Capítulo 8

Capítulo VIII

"Fuentes fidedignas nos confirman

Que lady Danielle Wilcox y su perrito faldero, el Marqués de Suffolk,

Se han comprometido en matrimonio. Lady Julianna está feliz

Porque al fin se le casa la solterona"

Gaceta de la Sociedad

_ Colin me siento muy halagada por ese lindo sentimiento que tienes hacia mí, pero debo confesarte que tu propuesta me ha tomado totalmente por sorpresa._ le dijo Danielle, mientras hacía un esfuerzo por sonreír.

_ Sé que me he precipitado, pero así es el amor, loco e impulsivo. _ La mirada de él se agudizó y empezó a inclinarse para besarla. Ella se levantó abruptamente.

Danielle no quería herir sus sentimientos, pero no deseaba volver a besarlo.

_ Es una decisión importante la que debo tomar _ continuó ella tensa, estrujándose las manos con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. _ Me gustaría que me dieras unos días para pensarlo y darte una respuesta.

El Marqués le dedicó una mirada indescifrable, a ella le pareció ver un destello de rabia. Pero pensó que eran ideas suyas.

_ Espero que puedas comprender que no me esperaba esto, al menos no tan pronto _ continuó Danielle al ver que él permanecía en silencio.

_ ¿Es que tus sentimientos no son recíprocos? _ Preguntó finalmente.

_ Yo te aprecio mucho. _Le contestó ella con tono calmado.

_ ¿Pero no sientes lo mismo que yo siento por ti? _ Preguntó mirándola fijamente.

_ Nos conocemos hace muy poco tiempo, es muy pronto para darle nombre a mis sentimientos _ le dijo dejando escapar un suspiro.

El Marqués la miró con cierta preocupación, su cara era un dilema, al parecer no entendía que ella no le correspondiera a sus sentimientos.

_ Una de las cosas que más me agradan de ti es tu sinceridad _ volvió a acercase a ella, tomó sus manos y las apretó suavemente. _Te daré el tiempo que me pides, soy un hombre perseverante y lucho hasta conseguir lo que quiero. Así que mientras espero que tú aceptes casarte conmigo, haré cuanto esté en mis manos para ganarme completamente tu corazón.

_ Gracias Milord por comprender y por ser tan especial conmigo. _ Danielle experimentó un profundo alivio ante la respuesta de Colin.

_ Gracias a ti preciosa por alegrar mis días con tu presencia _ llevó una mano a su cara y le acarició la mejilla _ Como sigo siendo tu pretendiente enamorado, me gustaría invitarte al baile que dará mi hermana mañana, es una fiesta para dar a conocer su regreso al mercado matrimonial, ahora que su luto ha finalizado, es importante para ella que yo esté allí apoyándola, y a mí me gustaría que tú estuvieras conmigo... He hablado con Franchesca y está muy apenada por su mal comportamiento y quiere comenzar de cero contigo.

A Danielle no le apetecía en lo absoluto tener nada que ver con la víbora ponzoñosa de Franchesca, pero el Marqués no se merecía otro rechazo.

_ Si _ respondió ella, mirándole y asintiendo _ iré contigo.

Suffolk recogió su abrigo, y metió una cajita de regalo en el bolsillo.

_ Me tengo que ir, mañana paso por ti, _ Le dio un beso en la mejilla _ estaré ansioso esperando tu respuesta _ le guiñó un ojo y se despidió con una reverencia antes de marcharse.

Danielle sintió un alivió cuando se fue, pero la paz le duró muy poco, porque enseguida llegó su madre.

_ Enhorabuena hija mía, al fin alcanzaste tu meta, vas a casarte y con un Marqués _ Julianna la abrazó efusivamente _ mañana tendremos que volver al taller de Angelique para que comience a preparar tu ajuar de novia.

_ Madre _ dijo, con suavidad y cautela _ todavía no le he dicho que si a Colin.

_ ¿Qué has dicho? _Preguntó Julianna con la expresión de incredulidad marcada en su rostro.

_ Lo que escuchaste, todavía no he aceptado ser la esposa de Colin.

