos el azulado cielo que se interpuso en nuestro romántico camino.
Salté por las veredas y Joey mirándome, yo me le lancé a sus brazos; él se rió feliz y nos dimos vueltas y vueltas, riéndonos sin parar y no nos interesó nada.
_ Te amo Joey
_ Yo también te amo mi pequeña
Nos sonreímos y nos besamos.
De regreso por la calle angosta, él me acompañó hasta mi casa...
Mi amor por él se elevaba a los cielos, y cada día, las hojas de mi diario se iban llenando con aquel bello sentimiento por él.
Me sentía tan feliz a su lado, que no podía estar ningún día sin ver ni estar con él, y Joey lo sabía.
Anotaba en mi diario sobre aquello especial. Miré el cielo y pensé que todo lo que estaba viviendo con Joey podría ser un simple sueño. De pronto escuché el canto de los pájaros junto a mi ventana y desperté de ese pensamiento.
Sentada sobre el columpio pensé en Joey, en que había sido un cantante famoso en el pasado, y que resultó ser el mismo vocalista dulce de tal canción tierna, y que ahora era dueño de ese magnífico lugar, con centenares de instrumentos, y el gran amor de mi vida.
Resultaba ser como un sueño el de haberme enamorado de él, sin saber que en el pasado haya sido alguien importante, y ahora estábamos juntos y éramos inmensamente felices.
Todos esos pensamientos los escribí en mi diario, mientras observaba el cielo, con el inmenso jardín a mí alrededor, esperando que las nubes iluminaran mi vista.
Sonrió al verme, de afuera, sentada en el columpio y se acercó a la puerta...
Mi madrina avisándome que alguien esperaba por mí, él escondió algo en su espalda.
Lo miré y me llené de alegría y corrí a sus brazos. Él me abrazó sin soltar aquello que tenía en su espalda y nos besamos.
Acaricié su rostro y él me regaló su dulce sonrisa.
_ Tengo algo para ti hermosa
_ ¡Me trajiste un regalo mi amor!
_ Jejeje, si así es. Ten, son para ti...
Miré anonadada y con cariño aquel dulce ramo de rosas y volví a lanzarme a sus brazos.
_ Son Preciosas Joey. Muchas gracias. Que tierno eres ¡Te amo!
_ Mi niña hermosa. Yo también te amo mucho
Vi una nota en el ramo de rosas y lo guardé con cariño en mi diario de vida y él me miró hacerlo.
_ No sabía que estabas leyendo un libro amor
_ No amor mío. No estoy leyendo ningún libro. Este es otra clase de libros
_ Ya veo...
Dijo y sonrió sabiendo a qué tipo de libros yo me había referido.
_ Iré a colocar estas bellas rosas en un florero con agua, en mi dormitorio y junto a mi libro.
Joey volvió a sonreír y se sentó en el columpio y me observó caminar hasta la casa con aquellas hermosas rosas.
Mi madrina mirándolo desde la ventana, lo invitó a que entrará a la casa para esperarme.
Mi madrina lo hizo pasar al living y él sentándose, miró una puerta del segundo piso y pensó que ese podía ser mi cuarto...
Ambos fuimos al centro a pasear y disfrutar más de la compañía del uno con el otro.
Corrí por una pequeña plaza y Joey con alegría siguió y mis rápidos pasos.
Tomé su mano y ambos corrimos alrededor de la pileta y él me miró cautivado.
Caminamos tomados de la mano, miré a Joey y él me sonrió tierno.
_ Te amo
Le dije y él me aferró a sus brazos y me besó apasionado.
Lo miré con mi inmenso amor y sonrisa y él mirándome con felicidad, ambos nos tomamos de las manos y dimos vueltas riéndonos a los cuatro vientos hasta quedar mareados.
Nos acercamos hasta la pileta. Joey se sentó y yo acercándome a él, él me sentó en sus piernas. Acarició mi mejilla y yo entrelacé mis dedos en sus mechones rubios.
Luego en un acto de juego comencé a mojarlo, y él riéndose, como todo un niño, también empezó a tirarme agua. Yo grité de emoción y alegría y corrí alrededor de la pileta salpicándole agua, y Joey siguiéndome, me lanzó agua y los dos nos empapamos como dos niños inocentes, divirtiéndose sin maldad alguna.
Cruzando las calles, llegamos a otra plaza y vimos a un tipo que vendía globos y Joey compró algunos. Yo lo miré perdidamente y tomé la larga pitilla, que unía los inmensos globos, de distintos colores, y corrí por la plaza y Joey corrió detrás de mí.
Me reí sin pensar en nada más que en él y corría sin soltar los globos, que yacían elevados en lo alto. Me volteé a mirar a Joey y él siguiéndome, él me sonrió, mientras que la gente nos miraba, se reía y comentaba.
Un poco cansada, Joey me alcanzó y me atrapó. Yo caí en sus brazos y nos besamos largamente y disfrutamos ese mágico momento.
Nos abrazamos y dejamos ir los globos hacia el cielo y los miramos fijamente volar libres, como nos sentíamos los dos.
Los meses transcurrían como el único sentimiento que crecía cada día en mi corazón. Nuestra relación se había convertido en algo muy especial y bello para ambos, y mi madrina lo aprobaba completamente.
Aún me faltaba unos meses para finalizar el curso de inglés, y aunque sabía ya gran parte, Joey seguía enseñándome para nivelarme con mis compañeros, y también seguía asistiendo a sus magnificas clases de música.
Miré la iluminada noche y la luna y sonreí por su perduro recuerdo y di un suspiro.
Observé los árboles y como las hojas se separaban de ellos y sentí que el viento rodeó otra vez mis pensamientos y caminé sin rumbo recordando ese algo especial.
Encendiendo la lámpara de mi habitación, me encerré en mi cuarto y escribí en mi libro.
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