Capítulo 11
Capítulo 11: Día Seis: El Chef Henry.
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*Bueno, por lo menos ya le he contado mi parte de la historia, ahora todo depende de ella* Pensó Jack mientras contaba.
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El quintó día terminó de forma extraña. La lluvia había aumentado y Henry se había asustados de los truenos y relámpagos que caían. Incluso hubo un apagón en la casa y Eret tuvo que llamar a Jack para decirle que ni él ni Nicolás llegarían a casa hoy y que pasarían la noche en la oficina junto con todo el personal.
Elsa y Henry durmieron en la habitación de la primera, dejando a Jack sólo en su cuarto, preguntándose si en verdad él seguía...
*Joder*
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Sexto Día.
Elsa se despertó cuando oyó que la puerta de su cuarto se habría. Abrió un poco los ojos y vio como Jack entraba a su habitación. Cuando Elsa pudo despejarse completamente, se sentó en su cama con cuidado de no despertar a Henry.
—¿Qué pasa? –Susurró.
Jack le dio un vaso de agua, ella lo miró interrogante.
—¿Qué es eso? –Preguntó.
—Tú bébelo, no es agua, y no, tampoco es alcohol. –Elsa frunció el ceño pero aun así olió su bebida. Tenía un aroma dulce, y no olía a alcohol.
Tomó un sorbo y sus sentidos se dispararon. Este sabor era... Era..
—Oh, Dios mío, ¿Es nuestra bebida? ¿El Jelsa? –Preguntó Elsa mientras miraba a Jack con asombro. Jack sonrió suavemente, haciendo que el corazón de Elsa se derritiera.
*Espera un momento, ¡Este bastardo se está burlando de mí!* Pensó. Pero, ¿Cómo resistirse a los encantos de este Hombre? A él de todos los Hombres.
—¿Aún te acuerdas de la receta? –Preguntó Elsa. Al principio de su relación lo dos habían tenido una cita para cenar juntos y en la que Elsa cocinó. No tenían nada de beber en la casa de la chica, así que decidieron crear su propia bebida; Llenaron una jarra con agua, le vertieron una gran cantidad de azúcar, un chorrito de leche, también le añadieron limón, una gota de colorante alimenticio lila, una pizca de sal y coco en polvo. Cuando terminaron, Elsa obligó a Jack que lo probara él primero, y cuando comprobaron que, de hecho, no tenía mal sabor, decidieron juntar sus nombres y llamarlo Jelsa, una bebida creada por ellos mismos.
—Claro que sí, ¿Cómo la voy a olvidar? –Dijo.
—Cierto, fue un día de locos. –Murmuró.
—Ese día estaba lloviendo tanto como hoy. –Susurró Jack.
—¿Cómo sabías que estaba despierta? –Le preguntó Elsa mientras lo miraba.
—Porque te conozco y nunca te despiertas tarde, además, ya son las 10:00.
—Dios, ¿Tan tarde? Anoche me costó dormir a Henry... Espera, ¿Por qué no me sonó el despertador? –Preguntó Elsa, después abrió los ojos desmesuradamente, ¡Tenía que ir a trabajar!
—Lo apagué anoche.
—¿Por qué? Tengo que trabajar, ¿Sabes?
—Llamé a tu colegio para avisar que faltarías hoy y mañana por asuntos familiares. No quiero que gastes los dos últimos días de la semana de Caza Papás en trabajo. No te preocupes, Tadashi te va a sustituir en las clases de historia y arquería.
—Vaya, has pensado en todo.
—Ya me conoces, siempre estoy preparado.
Elsa se encogió de hombros para después salir de la cama mientras se estiraba. Estaba a punto de ir a cambiarse cuando se dio cuenta de que Jack seguía en su habitación.
—¿Algo más? –Dijo.
Jack negó con la cabeza, sintiendo como un sonrojo amenazaba con aparecer. Se dio la vuelta y salió rápidamente y salió de la habitación, dejando que Elsa se vistiera para el día.