_ ¿Es que te has vuelto loca? _El grito que dio la mujer  se escuchó hasta en la cocina.

Danielle guardó silencio sabía que se avecinaba una tormenta con su dramática madre.

_Esto es increíble _ prosiguió Julianna caminando de un lado a otro, poniéndose la mano en la frente _ ¿Tienes una idea cuanto tiempo llevo escuchando tus lamentos, porque en cada temporada que pasaba, ningún caballero te tomaba en cuenta?... ocho temporadas. ¿Sabes cuantas veces me acosté llorando pidiéndole a Dios, que apareciera un buen hombre, porque ese era tu sueño y quería verte feliz?... Muchas noches... Y ahora que por fin el Cielo nos escucha y aparece el galante caballero, la señorita dice que tiene que pensarlo.

_ Madre es que no estoy enamorada de Colin, lo veo solo como un amigo.

_ Entiéndelo de una vez, la vida no es un cuento romántico, Suffolk es bien parecido, tiene dinero y título ¿qué más puedes pedir?

_ Mamá yo...

_ Oh... ahora entiendo ¿No te quieres casar por el desvergonzado ese? _arremetió su madre con rabia.

_ ¿De que estás hablando?

_ Si es por él... Te conozco... Te enamoraste de ese libertino, es por él que no aceptaste _afirmó Julianna.

_ El vizconde no tiene nada que ver en esto _ contestó con voz calmada.

_ Claro que tiene que ver, lo veo en tus ojos... Escúchame bien jovencita, siempre te he dado gusto en todo lo que has querido, pero esta vez no va hacer así, no voy a permitir que Weymouth te destruya la vida. Lo que tengas con él lo vas a terminar ahora mismo, porque tú te vas a casar con Colin y esa es mi última palabra.

_ Tú no puedes obligarme hacer algo que no quiero. _ Replicó furiosa.

_ No me retes Danielle, yo por las buenas soy un caramelo de miel, pero por las malas soy peor que el cianuro, así que te aconsejo que te vayas olvidando de ese bandido o me obligarás a tomar medidas drásticas.

_ Si tanto te gusta Colin ¿Por qué no te casa tú con él?

_ Tú a mí me respetas _ Julianna levantó la mano y le asestó una fuerte bofetada. Las dos se miraron pasmadas un momento, Danielle colocó su mano en la adolorida mejilla. Su madre Jamás en su vida la había golpeado.

_ ¡El respeto se gana madre! _ dicho esto salió corriendo dejando a la mujer sola en el estudio.

_ Danielle tú yo no hemos terminado _ Gritó Julianna.

Ella hizo caso omiso al llamado.

Julianna respiró profundo para tranquilizarse, no deseaba pelearse con su adorada hija, pero tenía que hacerla entrar en razón. No dejaría que Danielle cometiera sus mismos errores. Ensimismada en sus pensamientos no escuchó cuando tocaron la puerta, por eso le sorprendió volver a ver a Colin en el estudio.

_ Milady quisiera hablar con usted.

_ Claro, adelante, me sorprende verte aquí de nuevo.

_ ¿Debo suponer que ya es de su conocimiento que su hija me rechazó?

_ Ya lo sé, no sé que se ha apoderado de mi pequeña para hacer algo así, pero debes darle otra oportunidad, quizás fueron los nervios que la traicionaron.

_ Ayúdeme Milady, para hacerla cambiar de parecer.

_ Cuenta conmigo querido que haré todo lo que esté en mis manos para que ella se case contigo.

_ Estoy loco de amor por ella, quiero hacerla feliz.

_ No tienes que decirme, yo sé que es así.

_ ¿Ella tiene otros pretendientes... Hay alguien más?

_ No, para nada, ella está muy enamorada de ti, lo que sucede es que Danielle es tímida.

_ Nunca me ha parecido que sea tímida

_ Con respecto al amor, sí que lo es.

_ ¿Entonces, usted cree que ella pronto acepte ser mi esposa?

_ Por supuesto querido, puedes estar tranquilo porque mi pequeña se casará contigo, deja asunto eso en mis manos.

_ No sabe cuánto me alegra escuchar esas palabras.

