IV - "(Des)esperado reencuentro"

Ayano no estaba muy conforme. En realidad no estaba nada conforme con su método de "asesinato". ¿Cómo sería caratulada tal atrocidad? ¿Solo con el simple nombre de "suicidio"?. No; Ayano buscaba algo más...de su estilo. No un trabajo limpio y sin rastros como el que había llevado a cabo, sino algo que si indicara que el responsable era una asesina psicópata que deseaba matar a toda costa a esa joven.

Sin embargo, a pesar de que aun veía el cadáver desde la azotea con mucho desprecio y asco, ya estaba hecho. Ya no tenía nada más que hacer en ese lugar. Ni siquiera tenía que deshacerse del cuerpo de Amai, ya que el plan era aparentar que ella misma quiso terminar con su vida.

Decidió volver a su casa, no sin antes pasar por la casa de Taro a espiar qué hacía en esos momentos. Después de todo nadie la podría reconocer en el barrio estando con ese "disfraz" encima, y más aun que ella era toda una experta en stalkear a su senpai sin llamar la atención. Sabía que no tendría la oportunidad de hablar con él, pero al menos deseaba verlo, aunque fuese solo a través de las cortinas de su habitación.

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El siguiente día había sido un completo caos. No se dictaron clases, pero los alumnos no fueron informados sobre eso hasta que llegaron al instituto y fueron interrogados por la policía, tomándolos completamente por sorpresa. Al final de las preguntas se les informó sobre lo sucedido: una alumna se había suicidado, aparentemente por "problemas personales" que mencionó en una carta antes de su muerte sin indicar algo específico.

Todos estaban muy asustados, sin poder creerlo, y más aun cuando la primer pregunta de los policías a los estudiantes fue en referencia a si conocían a Amai Odayaka. Esa joven era muy popular en el instituto, por lo que la sola mención de ese nombre fue toda una polémica.

Los policías descartaron la posibilidad de que haya sido asesinada o inducida a quitarse la vida, y concluyeron el caso como un suicidio. Les ordenaron a los estudiantes volver a sus casas, pero todos estaban completamente desconcertados. Se encontraban en la entrada del instituto, algunos hablando, en voz baja, en pares y otros en grupos, con sus rostros que reflejan toda una mezcla de sensaciones. Algunas chicas lloraban, probablemente las que más conocieron a Amai. Unos pocos prefirieron irse.

Taro estaba completamente atónito, shockeado. ¿Era posible? ¿En verdad perdió a otra amiga después de lo que pasó con Osana? Quería convencerse internamente de que eso no era real, no estaba pasando.

-Tiene que ser un error- se escuchó decir con voz fuerte a un muchacho que luego todos voltearon a ver. Era Budo.- No es la primera vez que alguien muere en el instituto ¿¡Y quieren que creamos que lo de hoy fue un suicidio!?- gritó mirando a los policías, quienes no le dieron importancia.

-Silencio Masuta- le pidió una profesora que se encontraba cerca- ya escucho lo que sucedió. Es difícil para todos...

-Conocí a Amai, como muchos aquí, y... ¡ella no tenía razones para hacer algo así!

Todos los presentes no emitieron palabra alguna.

"¿Razones?"- Taro miró a Budo pensando en sus palabras. ¿En verdad Amai se habría suicidado sin causa? ¿O a caso...?

Torturándose a sí mismo, Taro decidió marcharse. No quería seguir ahí ni un minuto más.

Mientras Budo seguía discutiendo con uno de los policías y con la profesora de intermediaria, notó que su amigo ya no estaba, así que, quedándose con un montón de palabras por decir, se fue para seguir a Taro. Sabía que siempre que sucedían estas cosas Taro era uno de los que terminaba más traumatizado. Pudo alcanzarlo con facilidad, ya que al parecer Taro no tenía apuro para ir a ningún lado. Para ser más exactos, su mente estaba completamente en blanco.

-Oye, Taro.- Lo llamó posicionándose para caminar a un lado de él. Este no respondió, solo tenía la mirada baja y con las manos en los bolsillos, como un completo solitario.- ¿Estás bien?

-No.- respondió rápido y cortante, y a la vez serio.

-De acuerdo...- Budo solo siguió caminando imitando a Taro como un gesto de compañía.

Estuvieron así un largo rato. Evidentemente Taro no iba a su casa, o a algún lugar en concreto. Solo quería caminar, intentar despejarse, aunque le resultase imposible.