*¡Joder! ¿Qué carajo me ha pasado ahí dentro?* Se preguntó Jack mentalmente. *Me dieron tantas ganas de besarla, de tocarla, de.. De..* Jack gruñó mientras bajaba las escaleras. *¡Dios, sino fuera porque Henry estaba ahí durmiendo la hubiera tirado a la cama para hacerlo ahí mismo! ¡Me cago en la hora en la que tuve la idea de buscar a Henry! ¡Si ese viejo no estuviera obsesionado con dominar China yo seguiría viviendo felizmente con mi vida de soltero con todas las chicas que yo quisiera a mis pies! ¡Pero no, mi Padre siempre tiene que meter las narices donde no lo llaman!* Pensó furiosamente mientras entraba a la cocina para pedirle al chef que le hiciera unas tortitas.
*Pero entonces, si Padre no hubiera insistido en que tuviera un heredero, nunca habría conocido a mi Hijo... Y nunca habría vuelto a ver a Elsa*
Jack gruñó, odiaba sentirse tan confundido. Sin embargo tenía que admitir una cosa...
*Nada de esto habría pasado si no hubiera hecho el imbécil hace cuatro años...*
Jack había empezado a comer sus tortitas cuando vio a Elsa bajando las escaleras y a Henry corriendo delante de ella.
—Cuidado, Hank, no querrás volverte a raspar la rodilla, ¿O sí? –Dijo Elsa.
Jack sonrió de lado. *Vaya Madraza*
—¡Papi! –Chilló Henry mientras se agarraba a la pierna de Jack.
—¿Qué tal, chico?
—Mami dijo que no vais a ir a trabajar ni hoy ni mañana, ¿Es verdad? –Preguntó Henry.
—Sí, así es. Hoy nos quedamos en casa.
—¡Yupi! –Chilló Henry emocionado.
—Sí, eh... Oye, Reina, ¿Le diste de nuestra bebida?
Elsa negó con la cabeza.
—No, es hiperactivo de nacimiento.
Jack se rio mientras levantaba a su Hijo del suelo y lo sentaba en su regazo. Henry agarró el tenedor de Jack y empezó a comer las tortitas. Elsa se sentó, cogió dos tortitas y empezó a comer.
—¿Y qué hacemos hoy? –Preguntó Jack.
—Hoy es jueves, ¿No? –Preguntó Elsa.
—Sí, ¿Por qué?
—Porque hoy le toca cocinar a Henry. –Elsa sonrió.
—Ah, vale... Espera, ¿Qué?
Elsa rio al ver la reacción de Jack.
—Sí, en el castillo tenemos horarios de cocina; Los lunes y los martes le toca cocinar a Jamie, los miércoles y los viernes a mi Madre, los sábados y los domingos me toca a mí, y los jueves le toca a Henry. –Explicó Elsa.
—¿Es una tradición o algo así? –Preguntó Jack cuando vio que su Hijo ponía sirope de chocolate en el plato de las tortitas.
*Pues nada, Henry se ha robado mis tortitas, genial* Se encogió de hombros mientras negaba con la cabeza para después volver a mirar a Elsa.
—Bueno, Chef Henry, ¿Qué planeas cocinar hoy? –Le preguntó Elsa a su Hijo mientras comía un trozo de tortita.
—Es una sorpresa, Mami. – Henry sonrió.
—Oh, vaya, estás mejorando en el suspenso. –Elsa le dio unos golpecitos en la nariz y él rio. Jack sonrió mientras acariciaba el cabello de Hijo. Henry levantó la vista y le sacó la lengua a Jack, quien se rio.
Sandra, Haether y Mylord entraron en la cocina, sonriendo cariñosamente.
—¡Henry! –Mylord agarró el brazo de su Primo e hizo que bajara de la silla.
—¿Qué pasa? –Preguntó Henry.
—¡Vamos a jugar! –Gritó Mylord felizmente. Henry se giró hacia Elsa y le puso cara de cachorrito.
—¡Por favor, Mami! –Pidió Henry.
Elsa se rio.
—Claro, Hank, ve.
Henry gritó mientras él y Mylord se iban a la sala de juegos de Mylord.
—Puedes sentirte orgullosa, Elsa, has criado a un niño maravilloso. –Dijo Haether sonriendo.
—Gracias. –Elsa sonrió.
