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No sé lo platico a nadie, mucho menos a sus amigas ya que la tomarían de loca o al menos no entenderían los motivos de su preocupación, después de todo con eso de desaparición de Ray andan muy ocupadas con eso. Por otro lado, ajena a todo eso, ella quiere ayudar a la única persona que quizás si haya tenido la culpa de todo lo que ocurría, pero seguía siendo un ser humano, un ser humano del cual se aprovecharon de sus sentimientos y ahora se encuentra en casa reposando.
Toca la puerta tres veces, los padres del joven la reciben con una sonrisa, ya estaban acostumbrados a tener la visita constante de la jovencita. Despidiéndose la dejan pasar, tendrían que ir por unas compras y regresarían en un rato, dejando en confianza su hogar e hijo con la chica.
Suspira y se dirige a la cocina, dónde saca unos platos y el chocoflan que había hecho, para sacar dos trozos y ponerlos en los respectivos recipientes, toma unos tenedores y vasos, dónde sirve té de manzanilla huemeante. Para cuándo termina aquella merienda, sube con la bandeja al segundo piso, para ser exactos dirigirse al cuarto del moreno.
Abre la puerta, encontrandose al chico mirando a la nada por su ventana, pero dejé de hacer aquello cuando la de anteojos llama su atención.
—Veo que ya estás mejor.—Menciona Gilda.
—Estar lejos de este lugar fue bueno.—Menciona con nostalgia.
—Tres meses de recuperación y dos en el que Norman pidió que te fueras de la ciudad y así no levantaría cargos.
—¿De verdad Ray retiro todos los cargos?
—Dijo que no merecías estar lejos de tu familia y que podrías regresar sin condiciones.
—Sigo sin créemelo.
—Es real, Ray es una buena persona.
—Y yo me aproveche de eso.
Se tira hacía atrás, cayendo en su cama y frotándose los ojos. Gilda deja la merienda en el escritorio, sentándose a un lado del chico y mirar por la ventana.
—Sabes, no creo que seas una mala persona.
—Gilda. ¿Cómo no podría ser mala persona? Sobre todo que ese hijo era de Ray y de la persona que se supone que amaba. Le arrebate la felicidad en lugar de dársela.
—Ves, no eres mala persona.
—Tu definición de mala persona es rara.
La chica suelta unas risas que son contagiadas al moreno, que de igual forma ríe sutilmente.
—Lo que trato de decir es que, una persona mala de verdad estaría orgullosa de las maldades que hizo, por muy al contrario tuyo, estás arrepentido y admites un error. Quieres su perdón ¿No es así?
—No solo el de Ray, sino también el de Emma, Gillian, Anna y Norman. Bueno, no precisamente su perdón, sino que se den cuenta que estoy arrepentido por lo que hice. Si, lo sé, cambie por obra del espíritu Santo, pero que me estuvieras apoyando todos estos meses me ha servido de mucho, sobre todo porque te estás arriesgando a ser regañada por el resto de tus amigas.
Y está sonrojadas, sin darse cuenta el moreno había dicho algo que hizo que la chica de lentes tenga toda la cara pintada de rojo. Mientras el sin entender cree que la chica era por sufrir de fiebre y un colapso cerebral.
—¿Estás bien?
—¡Ah! Ah sí, sí. A-h n-no e-e-es na-nada.
Mira a su costado, tratando de no hacer contacto visual y dejar a la vista sus mejillas ardiendo.
El celular suena, Gilda deja su vergüenza a un lado y revisa los mensajes y se da cuenta que es del grupo en que está su team, diciendo que se reunieran mañana después de que Emma y Ray fueran a hablar con el abogado.
—Don.
—¿Mande?— Dice bebiendo de la taza de té.
—Mañana irás a pedir esa disculpa a todos, te estaré esperando.
El moreno deja caer su taza ¿Mañana? ¡¿Había dicho "mañana"?!
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Tal vez si está arrepentido, la mirada crepy de las chicas y Norman le hacen titubear, pero es Gilda quien está a su lado y le sonríe, dándole ánimos para que demuestra que de verdad ni era el mismo.
—Lamento interrumpir su tarde. Estoy aquí por una sola cosa, vengo a disculparme por todo lo que el daño que les cause, en especial a ustedes; Norman, Ray. Se que lo que hice estuvo muy mal, me convierte y me pueden tachar como el peor ser humano pero de verdad estoy arrepentido, confundí el amor con algo más que obsesión. Así que por favor ¡Acepten mis disculpas!
Tomo por sopresa a todos, Gilda estaba que igual se quería poner a llorar reprimiendose mordiendo su labio inferior, más cuando vio a Don arrodillarse y entre ligeros sollozos decía un "Lo siento". Se estaba humillando públicamente, pero no importaba, solo quería disculparse por las barbaridades que había hecho, había sido ingenuo y se habían aprovechado de Ray, arrebatando una parte del corazón de aquel azabache y no cumpliendo el principal propósito del amor.
Hacer feliz a esa persona especial.
Ray se aleja de Norman y queda a la altura del moreno, tomándolo de los hombros y hacer que este se levanté. No tiene la voluntad suficiente para ver a los ojos al azabache, así que sigue mirando al suelo. Lo primero que recibe es una bofetada, que lo deja en shock unos momentos, pero después mira a Ray quien parece estar enfadado pero se notan sus lágrimas apunto de salir.
—No te perdonó... Pero, tampoco te odio.
Las chicas y su mismo novio están sorprendidos, pero no son capaces de comentar nada y dejan que Ray siga hablando.
—Pese a lo que pasó no te odio, pero tampoco te puedo perdonar.—Se remueve sus lágrimas, volviendo a mostrar una valiosa determinación.— Solo te estoy dando una oportunidad para enmendar lo que hiciste, para que me demuestres que has cambiado, no me vengas con esta palabrería ¡Demuestra que ya no eres el mismo!
Norman está sonriendo orgulloso. No está muy de acuerdo con todo eso que digamos, pero no se puede oponer a las decisiones de Ray, y así como es lo ama mucho.
Don solo asiente, siendo abrazado por la espalda de parte de Gilda.
—Yo me encargaré de eso.
Ray asiente, satisfecho de saber que ella ayudará el moreno en lo que haga falta. Quizás sea una buena compañera para él.
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El reloj marca las 10:23 de la noche, Norman tiene abrazado a Ray mientras esté tiene recargada su cabeza sobre el pecho de su novio, quien le da caricias en la espalda y uno que otro beso en el rostro.
—Aveces haces tantas locuras.—Menciona Norman, sonriendo y captando la atención del azabache.
—Lo se, pero eso es lo que mas te gusta de mi ¿O no?
—Seria un crimen decir lo contrario.
Ray se acerca al rostro de Norman, en dónde no duda ni un segundo en dejar un beso en los labios del chico, repitiendo este acto unas cuantas veces si llegar a algo más.
—Te amo.
—Yo te amo más.
Norman disfruta de hacer sonrojar a Ray y este simplemente se acurruca más al pecho de su novio ocultando su rostro. No puede evitar reírse, pero lo abraza, dejando un último beso en los cabellos del azabache.
—Hay que dormir, mañana es la graduación.
—Sí. Norman.
—¿Mh?
—Gracias por estar conmigo.
—Y tu gracias por dejarme estar contigo.
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