14. SIGUIENDO ÓRDENES
En 1989 las cosas con el terrorismo en el Perú eran terribles, en esos años yo era un campesino que no tenía otra salida más que unirme al ejército para asegurarme un plato de comida al día.
Me enviaron a la zona roja del terrorismo en el Amazonas, especialmente en el Huallaga. Ahí estaba el Coronel F. Un amante de la guerra y de su esposa. Él amaba salir en "misiones" (Operaciones encubiertas y conflictos directos) e idolatraba a su mujer, hija de una de las familias más prominentes de Lima. Fui asignado a su "grupo especial" porque era un buen francotirador, solían morir o dar de baja a mutilados con tanta frecuencia que casi siempre habían cupos en todos los equipos.
Su esposa vivía en Lima, el mismo coronel asignaba soldados para que hagan de guardaespaldas de su mujer. El rumor estaba en que estos soldados que le eran asignados terminaban desapareciendo.
Poco a poco fui ganándome su confianza y aprecio, entonces llegó el día. Recibí las órdenes de regresar a Lima para servir como seguridad de la esposa del ahora General F. Su esposa era una mujer terrible. Me tomó como un sirviente, un empleado doméstico. Sólo cuando salíamos a la calle tenía que convertirme en su guardián. Claro era mejor esto que estar en el frente. Un día su mujer me llamó para que la ayudara a cambiar unas cortinas, ese día ella usaba un babydoll transparente. Mi mente empezó a trabajar a mil por hora, qué podía hacer ante tanta tentación. Me mantuve firme. Esa tarde se pasó arreglando su casa vestida de tal forma y yo tenía que ayudarla. Para la noche me ordenó que esperara en la puerta de la ducha. Se bañó y me dijo que le pasara la toalla. Mujeres tan finas y hermosas como ella, jamás estarían a mi alcance en esta vida. Su esposo era el implacable General F. Que pasaba más tiempo en la guerra que con ella; aunque hablaban todos los días por teléfono, la distancia siempre pesa. Finalmente no pude resistirlo más, lo hicimos en el baño.
Pasaron tres meses y no había un solo día en que no lo disfrutara, esa mujer era insaciable. Un día llegó el General F. Y actué como un robot sin pensamientos ni sentimientos. La mirada del General era como un escáner, nada escapaba ante esos ojos. Esa semana, El General me llamó al Cuartel y me entregó mis nuevas órdenes. Debía ir a la zona roja más peligrosa del país como parte de un grupo de comandos. Esas órdenes eran una muerte segura y debía viajar de inmediato. Cuando me fui, entre los objetos que me dieron como parte del equipo básico, había una nota que decía: "Me gustas tanto que no lo puedo permitir, espero que lo hayas disfrutado."
El General F. era bisexual, además estaba bastante enterado de lo que hacía su mujer, a pesar de ello le consentía esas conductas, luego de un tiempo eliminaba a los que la disfrutaron. Lo que el general nunca imaginó es que logré sobrevivir y ahora me dedico a la crianza de animales caprinos en el norte del país.
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