—Lo digo en serio, Elsa. No muchos Padres, y menos siendo adolescentes, pueden criar a un niño la mitad de bien como tú lo has con Henry. –Dijo Haether.
Elsa suspiró, sabiendo que eso no era del todo cierto. Henry había nacido cuando ella tenía 20 años, aún no sabía prácticamente nada de la vida adulta y aún tenía actitudes de adolescente. Por Dios, aun con 24 años sentía que no era lo suficientemente adulta.
Pero con la ayuda de su Madre, Iduna, de su Hermano Jamie y de... Bueno, dándole un poco de crédito a su Farfar, habían criado a Henry lo mejor que pudieron. Y Elsa siempre le estaría agradecida por ello. No muchas familias aceptaban que sus Hijas llegaran a casa embarazadas, y mucho menos las ayudaban tanto como la familia Arendelle había ayudado a Elsa.
—Gracias. –Volvió a decir Elsa, sonriéndole a Haether.
—Oh, querida. –Sandra abrazó a Elsa cuando esta se levantó de la silla.
—Bueno, tengo que preparar la cocina para Henry... Y pidan pizza por si acaso que Henry nos envenene. –Elsa bromeó.
Haether y Sandra se rieron mientras Elsa subía las escaleras para ir a su habitación. No tenía que preocuparse por Henry, la casa estaba llena de trabajadores y, además, Sandra y Haether estaban abajo. Mylord y Henry estarían bien, así que Elsa no tenía de que preocuparse.
Jack vio a Elsa caminar hacia su habitación y suspiró. Miró a al plato en el que Henry había estado comiendo. Haether posó una mano en el hombro de su cuñado.
—¿Qué pasa, Haether? –Dijo alzando su mirada hacia ella.
—Jack. –Dijo Haether suavemente. —¿Sigues enamorado de ella?
Sandra miró a su Hijo a los ojos, su mirada llena de pesar.
Jack suspiró mientras apoyaba la cabeza en las palmas de sus manos.
—No lo sé, Haether, de verdad que no lo sé.
Haether suspiró y miró a Sandra que negaba con la cabeza. Haether puso ambas manos en los hombros de Jack y empezó a masajearlos lentamente. Jack estaba muy confundido, ¿Qué era pasaba? ¿Por qué el sentimiento era tan... Tan...?
¿Impuesto?
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Elsa se sentó en su cama mientras miraba un álbum de fotos que había traído con ella cuando se vino a quedar en la mansión. Lo abrió y vio una foto de ella en traje de bikini, con Jack cargándola al estilo nupcial. Estaban en la playa, y Kristoff y Anna estaban detrás de ellos, cargando cubos de agua.
Un turista les había sacado la foto. Era el veinteavo cumpleaños de Jack, y Elsa le había regalado una cadena de oro.
*Ahora que lo pienso* Pensó. *Él nunca se quita ese collar* Elsa suspiró cuando se dio cuenta de ese detalle. No se había percatado antes, pero ahora que lo pensaba, la cadena seguía alrededor del cuello de Jack... Incluso después de tantos años.
*¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?* Pensó Elsa mientras pasaba las páginas del álbum. Las fotos se veían más nuevas a medida que pasaba las imágenes. Pasó las fotos hasta que llegó a una donde salían Jack y ella en su primer aniversario. La misma foto que estaba expuesta en el Fossen.
*Estábamos tan bien* Pensó Elsa. *O eso pensaba yo*
Un par de golpes en la puerta interrumpieron sus pensamientos. Elsa levantó la vista, encontrándose a Jack.
—Hey.
—Hola. –Suspiró. —Entra. –Murmuró. Él entró y se sentó en una silla que estaba al lado de la cama. —¿Qué pasa? ¿Henry quiere que vaya? –Preguntó Elsa.
—No, él sigue jugando con Mylord. Sólo.. Quería hacerte una pregunta. –Dijo tranquilamente.
—Dispara.
—Es sobre Henry.
Elsa se rio.
—Oh, ya sé a dónde va esto, ¿Quieres saber cuándo dio sus primeros pasos, cuando le salieron los dientes, cuándo dijo sus primeras palabras y todo eso, no?