Danielle estaba recostada en las piernas de su doncella, mientras Rita le peinaba el cabello para tranquilizarla.

_ ¿Mi niña ya te sientes mejor?

_ Un poco.

_ Ya verás que mañana a tu madre se le pasa el enojo.

_ No lo sé Rita, yo la vi decidida a imponerme su voluntad.

_ ¿Niña no te parece extraño, que ese Marqués quiera casarse contigo tan pronto?

_ Si me parece extraño y loco, pero es lo que se estila. Ya que los sentimientos no importan, quedan en segundo plano.

_ Pero hace unos días eso era lo que tú estabas buscando, y es por eso le pediste al Vizconde que te ayudara.

_ Ese es el problema Rita, que me enganchada con él.

_ Eso no es ninguna novedad, yo siempre lo supe.

_ ¿Crees que soy una tonta por no casarme con Colin?

_ Mi niña si eso te va hacer infeliz, no lo hagas, pero si debes tener cuidado con el otro.

_ El otro ya se robó mi corazón.

_ Con tal que sea eso lo único que se robe.

_!Rita eres terrible!

Las dos se rieron.

Ya mucho más tranquila, su doncella la dejó para que descansara, ella cogió la pluma y su diario, se colocó boca abajo en su cama y se desahogó.

Después de haber pasado un momento increíble con mi bello sinvergüenza, al final el día se me convirtió en una pesadilla, no sé porque le dije a Colin que me diera unos días para pensar, si yo sé que no voy a casarme con él, por mucho tiempo creí que si un hombre pedía mi mano en matrimonio, no importaba si no estábamos enamorados, pensé que era suficiente que me tratara bien y me respetara. Pero no es así, mi mamá dice que la decisión de casarse debe tomarse con la cabeza y no con el corazón. Yo no puedo hacer algo semejante, quiero amor, felicidad, pasión y no rango y riqueza. Tal vez si Andrew no se hubiera cruzado en mi camino las cosas serían diferentes, pero ya no puedo cambiar mi realidad y es que estoy enamorada de él, estoy enamorada de su fuerza y vitalidad. Con solo mirarme, me hace arder de deseo. Con tan solo tocarme, anula mi resistencia. Con tan solo un beso, derribaba mis defensas. La fuerza de su encanto me impresionó desde el primer momento que lo vi, es por eso que negué a irme en su coche cuando se accidentó el mío en Sussex, es por eso que lo evitaba constantemente. Aunque yo esté enamorada hasta los tuétanos de Andrew, no cambiaba en nada las cosas, porque sé que este amor no es correspondido. A veces creo que él siente también algo por mí, que vas más allá de una mera atracción física. Quizás esté equivocada, pero he decidido que voy a darle un voto de confianza... Aunque mi mente me grita que es una total y completa insensatez, mi corazón baila y salta de alegría.

Después de un sueño reparador Danielle se levantó llena de energía, Rita como siempre consintiéndola le trajo el desayuno a la cama, mientras que otra doncella le preparaba el baño.

_ Mi niña si vas a salir tienes que hacerlo pronto y regresar antes que tu madre se despierte.

_ No tardaré Rita, te lo prometo.

_ Hazlo por tu bien mi niña, y evita otro enfrentamiento con ella.

_ Tranquila que ni se dará cuenta que salí.

Danielle se encaminó hacia la casa de Andrew, solo cinco cuadra era la distancia que separaba una casa de la otra. Mientras caminaba observaba el movimiento de la calle, la gente se paseaba bajo los árboles, un anciano descansaba en un banco de hierro forjado, una niñera paseaba a un niño en un cochecito. <<Definitivamente Un día maravilloso >> pensaba Danielle.

La casa de Andrew se elevaba gigantesca delante de ella; la puerta principal se abrió y apareció el mayordomo.

<< "La momia" >> ella se sonrió al recordarse de las palabras de Rita.

Henry le dio un recibimiento cálido y la hizo pasar como si la estuvieran esperando.

Sus pasos resonaron a través de un amplio vestíbulo con altas columnas blancas y paredes verde oscuro, decoradas con pinturas y esculturas.