A diferencia de Taro, a Budo le costaba estar tanto tiempo con una persona sin dirigirle la palabra. Era algo que lo ponía nervioso. Miró a Taro con intención de deducir si estaba mejor para conversar. Estaba igual que antes. O tal vez un 1% mejor. Fue suficiente para que Budo comenzara a hablar.

-Eh...¿Tu qué opinas sobre...lo que pasó?- preguntó pero Taro no respondió, aunque levantó la vista como pensando en alguna respuesta.-Lo lamento, pero ya sabes que estas cosas me indignan. Y Amai... Ella era muy alegre y simpática como para tener ideas de suic...

-Hablaste de... "Ideas"- Lo interrumpió Taro, a lo que Budo se sorprendió ya que en realidad creía que iba a hablar como si se dirigiera a una pared, pero después de un rato Taro habló- Quieres decir...¿Cómo alguna razón que la llevara al suicidio?

-E-exacto. -Respondió confundido- ¿Piensas que tuvo alguna razón?

-No...o en realidad, no lo sé, no estoy seguro.- confesó. Budo lo miró extrañado.- ¿Y si ella hubiera estado enamorada de alguien?

Por esa forma de hablar Budo estaba seguro de que Taro sabía algo con respecto a Amai, ya que ellos se habían vuelto muy amigos en los últimos meses y conversaban bastante seguido. Aun así, Budo no podía definir con certeza que intentaba decir su amigo.

-A qué quieres llegar...

-Un amor no correspondido.- contestó con firmeza recordando el día de ayer, cuando Amai confesó estar enamorada de él.

Sin embargo, Taro la había rechazado, pero de una forma cortés y caballerosa, mencionando que tenía una novia a la cual amaba mucho, y por dicho motivo no podía corresponder sus sentimientos.

Taro se sentía miserable por dos motivos: El primero, porque existía una posibilidad de que Amai estuviera profundamente enamorada de él, y al ser rechazada ella decidió cometer suicidio. Pero ¿Qué más podía hacer él?

Y el segundo motivo, por creer que una joven tan plena y alegre como la presidenta del club de cocina se matara debido a que el gran Taro Yamada no la aceptara. ¿Tanto era su ego para pensar algo así? ¿De creerse un galán? No, a Taro jamás se le había cruzado por la cabeza que hubiera chicas literalmente "muertas por él". Nunca lo había pensado. Pero ¿Y si en realidad era su culpa? Su cabeza estaba dada vuelta con todas estas preguntas retumbando en su mente.

Cuando volvió en sí, notó que Budo no había respondido aun. Y con toda razón. ¿Justo debieron tocar el tema de "amores no correspondidos" después de lo sucedido con Ayano? Budo aparentaba haberla superado, pero tampoco era algo para hablarlo tan a la ligera, y más precisamente con Taro.

-¿Crees que pudo haber sido algo así?- preguntó Budo mirando al suelo algo pensativo. En realidad se preguntaba (o mejor dicho, intentaba con dificultar recordar) mentalmente como se sentía ser rechazado por alguien que amas, y a la vez se planteaba si era motivo para llegar a tales extremos como en el caso de Amai.

Taro quería cambiar ya de tema. Se arrepintió de haberlo mencionado.

-Espero que no.- contestó nervioso.

Volvieron a quedar en silencio. No había nada peor que un clima de incomodidad entre amigos, así que Budo intentó animar, aunque sea un poco a Taro.

-Hey, intenta ya...no pensar tanto en lo que pasó. ¿Acaso no verás a Yan-chan? No creo que quiera verte así de deprimido.- bromeó, aunque la incomodidad no se fue del todo para él por mencionar a Ayano.

-¡Es cierto!- exclamó como si se "despertara" y volviera Ayano a su mente- ¡Yan-chan llegará hoy! Después de tanto...por fin la veré- sonrió ya un poco más alegre. Fue casi como si lo hubiera olvidado.- Tengo que irme, olvide hacer algo.

Budo rió al ver a Taro ya volver a la normalidad.

-¿Estarás bien?

-Claro- aseguró alegre. Ahora en lo único que podía pensar era en ver a su novia.

(...)

Había amanecido ya hacía rato y Ayano aun seguía literalmente "tirada" en la cama de sus padres profundamente dormida. Era entendible ya de prácticamente no había dormido bien desde que llegó. La alarma de su celular había sonado muy temprano, por lo que algo adormilada y casi de forma inconsciente la pospuso 5, 10 y 15 minutos más y así continuó varias horas seguidas.

