capítulo 8
Apenas despierto unos cabellos rubios y largos son lo primero que veo, ella juega nerviosamente con sus manos y no puede percatarse de que ya he despertado.
—Rapunzel...
Sorprendida se gira hacia mi mientras una enorme sonrisa se expande en su rostro y poniéndose de pie pega brincos muy animados, divertido elevo mi ceja y ella enseguida brinca hacia mi brindándome un abrazo.
— ¿Cómo estás tonto? —Dice preocupada.
—Bien, quitando la falta de oxígeno que me permites...
Riendo avergonzada se aparta —Lo siento Jack, pero es que en verdad me preocupaste.
— ¿Sigo en el hospital? —cuestiono algo confundido.
—Claramente bobo —toma asiento a mi lado más tranquila —Tuviste una crisis o algo así... Pienso que quizá fue un recuerdo que volvió.
Dudoso trago saliva —No recuerdo que fue...
—Tal vez yo... Digo, recordaste mi nombre —sonrie complacida.
Sonriente bajo la mirada —No, eso no fue... No logro recordar que era, pero siento que eso no fue...
Ella me mira pensativa y preocupada, sus labios se abren apenas traga saliva, pero no logra decirme nada porque el doctor y mis padres entran a la habitación.
— ¡Jack! Hijo ¿Cómo estás? —se detiene de venir a mi lado.
—Bien, no me duele nada —les dedicó una leve sonrisa.
—El doctor dice que tu mano tardará un poco en recuperarse por lo menos... Cuatro o cinco meses...
— ¿Aún... Aún no recuerdas nada hijo?
— ¡Me llamo por mi nombre! —cuenta victoriosa.
— ¿Ha? —sube la mirada interesado — ¿La recuerdas? ¿Podrías decirme que es ella para ti?
El hombre de bata blanca alista su lapicero contra la tablilla en sus manos, observando a Rapunzel puedo notar el entusiasmo en su mirada y su sonrisa.
—Es... ¿Mi amiga? —respondo dudoso.
—Cariño, no puedes responder de esa manera ¿No la recuerdas?
—Rapunzel, Jack... —se acerca tocando mi mano — ¿Recuerdas como nos conocimos?
Divagando con la mirada trato de recordarla, un dolor pequeño y punzante me hace cerrar los ojos mientras un fragmento de recuerdo me ilumina, ella sonriendo... Mientras me muestra en la pantalla de su móvil la foto de una chica pelirroja comiendo una manzana...
—Fue... —la miro —en nuestro vecindario, cuando éramos chicos, pero te mudaste... Más tarde te encontré en una página que seguía y nos hicimos amigos nuevamente.
Una sonrisa se extiende por su cara mientras asiente con alegría, mis padres se abrazan felices de mis palabras y el doctor solo toma notas sin mirarme.
— ¿Recuerda algo más? —sube la mirada —de su niñez... O el día de ayer, quizá esta mañana.
Cerrando los ojos trato de recordar más, pero simplemente es imposible, solo Rapunzel y aquella chica... Pero al abrir mis ojos puedo recordar una sonrisa, la sonrisa de un chico con pecas... Nuevamente la distorsión regresa, hay sangre y gritos por todos lados y la vos de aquel chico se escucha lejana, los brazos de Rapunzel sosteniendome son los que me vuelven a la realidad, veo frente a mi como el hombre y la mujer que dicen ser mis padres me miran preocupados.
—Si —menciona el doctor mirándolos —Como les dije puede ser eso, lo más razonable es llevarlo con un profesional —comienza a buscar en su bata —por aquí tengo una tarjeta...
— ¡Pero insisto que es imposible doctor! Él jamás ha tenido una experiencia de ese tipo, algo aterrador o que lo llegará a aterrorizar jamás...
—Cariño —la sujeta por el brazo —Son cosas que solo un profesional puede descubrir, hagamos caso al doctor querida... —suspira mirándome —Jack, espera un poco.
Asintiendo los veo alejarse hacia la puerta mientras un dolor punzante llena mi mano, mi mano derecha se encuentra vendada con tablas de por medio mientras mi otra mano solo tiene vendajes.
