Setsuna se estaba muriendo, lograron encontrar un vestido floreado en tiempo record, el resto de su traje era solo un cabello recogido, unas sandalias blancas y una bolsa de mano color beige.
Caminaba recordando lo que sus amigas le sugirieron, que fuera ella misma; Que fuera natural; Que deslumbrara a Izuku con su belleza; Dios estaba muriendo en ese tren, sus pies se sentían fríos, sus manos húmedas, no estaba lista para su cita.
Respiro hondo y bajo en su estación y camino con paso seguro, miraba como varias personas la observaban, ella era consiente de que era bastante atractiva, físicamente, ahora como persona es un cuento aparte. Vio un termino en internet que sabe que le queda como anillo al dedo "espantaviejos" ese termino es justamente ella, habla de dinosaurios y cualquier chico se asusta por lo mismo, ella sabe que su cuerpo es deseado pero a ella le gusta del tipo que la escuche.
Paso toda la secundaria viviendo en un pequeño grupo de amigos siempre siendo unos frikis de diversos, cosas como dinosaurios, ciencia ficción, películas, canciones, ella era feliz, todavía hablaba con sus amigas de ese pequeño grupo de amigas, ahora todas hablan de vez en cuando mencionando cosas de sus vidas y cosas comunes, ahora ella Setsuna debía armarse de valor.
¡Ella sera la segunda en tener una relación del grupo de sus amigas de secundaría!
Ahora con la confianza renovada, Setsuna llegaba al museo donde Izuku ya la esperaba.
Izuku y Setsuna se encontraron en la entrada del museo, ambos con una mezcla de entusiasmo y nerviosismo. La luz del sol de la tarde iluminaba las escaleras de mármol, y el bullicio de los visitantes creaba un ambiente vibrante. Izuku, con su camiseta de dinosaurios y una mochila colgada al hombro, sonrió al ver a Setsuna acercarse, luciendo una camiseta con un estampado de fósiles.
-¿Listos para un viaje en el tiempo?- preguntó Izuku, sonriendo mientras miraba a Setsuna.
-Absolutamente,- respondió Setsuna con una sonrisa. -Siempre he querido ver la exhibición de dinosaurios aquí. ¿Sabías que tienen un esqueleto completo de un T. rex?-
Izuku asintió, los ojos de Setsuna brillaron de entusiasmo. -Sí, es uno de los mejores conservados del mundo. No puedo esperar para verlo.-
Caminaron juntos por el vasto vestíbulo, sus pasos resonando en el suelo pulido. Al llegar a la sala de los dinosaurios, se encontraron rodeados por esqueletos imponentes y modelos realistas de criaturas prehistóricas. Los enormes fósiles estaban dispuestos en posiciones que simulaban escenas de la vida de hace millones de años, creando una atmósfera envolvente.
-Wow, mira eso,- dijo Izuku, señalando un gigantesco esqueleto de braquiosaurio que se alzaba majestuosamente en el centro de la sala. -Imagina lo que sería ver uno de estos en la vida real.-
Setsuna se detuvo frente a un triceratops, sus ojos recorriendo cada hueso meticulosamente ensamblado. -Es asombroso pensar en cómo vivieron y evolucionaron estos animales. ¿Te imaginas cómo sería nuestro mundo si aún existieran?-
Izuku se rió suavemente. -Sería un caos total, pero también increíblemente fascinante. Tal vez los humanos hubieran tenido que adaptarse de formas muy diferentes.-
Continuaron explorando la exhibición, intercambiando datos curiosos y teorías sobre la extinción de los dinosaurios. La pasión de ambos por el tema se hizo evidente, creando una conexión natural y fluida. Izuku, siempre curioso, se detuvo para leer cada placa informativa, mientras Setsuna, con un interés igual de intenso, señalaba detalles en las exhibiciones.
-¿Sabías que los dinosaurios más cercanos a los humanos son las aves?- comentó Setsuna, deteniéndose frente a un modelo de arqueópterix.
-No, no lo sabía, me es gracioso pensar en eso. Cada vez que veo un pájaro, me recuerda que estamos viendo a los descendientes de estas increíbles criaturas.-
Se detuvieron frente a un esqueleto de velociraptor, que estaba posicionado en una postura de ataque, mostrando sus garras afiladas. -Este siempre ha sido mi favorito,- dijo Izuku. -Eran tan rápidos e inteligentes.-
Setsuna sonrió. -Me fascina cómo el cine los ha hecho famosos, aunque a veces exagere sus características. Aún así, es increíble pensar en cómo estos depredadores cazaban en manada.-
La conversación se volvió más animada mientras exploraban una sección interactiva del museo, donde podían tocar réplicas de fósiles y aprender sobre las técnicas de excavación. Izuku y Setsuna se sumergieron en la actividad, riendo y compitiendo amigablemente para ver quién podía identificar más fósiles correctamente.
-¿Alguna vez pensaste en ser paleontólogo?- preguntó Setsuna mientras sostenía una réplica de un diente de T. rex.
Izuku asintió. -Cuando era niño, definitivamente. Me encantaba la idea de descubrir algo que nadie había visto en millones de años. Aunque no seguí ese camino, mi gusto por los dinosaurios nunca desapareció.-
Setsuna asintió, comprendiendo perfectamente. -Siento lo mismo. Hay algo mágico en conectar con el pasado de esta manera.-
La tarde pasó rápidamente mientras se sumergían en el mundo de los dinosaurios. Al salir del museo, el sol comenzaba a ponerse, bañando la ciudad en un cálido resplandor anaranjado. Las luces del museo se encendieron, creando un ambiente casi mágico en la salida.
-Gracias por haber aceptado venir conmigo hoy, Setsuna,- dijo Izuku, sonriendo mientras caminaban juntos hacia la parada del autobús. -Fue realmente divertido.-
-Gracias a ti, Izuku,- respondió Setsuna, devolviéndole la sonrisa. -No puedo esperar a nuestra próxima aventura.-
Se dirigieron a un pequeño café cercano para seguir conversando, incapaces de dejar de hablar sobre lo que habían visto. -¿Cuál fue tu parte favorita del día?- preguntó Izuku mientras se sentaban con sus bebidas.
-Definitivamente el esqueleto del T. rex,- respondió Setsuna. -Es tan impresionante pensar en lo grande y poderoso que era. ¿Y tú?-
Izuku reflexionó por un momento. -Creo que me quedo con el velociraptor. Siempre me ha fascinado su inteligencia y velocidad. Aunque, debo admitir, lo mejor de todo fue compartirlo contigo.-
Setsuna se sonrojó ligeramente, pero sonrió ampliamente. -Lo mismo digo, Izuku. Me encanta cómo compartimos esta pasión.-
Ambos se despidieron con una promesa tácita de futuras citas, sabiendo que habían encontrado en el otro a alguien con quien compartir su pasión por los misterios del pasado y la emoción del descubrimiento. Mientras caminaban hacia sus respectivas casas, la conexión que habían forjado en el museo seguía resonando, prometiendo muchas más aventuras por venir.
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Bueno aquí termina esto.
Nada que decir solo.... si, quería terminar esto.
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