Capítulo 8

Capítulo 8: Día Tres: Día De Los Padres.
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*¿Así es como se siente una familia de verdad?* Pensó Kiara.
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Al día siguiente, Kiara y Kovu se tomaron el día libre en el trabajo para llevar a Tanuka a su día de los Padres en su colegio.

—No puedo esperar a ver la cara de Xolani que tú eres mi Papi. –Dijo Tanuka mientras se aferraba al pantalón de Kovu.

—Oh, sí, el niño de Mzingo. –Recordó Kovu durante el desayuno.

—Sé bueno con él. –Dijo Kiara. En los tres días que habían pasado con Kovu, había vista una faceta de Padre que no sabía que tenía...

*Sólo quiere su dinero* Pensó mientras le pasaba las tortitas a Tanuka.

—¿Cuándo vamos al cole, Mami? –Le preguntó Tanuka a su Madre.

—Cuando sea la hora, cariño. –Kiara le sonrió a su Hijo.

—Oh, ya quiero ver la cara de la USolwazi Shenzi cuando vea a Papá.

Kiara gruñó al escuchar el nombre de la profesora de Tanuka.

—Shenzi no es quién para criticarme. ¡Ella ni siquiera está casada!

—¿Quién es Shenzi? –Preguntó Kovu.

—La profesora de Tanu. Cada vez que voy a las reuniones de Padres, no para de decirme que Tanuka necesita un Padre con urgencia y que yo tengo que casarme para ser una Mujer "de bien". ¿Cuántos Padres le ha buscado a Tanuka ya? ¿Cinco? Es una desquiciada. –Dijo Kiara.

—Vale, esa Mujer está loca. –Murmuró Kovu.

—Dímelo a mí. –Dijo Kiara a la vez que le daba la cuchara a Tanuka para que comiera. Los cocineros estaban haciendo tortitas, pero Kiara había tenido que viajar entre la cocina y el comedor gracias a los "antojos" de Tanuka.

—¿Y qué quieres hacer hasta que empiece el día de los Padres? –Le preguntó Kiara a su Hijo.

—¿Pintar? –Preguntó Tanuka.

—Ay, Dios santo... –Gimió Kiara.

—Lo siento, león, no hay pinturas en casa. Methuu odia pintar. –Rio Kovu.

—Oh, entonces... –Tanuka miró a su Madre.

—¿Por qué me miras a mí? ¡Es la casa de tu Padre! –Se defendió Kiara.

—Y tú eres su Madre. –Dijo Kovu.

—Sois graciosos. –Se rio Tanuka.

Kiara suspiró.

—De acuerdo entonces. Venga, Tanu, a vestirte para ir más temprano al cole.

—¡Vale!

—¡Oye! ¡Yo quiero vestir a Tanuka! –Habló Kovu.

—Qué bebé. –Resopló Kiara mientras Kovu llevaba a Tanuka en la espalda a su habitación.

*Aun así, es un buen Padre para el niño* Suspiró Kiara. Esto se estaba volviendo realmente complicado. Sí, puede que odiase a Kovu por los incidentes del pasado, pero no había ninguna razón para apartarlo de Tanuka, ¿Verdad?

Kiara subió las escaleras y se encontró con Kovu y Tanuka completamente vestidos.

—Vaya, que rápidos. –Observó. Tanuka se rio mientras se revolvía el pelo. Los dos iban combinados. Llevaban pantalones negros, tenis blancos y una camiseta roja. —Hmm, ¿Debería ponerme algo que convine con lo vuestro? –Preguntó Kiara.

—¡SÍ, MAMI! –Chilló Tanuka.

—Vístete, voy a por el coche. ¿Vienes, Tanu? –Preguntó Kovu.

Tanuka asintió y bajaron las escaleras. Kiara suspiró y se puso unos pantalones negros de campana y un jersey rojo. Afuera hacía bastante frío, así que le cogió una chaqueta a Tanuka. Se recogió el pelo en un moño alto y salió corriendo escaleras abajo. Salió fuera y vio que Tanuka y Kovu la estaban esperando. Miró su reloj de pulsera y vio que el colegio de Tanuka abría en media hora.

Kiara se metió en el coche y la dio la chaqueta a Tanuka.

—Póntela Tanu, hace frío.

—No tengo frío.

—Tanuka, no le rechistes a Mamá. –Dijo Kovu.

—Vale, Papi. –Tanuka lindamente.

—Y pensar que sólo te conoce desde hace tres días. –Suspiró Kiara.

—Se llama carisma, Kiki. –Dijo Kovu.

—No me llames Kiki. –Gruñó Kiara.

—¿Por qué? Siempre te he llamado Kiki.

—Ya, pero eso era antes de querer matarnos mutuamente.

—Me parece justo. –Dijo Kovu mientras conducía, siguiendo las indicaciones de Kiara, hasta el colegio de Tanuka.

