Capitulo 4

Los días comenzaron a pasar. No existía ningún impedimento que pudiera arruinar la felicidad que sentía.

Estaba anocheciendo y anotaba en mi diario lo de aquel día en la plaza, cuando Joey me contó lo de su pasado, y luego acarició mi rostro.

Llegué a la casa de música, me acerqué a la ventana para que Joey me hiciera pasar, y así tuviéramos unos minutos a solas, antes de que iniciarán las clases.

Nos saludamos y yo sin evitarlo lo abrasé y él, sonrió feliz y correspondió a mi abrazo. Acarició mi cabello suelto y me susurró que lucía bonita.

De pronto me vio un poco caris baja y me señaló que me sentará junto a él en su sillón.

_ ¿Todo bien pequeña? Te notó un poco triste – bajé la cabeza –

_ Pasa que, no me ha ido muy bien el curso

_ ¿Por qué?

_ No lo sé. No puedo concentrarme, y eso me preocupa, ya que, si repruebo, mis padres obligarán a irme con ellos a Santiago

_ ¿Qué? ¿Te irás? – se alarmó -

_ Si, y no quiero irme Joey

_ No, no te irás. Eso no va a pasar...

Las clases terminaron y Joey se acercó a mi lado...

_ Quiero ayudarte - tomó mi mano -

_ ¿Ayudarme?

_ Sí, yo puedo darte clases de inglés

_ ¿De verdad quieres enseñarme a hablar inglés Joey?

_ Si pequeña. Veo que tienes deseos de aprender y quizás te falta una ayuda extra para lograrlo. Eres inteligente lo sé, así que ¿Qué dices?

_ Si Joey. Colocaré todo mi empeño para no defraudarte

_ Verás que dentro de muy poco hablarás como toda una experta

Me regaló su sonrisa, yo no aguanté los deseos y me lancé a sus brazos y él acarició mi cabello y sonrió dulcemente.

_ Muchas gracias Joey. Prometo no defraudarte...

Atardeciendo, caminaba por la angosta calle sintiendo mucha emoción por lo de mi nuevo profesor de inglés.

Miré las nubes y ellas insistieron en saber de él. yo sonreí y solo les dije que lo quería y luego salté por la vereda con entusiasmo y alegría.

Las hojas de mi diario se llenaban con mi sentimiento hacia Joey, y mi cuarto se iluminó de sueños con él.

Corrí por la angosta calle y vi las hojas de los árboles derramadas por los suelos. Me encuclillé a tomar algunas y el viento me las arrebató y las esparció en mí alrededor.

Escuché su voz en mi mente, me levanté y sonreí y continué caminando, llevando su recuerdo en mi corazón y mente.

Llegué al instituto y un auto se estacionó en frente, él se bajó y esperó a mi salida.

El sol lanzaba sus rayos con más intensidad por aquellas horas, y Joey frente al instituto, esperaba por mí.

Miraba hacia la ventana y no dejaba de pensar que comenzaría mis clases con Joey, y comencé a dibujar corazones alrededor de las hojas de cuaderno.

El timbre sonó y yo guardé rápidamente mis cuadernos y abandoné la sala de clases.

Todos salieron y él me buscó con la mirada entre toda la multitud. Yo distraída, no lo vi y él corrió a detenerme.

Oí su voz y me volteé. Le sonreí de inmediato y sorprendida, él también me sonrió.

_ ¡Hola! ¿Qué haces aquí vocalista precioso?

_ Esperándote, para que empecemos nuestra clase

_ Pero ¿Cómo sabías que aquí estudio?

_ Simplemente lo averigüé...

Sonrió coqueto y caminamos juntos hasta llegar a su auto. Cortes me abrió la puerta, yo me subí y me llevó hasta su departamento, para empezar con mis tan anheladas clases de inglés.

Miré toda la decoración de su departamento, él me observó con discreción y yo caminé a ver una pintura, que estaba en lo alto. Joey me siguió y me dijo como se llamaba. Aquella pintura era un bello paisaje, lo que me recordó a los que siempre suelo observar con detención.

Nos sentamos en el comedor, yo abrí mis cuadernos y Joey me miró.

_ ¿Qué es lo que te cuesta más? Empezaremos por eso primero

_ Bueno, lo que más me cuesta son los verbos regulares e irregulares, los que se usan para hacer preguntas negativas, respuestas cortas y largas. El vocabulario y la pronunciación

_ Este idioma es un poco complicado, pero una vez que lo aprendas, lo dominarás a la perfección. Es entendible que te cueste

_ ¿En serio Joey?

_ Obviamente, porque, ten en cuenta, que este es un idioma nuevo para ti, y para aprenderlo tienes que estudiarlo con frecuencia

_ Entiendo Joey – me desanimé un poco y él lo notó -

_ Tranquila pequeña. yo voy a ayudarte y verás que dentro de unos meses no te costará para nada el hablar el inglés

_ Gracias por ayudarme en esto. No sé qué haría si tú no estuvieras

Tomé su mano y él me miró perdidamente.

Nos miramos por unos momentos y nos sonreímos y Joey se volvió a colocar de pie...

_ Bien, ¿Te parece si empezamos primero con el vocabulario?

_ De acuerdo...

Joey me entregó una hoja con una fila de palabras en inglés y me indicó que escribiera a su lado lo que significaba en español.

Yo lo miré nerviosa, miré la hoja y comencé a hacerlo, claro que me ayudé con el diccionario. Eran muchas palabras, algunas sabía su significado, pero otras las desconocía por completo.

Él sentado junto a mí, solo me miró y se acomodó en su asiento.

Me sentí más nerviosa al tenerlo a él ahí a mi lado y que fuera mi tutor, pero a la vez me provocó una gran felicidad y mi corazón latió con desesperación.

Él me miraba y yo mientras tanto, anotaba y buscaba dé vez en cuando las palabras, que no sabía, y escribía su significado en español.

Con persistencia ambos nos mirábamos...

Llevaba la mitad de palabras con su significado en español y miré discretamente a Joey con nervios y también me miró.

_ ¿Puedo preguntarte algo? ¿Tus padres influyeron para que escogieras estudiar el inglés, o fue porque a ti en verdad te gusta?

_ No, mis padres no tienen nada que ver en mi decisión. Fui yo la que quiso estudiar inglés, pero jamás creí que me costaría tanto

_ ¿Hace cuanto comenzaste con el curso?

_ Empecé recién este año

_ Entonces es más que justificable que te cueste. Yo voy a colocar todo de mi parte, para que aprendas como es debido

_ ¿Entonces no piensas que es una pérdida de tiempo el enseñarme? – me sonrió –

_ No pequeña, al contrario. Veo que tienes mucho potencial y yo quiero que lo saques a la luz

_ Así será entonces Joey. Colocaré todo mi empeño

_ Así se habla...

Revisaba atento mis ejercicios y mis nervios estaban al borde de un ataque. De pronto, él me miró y me llamó a su lado.

_ Tienes un error. Esta palabra está mal escrita – la miré y sonreí con vergüenza –

_... Es cierto...

Él me miró, y yo me senté nuevamente para revisar y corregir mis errores y Joey apoyado en la puerta de la cocina, me miraba, mientras bebía una lata de bebida.

Las horas comenzaron a pasar y yo no quería que aquel día se terminara por ningún motivo y la noche cayó frente a ambos.

Despidiéndome de Joey, besé su mejilla y él sin evitarlo me abrazó y me susurró que mañana seguiríamos con mis clases y luego besó mi sonrojada mejilla.

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