Capítulo 5
Capítulo V
"Una dama atrevida posa la mirada en los labios del caballero por unos segundos y se asegura que él lo note. Si el caballero en cuestión no se da cuenta, es un idiota"
Lady escándalo.
Lady Julianna dejó bruscamente Ecos de la Sociedad sobre la mesita que se encontraba a lado de la cama de su hija.
Danielle estaba profundamente dormida, cuando escuchó la fuerte voz de su madre.
_Dime que tú no eres la que estaba con él Vizconde de Weymouth, como lo afirma Ecos de la sociedad.
_ ¿De qué estás hablando? _ Preguntó sobresaltada.
_ De esto _le tiró el periódico.
Danielle se sentó en la cama ya despierta completamente y tomó el periódico es sus manos.
_ ¿Mi nombre sale allí?
_No, pero la mujer que describen, tiene exactamente tus mismas características, y por lo visto no soy la única que lo creé, ¿sabes cuantas visitas he recibido hoy de mujeres que yo tenía años sin frecuentar?... Veinte. Y todas vienen por lo mismo saber los detalles de tu romance con ese descarado; el periódico afirma que estabas en una situación indecorosa, ¿es cierto eso?
_No era yo _dijo afirmando y simulando despreocupación, para que su madre no sospechara _ tantas mujeres que hay aquí en Londres con características similares, eso es solo una suposición, que digan que soy yo, no tienen pruebas concretas que era yo la que estaba en Vauxhall.
_Yo no dije donde los habían visto _le dijo Julianna.
_ ¿No lo dijiste?
_ Por supuesto que no... Oh mi Dios si eras tú _le dijo furiosa _ lo sabía. Caíste en la red de ese inmoral.
_ Eso no es así, además ya nuestro trato terminó.
_No te creo.
_Te digo la verdad.
_ Te has comportado de una manera insensata, salir de noche con un caballero y sin carabina ha cruzado el límite de la decencia, estás arruinando tu reputación con ese indecoroso incidente. Lo más probable es que hayas perdido toda oportunidad que tenías para casarte.
_Estás exagerando madre, nadie me ha visto, solo son especulaciones de la gente.
_Por tu bien eso espero jovencita y que no se vuelva a repetir esto, tú debes guardar la moral y las buenas costumbres de esta honorable familia.
Si Danielle no le daba la razón a su madre, pasaría todo lo que quedaba de la mañana escuchando el eterno sermón de la moral y las buenas costumbres por lo que optó por darle la razón a la furiosa mujer.
_Ha sido una verdadera locura lo que he hecho madre, prometo no volver a hacer semejante tontería. _dijo cruzando los dedos detrás de su espalda.
La mujer miró atentamente el rostro de su hija.
_Espero que tu arrepentimiento sea genuino y no otra jugarreta.
Julianna tomó de nuevo el periódico y salió de la habitación.
Danielle pasó el resto del día sumergida en los preparativos para el baile de esa noche. Angelique había pegado el grito al cielo cuando ella le dijo que quería otro vestido para esa noche; la afamada modista le resolvió el problema dándole un vestido que había confeccionado para una dama francesa que llegaría a Inglaterra días después.
El vestido era de satén azul claro, de manga corta, corpiño ceñido, adornos de encaje en el escote, que le dejaba los hombros desnudos y como complemento, un amplio chal de seda. Era bastante atrevido para una joven soltera, aunque ya era bastante más madura que las debutantes de la temporada, Se miró en el enorme espejo que tenía en su habitación. Se recogió el pelo en un elegante moño que sujetó con un pasador de brillantes que hacia juego con su gargantilla que le daba un brillo especial a su piel.
Acompañada por su madre, Danielle entró al suntuoso salón, estaba repleto de personas vestidas con trajes resplandecientes. El bullicio de cientos de conversaciones flotaba en el aire a través de las puertas abiertas.