Despertó cuando escuchó el inconfundible tono de llamada de su teléfono. El número de su novio tenía un tono diferente al que había sonado, así que supuso que no era importante e silenciarlo para poder seguir durmiendo. O iba a ser así hasta que vio el nombre en la pantalla.

"Mamá"

Sin abandonar la cómoda cama, solo se colocó de costado para poder hablar sin necesidad de levantarse.

-Hola mamá...- Empezó, seguido de un inevitable bostezo e intentando abrir los ojos por completo.

-¡Ayano! Lamento no haber llamado antes hija, pero ya sabes que mamá está algo ocupada aquí- dijo intentando simpatía.

-Si, está bien- respondió restándole importancia- pero no hace falta que me hables como si fuera una niña.

-Lo siento mi niña- dijo riendo un poco- ¿Cómo te fue con tu "trabajo"? ¿Pudiste arreglar ese "asunto"?

Su madre siempre usaba palabras clave para hablar con Ayano, por si se encontraba en la calle o en algún otro lugar público.

"Claro que no preguntará como estoy o si llegué bien a casa, pero al menos se preocupa por mi"- pensaba Ayano pero sin sentir tristeza o enojo.

-Si, ya solucioné eso, pero me quedaré en casa hasta la noche, después iré al aeropuerto y actuaré como si apenas hubiera llegado. Nadie sabe que estoy aquí, ya te conté eso. ¿Cómo está mi padre?

-Muy bien, solo preocupado por su empleo y por su jefe que amenaza con despedirlo por tantos días de "vacaciones". Cosas mínimas, yo arreglaré eso cuando nos vayamos de aquí, ya se lo dije.- reía optimista.- No tiene nada de qué preocuparse, pero ya sabes cómo es tu padre.- continuó. Ayano respondió con un "ahá" mientras se levantaba de la cama y se acomodaba un poco el cabello.- Tengo que irme cariño, en algunas semanas estaremos de regreso. Te quieroo.

-Yo tamb...- Ayano había visto el reloj sobre un mueble de la habitación. Unas horas más y pronto iba a oscurecer ¡Se había hecho muy tarde!

Maldiciendo y sin poder creer la cantidad de horas que había dormido, rápidamente fue a arreglar los bolsos que había traído, los cuales había desordenado al sacar ropa cómoda para ponerse, dejando su teléfono tirado por alguna parte del suelo. Se desvistió y volvió a vestirse con la misma ropa con la que había llegado.

Cuando ya tenía todo listo se dirigió a la puerta. Al salir, de inmediato se dio cuenta de que no podía salir sin antes colocarse la peluca por si acaso.

No había problema si algún vecino la hubiera visto llegar antes; y si incluso alguno llegaba a preguntar o a advertir que una joven de cabello rubio había ingresado a la casa de los Aishi mientras estos estaban ausentes, Ayano les mentiría diciéndoles que era una chica de confianza que se encargaba de las tareas domesticas mientras ella no estaba. Pero si alguien del instituto pasaba cerca de su casa y la veía era más que obvio que la reconocería.

Miro de un lado a otro asegurándose de que no había nadie en la calle, y efectivamente y para su suerte así era. Maldijo internamente por no haber pensado en ello con anterioridad, pero le bastaron solo unos segundos para entrar de nuevo a su casa y completar su "disfraz".

Suspiró. Ahora debía arreglárselas para llegar al aeropuerto antes de que Taro lo hiciera. Tomo su teléfono buscando la lista de contactos. Tal vez tendría que deberle otro pequeño favor a Info-chan.

(...)

Estaba impaciente. Era una mescla de nervios, ansias, emoción... Taro estaba caminando de un lado a otro en el mismo lugar en que había visto a su novia por última vez hace ya algunos meses.

Miró la hora. Ya habían pasado algunos minutos de la que le había indicado Ayano, pero después de todo era completamente normal que los vuelos retrasaran sus horarios de llegada. Iba a mandarle un mensaje, pero no supo bien que escribirle ya que había tantas cosas que quería decirle. Negó con su cabeza intentando concentrarse, era mejor llamarla. Si, iba a llamarla, pero luego de pensarlo se retractó.

-Idiota, si está en el avión no puede usar su teléfono- se dijo a sí mismo. ¿Era posible que su desesperación por verla no le dejara pensar claramente?

