capítulo 9

Pasaron tres días entre mi recuperación, su trabajo y el intento de mis padres por mantenerme al día de mi vida, y por fin hemos llegado a la parte de la historia en la cual dice Rapunzel me quede... Pero hay un sentimiento al escuchar la historia que me llena, el rencor, quisiera... Buscar a esos malditos que tanto lastimaron a Hiccup y matarlos, sobre ese chico, la verdad es que cada noche sin poder evitarlo pienso en él, es como un recuerdo que intenta volver, sus labios pronunciando mi nombre, su sonrisa, al final cada mañana termino abrazado a Rapunzel después de soñar con él.

Hoy tengo mi cita con el Psicólogo que me recomendaron y después de eso por fin iré a mi trabajo, por suerte solo soy un cajero así que no necesito utilizar mucho mi mano, también, ayer unos niños me atraparon en la calle, ellos comenzaron a preguntarme cuando volvería a contarles la historia, Rapunzel intervino diciéndoles que esperarán un poco y solo me alejo de ellos, se... Que hay algo especial en esa historia, puedo sentirlo en mi pecho cada vez que la escucho.

Apenas llegó a la oficina del Psicólogo pido permiso para entrar y tomo asiento en el sillón de siempre.

— ¿Y bien? ¿Has logrado recordar algo últimamente?

—Solo... Cosas que pase con Rapunzel y aquella chica, Mérida.

— ¿Y que tal con el cómo llegaste al hospital?

—Aun nada...

— ¿Que tal si intentamos de nuevo recordar el pasado?

—No hay nada, lo he intentado toda la noche... Solo recuerdo a Rapunzel, momentos con ellas y nada más.

—Mmm... ¿Has tenido sueños raros últimamente?

—Si... Sobre un chico... Nunca puedo ver su cara, a veces me abraza o repite mi nombre durante el sueño, hay veces en las que estamos en el borde de una montaña mirando hacia abajo... A veces son pesadillas, sangre y flechas en llamas crean el caos y... Y...

Me dice "Te amo" con la mirada en el techo puedo sentir una lágrima resbalar por mi mejilla, el hombre me acerca una caja de pañuelos que tomo entre un asentimiento.

— ¿Que le pasa ha ese chico?

—Él dice que me ama.

Trago saliva sin el valor de mirarlo, pero su risa llena el espacio, dudoso le regreso la mirada, es la primera vez que lo escucho reír.

— ¡Ey, está bien! —Dice con total calma —Han llegado muchos casos así, ya estoy acostumbrado... Pero entonces, el chico en cuestión —vuelve a su cara sería —aparte de en tus sueños ¿Has llegado a verlo en otro lado?

—No, pero mi amiga llegó a comentar que era alguien preciado para mí... Pero no parece ser un amigo muy cercano.

— ¿Crees que lo podrías reconocer si lo vieras en una foto?

—Sinceramente... No tengo ni la más mínima idea.

Él toma algunas notas y luego se levanta, poniéndome recto en el sofá recibo un dulce de su parte mientras él vuelve a su asiento.

—Tu amiga ¿Crees que podrías traerla la próxima vez?

—Vere si puede venir, después de todo tiene trabajo.

—Esta bien —sonrie —Eres libre por hoy, por cierto ¿Que tal está tu mano?

—Mejorando, aunque la comezón es más insoportable cada vez.

Riendo asiente —suerte con ella.

Me despide sonriente y yo solo llevo mis manos a mi sudadera para avanzar a la salida. Llegando al parque de cerca solo tomo un respiro calmado... Me preguntó qué es lo que me pasó para que olvidará casi todo de mi vida... Tomando asiento en una banca observo a las aves comer mijagas de pan en el suelo, inhalando profundo hecho mi cabeza hacia atras cerrando mis ojos en un intento de recordar.

— ¡Ha! 

Acompañado del ruido de sus cosas en el suelo, me levanto con prisa mientras la mujer se queja hacia un castaño que huye de la escena, rápidamente la ayudo a ponerse de pie.

—Gracias hijo —se sacude la tierra —Ese chico de pronto solo salió corriendo, ni siquiera se disculpó...