Tal como le había dicho Andrew, se paseó por el lugar, disfrutando de la música, saludando a algunos conocidos. Afortunadamente nadie la asoció con la mujer descrita por los periódicos, esa mañana, porque no escuchaba ningún murmullo, ni miradas detrás de los abanicos y eso era realmente un alivio. Su madre le había tendido una trampa y ella había caído como una tonta. Estaba hundida en sus pensamientos, cuando el primer caballero se le acercó, puso en práctica todas las técnicas y por primera vez, desde que asistía a un baile su tarjeta de baile comenzó a llenarse, nunca en su vida había bailado tanto como aquella noche.
Tanto bailar hizo que le diera sed y fue a la mesa de bebidas para tomar un poco de ponche de frutas, estaba distraída viendo bailar a las parejas cuando sintió el peso de una mirada, buscó de dónde provenía y era de un hombre de aproximadamente, treinta y cinco años de edad. Su reluciente cabello estaba cortado en cortas capas sucesivas, y su cara estaba bronceada y escrupulosamente afeitada. Ojos azules, cabello rubio, era el perfecto caballero inglés. Él siguió mirándola con descaro. Ella sentía que el calor se le subía a las mejillas y las palmas de sus manos comenzaban a humedecerse, desplegó su abanico para darse un poco de aire. Minutos después el hombre se dirigía hacia ella.
_Buenas noches _la saludó el caballero _ he estado todo el baile atento de su deslumbrante presencia, he esperado pacientemente el momento oportuno para poder acercarme y me alegre el día diciéndome su nombre.
_Lady Danielle Wilcox _le extendió la mano y sonrió, _es usted muy galante caballero.
_Permítame presentarme Lady Wilcox, soy Colin Hamilton Marqués de Suffolk._ Le decía mientras besaba su mano.
_Es un placer conocerlo Milord.
_El placer es todo mío, usted me tiene sorprendido por lo mucho que ha cambiado desde la última vez que la vi, cuando no era más que una jovencita.
_ ¿Y está sorprendido para bien o para mal?
_ Creo que para bien ya que no he podido dejar de observarla en toda la velada.
Ella se sonrió.
_ ¿Tiene un espacio en su carné para este humilde admirador? _preguntó el Marqués con picardía.
_ Está usted de suerte porque solo queda uno _ella le contestó en tono juguetón.
_Entonces me concede este próximo baile.
_Será un honor.
La orquesta tocó un vals que tenía una melodía muy seductora, caminaron hasta la pista de baile, y comenzaron a bailar. Él la miró sonriendo mientras la hacía girar, sin duda el Marqués era un bailarín excepcional. Se sentía como una pluma flotando en el aire.
_ Es usted una bailarina extraordinaria.
_Debo decir que usted también lo es _le dijo mirándolo a los ojos por unos segundos como decía Lady escrúpulos en su manual para conquistar a un caballero: "una dama siempre juega con sus ojos para seducir locamente a un caballero"
Él la acercó un poco más.
_ Dígame algo, ¿ya usted está prometida con algún caballero?
_ Todavía no _ dijo sin revelar más información y cambió de tema para dejarlo intrigado _ ¿Cuando llegó de Francia Milord?
_Hace una semana no quería perderme esta temporada, tenía la ligera sospecha que encontraría a alguien interesante.
_ ¿Y ya encontró ese alguien?
_ Soy un hombre muy afortunado porque creo que comencé con el pie derecho.
_ Eso es de lo más interesante _ella sonrió y bajó la mirada de manera tímida.
_Permítame decirle que usted es absolutamente encantadora.
_ ¿Usted está coqueteando conmigo?
_ Sí y eso es debido a su exquisito encanto Milady.
Danielle sintió arder las mejillas, ella estuvo un rato en silencio, y luego se echó a reír. Era una risa contagiosa, alegre, él también se rió mientras le daba otro giro, y ella lo seguía impecablemente. Terminaron el baile y él la acompañó hasta donde se encontraba su madre.
_ Me gustaría visitarla mañana y que me acompañara a dar un paseo por Hyde Park.
_ He pasado un rato muy agradable en su compañía Milord, y me encantaría dar ese paseo _le dijo mientras sutilmente le pasaba la mano por su brazo, haciéndolo parecer un gesto espontáneo.
_ ¿Tan solo agradable le pareció mi compañía?
_ Digamos que un poco más que agradable.
