Capítulo 2

¡ADVERTENCIA!

Los pensamientos de los personajes serán representados así: *Pensamientos*
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Capítulo 2: Un Desafío Peligroso.
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—¿Qué tal algo de diversión?

Anna puso la botella en el suelo mientras Elsa tomaba asiento entre ella y Astrid. Kristoff estaba a la derecha de Anna, y a su lado estaba Jack. Después de Jack iban Mérida, Rapunzel, Hiro, Mavis, Durnall, Johnny, Hipo y, por último, Astrid.

—Bien, las cartas ya están listas. –Dijo Anna mostrando las seis cartas rosas de las chicas y las otras seis de los chicos.

—¿Quién va a girar la botella primero, Anna? –Preguntó Astrid.

—Elige un número del 1 al 20 –Dijo Anna.

—Me siento como si tuviera 18 años. –Murmuró Kristoff y todos se rieron.

—Le diré el número a Elsa, porque estoy segura de que no quiere ir primero.

—Exacto. –Dijo Elsa mientras Anna le susurraba el número al oído. Asintió cuando le dijo el número. Era el 3.

—Jack, empiezas.

—¿12?

—No, Kristoff.

—¿20?

—Nop, Hiro.

—¿16?

—N-O No, Hipo.

—¿17?

—Nou, Durnall.

—¿9?

—No, Johnny.

—¿1?

—Ñe, Mérida.

—¿5?

—Ah, Ah, Astrid.

—¿3?

—¡Correcto! –Elsa le sonrió a Astrid.

—¿Para qué fue todo esto? –Gruñón Jack.

—Para que Anna no gire despacio la botella y haga que se pare en Elsa. –Sonrió Kristoff.

—Sabes que nunca haría eso. –Dijo Anna con voz traviesa.

Astrid se rio disimuladamente mientras giraba la botella. Se paró en Kristoff.

—Oh, sí, Kristoff, coge una carta antes que nada. –Empezó Anna y Kristoff cogió una carta. —Si rechazas el desafío, tienes que acostarte con quién te desafía o con quién esa persona quiera.

Todos carraspearon.

—Y desafiar a alguien a hablar de la venta del hielo no vale.

—Jo, mierda. –Murmuró Kristoff mientras levantaba una carta. Sonrió. —Elsa.

—Oh, lo que me faltaba, el primer desafío tenía que ser de Kristoff.

Kristoff lo pensó por un momento y luego hizo crujir sus dedos.

—Desnúdate hasta quedarte en ropa interior.

Elsa abrió los ojos como platos.

—¡Lo estás haciendo adrede!

—Pues claro que sí, aparte, ¿Cómo podría dejar pasar la oportunidad de ver a Elsa De Arendelle casi desnuda? Si lo hiciera estaría loco.

Elsa murmuró varios insultos mientras se quitaba la camisa y los pantalones. Miró furiosamente a Kristoff mientras hacía una pirueta y se volvía a poner la ropa.

—Mierda, debería haberlo grabado. –Murmuró Kristoff. Los Hombres se rieron a carcajadas mientras Jack seguía observando a Elsa.

*Has cambiado mucho en los últimos cuatro años, Elsa* Pensó, pero luego la miró con ferocidad. *¡Y es bueno que no te haya visto en todo este tiempo!*

Elsa no notó la mirada penetrante de Jack. Giró la botella y esta se paró en Mérida. Levantó una carta azul y le sonrió a Durnall.

—Hola, Durnall.

—Ah, genial, ah, mierda... ¡Johnny, sálvame!

—¡Enfréntate a tu desafío como un Hombre, Durnall! –Johnny sonrió mientras Mérida le guiñaba un ojo a Elsa.

—Durnall, te desafío a que te desnudes hasta quedar en bóxer y a que te toques.

—¡TÚ, CHICA DESGRACIADA, ASQUEROSA Y REPUGNANTE! –Rugió mientras todos estallaban en carcajadas.

