12. TERMO
Cuando estaba en secundaria, mi hermano mayor solo me llevaba dos años de diferencia.
En ese tiempo, le había declarado la guerra. Lo que sea que lograra académicamente yo lo tenía que superar mil veces. Mi objetivo era opacarlo.
En su salón había una chica bastante atractiva, mi hermano la adoraba, era más que obvio que estaba tremendamente enamorado de ella. Todos lo sabían.
Mi hermano era un tipo inteligente, pero en términos más humanos, con las mujeres era un "huevonazo", "gilipollas", "cobarde", etc.
Aquella chica estaba en el mismo Club de Atletismo que yo, así fue como la conocí y no tardamos en hacernos amigos. Con el paso del tiempo ella empezó a fijarse en mí, y debo admitir que cuando una chica dos años mayor se fija en un chico menor, para los púberes imberbes que éramos, aquello significaba un logro épico. El objetivo de los chicos pequeños era salir con las chicas mayores, así probábamos nuestra valía como hombre, como el macho alfa de tus congéneres. Si lo lograbas serías reverenciado.
Pero aunque le había declarado la guerra a mi hermano, no me atrevía a "atrasarlo" como coloquialmente se suele decir cuando te quitan a la chica que te estabas ligando.
Creo que lo respetaba o es que yo también era un ¡cobarde!, ¡huevonazo!, ¡gilipollas!
Pasó un año y yo me la pasé esquivando a esta chica. Por otro lado mi hermano no mostraba ni el más remoto indicio de avanzar.
Lo que paso es muy fácil de predecir, la chica fue conquistada por otro galán mayor que nosotros y ahí terminó la historia.
No sé tú, pero por ese aspecto me sentí fatal, los jóvenes entre 13-15 años se enamoran y desenamoran muy rápido, pero la intensidad de las emociones son tremendas.
Odie más a mi hermano por lo poco efectivo que resultó ser con las mujeres. Mi sacrificio de respetar lo que aparentemente era de él no fue suficiente, pero la ira se me fue rápido, aquella no era la única chica linda que conocía. Me dio pena por lo que sucedió después con él. Sus amigos lo llamaron termo, porque sólo sirve para mantener caliente las aguas. Ese apodo lo arrastró hasta terminar la secundaria.
En cuanto a mí, mi primera declaración de amor fue una apuesta estúpida. Terminé lastimando a una chica bastante wapa un año menor que yo. Años después la vida o el karma me regresaría la misma moneda.
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