_ Milady enseguida llamo al Señor. _Le dijo en tono casi afectuoso.

_No por favor, no vengo a buscarlo a él, sino a Lady Theresa.

_ Entiendo, pero ella ha salido de compras.

_ Entonces la visitaré otro día.

Una voz profunda surgió a sus espaldas.

_ ¿Para donde crees que vas?

Danielle mordiéndose los labios, se giró rápidamente.

_ He venido a visitar a tu hermana, como no se encuentra en casa... Me voy _ le dijo con voz suave y lenta.

_ Al menos antes de que te vayas déjame saludarte como se debe.

Se colocó delante de ella le puso las manos en los hombros, inclinó la cabeza y la besó.

_ ¿Estás loco?... El mayordomo no está viendo. _le reprendió ella mirando al anciano de reojo.

_ Henry no ve nada, está casi ciego _ le acarició los labios con los suyos.

_ Yo no creo que este ciego. _ ella volvió a ver al mayordomo con recelo.

Él Ladeó la cabeza y la silenció besándola de nuevo.

_No te vayas, quédate un rato más _Su voz sonó como una caricia, cálida y suave, contra la oreja de ella.

_ Eso no es correcto _ Le contestó ella en un susurro.

_ Tú y yo no hacemos nada que sea correcto _ su voz era seductora como la de un hipnotizador.

_ Henry _ dijo él sin dejar de mirar a Danielle _ No quiero que nadie nos moleste.

_ Como usted diga milord.

_ ¿Quieres dar un paseo por el jardín?_ le preguntó mientras le daba un beso en el cuello.

_ Solo si te vas a comportar. _Replicó ella.

_ De acuerdo. _él le dedicó una sonrisa angelical.

Caminaron por el sendero de grava que atravesaba el jardín, él la entretuvo con anécdotas de sus aventuras y desventuras cuando Gabriel y él estaban en Cambridge. Ella se reía de las ocurrencias de Andrew y él atesoraba cada carcajada suya, cada chispa de interés en sus ojos, le parecía tan atractiva, que en medio del relato se distraía.

Llegaron a un enorme sicomoro.

Andrew le cogió la mano.

_ Ven vamos a sentarnos aquí.

Ella se sentó en el pasto y se acomodó las faldas al lado de Andrew.

_ ¿Tuviste algún problema ayer cuando llegaste a tu casa?

_ No, ¿Por que lo preguntas?

_ Por nada, solo por curiosidad.

_ Mi mamá y yo discutimos, pero por otro motivo.

_ ¿Algo grave?

_ Un poco, pero no me gustaría hablar de ese tema.

_ ¿No me tienes confianza?

_ Confió plenamente en ti, no se por qué, pero lo hago.

Ella alzó su rostro al cielo. Los rayos de sol la bañaron, rodeándola de un tono dorado, como si fuese un ángel de cabellos color miel, enviado a la tierra para tentar y a atormentar. Una inesperada oleada de profundo deseo invadió a Andrew ante aquella imagen.

_ La mayoría de las mujeres me tienen desconfianza._ le susurró.

_ Yo no soy igual a las otras mujeres _ afirmó ella.

_ Eso lo sé y por eso me gustas tanto.

Esas palabras la envolvieron. Ella se acercó a él y lo tocó el rostro con ternura, sus palabras la animaron y una raíz de esperanza brotó en su corazón.

_ ¿En serio?

_Si, me gustas mucho y lo que siento cuando estoy contigo es algo nuevo para mí.

_ Estás muy romántico hoy _ le dijo ella con ternura.

_ Es para que me dejes besarte, _ respondió con picardía _ ¿está funcionando?

_ Está funcionando solo un poquito.

_ Me esforzaré en hacerlo mejor... Eres un gatita preciosa, que te has metido en mis pensamientos y no quieres salir y si no me besas moriré _ se puso la mano en el corazón con gesto compungido. _ ¿Y ahora?

_ Algo sobreactuado _ dijo ella riéndose. _ Pero puedes besarme.