Decidió esperar en uno de los asientos cerca de donde estaba. A su lado dejó el ramo de flores que había comprado para Ayano. Pensó en qué podría darle como presente para recibirla, pero al no estar muy seguro terminó optando por algo clásico como las flores. Cuando las compro las había de todo tipo, de distintos colores, y todas arregladas de diferentes formas, tanta variedad que cualquiera podría marearse pensando cuál sería el adecuado. Hasta en eso había tenido dificultades.

Volvió a mirar su reloj. ¿Cuánto tiempo había pasado ya? Miró a las personas a su alrededor, muchas abrazándose felices y otras solo hablando sonrientes. Las miró extrañado y revolviendo un poco su cabello. Rápidamente volteó a ver la pantalla que anunciaba los vuelos que partían y los que llegaban. ¡Esas personas eran del vuelo de donde venía Ayano! ¿Cómo demonios no se había dado cuenta?

Inmediatamente se levantó tomando las flores y miró a todos lados, con su corazón latiendo a una mayor velocidad.

Había bastante gente, tomando en cuenta de que estaban los pasajeros junto con las personas que habían ido a recibirlas. Caminó entre la multitud buscando con la mirada a su novia, pero no la veía. La gente había comenzado a dispersarse, y él aun no había podido encontrarla comenzando a preocuparse. ¿Y si algo malo le había pasado? No, no quería pensar eso, pero entonces que era lo que...

-¡TARO-SENPAI!

Al instante de escuchar esa voz Taro volteó a su derecha y no tuvo oportunidad de articular palabra alguna, ya que sus labios habían sido asaltados por lo de Ayano mientras ella lo abrazaba por el cuello, haciendo que el muchacho casi pierda el equilibrio por unos momentos. El tardó en reaccionar unos segundos, pero cuando sintió a la joven abrazarle y besarle con tanta ternura y hasta pasión se dejó llevar tomándola por la cintura, sintiéndose tranquilo, relajado, feliz. Al fin, después de tanto tiempo, podía sentirla cerca nuevamente.

Mantuvieron su beso hasta que sus pulmones les exigieron oxígeno. Se separaron sonrojados, respirando agitadamente. Taro le sonrió y la beso tomando sus mejillas con sus manos.

-Ayano, te extrañe.- expresó él antes de volver a abrazarla contra su pecho.

Ayano lo abrazó con más fuerza. Ahora había vuelto a tenerlo cerca, junto a ella, para ella, y no tenía pensado apartarse de él por nada del mundo.

"Solo mío, y de nadie más"

Sonrió al pensar en eso. Con toda seguridad podía afirmar que Taro le pertenecía. Sin importar a qué distancia estuvieran uno del otro, él era de su propiedad, y nadie sería capaz de robárselo, no mientras ella estuviera viva. Viva gracias a él.

-Te amo Senpai.

Estuvieron un buen rato de esa forma, hasta que Taro recordó el ramo de flores que tenía para ella, él cual había permanecido en el suelo todo ese tiempo. Taro se sonrojó de la vergüenza. No se percató de que lo había soltado mientras se encontraba perdido en los labios de su novia. Ayano le sonrió y tomo el ramo, para luego depositarle un tierno beso en la mejilla como agradecimiento. A pesar de ser una chica nada "romántica", Ayano iba a seguirle el juego a Taro, actuando como a él le gustaría.

Taro tomó los bolsos que Ayano había traído con ella y juntos caminaron fuera del edificio, mientras él le preguntaba a su novia sobre su "estadía" fuera de Japón y sobre cómo se sentía viajar en avión, a lo que Ayano tuvo que forzar un poco su relato para que no se notara su falta de interés por esos temas.

Al llegar al estacionamiento, Taro se encargó de guardar el equipaje de Ayano en el baul de su auto, mientras ella solo se dedicó a observarlo con una sonrisa. Hacía tanto que quería verlo. Cualquier movimiento que Taro hiciera, por más mínimo que fuera, captaba completamente su atención.

Cuando Taro terminó se dio cuenta de que Ayano lo había estado viendo de esa forma todo el tiempo. Le encantaba que le sonriera, pero se sentía un tanto incómodo.

La miró detenidamente. Aun no podía creer que esa muchacha tan hermosa y tan dulce fuera su novia.

"Te amo" -quería decírselo, pero al verla a los ojos sintió algo. Vio algo más en su mirada. Había algo más que amor en ella. ¿Pero de que otra forma le podría estar observando si no era con amor? Posiblemente, quizás...

Era deseo.