_ Así está mucho mejor _el Marqués tomó su mano se la besó con dulzura y se retiró hacia el otro extremo del salón con sus amistades.
Danielle estaba emocionada, era su primer baile de ese año y había sido un total éxito, tenía que reconocer que el granuja de Andrew, era un maestro de la seducción. Lo había recordado por enésima vez esa noche, se sintió desilusionada al ver que no asistió al baile, hasta el último momento guardó la esperanza de verlo aparecer, toda la noche se pasó viendo hacia la entrada del salón para ver si llegaba, pero no le quedó más remedio que resignarse a que no lo haría. Tenía que olvidarse de Andrew y ahora más cuando el guapo Marqués de Suffolk se había atravesado en su camino y tenía todas las características del hombre de sus sueños.
Andrew después de haberle dado su merecido al esposo de su hermana, viajó a Londres al día siguiente, Theresa se estaba recuperando, el doctor había determinado después de un examen exhaustivo, ella solo tenía algunas contusiones leves, nada grave, los hematomas desaparecerían dentro de pocos días, lo que necesitaba era ayuda emocional, por lo que Andrew se tomó muy a pecho esa indicación. Para ayudarla a salir de ese estado sombrío donde su hermana se encontraba. Los siguientes días dejó su vida de libertinaje a un lado para pasarlos con Theresa, jugaban ajedrez, leían libros, la sacaba al jardín y así poco a poco ella se iba recuperando.
Había pasado un mes desde que Danielle vio a Andrew; todos los días revisaba los periódicos en busca de algún cotilleo relacionado con él, pero no había absolutamente nada. Rita fue a casa del Vizconde ha pedido suyo, pero el mayordomo no la había dejado entrar. Cada día se convencía que no lo extrañaba sino que era mera curiosidad lo que la movía a buscar algún tipo de información sobre Weymouth. Por otro lado su relación con el guapo Marqués iba de maravilla; al día siguiente después del baile tal como lo prometió se apareció en su casa y la llevó de paseo. Muchos aristócratas la visitaba y la invitaban a cocteles, fiestas y paseos, pero de entre todos ellos el más agradable era el Marqués de Suffolk; Colin era un hombre inteligente, refinado y con un excelente sentido del humor, que lo hacía un partido muy deseable, además que poseía un atractivo deslumbrante, cuando Danielle estaba con él, la hacía reír, la hacía reflexionar y muchas veces sabía lo que iba a decir antes que llegara a pronunciarlo. En los bailes no se separaba de ella, ahora casi nunca estaba sentada en las fiestas, la solterona era la sensación de la temporada. Su madre estaba fascinada con Colin, solía decirle que hacían buena pareja y que si se casaba con él, haría un buen matrimonio; como ya no veía a Andrew dejó de darle los diarios sermones sobre la moral y la decencia, que por cierto su madre muy pocas veces practicaba. Todo le estaba saliendo a pedir de boca y es que esa mañana, Colin le había pedido a Lady Julianna ser formalmente su pretendiente; esa noche para celebrar la llevaría a ver a una cantante muy famosa que había llegado a Inglaterra por pocos días. Deseaba que al fin Colin la besara y si él no tomaba la iniciativa ella lo haría; Un beso del Marqués borraría por completo el beso de Andrew y ya no pensaría más en él y se acabaría su estúpida obsesión.
Llegaron a la velada, Danielle Llevaba un vestido sencillo aunque elegante de seda color marfil, las mangas cortas y abullonadas, y un escote sorprendentemente bajo. Se había peinado el cabello en un recogido alto y flojo que había trenzado con perlas. Llevaba pendientes sencillos, pero lo que cautivaba su atención era la perla que colgaba de una cadena, justo en medio de los pechos. Estaba nerviosa, pensando en buscar el momento adecuado para llevar a cabo su plan, se le había ocurrido invitarlo a un lugar discreto, el jardín parecía ser el lugar escogido.
_ ¿Te pasa algo cariño? _le preguntó Colin.
_No, es solo que estoy un poco ansiosa por escuchar a la cantante.
_No debe tardar en salir _le tomó la mano y se la besó.