— ¿Que fue lo que pasó?
—Ammm —dudosa mira la puerta y vuelve a mi —No sé si pueda decírtelo, pero no fue nada muy problemático... Solo tú eres problemático a veces —exhalando un suspiro sujeta mi pierna —Supongo que hoy no irás a la biblioteca, y pensar que tuve que pedir permiso mi primer día... ¡Ah! —niega con la cabeza —es no habla muy bien de mi.
—Perdon.
Ante mis palabras ella sonríe y me sujeta por las mejillas — ¡Tontooo! —me suelta sonriente —Esta bien, después de todo prometimos estar para el otro hasta que pudiéramos recuperarlos.
— ¿Recuperarlos?
—Si, ya sabes, a Mérida y Hi... —se detiene aterrada y solo comienza a reír lunática —Diablos, casi te resuelvo uno de los misterios de tu vida —se sujeta la frente nerviosa.
—Hi... Es Hiccup ¿No? —Digo dudoso —No recuerdo muy bien su cara, pero su nombre... Esta claro en mi mente...
— ¿Y su historia? —menciona con seriedad inclinándose.
—No hay más... Solo recuerdo tú cara, a una pelirroja y... El nombre de él... Hiccup.
—Vaya —menciona conflictuada —Parece que nada puede hacerte olvidarlo.
— ¿Es algo para mí?
Algo triste e incómoda sonríe levemente —Es... Muy preciado para tí, pero ahora mismo no son nada... Supongo que solo te ve como a un amigo...
—Mmm —doy un asentimiento entre un suspiro.
La puerta se abre dejando ver a una enfermera con un carrito lleno de cosas, Rapunzel se levanta sonriente hacia la mujer dándole espacio a mi lado.
—Bien Joven Jack, es hora de ponerle el Yeso.
Asintiendo la dejo proseguir con su trabajo, me pide que mueva lo menos posible mi mano mientras comienza a quitarme las vendas y tablillas, enseguida me pidió extender mis dedos no manteniendolos tan juntos, comenzando a mojar la venda en una sustancia blanca comienza a colocarla, mi mirada se dirige a Rapunzel quien me sonríe con entusiasmo, pero apenas bajo mi mirada puedo verla borrar ese rostro feliz... Sin más mi cara también decae...
—Rapunzel... ¿Podrías contarme algo importante de mi vida?
—Mmm... Yo... —observa dudosa a la enfermera —Tú contabas una historia, pero... No estoy segura de si puedo contarte lo.
—Esta bien con eso... No te preguntaré más.
Ante la duda de Rapunzel la enfermera le regresa la mirada con una sonrisa, soltando un suspiro ella da un paso al frente pero mis padres y el doctor roban mi atención al entrar.
—Permitame enfermera —le quita los vendajes —Yo termino ésto, hay un paciente en la habitación 186 que necesita unos tranquilizantes.
—Enseguida doctor —se levanta limpiando sus manos.
—Entonces... ¿Papá, Mamá?
—Por hoy sería bueno que te quedarás en casa —Avisaremos en tu trabajo.
—Y tu padre —se acerca dudosa —Y el doctor piensan que sería buena idea llevarte con un psicólogo como recuperación.
—Si, está bien... ¿Cuándo iré?
—Tal vez mañana...
— ¡Ay! —se adelanta apenada —Disculpen, pero... Pensaba dar el depósito del apartamento... Hoy... ¿Podría llevármelo?
—Ammm...
La mirada dudosa de ambos se posa sobre el doctor quien sin prisa termina de colocar el yeso en mi mano, su mirada sube sin preocupación.
—Yo creo que estará bien, pasar tiempo con su amiga quizá le ayude a recobrar sus memorias.
Luego de su aprobación y el seguimiento de papeleo además del reposo para el yeso salimos del hospital, mientras Rapunzel observa por la ventana mi mirada se mantiene al frente mientras intento pensar en todo lo que ha pasado. Al llegar a casa mi madre es la primera en entrar y subir con rapidez a la casa, con una sonrisa Rapunzel me empuja para guiarme a mi habitación, tomando asiento en mi cama observo toda la habitación... Mi padre entra dudoso y con la mirada baja.