Sin poder evitarlo se ruborizó. Taro intentaba convencerse mentalmente para no pensar en ello. No podía, era inapropiado para él mirarla con esa necesidad, justo ahora, cuando su chica apenas había regresado. Se sentía un depravado.

Pero la necesitaba. Se necesitaban.

Ayano no se había esforzado por ocultarlo. Lo había estado mirando así, seduciéndolo con solo su mirada, y su sonrisa. Sabía que su Senpai era débil, al menos en ese sentido, y tenía pensado hacerle perder el control.

Y él no pudo seguir conteniéndose.

Sin esperar una respuesta por parte de Ayano, se abalanzó hacia ella besándola, con pasión, abrazándola mientras acariciaba su cintura y luego su espalda recorriendo cada centímetro de ella con sus manos, Ayano sonrió orgullosa contra los labios de su novio. Iba a dejar que él hiciera lo que quisiera con ella, y por supuesto ella también iba a darse ese gusto.

Correspondió a su gesto mientras los besos comenzaron a subir de tono. Sus respiraciones se volvieron más agitadas y entre gemidos solo se separaban por unos cortos segundos para recuperar un poco el aliento y volver a retomar su juego de lenguas. El calor comenzó a recorrer sus cuerpos rápidamente.

Con movimientos un poco torpes y sin dejar de acariciarse terminaron en la parte trasera del automóvil. Ayano estaba a horcajadas sobre el chico besando su cuello, y él con su espalda pegada al respaldo del asiento intentando sacarle la camisa que ella llevaba puesta, dejándola solo con su brasier.

Ayano por su parte se dedicó a desvestirlo sin mucha delicadeza, casi con desesperación, dejándole ver su pecho. Volvieron a unirse en un apasionado beso mientras él acariciaba sus pechos. Ni siquiera se dio cuenta de que ya estaba completamente expuesta de la cintura para arriba, al igual que ella había hecho con él. Se preguntó en ese momento sobre qué tan pervertido podría a llegar a ser su Senpai, pero prefirió dejar esos pensamientos para más adelante. Después podría ponerlo a prueba.

Sintió como Taro comenzó a besar sus pechos a la vez que él los apretaba suavemente como si jugara con ellos. De poder haberse sonrojado mas ya lo hubiera hecho, y mientras gemía su nombre casi en susurros acariciaba el cabello de su novio.

Sintió ternura al pensar que Taro hacia todo para complacerla, de forma lenta, a pesar de lo excitado que lo sentía entre sus piernas debido a la posición en que se encontraban. Llamó su atención besándolo en los labios, luego su cuello, y tuvo que acomodarse bajando de sus piernas y agachándose un poco para poder seguir su camino de besos por todo su torso desnudo.

-Aya...- gimió, intentando pronunciar su nombre, sintiendo los pequeños y húmedos besos de su novia recorriendo su abdomen.

Si no fuera porque había perdido completamente el control de sus impulsos Taro jamás se hubiera permitido llegar a tal punto con Ayano en ese momento. De hecho ni siquiera podía creer la manera en que estaba actuando. Por supuesto el debía de actuar como un caballero ante su novia, sobre todo por el largo tiempo que estuvieron separados, pero ahora no se sentía precisamente así.

-Yan-chan...espera...- le pidió, intentando buscar su mirada e impedir que mas jadeos salieran de su boca.

Ayano lo miró sonriendo, completamente sonrojada, pero segura de sí. La mirada de Taro era casi suplicante, pero en su mente tenía dudas.

-¿Si, Taro?- le preguntó con un tono pícaro. Taro le miró sorprendido y con su cara completamente roja. Casi nunca ella le llamaba por su nombre, y se había acostumbrado a que Ayano lo llamara "Senpai" siempre. Pero el tono que había usado con su nombre era, en cierto sentido, provocador.

-Ah...Ayano, tal vez... deberíamos...- Se detuvo. No podía decirle que no a esa mirada, a esas acciones, a toda esa pasión, pero se sentía muy inseguro.

Taro desvió su mirada avergonzado. No podía seguir viéndola a los ojos. Iba a decirle que era mejor detenerse y que no era el momento indicado, pero luego la sintió de nuevo sobre él en la posición que se encontraron inicialmente. Trago saliva y la miro fijamente.

-Relájate Senpai.- le susurró al oído y besándolo en su mejilla, haciendo que a Taro se le erizara la piel.- ¿Me amas?

Su respiración seguía un poco agitada como para responderle al instante, pero luego Ayano lo tomó de su mentón obligándolo a mirarla a la cara.