—Algo importante le debió haber salido —levanto todo en su bolsa — ¿Se lastimo?

—Si ¡Ho! —mencionan con sorpresa sosteniendo mis manos —Eres tú segunda oportunidad.

—Amm... ¿Disculpe?

—Segunda oportunidad, tiene un tiempo que me tope contigo en este parque —sonrie —Estabas decaído y me contaste esa historia de segundas oportunidades... —dudosa me mira más de cerca —Del chico que se enamoró de otro, aunque al final ellos no tuvieron un final feliz.

— ¿Segundas oportunidades?

Por un momento un dolor me llena la cabeza y su voz me llena... Aún no puedo mirar sus ojos, pero puedo mirar su sonrisa y sonrojo mientras me abraza... La mano de la señora termina en mi espalda.

— ¿¡Estás bien hijo!?

—Si, si, no se preocupe, ammm —le muestro mi mano —Recientemente tuve un accidente, mi mente se borró casi por completo... A veces me duele cuando recuerdo algo.

—Dios mío ¿Que has recordado?

—La sonrisa de ese chico.

Una sonrisa se extiende por mi cara, ella sonríe por igual abrazadome con cuidado, me sorprendió, pero acepto su tacto.

—Lucha por volver a tenerlo a tu lado —se aleja sosteniendo mi hombro —No te rindas.

—Nunca lo haría, no dejaré ir mi oportunidad.

Apenas dije eso la señora pellizca mi mejilla con cariño, el reloj comienza a sonar.

—Necesito ir a mi trabajo —sujetando su mano le sonrío —Fue un placer volver a encontrarla.

—Cuidate niño —me despeina un poco.

Despidiéndome con la mano comienzo a correr rumbo a mi trabajo. Al llegar me coloco mi uniforme, trabajo en un café para adolescentes, la propina y paga no son nada malas y mi trabajo solo es cuidar de la caja registradora aunque hay veces que atiendo las mesas y por mi propia voluntad llegó a trapear el lugar y limpiar mesas para ayudar, hasta ahora las personas con las que me he topado son buenas, además parece que nunca he tenido problemas aquí, nadie parece tener resentimiento por mi, pero a la misma vez no hablo mucho con ellos... Con un suspiro tomo mi lugar detrás de la registradora, pero apenas la campana suena me pongo a sonreír.

— ¡Buenos días! Sean bienvenidos a caramelo amargo.

— ¡Buenas! —menciona una rubia.

—Aja buenas —menciona un azabache gruñón.

—Lo que sea.

—Da igual —pronuncia dos gemelos.

—Buenas —menciona vergonzoso un regordete.

Me sorprendí al ver como un chico del grupo se escondía detrás de la rubia principal, todos se juntaron en la entrada mirando el menú.

— ¡Astrid pide por nosotros! —menciona el rubio con una sonrisa.

—Te lo agradecería Astrid —Sonrie el regordete.

—Si, si, ve con cuidado patapez —le da una pequeña nalgada — ¿Y tú? —mira por sobre su hombro — ¿Tienes algo con mi espalda o qué haces ahí?

—Solo pide rápido y vámonos —susurra inquieto.

Ella camina sin prisa con una sonrisa en su cara mientras yo no puedo evitar inclina un poco la mirada tratando de ver al chico detrás suyo.

—Veamos... —observa el menú pensativa.

—Si —tomo una pequeña libreta.

Comienzo a anotar lo que ella me pide mientras no puedo evitar notar como aquel chico trata de mirar por sobre el brazo de ella.

—Bien, ya está lo mío, patapez, lo de patán, Brutilda y Brutacio... Ammm...

Divertido trato de contenerme —Lo siento, no puedo contener mi risa con tales nombres —rio más abiertamente.

Divertida ella ríe —Lo se, a los gemelos y el patán se los escogí yo misma —Dice muy orgullosa riendo al final.

— ¡Oh! ¿Y el otro chico?

— ¿Patapez? ... De hecho es un nombre muy normal de su pueblo natal —despues de mirar a su amigo regresa la mirada a mi —Oye Jack, se que estas en tu trabajo —se recarga de la barra — ¿Pero enserio debes aparentar que no me conoces?

— ¿Disculpa? —Digo confundido.