Jack asintió.
—Sí, exactamente.
—Bien, ¿Qué quieres saber? –Preguntó Elsa mientras cerraba el álbum y lo ponía a su lado. No se dio cuenta de que Jack le había dado una mirada rápida. Cuando vio que era el libro se sorprendió, al era el álbum de fotos que Eret le había regalado a Elsa cuándo cumplió los 19 años.
*Vaya, aún lo tiene* Pensó. Mientras Jack se mantenía en silencio, Elsa le dio una rápida mirada a su cuello, y vio que aún llevaba la cadena. ¿Pero si no era la que ella le había regalado? La que ella le había regalado tenía una medalla de oro con el nombre de él grabado.
—¿Cuándo empezó a caminar? –Preguntó Jack.
—Hmm... Déjame pensar. –Murmuró Elsa mientras miraba al techo, intentando recordar. *¿Cuándo fue?* Elsa frunció el ceño. —Ah, sí, a los 9 meses. –Dijo Elsa.
—¿Y a hablar?
—A los 7 meses dijo su primera palabra.
—¿Cuál fue? –Preguntó Jack.
—Pues "Ma", por supuesto. –Dijo Elsa frunciendo el ceño. —¿Qué más querías?
—Bueno, o sé, ¿"Pa" por ejemplo? –Dijo Jack. Elsa se rio.
—¿Y qué esperabas? Henry no sabía de ti hasta ahora. Además, cuando nació Hank, mi Madre, Jamie y Farfar me empezaron a llamar Mami para que el niño se acostumbrase a llamarme así. Después empezamos a llamar a mi Madre "Nana" y a Jamie "Tío Jamie" para que Henry los llamara también así.
Jack asintió, grabando cada palabra en su cabeza.
—Bueno... Podría pedirle a Jamie que me traiga los videos de cuando Henry era más pequeño. –Ofreció Elsa. Sí, puede que detestase a ese Hombre, pero desde que habían empezado este juego se había estado sintiendo... Diferente. Yo no le tenía odio, tampoco le gustaba... Ya no sabía lo que sentía por Jack.
*La semana pasada fue tan diferente, me sentía... Feliz* Pensó.
—O podemos ir a buscarlos mañana, después de todo, es el último día de la semana de caza Papás. –Dijo Jack.
Elsa sonrió.
—Sí, es buena idea.
Ambos se quedaron callados durante unos minutos hasta que Elsa miró su reloj digital; La aguja marcaba la 1:00.
*Señor, ¿Ya son la 1:00?* Pensó.
—Bueno, eh, será mejor que Henry empiece a hacer la comida. –Dijo Elsa. Se levantó al mismo tiempo que Jack, se giraron hacia la puerta y vieron que estaba cerrada.
*¿Cuándo se cerró la puerta?* Pensó Elsa, pero luego recordó que cuándo Jack entró había cerrado la puerta detrás de él.
Elsa se giró hacia Jack, quien se estiró mientras bostezaba.
—Será mejor que vayamos abajo. –Murmuró Elsa.
*¡Mierda! ¡Si no la beso ahora me va a dar algo!* Pensó Jack. La agarró de la muñeca cuando vio que ella estaba a punto de abrir la puerta, la giró la estrechó entre sus brazos.
—¡Jack! ¿Qué haces?
—Cállate. –Dijo con voz ronca para después cubrir con sus labios los de ella.
Elsa no cabía de la sorpresa cuándo Jack la besó. *¿Qué está haciendo?* Pensó conmocionada cuando sintió que sus labios se movían contra los suyos. Su lengua atravesó la fina línea que separa sus dientes. Elsa sintió como su interior ardía al recordar cómo era besarlo. Quería... No, necesitaba todo su ser para sobrevivir, pero había cosas que aún no sacaba de su mente.
*fue hace cuatro años* Pensó. *Él ya me ha dado su versión, y ha dejado que yo decida el futuro de nuestra... De lo que quiera que sea esto* Pensó Elsa. Si Elsa decidía no seguir con esto al término de la semana (O sea, mañana) No la volvería a molestar. Sin embargo, si aceptaba, entonces ella y Henry serían parte de los Frost hasta que él cumpliera los 18.
