Capítulo 18: Hablar

Gentecita, ando a medias, pero ando jsjsjs, les vengo a dejar el cap, no sé si ya se leyeron la sinopsis de "desliz del destino", pero allá comento que ando en mudanza, se me ha complicado instalarme, así que ni internet ni dónde sentarme a escribir tengo, así que agradecería su paciencia. Los quiero :*

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LORENZO

Tomo una gran bocanada de aire y me toco las sienes antes de pasar una de mis manos por mi cabello.

Las cámaras de seguridad de la casa, que instalamos justo hace un mes y medio, nos muestran que el chacal, coludido con Hernan, intentó acuchillar a Adrián antes de que este disparara, sin éxito, para variar.

—Tal vez deba hablar con él yo misma —dice Paloma, limpiándose las lágrimas, que no quería que viera—. Es injusto que gente inocente pague por cosas que no les involucran. Hernan solo quiere esos estúpidos diamantes, no descansará hasta saber razones de ellos. Sería bueno explicarle que...

—No vas a exponerte tú igualmente, Piraña, si él no es civilizado con quienes no tienen vela en el entierro, ¿cómo podría ser contigo o siquiera con tu madre?

Reacia, suelta un bufido.

—Pero no se va a detener hasta encontrar lo que quiere, ¿te serviría estar presente al momento de la conversación? —Sorprendido de su pregunta, volteo a verla—. No quiero estar sola con él de cualquier modo, será mi padre, será que nunca me hizo daño físico, pero sigue sin darme tranquilidad su presencia, pero esto solo tendrá solución si lo enfrento.

—Bien —acepto y me levanto para abrazarla—. De momento no sabemos dónde encontrarlo, pero trataré de buscar cómo comunicarnos, ¿te parece? Pero hoy no, hoy es día de nuestro hijo, y además ya enviamos el video a la policía y habrá seguridad en la casa de mamá.

Hoy es el primer cumpleaños de Mariano, le hemos planeado una fiesta. Estábamos tranquilos hasta ayer que sucedió lo de ese tipo.

—¿Y si de repente llega? —pregunta, preocupada— Bueno, igual supongo que sería conveniente, para poder hablar. Pero, si llega agresivo...

—Dudo que vaya, pero, de ir, tendrá que comportarse si quiere acercarse un solo centímetro a ti. Te prometí que no te volvería a hacer daño, mi amor.

—Gracias por cuidarme. —Me besa los labios—. Iré a preparar a Mariano.

Asiento y espero que se vaya para tomar mi teléfono de la mesa y hacer un par de llamadas para que alguien me consiga el número o trate de comunicarme de algún modo con ese hombre. También llamo a mi mamá para saber cómo va toda la decoración, debido a que ella y mi suegra pidieron encargarse de todo para consentir Mariano.

Cuando termino de hablar, me dirijo a la habitación, donde Paloma justo acaba de salir del baño, con la ropa mojada, junto con Mariano, desatado de felicidad.

—Fue un baño muy caótico —dice ella y se ríe—. ¿Me pasas el pañal?

Me acerco a la cómoda, donde le tenemos todas sus cosas, y se lo paso.

Aún me provoca una sonrisa saber que ya tienen dos meses viviendo conmigo, todo ha sido maravilloso, todo me ha dado la paz que considero que me hacía mucha falta. Paloma y Mariano son lo que me hacía falta.

Una vez que todos estamos listos, nos vamos a la casa de mamá. Al llegar, me encuentro justo con los hombres de seguridad que contraté y estos nos saludan antes de permitirnos pasar a la casa.

En la sala hay varias personas de las que invitamos, incluidos Johan y su esposa e hijos, mi hermana con su novio y también, para gusto de Paloma, le traje a Andrea y Antonio, con quienes se acerca a abrazarlos y que estos también tomen al niño para felicitarlo.

Me acerco yo a Johan a agradecerle que haya aceptado venir a la fiesta de mi hijo.

—Debo admitir que me sorprende que no me dijeras que eres padre. —Me río de su comentario.

—Es una historia que me daría gusto contarte, Johan, ¿te parece si nos reunimos la próxima semana? —Me sorprendo yo mismo de mi actitud, no obstante, incluso me da gusto cuando Johan sonríe, complacido, y acepta mi invitación. Yo siempre declinaba tomarme una copa con él o las posponía. Bueno, ahora entiendo que Johan simplemente es un hombre muy pacífico y familiar, le gusta la sana convivencia. Digo, me he vuelto un hombre afortunado estos meses, supongo que él es de esos hombre que se la viven justo así.

Mamá nos invita a todos a pasar al patio trasero, donde puso absolutamente todo. Hay tremenda decoración de temática de safari, donde el protagonista es un león, decoró una mesa con colores verdosos y cafés. La mesa misma ya tiene algunos regalos alrededor del número 1, al que le colocaron luces cálidas. Caray, se esmeró, justo como lo prometió.

—Oh, vaya, Mariano ni se va a acordar de esto, pero he de decir que Lore se lució mucho —dice Paloma y después le muestra a Mariano cada cosa—. Mira, mi amor, tus abuelas se lucieron con todo, ¿te gusta, bebé?

