XVIII
Sus cabellos caían al suelo, al igual su flequillo caía hacia abajo dejando su frente descubierta; Estaba acostado en el sillón de cabeza, observando aquella imagen de colores de blanco y negro y ese pequeño círculo marcado en color rojo que señalaba a un pequeño ser que según él decía que parecía un frijol.
Dejando eso de lado, no va a negar sentir ternura recorrerle al imaginar a ese niña o niño corriendo por todo el departamento, posiblemente diciéndole mamá y papá a Norman— No lo sabe, cualquier pronombre no le molesta.—. Tambien va a admitir que se siente algo culpable por no haberle dicho a Normam del embarazo y mucho menos que la semana pasada se había hecho el primer ultrasonido, al cuál fue con Gillian como acompañante.
El resonar de unos pasos lo hizo salir de su burbuja, escondiendo la imagen del ultrasonido entre uno de sus libros y disimular su emoción interna, al igual que acomodaba sus ropas para que no se notara su abultado vientre y para eso ya había comenzando a usar ropas holgadas, sin mostrar mucha diferencia es su vestir puesto que ya las utilizaba antes.
—Es hora o se hará tarde.—Sonrio.
Ray asintió, tomando su mochila y llegar a un lado de Norman, este lo tomo de las mejillas y lo comenzó a mirar detenidamente.
—¿Estas bien?
—Si.—Respondio— ¿Por qué?
—Te noto algo pálido— dejo un beso en la frente del azabache.
—¿El clima?
—Claro— sonrió, dejando esta vez un corto en los labios de su amado.
Ray tomó la mano de Norman, lo cual extraño al albino ya que sentía el agarre un poco más fuerte de lo normal, como si tuviese miedo de que algo pasara. Instintivamente de igual forma apretó el agarre, dejando un beso en los nudillos del azabache en señal de apoyo.
Y así, sin palabras y con esas simples muestras de cariño Ray podía decir con seguridad, que amaba tanto a ese chico de que no le importaría hacer todo por él como él lo estaba haciendo.
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—Es lindo— comentó Anna quien estaba abrazando a Ray por los hombros, viendo de igual forma aquel ultrasonido de su futuro sobrino.
—Que no herede los genes suicidas de la madre—Rogo Gillian entre susurros.
Anna la miro mal y le dio un golpe en la cabeza.
—Te odio— dijo viendo con recelo a su No-Novia.
—Te amo.
—¿No se suponía que la pasiva era Anna?—Preguntó Ray.
Ambas chicas se miraron y después voltearon a ver a Ray, quien al darse cuenta de sus palabras regreso la vista a su bebé.
—Y lo sigue siendo — afirmo Gillian.—Es el ship Gillian por Anna.
—Anna por Gillian—Corrijio la rubia.
—Se escucha mejor el G por A.— reprochó.
—No, se escucha mejor el A por G.
Ambas chicas comenzaron a discutir sobre su aun No-Oficial relación. Ray miraba a cada rato aquella imagen, soltando suspiros y unas cuantas sonrisas casi invisibles.
Bien podría haber dejado el ultrasonido en su casa pero Norman le agarro desprevenido en la mañana y dejarlo en cualquier parte de la casa y que se le llegue a olvidar no era opción.
—Por cierto. Ray, Zack me dijo que fuéramos a verlo hoy.— Dijo Anna colgando del hombro de Gillian. Se estaba mareando.
—Parece que estarás ocupada con Gillian, así que iré solo.—El chico guardó sus cosas en la mochila. Norman se había ido antes ya que la universidad a la que iba asistir tenia una exposición que ofrecer para los de futuros universitarios, por lo cual tenia toda la tarde libre.
—¿Seguro que no quieres que te acompañamos?—Pregunto Gillian, bajando a Anna y sostenerla para que no se cayera por el mareo que estaba sintiendo.
—Estare bien, solo iré al hospital y regresare al departamento. Nos vemos—Se despidió, alejándose de ambas chicas y salir del plantel.
No quería caminar, le daba mucha pereza, por lo cual mando a llamar a un taxi que lo dejaría en el hospital. Al llegar fue saludado por algunas enfermeras y uno que otro paciente por que literal, se la había estado viviendo en el hospital y gracias a Zack medio personal lo conocía.
Llego al consultorio de Zack, abriendo la puerta sin tocar como si de su casa se tratara, encontrando al medico revisando lo que seria su ultrasonido de la semana pasada.
—Hola, Ray.—Saludo amable.
—Hola.— Respondió, aventando su mochila a una de las sillas, recostarse en otra y sacar una crepa y malteada de chocolate que llevaba escondida.
—Glotón.—Dijo el médico soltando unas cuantas risas, ya que esa faceta de Ray era muy, pero muy difícil de ver.
—Es el embarazó.—Se justificó, dándole una mordida a la crepa y un sorbo a la malteada.—Dejando de lado mis antojos. ¿Qué ocurre? ¿Hay algo malo?—Sono alarmado.
