España nunca pensó en verla de nuevo. Jamás se preocupó en si por lo que le pasara... excepto cuando la embarazo.

Ahora estaba sentada en la mesa, aún con su teléfono... parecía una adolescente.

— ¿No le ofreces a tus invitados una copa de vino? — preguntó Maya, como una adolescente.

— No... quiero estar sorbió. — Murmuró España. — ¿Para que quieres a em... ellos?

— No es de tu interés. — dijo para mirarlo directamente. — No quiero un juicio, sería muy polémico. Solo cédeme todos derechos.

— ¡Eso jamás! Te conozco. Conmigo están mejor.

— En serio? — Maya lo dijo burlonamente. — Perdiste a Guatemala... No puedes cuidar a los demás.

España se ante eso abre la boca y la cierra, no sabía que decir. Maya sonrió.

— Hagamos un trato. Si encuentras a Guatemala desaparezco de tu vida, si esta muerto, o si no aparece en un año, yo me quedo la custodia. ¿Te parece?