-Di que me amas, Senpai.

Le había sonado casi como si fuera una orden, y se sorprendió. De un momento a otro la mirada de la joven parecía haberse tornado un poco oscura, pero decidió no prestarle demasiada atención a eso y le sonrió de una forma dulce acariciando su cintura.

-Por supuesto que sí linda. No tienes por qué preguntar...- no pudo seguir ya que Ayano había puesto su mano sobre el pecho de él ejerciendo bastante fuerza, dejándolo más acorralado de lo que ya estaba. Taro miró la mano de Ayano sobre su cuerpo, para luego mirarla a ella nuevamente, y sintiendo su corazón latiendo con fuerza, pero de una forma distinta, como si su cuerpo le estuviera advirtiendo peligro.

-Di-lo - le volvió a "pedir" ella. Taro la miraba nervioso, totalmente confundido. Tenía la extraña sensación de que lo mataría si no le daba una respuesta.

-¿Aya...?- y de nuevo sintió la presión en su pecho y por reflejo cerró los ojos.- T-te amo.

Casi se quedaba sin aire pero por fortuna pudo decirle esas simples palabras que ella se moría por escuchar.

Ayano lo abrazó con fuerza. Taro tardó en corresponder por lo shockeado que estaba pero al final pudo abrazarla también, aunque no como lo hacia ella.

-Entonces... podemos continuar con esto.- le dijo en una voz seductora. Taro estaba nervioso, pero el calor que aun sentía dentro de él era mayor. Mucho mayor. No podía evitarlo.

...

La mayoría de los empleados de la tarde ya habían cambiado turno con los que tenían que trabajar por la noche, y los de seguridad rotaban turnos cada hora vigilando distintos lugares del aeropuerto. De lo contrario, seguramente más de uno que se hubiese quedado por más de ese tiempo se habría extrañado al ver el mismo vehículo estacionado por quien sabe cuántas horas, teniendo en cuenta que lo regular era que los autos (que no fueran del personal) permanecieran como máximo media hora en el estacionamiento.

Y lo más extraño eran los leves movimientos que parecía tener dicho vehículo visto a la distancia, ya que los movimientos que había en el interior de este tenían otro tipo de connotación. Por suerte, nadie lo había notado, ni siquiera por todos los gritos y gemidos que se escuchaban.

El muchacho se encontraba sobre la joven besándola con desesperación, completamente desnudo al igual que ella, y embistiéndola con fuerza intentando no ser tan brusco pero a la vez dejándose llevar. Perdiéndose en ella.

Se las habían arreglado para poder acomodarse lo mejor que pudieron dentro del pequeño espacio que tenían, sobre todo Taro, ya que Ayano no tenía ningún problema en hacerlo de cualquier forma.

Taro estaba consciente del lugar en donde se encontraban, y evitando que su novia gimiera mas fuerte decidió seguir besándola impidiendo que los sonidos se escaparan de sus bocas. Solo pensar que alguien afuera podría estar escuchándolos... pero poco le importaba eso ahora.

-Senpai...- le llamaba entre suspiros agitados, acariciando la espalda de su novio e inconscientemente rasguñándola, pero sin lastimarlo. A él no le molestaba. En mas, hasta lo creía algo excitante.

Siguieron así hasta que se sintieron que su placer llegó al máximo, terminando con sus cuerpos completamente sudados, intentando recuperar aire, completamente sonrojados. Ayano le sonrió abrazándolo por el cuello y él se inclinó para besarla en los labios.

-Te amo, Ayano.- le dijo al separar su beso. Ayano rió por lo bajo, pero fue suficiente para que Taro la escuchara y la mirara extrañado. Iba a preguntarle pero ella se lo impidió volviéndolo a besar.

💕💕💕

Despues de casi un año sin actualizar volvemos otra veez!!😅😂 xD. Pido disculpas por eso y gracias a los que aun siguen esta historia! ❤😉.

Yy bueno... como pasó bastante tiempo tambien cambié un poco la forma que tenía para escribir. (Particularmente este capítulo iba a dividirlo en dos partes para que la lectura no sea muuy aburrida pero despues no me gustó como había quedado😂). Asi que...eso solamente xd. Era una aclaración 😅 pero espero que les guste este capítulo 7u7💕.

Y por último dejo una pequeña frase-spoiler para la siguiente actualización:

"Y recuerda, siempre tendrás a alguien cuidándote las espaldas"

Gracias por leer! :D y felices fiestas(? 🎄🌟

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