Danielle abrió su abanico y estuvo un rato observando a los invitados, algo llamó su atención en la entrada del salón, era una dama muy hermosa y elegante que acababa de llegar, cuando vio quien era su acompañante se quedó petrificada.
_ Oh Dios mío ella viene con él _ gritaba su voz interior.
Andrew y la mujer hablaron un rato con la anfitriona de la fiesta, y al ver como la voluptuosa mujer se comportaba era más que evidente que también estaba loca por él, pensaba Danielle, porque no hacía más que comérselo con los ojos y él que era un coqueto sin límites estaba encantado rodeado de esas mujeres <<Sinvergüenza>> pensó irritada. Danielle se obligó a no seguir viéndolo y concentrarse en su plan ahora más que nunca tenía que quitarse a ese mujeriego de la cabeza.
_Colin me gustaría dar una vuelta por el jardín.
_ Luego cariño, acaba de llegar la cantante.
El mal humor de Danielle iba in crescendo.
_ Saldré un momento sola, tengo algo de calor _le dijo en voz baja para que nadie más escuchara.
_ ¿Estás segura, ya va a comenzar el recital?
_ No tardo.
Danielle volvió a mirar hacia donde se encontraba Andrew y en ese momento le besaba la mano a la bella mujer que lo acompañaba, por el aspecto que ella tenía no parecía ser una cortesana o una mala persona, y era evidente que él estaba encantado con ella. Danielle no pudo aguantar más y salió a la terraza. Llevaba varios minutos tratando de serenarse cuando escuchó una voz que tanto conocía.
_ Vaya, Vaya... Pero a quien tenemos aquí.
Ella se giró y lo vio más bello y guapo que nunca.
_ ¿Qué haces aquí?... Vete quiero estar sola.
_Que alivio ver que todo sigue igual, todavía tienes las uñitas bien afiladas.
_No sabes cuánto y estoy dispuesta atacar en cualquier momento.
_ Noto cierta hostilidad inusual en tu voz... No puedo besarte aquí delante de todos.
_Eres un idiota _le dijo furiosa _ni me acuerdo de tu beso, para tu información, me han besado muchas veces y el tuyo quedó opacado delante de los otros.
Andrew se quedó callado por un momento mirándola intensamente, sopesando lo que ella acababa de decirle y no le gustó nada imaginársela besando a otros hombres.
_ ¿Así que has tenido éxito? _le preguntó en tono serio.
_Mucho, tanto así que ya tengo pretendiente y dentro de muy poco tiempo va a pedir mi mano.
_ ¿Y quién es ese pobre mártir?
_ Estúpido _ella lo fulminó con la mirada _el hombre más afortunado de Londres es el Marqués de Suffolk.
Él se rió a carcajada.
_ ¿Ese dandi remilgado y aburrido?
_No es ningún dandi y menos aburrido, es un perfecto caballero, no como otros.
_Si lo dices por mí, nunca he pretendido ser un caballero.
Danielle no podía aguantar más, la duda la estaba carcomiendo.
_ ¿Quién es esa mujer con quién has venido?
_ ¡Eso es!... Estás celosa _afirmó.
_Por favor... que iluso eres, solo es curiosidad.
_Vamos a satisfacer tu curiosidad; ella es alguien muy especial para mí.
_Pensé que ninguna mujer era especial para ti, que tan solo eran simples objetos sexuales.
Andrew hizo una mueca como si le hubiesen clavado un puñal en el corazón.
_Ya ves que si tengo algunas chicas especiales, ¿tú quieres ser una de mis chicas especiales?
_ ¿Tengo cara de querer ser algo tuyo?
_ No lo sé, ese ataque de celos me anima.
_Eres insufrible _dijo con impaciencia _me tengo que ir, mi caballero perfecto me espera, debe estar ansioso por mi compañía.
Ella comenzó a caminar hacia la casa, pero Andrew se atravesó y la detuvo. Le tomó las manos y se las besó.
_Antes que te vayas debo decirte que estás preciosa, me encanta tu vestido, es muy seductor _Andrew le sonrió y ella se quedó sumergida en su sonrisa.
_Gracias _fue lo único que alcanzó a decir antes de seguir su camino.