—Por cierto hijo... Había una pulsera en tu mano, así que pensé en traerla... Aún que ahora está algo sucia...
— ¿Pulsera? —cuestiono dudoso poniéndome de pie.
—Si, está...
De su bolsillo derecho saca una pulcera de cuero café, parece cocida a mano... Parpadeando dudoso me acerco tomándola con... Un sentimiento extraño en mi... Observo a mi padre quien sonríe levemente y solo sale de mi habitación.
—Hiccup...
Pronunció en un susurro solo para mí, con nostalgia en el pecho inhaló profundamente hasta llegar a mi cama donde me dejó caer y suspiro con profundidad para comenzar a relajarme un poco mientras sostengo la pulcera sobre mi estómago.
—Bien —Dice vencida tomando asiento a mi lado —Te contaré la historia hasta donde la llevas —sacude mi pierna con una sonrisa —Y luego seguiremos yendo a la biblioteca para contar lo demás, pero ahora tengo que dejarte solo —se levanta —Tengo que llamar a mi jefe para pedir disculpas y necesito cambiarme para salir.
—Si, está bien.
Con una sonrisa ella sale del cuarto, con un suspiro y cuidado pongo mi brazo herido sobre mi cara mientras con mi mejor mano aprieto aún la pulcera de cuero. Rapunzel no tarda en entrar y mientras se cambia me pasa un cambio de ropa a mi, al entrar al baño me encuentro con mi madre limpiando insistente una mancha en la pa... Es sangre...
—Ha... Jack —Dice algo incómoda alejándose de la mancha —Puedes cambiarte, no miraré es solo que... —se acerca a la pared —Te... Tengo que limpiar aquí...
—Si...
Apenas salgo puedo mirar a Rapunzel esperar por mi, salimos de la casa rumbo a aquel apartamento mientras ella me cuenta el inicio de la historia que al parecer yo cuento... Apenas llegamos al lugar observo a una mujer salir del apartamento, ella nos sonríe con prisa.
—Ho... Llegan temprano.
—Si... Pasaron algunas cosas, entremos para completar los trámites.
—Si, claro... —me observa y sujeta mi hombro — ¿Estás bien chico?
—Perfecto —le dedicó una sonrisa tranquila.
Al entrar ellas se instalan en el pequeño recibidor y yo solo seguí directo hacia una pequeña habitación con gran ventana que deja una vista hacia un pequeño parque de juego... Apenas divisó todo el lugar cuando un chico cae al suelo con todos sus papeles, curioso mi inclino un poco más para ver mejor, pero él se levanta con prisa yendose con la mirada baja. Al regresar la mirada atrás puedo ver a la mujer despedirse con una sonrisa, devuelvo el gesto mirándola salir.
— ¡Bien! —entra uniendo sus manos con alegría —Ahora solo queda buscar los muebles nuevos... —me tiende su brazo para sostenerme de ella — ¿Vamos?
Riendo me sujeto —Si... Aquí es donde viviremos ¿No?
—Si... ¿Lo recuerdas?
—Algo así... Se me hizo conocido el lugar —ella toma las llaves para cerrar —Vayamos por los muebles.
Ella sonríe jalandome del brazo. Apenas estamos por la calle trato de buscar a aquel chico con la vista, de alguna forma siento que lo conozco... Pero no pude encontrarlo, en nuestro camino Rapunzel siguió contándome aquella historia que hacia sentir extraño a mi corazón, por un momento una lágrima de furia resbaló por mi mejilla y luego de una malteada cortesía de Rapunzel avanzamos a la tienda de muebles donde ella siempre se daba la vuelta para pedir mi opinión, es divertido pasar el rato con ella, pero... ¿Cómo fue que llegue al hospital y casi rompí una de mis manos además de olvidar parte de mi vida? Esas preguntas no se detienen en mi cabeza.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top