Capítulo 4:Disturbios
La vida siempre trae consigo muchas sorpresas, muchas dolencias, muchos momentos felices, pero siempre trae algo. ____ Namikaze, solamente era una detective, aunque se la pasaba más metida en su escritorio redactando informes de los detectives, o de algún otro idiota que no hiciera su papeleo. Ella era excelente en lo que hacía, un increíble elemento que siempre cumplía con su trabajo, aunque no la valoraban como ella deseaba, eso le frustraba, le hacía sentir triste y decepcionada, pero no abandonaba aquél trabajo por su padre, un excelente Marín, un increíble papá. ____ suspiro con desdén mientras seguía tecleando en la computadora, pensando en su padre, en sus hermanos y en aquél chico que había conocido en el bar la noche anterior, Madara, quizás solamente era una coincidencia que se llamará igual que aquél mafioso, era muy guapo, además de que su sonrisa era muy hipnotizante, sacudió su cabeza tratando de apartarlo de sus pensamientos, ya ni siquiera sabía que diablos estaba escribiendo en la computadora.
—¿Mala noche?—preguntó un pelinegro, quién estaba peinado con una coleta alta. —____, deberías tomarte en serio un descanso, solamente te la pasas tecleando, no creo que eso sea justo para ti, entiendo que lo haces por honor a tu padre, pero quizás sería bueno que durmieras un poco más, mira tus ojeras por Dios.
—Tengo un espejo, por supuesto que puedo ver mis ojeras. — suspiro algo agobiada mientras veía a su superior, se encogió de hombros y hundió su rostro en los papeles que había delante de ella.
—Creo que deberías salir a despejarte, estoy seguro que tus hermanos te extrañan demasiado, podrías tomarte unos días fuera del servicio, así no tendrías que hacer el papeleo de los demás y te concentras un poco más en ti. — le sonrió levemente, y ella negó con la cabeza, él era como su padre, y claro que quería hacerle caso, pero se sentía una inútil en su recinto, todos los demás estaban subiendo de puesto y ella, ella simplemente estaba detrás de un escritorio abrumada y triste, quizás jamás pasaría a narcóticos como ella lo deseaba, apretó ligeramente sus puños. Aunque entendía que en este mundo existía la corrupción, la traición, y por supuesto la muerte. Detestaba que no la creyeran capaz de hacer las cosas.
—Honestamente no quiero tomarme unas vacaciones, quiero hacer mi trabajo. — frunció el ceño, pero ella llevaba ya varios días sin dormir bien, además que lo único que llevaba en su sistema era café y una jodida rosquilla tiesa que había encontrado ahí en el comedor, estaba un poco deshecha. El aniversario de la muerte de sus padres estaba cerca y ella no quería estar con sus hermanos ese día, sentía que era una decepción para su padre y eso le rompía aún más el corazón.
—No me hagas suspenderte, ____, por favor, toma las vacaciones, descansa, no puedes vivir aquí, tienes un departamento, y tienes familia, familia que te ama, así que por favor. — aquel pelinegro apretó la mandíbula, estaba completamente serio. Orochimaru era el capitán del recinto y detestaba cuando desacataban una de sus órdenes. Ella se escondió en su escritorio, detestaba que le ordenaran descansar, aunque si lo necesitaba.
—B-Bien, iré por mis cosas, estaré ausente al menos dos semanas. — suspiro resignada, quizás podría ir a beber, despejarse, visitar la tumba de sus padres, pasar tiempo con sus hermanos, apretó los puños, ellos habían querido ir a visitarla varias veces, pero ella simplemente los evadia con trabajo y más trabajo.
—Me parece excelente, que también puedes tomar el tiempo que necesites, solo llámame. — le sonrió mientras asentía más complacido con la respuesta que ella le había dado. Tomó su mochila y dejó todos esos papeles ahí en su escritorio.
—Gracias capitán, supongo que volveré pronto. — sonrió de lado para salir de ahí, tomó su teléfono y llamo a su hermano mayor, aunque hubiese una diferencia de nacimiento de sus hermanos, el mayor y responsable de todo siempre había sido Naruto.
“¿____? ¿Estás bien?,” su tono fue de total preocupación, y ella sonrió levemente, siempre al pendiente de ella.
“E-Eh sí, estoy bien, solamente llamaba para saber si estaban libres, y fuéramos a cenar, supe que abrió una nueva sucursal de Ramen cerca de mi departamento y podríamos ponernos al día, llevamos mucho sin vernos” escucho el suspiro del otro lado de la línea y después escucho un grito de Menma “¿RAMEEEENNNN? NO, CENAMOS RAMEN AYER, ____, ¿NO SE TE OCURRIÓ OTRO RESTAURANTE?” una risa salió de su boca al escuchar el grito de Menma, y apretó ligeramente su teléfono contra su oreja, las ganas de llorar la invadieron, había extrañado demasiado a sus hermanos, el único lugar donde no se sentía una fracasada era al lado de ellos, porque ellos la miraban como la exitosa, y la cuidaban tanto.