*Pero quién sabe... A lo mejor, a lo largo de estos 15 años, las cosas mejoren* Pensó. Sin embargo, ahora, ahora mismo, él la estaba besando y Elsa no había correspondido en absoluto.
*¿Qué hago?* Pensó. Jack se echó un poco hacia atrás y miró a Elsa, sus ojos se abrieron desmesuradamente.
*Oh, joder* Pensó mientras la soltaba. Su respiración se aceleró. *Joder, ¿Por qué coño la he besado?* Sin embargo, en la cabeza de Elsa, volaban pensamientos completamente diferentes.
*Oh, ¿Pero qué cojones? ¡Puedo hacer una excepción por hoy! Tengo 23 años, y sólo he tenido sexo una vez en mi vida. Creo que me puedo dar el lujo de besar a Jack... Sólo por hoy, al menos* Pensó. Puso sus manos en sus mejillas y lo atrajo hacia ella. Ahora el sorprendido era Jack. Elsa lo estaba besando, a él... Elsa lo estaba besando.. ¡Ella a él! ¡Elsa lo estaba besando a él! ¡Ella a...! Bueno, creo que ya se entiende.
Jack no iba a ser tonto y dejar pasar esta oportunidad, así envolvió sus brazos alrededor de su cintura y profundizó el beso, aplicando más presión para que su lengua se colara entre sus labios. Elsa abrió su boca ligeramente y Jack introdujo su lengua, recordando lo que era besar de nuevo sus dulces y rellenos labios.
El beso no era ni apasionado, ni romántico... Ese beso era... Era... Nostálgico... Era como un recuerdo olvidado. No era como uno de los tantos besos que habían compartido. Era un recuerdo en el que Elsa no se detenía a pensar a menos que estuviera muy decaída. Para Elsa, esto no era un simple beso, era una historia entera.
Elsa se apartó para coger aire, dejando a un agitado Jack confundido.
*No tiene sentido darle vueltas a esto ahora* Pensó. Suspiró y sonrió.
—¿Vamos a ver lo que ha preparado el Chef Henry?
Jack tragó y asintió, preguntándose qué iba a pasar a partir de ahora.
—Ah, claro.
Salieron de la habitación, dejando toda la atmósfera nostálgica, el beso y los recuerdos encerrados dentro del cuarto. Jack sintió que ese beso no fue sólo la consecuencia de un arrebato de pasión, él sintió que había algo más.. Que tal vez...
*¿Es posible que Elsa siga sintiendo algo?* Pensó Jack. Los pensamientos de Elsa seguían esa misma línea.
*¿Acaso yo sigo...? ¿Él aún está...? ¿Podríamos seguir...?*
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Después de bajar a la cocina, cogieron todos los ingredientes necesarios y los utensilios de cocina. Elsa, Jack y Henry, junto al jefe de cocina, Ryder, prepararon la cocina mientras Henry se ponía un gorro de chef.
—Bien, Mami, Papi, tenéis que ser buenos niños y dejar que el maestro haga su magia. –Dijo Henry.
—Oh, eso definitivamente lo ha heredado de ti. –Elsa se rio mientras se cruzaba de brazos. Jack frunció el ceño. –Recuerda, sé bueno.
Jack bufó mientras él y Elsa salían de la cocina.
—¿Empezamos, joven Chef?
—¡Sí! Bien, primero la pizza pita.
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Elsa y Jack se sentaron en el gran salón con Haether y Sandra. Eret y Nicolás llegarían pronto a casa, y Sandra decidió guardar lo que sobrara de la comida de Henry para ellos.
—Me pregunto qué hará esta vez. –Murmuró Elsa.
—¿Qué hizo la última vez? –Preguntó Haether.
—Fideos con gusanos. –Dijo Elsa simplemente.
—Ahg, que asco. –Dijo con disgusto Jack.
—Ya, así que alégrate de que Ryder esté con él. –Murmuró Elsa. Ambos actuaban como si no hubiera pasado nada, sin embargo, el beso seguía reproduciéndose en sus mentes.
