Capitulo 7
La casa de España siempre ha tenido esa sensación de alegría, tal vez por los tantos hijos que tiene. Pero justo ahora todo estaba más sombrío.
Se notaba la desesperanza de todos ahí.
— ¿Los quintillizos están aquí? — Pregunto Argentina entrando al jardín de la casa español.
— Creo, la directora les dio una semana.
Entraron con la llave que tenía Mexico, encontraron a Portugal en la cocina. Argentina y Mexico fueron a saludarlo.
— Hola tío Portugal. — Saludaron los dos.
— ¡Oh! Hola Argentina. Hola Mex.— respondió Portugal mientras guardaba unas latas de comida.
— ¿Como está... España? — Pregunto Argentina.
— Está... bien...— murmuro desviando la mirada. Justo se oyó un estruendo.— Bueno...no lo se... la verdad está terrible...
— Tío... ¿Dónde están los niños? — preguntó Mexico.
— Creo que en su cuarto. — Los quintillizos compartían habitación.
— Iré a verlos. — Y Mexico se fue dejando un silencio incómodo a Portugal y Argentina.
— ¿Tía Italia está aquí también? — Pregunto Argentina para romper el hielo.
— No. Está en el hospital, trabajando.
Argentina volteó a ver a otro lado decepcionado, le agradaba demasiado la Tía Italia. Portugal noto eso e intentó cambiar de tema.
— ¿Y las pastillas? ¿Como sigue con eso? — Se refería a las pastillas que siempre tomaba, durante esa época fue un completo adicto.
— Las deje hace un tiempo.
— Eso es genial... — murmuró para bajar la mirada.
— Si. — Argentina se fue al jardín, sintiéndose muy perdido.
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