Como no quería acostarse con nadie, Durnall se desnudó hasta quedar en bóxer, se rascó el pene a través de la tela y se tocó los pezones. Hipo y Johnny estallaron en carcajadas. Johnny, al ser un amigo cercano de Durnall, encontró esto muy divertido; E Hipo, pues, simplemente lo encontró terriblemente entretenido. Mérida se rio disimuladamente mientras Durnall se vestía. Fulminó con la mirada a Jack cuando este hizo un comentario jocoso.

—¿Te gustó, Durnall?

—Jódete, escarcha. –Durnall giró la botella y se paró en él.

—Buen giro. –Comentó Hiro.

Durnall cogió una carta y le sonrió a Astrid.

—Astrid.

—Ni siquiera lo pienses. –Los ojos de Astrid se volvieron sombríos. Todos sabían lo que Astrid sentía por Hipo, excepto el propio Hipo.

—Te desafío a estar siete minutos en el cielo con Hipo.

Hipo se sobresaltó y miró al tatuado.

—¿PERO QUÉ DICES?

—O eso, o Astrid se acuesta conmigo.

Astrid tragó mientras agarraba a Hipo por el cuello de la camisa y saltaba hacia la habitación de Elsa.

—¡NI SE OS OCURRA FOLLAR EN MI CAMA! –Gritó Elsa y todos se rieron.

Pasaron siete minutos e Hipo y Astrid salieron corriendo.

—No hicisteis nada, ¿Verdad? –Preguntó Anna.

—No, nada.

Durnall sonrió.

—Entonces te tienes que acostar conmigo, Lille Astrid.

—Ni de coña. Estuve con Hipo siete minutos y eso es todo.

—Vale, de acuerdo.

Astrid giró la botella, que se paró en Hiro. Cogió una carta y era Rapunzel.

(Barajaban las cartas después de cada ronda)

—Rapunzel.

—¡Hiro, no seas malo!

—Te desafío a que salgas al pasillo y que le des un francés a la primera persona que veas.

Rapunzel palideció.

—No... Yo...

—O te acuestas conmigo. –Dijo Hiro con sencillez. Rapunzel cerró la boca antes de caminar tristemente hacia fuera. Todos se asomaron a la puerta y vieron a Rapunzel esperando delante del ascensor a la primera persona que saliera. Los ojos de Elsa y Anna se abrieron con sorpresa cuando vieron salir a uno de los chicos más atractivos de todo el edificio.

—Punzzi, suertuda de mierda. –Murmuró Elsa mientras veía a Rapunzel lanzarse contra su pecho y besarlo fieramente.

—Tiene huevos, le daré muchos puntos. –Dijo Kristoff.

—¿Está haciendo lo que creo que está haciendo? –Preguntó Hiro.

—¡Él le está dando su número! –Chilló Mérida.

—Esa fue una mierda de desafío, Hiro, le acabas de conseguir a un tío. –Rio Astrid.

Rapunzel retrocedió y los saludó.

—¡Eso fue lindo! Elsa, ¡Nunca me dijiste que tenías un vecino tan guapo! También tiene un nombre lindo... Flynn... Flynn Rider. –Dijo Rapunzel soñadoramente.

—Vale, basta de soñar despierta con Flynn. –Dijo Anna.

Elsa se rio.

—Oh, Anna, se me olvidó decírtelo, Fly quería que cuidásemos de su Sobrina este sábado.

—¿Qué demonios tiene que hacer este sábado? –Preguntó Anna, refiriéndose a Flynn.

—Ir al gimnasio. –Elsa le guiñó un ojo a Rapunzel.

—¿Va al gimnasio? ¡GUAY! –Chilló Rapunzel.

—¡Cálmate, chica! –Mérida le dio una colleja. Volvieron al salón y Rapunzel giró la botella.

Se paró delicadamente en Elsa. Cogió una carta y le dirigió un guiño a Kristoff.

—Bien, Kristoff, ¿A qué te podría desafiar?