*¿Por qué me devolvió el beso?* Pensó Jack.
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En la cocina, se vivía una historia completamente diferente. Había harina por todas partes, salsa salpicada por las paredes, pepperoni esparcido por el suelo, queso pegado en los muebles y las aceitunas tiradas en la encimera.
—¡Y vualá! ¡Pinchitos de aceituna! –Chilló Henry clavaba las aceitunas en los palillos.
—Ya lo veo, joven Maestro. –Dijo Ryder mientras ponía ocho pizzas pita en el horno.
—Y ahora, ¡La limonada ultra secreta de Henry! Frøken Ryder, dame las aceitunas. –Henry sonrió. Oh, sí, ese era el secreto de la limonada; Limonada de aceitunas. Ryder negó con la cabeza. *¿Cómo van a sobrevivir al potinque que ha hecho Henry?* Pensó mientras le pasaba las aceitunas. Bueno, de todos modos, si sus jefes terminaban envenenados, no podrían culparlo a él.
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Y al fin, después de 3 horas, Henry terminó su... Hmm, su comida "gourmet". El menú constaba de: Pizza pita, su limonada secreta, pinchitos de manzana cubiertos de miel, y por último, pero no menos importante, pinchitos de aceitunas. Oh, sí, Ryder se moría por ver las caras de la familia Frost.
Nicolás y Eret habían llegado a casa minutos antes, y se habían ido a duchar antes de cenar. Elsa, el Chef Henry, Jack, Mylord, Haether y Sandra estaban en la mesa esperando a que llegaran.
—Bien, Henry, ¿Hoy no hay fideos de gusanos, verdad? –Le preguntó Elsa a su Hijo.
—No encontré gusanos, Mami. –Dijo Henry tiernamente.
Nicolás y Eret bajaron al comedor, vestidos con ropa más casual.
—¿Y si mejor rezamos para que no nos envenene? –Murmuró Jack en dirección a Elsa, ella le golpeó el brazo.
—Agradece que esto se vea comestible. Estoy segura de que esos gusanos eran venenosos. –Susurró Elsa.
Jack gimió y miró hacia Eret que lo miraba divertido.
—Creo que podríamos dejar que el Chef Henry y el Chef Mylord hagan la cena juntos algún día. –Eret sonrió.
—Cállate. –Gruñó Jack.
Haether le sonrió a su Sobrino.
—Bien, probaré la pizza pita. –Dijo mientras cogía una. La mordió despacio, temerosa se podría decir. Todos la miraron expectantes, y Eret tenía el móvil preparado para llamar a una ambulancia en caso de que su Mujer se envenenase. Haether masticó lento, muy despacio, y después tragó pesadamente. Finalmente sonrió. —Wow, Henry, ¡Esto está buenísimo! –Dijo Haether.
Todos suspiraron aliviados para después sonreír y agarrar la pizza pita. Y, para su sorpresa (Y fortuna) la pizza estaba buena. Henry estaba orgulloso de que a su Padre le gustara la comida que él había hecho, y le alegraba aún más que a sus Tíos, Primo y Abuelos también les gustara. Pero lo que más le hizo feliz, fue que su Madre estuviera orgullosa de él.
Mylord no se cansaba de comer los pinchitos de manzana, que, a decir verdad, estaban muy buenos. Y después de disfrutar de la cena de Henry, Ryder entró al comedor con una jarra llena de la limonada secreta de Henry.
—Bien, Henry, ¿Cuál es la sorpresa? –Preguntó Jack.
—Aceitunas.
Elsa y Jack intercambiaron miradas mientras toda la mesa estallaba en carcajadas.
*Sólo queda un día más* Pensaron ambos mientras comían los pinchitos de manzana.
*Sólo un día más*
Continuará...
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Holi. :v
Siento haber tardado, pero ya saben, Navidad, año nuevo, Reyes, etc.. Estas fiestas me dan mucha flojera, la verdad. :v
Y también he de admitir que me he obsesionado un poquito mucho con el Wednesday x Xavier, pa' que mentir. :v
En finnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn. Feliz navidad, prospero año nuevo y que Gokū me los maldiga.. Digo, bendiga. :v
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