Zack negó sonriente, sacando de uno de sus cajones unos frascos con cápsulas en su interior. Ray le interrogo con la mirada sobre el contenido.
—Es ácido folico y unas cuantas vitaminas. Lo tendrás que tomar durante los primeros meses, recuerda que el bebé absorbe vitaminas y todo lo que entre a tus estómago.
—¿Tambien los tacos de anoche?
—Tambien— asintió.—Ademas ¿ya viste lo pálido que estas?
—Si lo se— respondió, procediendo a beber de su malteada.
—Para eso mismo es el ácido folico, para que recuperes fuerzas. También como extra te estaré suministrando hormonas solo como apoyo.
—¿Pero qué no esto solo se ocupa en mujeres?
—¿Me lo preguntas a mi? Eres un Doncel Ray, el primero en décadas.
—Entiendo. Por cierto ¿cómo estan Chirs y Dominc?— Era obvio que esos niño de bonitos ojos oliva y cabellos albino y azabaches les había tomado cariño.
Los conoció cuando ayudo a Zack con una revisión a sus pacientes, encontrando a dos niños de 5 años como únicos sobreviviente de un accidente automovilístico, en donde perdieron a sus padres y no tenian un familiar cercano para hacerse responsable de ellos, por lo cual seria llevados a una casa hogar la próxima semana. Ray se mordida las uñas del coraje e impotencia que sentía al no poder hacer nada, ya que la idea de que su bebé llegue a perder a mamá y a papá lo ponía nervioso y hacia que en su interior algo le perturbara.
Quizás estaba pensando a grandes rasgos y en medio de su disturbio decidió tener a su bebé, decisión que dejó en clara a Zack el día del primer chequeó, sabría que se ahorraría problemas si tan solo decidía interrumpir el embarazo pero aún así tenía que decírselo a Norman y de una u otro forma sabia que si le decía a su novio que quería tenerlo le apoyaría.
Si, sabia que sería apoyado en cualquier caso pero le falta voluntad para hablarlo con Norman.
—Pues, no tomaron muy bien la noticia. Es muy triste todo lo que están pasando.—Respondio Zack a la pregunta.
Su puerta fue abierta de golpe, dejando ver a un de las enfermeras de cabellos pelirrojos alterada.
—¡Dominic y Chirs escaparon!
Ambos se pusieron de pie, mostrando sorpresa y sobre todo pánico.
—¡Busquenlos! No pudieron ir muy lejos. Demonios— Susurro Zack lo último, rodeando la mesa y salir seguido de Ray.
—Te ayudar a buscarlos— se ofreció Ray.
—Bien, pero con cuidado— señalo con la mirada el vientre del azabache.
Zack tomó rumbo al ala norte mientras que Ray iba a revisar cerca de la habitación de ambos niños. Camino por unos minutos hasta llegar, reviso por todos lados y no los encontraba. Él igual tenia miedo, mucho miedo, no quería que nada les pasará a esos niños. Paso por la antigua sala de maternidad, en donde escuchó el resonar unos pequeños pasos, hizo a un lado la cortina de plástico que le obstruía el paso, caminado hasta el fondo del pasillo en donde encontró en uno de los cuartos a Dominic consolando a Chris dándole unas palmadas en la espalda.
—Niños.
—¡Ray!— exclamaron ambos pequeños, corriendo hacia el azabache quien se arrodillo para atrapar en un fuerte abrazo a ambos niños.
—Dios que susto— susurro el azabache, sonriendo ya mas tranquilo.
—¡No nos queremos ir!— dijo Chris entre sollozos, aferrándose mas a las ropas de Ray.
—Ya no nos veremos — esta vez habló d
Dominic, quien parecía tratar de ser más fuerte y no romper en llanto.
—Extraño a mamá y a papá.
Eso hizo que el corazón de Ray se comprimiera, no podía soportar tal escena, a lo cual se aferro más a los niños tragando pesado y hacer que sus sollozos no tan fuertes. Aparto a ambos niños que no dejaban de llorar, retirándola las lágrimas de ambos pequeños que parecían comenzar a calmarse con el tacto del mayor.
—No tienen por que ponerse tristes— acarició las mejillas de ambos niños, sonriendo tranquilo y comprensivo.—Se que debe de dar mucho miedo ir a un lugar donde probablemente no sabes como te traten, pero se que ambos son niños muy fuertes y yo lo estaré yendo a ver todas las veces que pueda. Nunca los abandonaría tan fácilmente.
Ambos niños no volvieron a contener su llanto, llegando otra vez a los brazos de Ray, acurrucando a estos dos y comenzar a tararear esa canción compuesta por su fallecido padre, trasmitiendo calma a ambos infantes que en cuestión de minutos se quedaron completamente dormidos.
A su lado llego Zack, tomando a Dominic y ayudarlo.
—Seras una excelente madre.
Ray sonrió tranquilo, removiendo los cabellos que cubrían los ojos del adormilado Chirs. Tal vez ya era hora.
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