Llegaron a la escuela de Tanuka justo a tiempo.

—Adelantaos vosotros dos, voy a aparcar el coche. –Dijo Kovu.

Kiara ayudó a Tanuka a salir del coche y ambos entraron. Habían Padres y niños pequeños por todos lados y Kiara tuvo que mantener un agarre firme en la mano de Tanuka para asegurarse de no perderlo entre la multitud.

—¿Dónde está Shenzi? –Preguntó Kiara.

—¡Allí! –Señaló Tanuka. Shenzi estaba parada en la entrada del edificio, pero por desgracia estaba hablando con Mzingo y con Xolani.

Kiara y Tanuka caminaron hacia Shenzi. Kiara asintió en dirección a Mzingo y este le sonrió.

—Ah, Nkosazana Unmdeni. –Dijo Shenzi mientras le sonreía a Kiara.

—Nkosazana Shenzi. –Asintió Kiara.

—Hola, Tanuka. –Shenzi palmeó la cabeza de Tanuka. Tanuka le dio un manotazo y Shenzi perdió su sonrisa. —Le estaba diciendo a Omncane Mzingo el increíble trabajo que hace Xolani en clase. Supongo que es lo bueno de tener a sus dos Padres en casa. –Shenzi sonrió retorcidamente.

—Tanuka tiene un Padre, y ya quiero ver sus caras cuando lo conozcáis. –Gruñó Kiara mientras acercaba más a Tanuka a ella.

—Oh, ¿En serio? ¡Ja! Deja engañarte, Kiara. Tanuka es un bastardo que no tiene Padre, y aunque lo tuviera, no lo querría ni en pintura. ¿Por qué no nos haces un favor a todos y te casas con un buen Hombre que le dé a este niño la familia que merece? –Mzingo sonrió.

—Mzingo, te pago para que te encargues de la contabilidad, no para que llames bastardo a mi Hijo. –Gruñó Kovu cuando apareció ante ellos.

Mzingo jadeó cuando vio que su jefe, Kovu Vimbela, aparecía de entre la multitud. Shenzi también se sorprendió cuando oyó al Hombre más rico de Nueva Orleans y San Francisco decir que Tanuka era su Hijo.

—Hola, cariño, ¿Aparcaste el coche cerca o lejos? –Preguntó Kiara mientras actuaba como si fuera la esposa de Kovu. Kovu le siguió la corriente y cogió a Tanuka en brazos.

—Cerca, vamos a salir a comer más tarde, ¿Qué te parece, Tanu?

—¿Salir a comer? ¿Vamos a McDonalds? –Preguntó Tanuka.

Kiara se rio.

—Bueno, vamos a algo más elegante. De todos modos, Shenzi, ¿No? Hábleme sobre Tanuka, y que sea rápido. Soy un Hombre ocupado.

Mzingo no podía creer que Kiara estuviera casada con su jefe, se negaba a creerlo. Y mucho menos que Kovu fuera el Padre de Tanuka.

—Yo, eh... –Shenzi no sabía qué decir. Seguía en shock.

—Tanuka.. –Empezó a decir Kiara por ella.

—Ah, sí, claro. Tanuka va estupendamente, es un niño encantador. A veces él y Patch se pelean con Xolani, pero bueno, así son los niños.

Los ojos de Tanuka se abrieron emocionados cuando vio a Patch. Se soltó del agarre de Kovu y fue a saludar a su amigo.

—Oh, mira, ahí están los Padres de Patch. Voy con ellos, tú quédate a hablar con ella. –Le dijo Kiara a Kovu mientras se iba, encasquetándole todo el trabajo.

—¡Perdi! –Llamó Kiara. La Madre de Patch, Perdi Radcliffe, se giró y sonrió cuando vio a Kiara.

—¡U-Kiara Omncane!

—Cuánto tiempo, ¿Eh? –Dijo. Se giró hacia el Padre de Patch, Pongo Radcliffe.

—Hola, Pongo.

—Hola, Kiara. Oye, no quiero ser entrometido ni nada, pero acabo de ver a Kovu Vimbela contigo, ¿Qué está pasando? –Preguntó.

—Lo siento, pero es algo.. Eh, privado, más o menos. –Kiara sonrió. —Y ni siquiera mis mejores amigos lo saben, ¿En serio crees que te lo voy a contar? –Bromeó.

Perdi se rio.

—Eres mala, Kiara.

—Yo también te quiero, Perdi.

Kovu se acercó a Kiara y le sonrió a Perdi y Pongo.

—¿Ustedes sois los Padres de Patch?

—Sí.

Kovu vio a Tanuka y a Patch riendo ruidosamente en el suelo.

—Estos Demonios. En fin, Kiara, tenemos reserva en el restaurante que te dije, deberíamos irnos ya.