Andrew la tumbó suavemente en el césped. Le dio un beso profundo, como si no tuviese suficiente. Luego siguió por la garganta, lamiéndola y mordisqueándola. Estremeciéndola. Un deseo ardiente la recorrió en el momento en que él la acarició, hábilmente le desabrochó los botones del canesú y luego desató las cintas que sujetaban la enagua. Ella trató de deternerlo, pero él la miró con los ojos como brasas ardiendo, con el desafío escrito en sus profundidades, mientras la mano se deslizaba por la piel desnuda y debajo de la tela de encaje para acariciarla.

Danielle se mordió los labios para no gemir cuando él se puso a jugar con el pezón, mientras iba desabrochando los pocos botones que quedaban, bajándole la ropa hasta la cintura y dejándola completamente desnuda ante su mirada sexual.

_ Eres hermosa, _ le dijo con voz gutural _ ¿por qué tienes que ser tan deliciosa? -La pregunta sonaba tanto un elogio como una maldición.

Cerró los labios alrededor del pezón y los succionó. Danielle gimió con un tono grave que le brotó de la garganta y echó la cabeza hacia atrás. Lo que le hacía estaba tan bien...

Él alzó la vista y con un brillo febril en los ojos le preguntó:

_ ¿Quieres que me detenga gatita?

Muda del deseo, ella negó con la cabeza y se arqueó para atrás, avergonzada mientras le rogaba en silencio que no se detuviera. Con un brillo de satisfacción, él le cubrió el pezón con la boca, tirando y lamiendo una y otra vez. El otro estaba atormentado por los golpecitos que él le daba de un lado y de otro, y un dolor palpitante se concentró en medio de las piernas de ella.

Andrew le levantó las faldas, le aferró los muslos y la atrajo hacia sí, Llevó una mano entre las piernas, presionando con los dedos hasta encontrar la apertura de las braguitas, separó los húmedos pliegues de sus zonas más íntimas hasta encontrar la dolorida protuberancia de placer.

Comenzó a masajear el clítoris suavemente, luego en círculos, incitándola; los ojos de él ardían en la profundidad de los suyos al mirarla y mantenerla cautivada.

Tenía el cuerpo en llamas y él las avivaba con cada caricia de sus dedos. Ella pudo oír los extraños sonidos que escapaban de su propia garganta, unos gemidos primitivos que nunca antes habían salido de ella. Su cuerpo se movió con unas sacudidas bruscas que fue incapaz de controlar. Un destello de cordura la asaltó

-No... -Ella meneó la cabeza, sin querer que él la siguiera hechizando aún más.

_No, ¿qué? _Las caricias de los dedos entre las piernas eran como plumas sobre la piel sensibilizada, apenas tocándola, excitándola, el cuerpo de ella ansioso por que él no se detuviera.

-Por favor, Andrew... yo... -Los pensamientos coherentes la abandonaron cuando él se inclinó y aquella boca hermosa se cerró sobre esa punta tensa de sus pezones y lo mordió, provocándole una oleada de calor que la recorrió hasta abajo.

La sensación de su interior se convirtió en una incandescente bola de fuego. La excitación se volvió insoportable, y Danielle gritó el nombre de él al mismo tiempo que en su interior estallaba el placer más exquisito que hubiese sentido nunca. Las oleadas se fueron sucediendo una y otra vez mientras, Andrew la acariciaba y ella seguía pronunciando su nombre.

Después, cuando la euforia se desvaneció, notó que él apartaba la mano y abrió los ojos.

_ ¿Qué es eso que me has hecho? _ susurró, sorprendida por ese éxtasis tan increíble que acababa de sentir.

Andrew sonrió, y a ella le dio un vuelco el corazón, igual que pasaba siempre que lo veía sonreír.

_ Eso se llama orgasmo. _ Él le dio un beso en la nariz y volvió a colocarle bien la falda.

Ella era absolutamente adorable y lo tenía total y completamente hechizado. Hizo un esfuerzo sobrehumano para detenerse a tiempo y no robarle su virtud. Que carajos le estaba pasando con Danielle, era verdad lo que le había dicho, ella estaba constantemente en sus pensamientos, en su sangre. Trataba de convencerse de que no se la quitaba de la cabeza porque no la podía tener, que solo era un deseo reprimido, en ese momento sentía una incontrolada necesidad de hacerle el amor. La pasión que sentía por ella lo dominaba, cuando estaba acostumbrado a ser él quien tuviera el control.