—No... ¡Oh, por favor, Elsa! ¡Te pido que no me hagas hacer eso! –Gimió Kristoff.

—¡Oh, no te preocupes, Hombre! De todos modos, no quiero acostarme contigo. –Dijo Elsa. *No después de...* Elsa negó con la cabeza sin querer mirar a Jack, los recuerdos de años pasados flotaban en su cabeza.

—¿Entonces qué? –Lloriqueó Kristoff.

—Siete minutos en el paraíso con...

Anna chilló.

—Jack...

Hipo rio disimuladamente mientras que Durnall estallaba a carcajadas. Todos se rieron mientras Jack fulminaba a Elsa con la mirada.

—¿Y ahora qué, Arendelle? ¿Aún no lo has superado después de cuatro años?

—¿Por qué no cierras la puta boca? –Soltó Elsa.

—Que lenguaje tan fino. –Susurró Hiro.

—¡CÁLLATE! –Le gritaron Jack y Elsa.

—¿Están peleando otra vez por lo de hace cuatro años? –Le susurró Kristoff a Anna. Ella asintió mientras miraba fijamente a su amiga.

—Así que aún no lo has superado, ¿Eh? –Se burló Jack. —El que escogiera a Toothiana antes que a ti.

—No te atrevas, ni se te ocurra, decir ese nombre. –Elsa fulminó a Jack por su dureza.

—Oh, ¿Por qué no, Sra. Elsa Sabelotodo? Sólo porque tu Prima es mejor, más mayor y más gua... –Jack se interrumpió. *Toothiana, ¿Más guapa que Elsa? Más quisiera* Pensó mientras miraba a Elsa, que tenía los ojos brillando en lágrimas.

—¡No sabes por lo que he pasado en estos últimos cuatro años! ¡Tuve que aguantarme e ir a muchas clases! ¡Anna y Kristoff estuvieron conmigo todo el tiempo! –Gritó Elsa.

Kristoff se levantó y tocó el hombro de Elsa, quién parecía estar al borde de un ataque de nervios.

—¿Clases? ¿Por qué rompí contigo?

—¡NO, BASTARDO! ¡CLASES PORQUE YO...!

—¡BASTA! –Gritó finalmente Anna. No quería que Elsa les dijera a todos de qué clases estaba hablando. Especialmente a Hipo, que, aun siendo muy unido a Elsa, desconocía la verdad. Aparte, Hipo no tardaría en deducir que es lo que pasaba.

—Sigamos con el juego. –Dijo Anna. Elsa fulminó a Jack con la mirada antes de decir:

—No voy a seguir jugando. –Dijo Elsa mientras iba a la cocina para coger un poco de comida.

—¿Y qué vas a hacer, Reina? ¿Vas a ir a llorarle a tu Mami? –Sonrió Jack satisfecho.

—¡CÁLLATE, ESTÚPIDO IMBÉCIL! –Gritó Elsa a la vez que se le formaban lágrimas en los ojos, todo el dolor que había sufrido en los últimos cuatro años estaba regresando.

—Sólo cállate. Kristoff, tu desafío ha sido cancelado. Gírala. –Dijo Anna. Kristoff giró la botella, se paró en Jack.

Jack sonrió satisfecho mientras Elsa volvía y se sentaba en el sofá, evitando su contacto visual.

—Ya veo. –DijoJack mientras cogía una carta.

—¿Quién te tocó? –Preguntó Hipo.

—Hmmm... Interesante. –Murmuró Jack.

—¿Quién es? –Preguntó ansioso Kristoff. Elsa tomó asiento al lado de Anna y miró fijamente a Jack.

—Es la rubita.

Todas las miradas se volvieron hacia Elsa, sus ojos se abrieron como platos.

—¿Qué?

—Aunque esto será, hmm...

—Dilo ya, Frost. –Gruñón Elsa.

—De acuerdo, Arendelle. Te desafío a que... Te cases conmigo.

Continuará...
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