Mariano da de brincos e intenta tocar lo que tiene a la mano, más que contento.

Comemos en lo que los niños de los vecinos, que invitó mi mamá, juegan en el tobogán que rentamos y otros esperan su turno con la pintacaritas.

Mariano se encuentra sentado en su silla entrenadora, aplaudiendo por todo lo que ve. Sí, quizá él no recuerde esto, pero la felicidad que se carga nos quedará a Paloma y a mí para la posteridad y eso compensa todo.

Nuestro pequeño apaga las velas más tarde con mi ayuda y la de su madre, partimos el pastel y lo repartimos. Mamá se encarga de repartir una pequeña bolsa de regalos con un logo de león con el nombre de Mariano y un "gracias por acompañarme".

Los invitados se van para cuando comienza a oscurecer. En lo que los despido, agradeciendo, Paloma le ayuda a mamá a recoger algunas sillas y, cuando la casa está vacía, nos reunimos todos en el patio trasero.

Mariano ya está dormitando en los brazos de mi suegra, apenas le estaba mostrando algunos de sus regalos cuando él bostezó.

—Fue un evento grande —Papá suelta un silbido cuando todos estamos sentados.

—Mi nieto lo merece —dice mamá y yo sonrío.

Me encanta que lo quiera tanto como yo lo hago desde que lo conozco. Recuerdo que, la noche que enfermé y llamé a Paloma, no pude evitar verlo y sentir que necesitaba protegerlo, cuidarlo. La necesidad de ser su padre quizá no la veía de ese modo, pero desde que Paloma me dejó convivir con él, no he deseado otra cosa más que me diga "papá". Y bueno, ya lo balbucea, es un gran avance y más que un logro para mí.

***

Paloma acomoda a Mariano en su cuna ya con su pijama puesto y bien dormido, y yo los miro a ambos desde la cama, sonriendo como todo un enamorado.

—La verdad estuve un poco ansiosa y no dejaba de voltear a la entrada, pero admito que fue muy bonito todo. Gracias, Lorenzo, yo no podría haberle hecho un festejo tan bello a mi Mariano —Toma una gran bocanada de aire antes de verme. Yo estiro mi mano para que la tome y, cuando lo hace, la halo para que termine sentada en mis piernas.

—Es un placer para mí, Piraña, ya verás cómo celebraremos tu cumpleaños.

Un poco relajada, me sonríe.

—Con solo pasarlo con ustedes me doy por bien servida —me da un beso en la mejilla—. Hay que dormir, mañana tenemos trabajo.

No le doy la contraria porque sí me siento cansado, no obstante, cuando ella se duerme, comienzo a pensar en todo y el sueño se me va.

Salgo de la habitación y justo me encuentro a doña Macrina en la sala, tomando lo que parece ser vino, o n lo sé, está en una copa. Cuando se da cuenta de mi presencia, la deja en la mesita y se cubre la boca.

—Perdón —dice y tose—. No puedo dormir.

Ya habla más, aunque he descubierto que a veces simplemente no quiere decir las cosas.

—No se disculpe —digo antes de ir por una copa para mí y servirme también del vino que tomó de mi cava—. Tampoco puedo dormir, ¿está bien que la acompañe?

Asiente, dubitativa.

—Creo estar un poco seguro de por qué no puede dormir —le digo al beber un trato del vino. Luego me recargo en el respaldo del sofá en el que me senté—. Y he de confesarle que de mi parte es por la misma razón.

—No creo —suspira—. Tú estás preocupado, yo estoy indecisa.

Confundido, me inclino para verla.

—Hernan me dejó una carta con Rosalía mientras estábamos en la fiesta, sí quería los diamantes, ya los recuperó, pero ahora está empeñado en estar cerca de nosotros, no quería decirle a Paloma porque se preocupa demasiado y no quiero que ese hombre vuelva a dañarla.

—¿Él la lastimó en el pasado?

De pensarlo se me revuelve el estómago y hasta me levanto de golpe, pero ella me hace señas para que me calme.

—No me refiero a eso, es más emocional de lo que hablo, Hernan siempre le dio una mala imagen de un padre, ella jamás lo decía, pero yo sé que ella estaba harta de recibir el mínimo afecto de él.

A mí sí me lo dijo. Me contó que nunca sintió que era una hija deseada por él, y que, cuando pasó lo de su secuestro, confirmó que ni siquiera respeto por su vida le tenía.

—Debería hablar con ella, no puede esconderle eso, además, si logró burlar a la seguridad, esto también hay que informarlo a la policía.

Que aunque parecen estar al tanto de todo, han sido poco productivos, para variar.

Me muestra la carta, ya no queriendo hablar, y solo asiente, luego se levanta para irse a su habitación.

Yo dejo la copa en la mesita y decido leer la carta por encima. Aparentemente está "arrepentido" de todo, pero por supuesto que no me la creo ni yo. Sin embargo, después de la sarta de mentiras, me encuentro con su número de teléfono adjunto.

Excelente, pienso y me levanto para ir a la cama, nos acaba de facilitar todo este tipo.

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