“Creo que el idiota de Menma no quiere Ramen, pero podríamos ir a cenar hamburguesas, ¿Qué te parece? Podríamos ir al bar que está cerca de tu recinto, ahí venden unas papas deliciosas joder” su sonrisa se hizo más amplía, y por un momento había olvidado su trabajo, los casos sobre las drogas nuevas que habían ingresado a la ciudad, la corrupción, y el hecho de haberle fallado a su padre con su carrera de detective en declive.
“Nos vemos allá, y Naruto, los quiero.” Colgó antes de que ellos hicieran más preguntas, subió a su motocicleta, y después recordó a aquél azabache, ¿Lo encontraría de nuevo en ese bar? Su corazón comenzó a latir con fuerza, no, claro que no, la probabilidad era una en un millón. Se colocó el casco para encender su motocicleta, y disfrutar de la velocidad, disfrutar el momento de paz que había encontrado en aquella llamada con sus hermanos y que no habían cambiado, a pesar de que ella la mayoría del tiempo quería mantenerse lejos.
En alguna otra parte de la ciudad
Madara tomó su cuchillo mientras veía fijamente a un castaño delante de él, un desertor, y un idiota que trato de verle la cara, cerró su puño para plantarlo contra la mandíbula de aquél idiota. Este grito con fuerza, el golpe le había dolido, escupió su sangre y Madara gruño más furioso.
—Esto es algo que disfruto, pero que también odio si me ensucian los zapatos. —Madara lo tomó del cuello y con su cuchillo corto su mejilla, no quería matarlo, al menos no aún, volteo a ver a su hermano quién estaba serio, pero atento, Obito se mantuvo erguido, habían capturado a ese idiota después de descubrir que pasaba información al bando contrario, la seguridad de los Uchiha era increíble, Izuna y Sasuke habían creado un sistema para que fuera más sencillo investigar a cada persona que trabajará con ellos, y para ellos. —Voy a ser amable, ¿Vale? Pero tienes 10 segundos de mi amabilidad, antes de que te corte la nariz y se la mande a tu esposa, y tus manos a tu hija, así que volveré a preguntar, ¿quién mierda te mando? —su tono de voz fue serio, aunque también tranquilo, mientras usaba un trapo para limpiar el cuchillo.
—No metas a mi hija, ni siquiera a mi esposa, ellas no tienen que correr peligro. — escupió la sangre que se acumulaba en su boca, debido al fuerte golpe de Madara. El azabache empezó a reír y después enterró el cuchillo en la pierna del traidor, este grito con fuerza, su vista se nublaba, no sabía si era la perdida de sangre o las lágrimas que amenazaban con salir.
—Aún tienes 4 segundos de mi amabilidad, así que por favor responde, no me hagas asesinarlas a ellas también. — una sonrisa sádica se asomo en sus labios, ese era Madara haciendo su trabajo, Obito siempre había sido testigo de todo lo que su hermano hacía, pero cuando era turno de él torturar sus métodos tampoco eran los más ortodoxos, pero le agradecía a su hermano, todo lo había aprendido por él.
—M-Me envió Yahiko, el dueño de la zona roja, d-dijo que había visto que ustedes estaban tratando de vender droga en su territorio, y no quería que ninguna de sus prostitutas tomara esas porquerías, d-dijo que sí entraba dejaría a mi esposa en paz. — Madara bufo y después respiro hondo, empezó a maldecir mientras veía a Obito.
—LES DIJE QUE NO FUERAN A ESOS BARRIOS, ¿QUÉ NADIE ME ESCUCHA?— Yahiko le había quemado el rostro a Obito, y sabía que su hermano de alguna manera buscaba venganza. Obito se encogió de hombros.
—Yo nunca he puesto un pie ahí, me sorprende que pienses que fui yo. — frunció el ceño, pero Madara no le creía, ya que Obito estaba mirando hacía otra parte, se acercó a su hermano a paso decidido para tomarlo del cuello de la camisa y que lo viera a los ojos. —JODER, ME QUEMÓ LA CARA, ¿POR QUÉ MIERDA IRIA A ESE LUGAR?— Madara lo soltó, y varios recuerdos llegaron a su mente, su hermano menor sufriendo y él que no pudo llegar a tiempo, haberle pedido ayuda a los Uzumaki y que estos acudieran sin dudarlo a pesar de las rivalidades.
—Prepara una junta, los quiero a todos reunidos, para ayer. — ordenó, Obito salió corriendo para ir por sus demás hermanos, al parecer no todo iba a la perfección en el negocio. —Deshaganse del cuerpo y de la familia. —miró a los guardias que estaban ahí, y después tomó un trapo para limpiar sus manos llenas de sangre, necesitaba esa junta con sus hermanos, nadie podía tocar ese territorio a menos que quisieran otra jodida disputa con el imbécil de Yahiko y revivir el pasado no era una opción.
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Diosmio, después de tanto me digne a actualizar, de verdad lamento haber dejado mucho este fanfic pero escribir no era mi prioridad, he leído todos sus comentarios y realmente son los que me están animando a continuar esta historia, pero me han aconsejado que le ponga un nombre a la protagonista y quizás lo haga, ustedes me dirán que tal, espero lo disfruten, es corto, pero quiero volver poco a poco💗, gracias a quienes leen, y a quiénes han acompañado mis fanfics desde que era una niña de 13 años.
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