—Sí, ya vamos. Bueno, Pongo, ¿Qué te dijo Shenzi?

Pongo bufó.

—¿Qué me va a decir? Nos odia, Kiara, no nos soporta y por eso ignora a Tanuka y a Patch.

—Deberíais haber visto su cara cuando vio a Kovu, su puso más blanca que una hoja. –Rio Kiara.

—Ya me imaginó. ¿Y ustedes estáis casados? –Preguntó Perdi.

—Comprometidos, más bien. –Dijo Kovu. Kiara no podía discutir aquello. Después de todo, era más o menos verdad.

—¿Y qué dice el Padre de Tanuka de todo esto? –Preguntó Pongo.

—Oh, él está de acuerdo. –Se burló Kovu.

—¿Os conocéis? –Les preguntó Kiara.

—Nos conocimos en una junta. –Dijo Pongo. Pongo trabajaba para la empresa Ingwe, que eran muy buenos colegas de negocio de los Vimbela.

—¿Y cómo sabes que su Padre está de acuerdo con todo esto? –Preguntó Perdi.

—Sólo lo sé, Kiara ya os lo explicará algún día. –Dijo Kovu.

—Pues bien, ¿Nos vamos? –Kiara sonrió y Perdi le guiñó un ojo. Kovu cogió a Tanuka en brazos y le acarició la cabeza a Patch.

—Os veo pronto, chicos.

Perdi y Pongo asintieron mientras Kiara, Kovu y Tanuka se iban.

—¡Son tan Bahle! –Chilló Perdi cuando se fueron.

—Cariño, por favor.

—¡Cállate, Pongo! –Perdi hizo un mohín y se fue a hablar con Shenzi.
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—¡Ja! A ver si ahora Shenzi se atreve a decirme algo otra vez. –Dijo Kiara.

—Creo que era una miembro de mi club de fans. –Se burló Kovu.

—Espero que Perdi y Pongo la dejen en su lugar. Se atreve a criticarnos cuando ella fantasea con Mzingo. –Dijo Kiara.

—¿Mzingo no estaba casado? –Preguntó Kovu.

—Se divorció hace poco.

—¿Y se atreve a criticarte cuándo es un solterón separado? Qué hipócrita. –Kovu negó con la cabeza.

—¿Adónde vamos a comer, Papi? –Preguntó Tanuka.

—A un sitio especial. –Dijo Kovu.

—No digas más, ¿Impophoma? –Preguntó Kiara, ese era el restaurante favorito de Kovu.

—Qué bien me conoces, gatita. –Dijo Kovu.

—¿Conseguiste sitio al lado de la Cascada, verdad? –Preguntó Kiara.

—Sí.

Llegaron al restaurante y Kiara ayudó a Tanuka a salir del coche. Entraron y parecía como si estuvieran dentro de un cuento de hadas. Había una pequeña cascada al final del restaurante y detrás de la cascada había una mesa para cuatro. Ese sitio te hacía sentir como si estuvieses dentro de una verdadera cascada.

—Esto es muy guay. –Dijo Tanuka con admiración.

—¿A que sí? –Dijo Kiara. Estaba tal y como lo recordaba...

Aquí era a donde la había traído Kovu en su primera cita, hace unos cuantos años. En este lugar había muchos recuerdos. Kiara respiró hondo cuando entró...

Caminó hacia un pequeño muro con fotos y vio una foto de ella y Kovu besándose. Estaban sentados detrás de la cascada y cumplían dos meses de noviazgo. Estaban besándose cuando el gerente les sacó la foto. Kovu apareció detrás de ella y tocó la foto.

—Qué recuerdos, ¿Eh?

—Estábamos bien en ese entonces, Kovu. –Dijo Kiara secamente y caminó hacia su mesa. Kovu se preguntó qué había querido decir, pero decidió pensar en eso más tarde más tarde.

—Reserva para tres a nombre de Vimbela. –Dijo Kovu.

La Mujer asintió y los llevó detrás de la cascada.

—Tal y como lo recordaba. –Susurró Kiara, pero Kovu entendió la frase y sonrió.

*¿Podría ser que... Tengo una oportunidad?* Pensó. Kiara tomó asiento y Tanuka se sentó en una silla para niños. Kovu se sentó al lado de Kiara y asintió en dirección a la camarera, esta se fue.

—¿No vamos a pedir? –Preguntó Kiara.

—Lo hice cuando pedí la reserva. –Dijo Kovu. Kiara asintió y tocó la pared de piedra.

—Esto es precioso. –Dijo Tanuka con admiración.

La camarera volvió con un menú infantil para Tanuka y dos platos para Kovu y Kiara.

—Disfruten la comida. –Dijo.

Kiara se sorprendió cuando vio lo que había pedido Kovu.

*Esto es lo mismo que comimos en nuestra primera cita*

Continuará...
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