Parpadeando confunso de lo ocurrido, aunque... Seguro es una persona que conocí en algún momento.

— ¡Lo siento! —bajo un poco la cabeza —Yo.... Pasaron algunas cosas y... Realmente no sé quién eres.

— ¿He? —Dice confundida.

— ¡Perdón! Pero ¿Puedo tomar la orden del chico que se esconde detrás tuyo?

—Ho... Si, él quiere... Un Americano y un Tiramisú.

Apenas anotó lo ultimo y le pasó el pedido a una compañera cuando una voz resuena en mis adentros y detrás de mí.

— ¿Que te paso en tu brazo?

— ¿Ha? —lo miro dudoso y solo rio —Sonara tonto, pero no tengo la más mínima idea.

— ¡Oye! —Dice algo enfadada mirando sobre su hombro — ¿Piensas seguir allí atrás!? ¡Si quiera deja de jalar mi blusa!

— ¡Astrid! —Dice avergonzado.

— ¿Puedo preguntar algo tambien? —me inclino un poco.

— ¿Que es? —me contesta con calma.

— ¿Porqué te escondes detrás de tu amiga?

—Yo...

De pronto el chico sale huyendo mientras cubre su rostro con su mano, apenado me disculpó con su amiga quien solo ríe.

—Esta bien, no se... Que le pasa últimamente... —me mira —Sobre el tema de tu mano y no recordarme ¿Puedo preguntar?... ¿Que fue?

—Ha... De verdad lo lamento, pero no tengo idea de que ocurrió... Y es algo penoso.

Asiente —Esta bien Jack, pero recuérdalo ahora, soy Astrid, una de las chicas que escucha tu historia.

—Si...

Ella se fue a su mesa y enseguida un compañero llevo su pedido, soltando un suspiro trato de recordar aquella historia. Al momento de irse al igual que como entro el chico salió detrás de la rubia escondiéndose entre sus amigos, como si yo le hubiese hecho algo malo... Escondiéndose de mi

Al llegar a casa puedo ver qué Rapunzel no ha llegado aún, me quedé un rato mirando la televisión con mi padre hasta que ella llegó y le ayude ha hacer la comida, últimamente ha estado muy ocupada... Al terminar ella se estira mientras nos dirigimos hacia mi habitación.

— ¡Dios! —se deja caer en la cama — ¡Que cansada estoy! —vuelve a estirarse hacia sus pies — ¡Tomaré un baño y a dormir! Por cierto —se acuesta con las manos detrás de su nuca ¿Que tal tu día?

—Bien, me tope con dos personas hoy... una señora en el parque y una rubia en mi trabajo.

— ¿A sí? ¿Y de que hablaron?

—Bueno...

Ella se levanta de un solo brinco para buscar sus cosas de baño, dejándome caer en la cama observo el techo.

—De segundas oportunidades, la señora dijo que le conté sobre el tragico amor de dos chicos, fue un día que al parecer estaba deprimido en ese parque... Me dijo que luchará por volver a tenerlo a mi lado.

—O... ¿Y la otra chica?

—Ella... Me dijo que nos conocíamos, fue ha comprar con un montón de amigos, pero había uno de ellos que se mantenía escondido, él solo pregunto por mi mano y huyó hacia sus amigos.

Una sonrisa rara está sobre mi cara mientras Rapunzel se encuentra pensativa mirando a la nada.

— ¿Todo bien Rapunzel? —me incorporó.

— ¿Ha? ¡Si! —Dice inquieta —Mucho trabajo me hace estar agotada.

—Me preguntaba... Sobre aquella historia.

— ¡Podemos ir mañana, no te preocupes!

— ¡Antes! Mi doctor me pidió que te llevará mañana a la terapia.

— ¡Muy bien! Dos citas contigo mañana.

Ella salió con una sonrisa alegre, al bajar la mirada me doy cuenta de que nuevamente esa chica Merida marca a mi celular... Le conté lo que pasó con mi mente y por qué no puedo recordarla por completo, últimamente se la pasaba preguntando por Rapunzel por mensaje así que termine contestandole. Yo quiero saber más de la historia, lo haré mañana... Si, mañana.

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