Danielle volvió al lado de Colin, pero esta vez bajó la mirada atenta de Andrew. Cuando terminó la velada el Marqués la llevó hasta su casa. El coche se estacionó frente a la mansión y los dos bajaron del carruaje.
_Has estado muy callada esta noche.
_No me he sentido bien.
_ ¿Por qué no me lo dijiste, te hubiese traído más temprano?
_No te preocupes, no es nada, solo un ligero dolor de cabeza.
_ Me permites darte un beso de despedida.
A Danielle se le iluminó el rostro y asintió.
Colin posó sus labios sobre los de ella. Le rodeó la cintura con sus brazos, Danielle se relajó esperando la llegada de las estrellas, fuegos artificiales, mariposas revoloteando por su estómago, pero nada de eso llegó, tan son fue un beso agradable, pero que no hizo el más mínimo efecto en ella.
Ella cortó el beso y él se apartó.
_Me estoy enamorando de ti preciosa _le dijo él con ternura.
_ Colin yo..._Ella solo le sonrió no sabía cómo contestar a esa confesión.
_ No digas nada, solo quería que lo supieras _ él le dio otro casto beso _me tengo que ir pero mañana vengo un rato a verte.
_Hasta mañana _ Danielle lo despidió mientras lo veía irse.
Ella entró en su habitación y se sentó en la cama, se sentía extraña, tenía ganas de llorar, algo totalmente inusual en ella, y lo peor era que no sabía el motivo; se cambió la ropa y después de haberse puesto el camisón se cepilló su cabello y apagó todas las velas que estaban encendidas y se acostó. Danielle pensaba que debería estar feliz, Colin la había besado, pero sentía una sensación de vacío, no estaba feliz. Pensó en Andrew en lo bello que estaba esa noche, en lo encantador y tierno que era con esa mujer que lo acompañaba, era la primera vez que lo veía con otra chica. Se quedó dormida después de tanto pensar. Un ruido la despertó y vio a alguien entrando por su ventana. Se levantó de su cama rápidamente iba salir corriendo cuando él hombre la agarró por la cintura y le tapó la boca para que no gritara.
_Quieta gatita no hagas ruido.
Ella se giró, era Andrew que estaba en su cuarto en la mitad de la noche.
_Tú estás completamente loco, ¿qué haces aquí?... Vete inmediatamente antes que alguien se dé cuenta.
_No me voy a ir.
_Si no te vas grito.
_Hazlo.
_Eres un atrevido, no puedes entrar en la habitación de las mujeres decentes, ¿me puedes explicar a qué has venido?
Andrew se quedó hipnotizado, viéndola en su camisón de satén blanco que se ajustaba a su curvilínea figura, el cabello lo llevaba suelto y le caía como una cascada por la espalda, sintió su deseo aumentar como una llamarada caliente, se acercó sigilosamente a ella.
Danielle retrocedió
_ ¿Me tienes miedo?
_ Sabes que no, ¿solo dime a que has venido?
_A comprobar esto.
Andrew la tomó en sus brazos y se apoderó de su boca, con un hambre abrasadora, como si su vida dependiera de ello.
<<Que hombre, que beso, miles y miles de estrellas>> pensaba Danielle, ella debería haberlo impedido, debería haberlo apartado, pero no pudo, lo deseaba, lo anhelaba tanto. Se entregaron a la pasión del beso, ella le echó los brazos al cuello mientras él la levantaba y le apoyaba la espalda contra la pared, la instó a poner sus piernas alrededor de sus caderas, mientras deslizaba la mano por debajo del camisón para acariciar sus piernas, él gimió al sentir la lengua de ella en él, su exquisito sabor le encendía el alma, Andrew le acarició los pechos encima del camisón, todas las estremecidas fibras de Danielle gritaron de sorpresa y placer, sintió la necesidad instintiva de apretar las caderas contra la pelvis de él, Andrew le devoraba la boca. Estaban hundidos en la pasión cuando escucharon que tocaban la puerta.
_Danielle, _ volvieron a tocar insistentemente _Danielle, abre ahora mismo. _le exigió su madre.
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