Él era un hombre experimentado, sabía desde el principio que si le hacía el amor sea lo que fuera que tuviera se terminaría. Que una vez satisfecha, Danielle solo podría verle a través del velo romántico del amor...Y sin embargo no había manera de resistirse a ella. De hecho era ella quien lo seducía a él.

Esa debilidad que sentía por ella tenía que ser una locura momentánea.

_ Te has puesto serio de repente... ¿Te pasa algo?

_ No me pasa nada. _ le dio un beso en la frente. _ contemplo tu hermosura.

_ Que zalamero.

_ Tanto pasármela con Gabriel, se me pegó lo cursi.

_ Me gusta que seas cursi.

Él puso los ojos en blanco.

_ Tengo que irme, no quiero volver a tener problemas con mi madre.

_ Vamos, yo te acompaño.

Ella negó con la cabeza.

_ No quiero que mi madre se entere que estuve contigo.

_ Hemos sido muy discreto... ¿Ella sospecha algo?

_ Desde el primer día que te vio en la casa.

_ Madres... nunca se les escapa nada.

_ Si hay un premio para ese tipo de madres, la mía gana.

Danielle se despidió de él con un abrazo y se marchó; Andrew se quedó en la puerta viéndola marchar hasta que sus pasos se perdieron en la distancia.

********

_ Te lo dije Colin que esa solterona no era idiota, no sé porque te empeñaste en escoger a esa mujer, ahora estamos peor que al principio _ Le reclamó Franchesca.

_ La muy idiota ha tenido la desfachatez de rechazarme a mí, un Marqués. _ soltó él con desdén.

_ No debiste confiarte, ahora tienes que hacer lo posible por ponerla en una situación comprometedora... mañana tienes una la oportunidad para meterla en cualquier rincón y asegurarte que alguien pase y los vea, así la obligaras a casarse sin protestar.

_ No estoy seguro que esa sea una buena idea, porque si no funciona arruino cualquier posibilidad con ella.

_ Arruinados vamos a quedar si no te das prisa en casarte con la solterona, necesitamos su dinero, las deudas cada día son mayores.

_ Todo esto que estamos pasando es por la culpa de tu maldito marido, mira que venirse a morir y dejarte totalmente en la calle.

_ El muy desgraciado nunca me perdonó.

_ Que te va a estar perdonando, si te encontró en la cama con el desgraciado de Weymouth.

_ Ese viejo asqueroso desde hace mucho tiempo había dejado de tocarme, y fue un alivio, casi me iba en vomito cada vez que ponía sus sucias manos sobre mí.

_ Si al menos hubieses sido precavida, no estuviéramos detrás de una solterona y a merced de sus caprichos; teníamos la vida que nos merecíamos, y lo tuviste que arruinar.

_ Lo volvería hacer mil veces, Weymouth es un hombre que vale la pena cualquier riesgo.

_ Weymouth, Wetmouth, estoy hasta aquí _ dijo tocándose la frente _de ese hijo de perra.

_ Colin supera ya lo de Beatriz, ella era una ramera.

_ Era mi prometida.

_ Si era tu prometida, pero se acostaba con el Vizconde por decisión propia, nadie la obligó.

_ Me importa una mierda, eso es una deuda que tengo pendiente con Weymouth.

Andrew entró en su despacho se sirvió una copa de brandy y se sentó en la silla cruzo las piernas encima de su escritorio, dio un sorbo a su bebida, cogió el periódico, y en la primera página en letras grandes se anunciaba el compromiso de Danielle y el Marques de Suffolk.

Andrew sintió como la ira crecía dentro de él.
_ Se va a casar y no me dijo nada... Maldita sea.

Sus dedos se crisparon alrededor del pie de la copa de brandy. La arrojó al fuego, el cristal se hizo añicos.

Mis bellas lectoras si quieres seguir disfrutando de está preciosa historia ve a mi perfil y allí encontrarás el link que te llevará a los siguientes capítulos.

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