IV
Estaba rojo, que digo rojo, era primo lejano de los tomates.
¿Como habían llegado a esa situación?
Don encima suya quedando en una posición demasiado comprometedora para su gusto y superando los límites de su espacio personal. Ah, pero eso no era todo, oh claro que no. Como era que justamente en ese momento Norman había entrado y ahora ya hacia parado en la puerta con una sonrisa tan serena y hermosa— Que podía asegurar que ocultaba puro coraje—. Estaba avergonzado, dios. Norman estaba malinterpretando las cosas y aseguraba ver la peor película de terror en los ojos cielo del albino que te estaban consumiendo el alma.
—No-Norman— Tartamudeo su nombre, pensando en lo patético y el poema que a de estar escrito en su cara.
—Regresare en la noche— Sin decir más, Norman se dio media vuelta dejando sus cosas en la entrada y cerrando la puerta detrás de si.
Ray estaba en shock. No tardó mucho en reaccionar y ver como Don aun seguía encima suya pareciendo no querer quitarse.
—¿Qué esperas? ¡Levantate Idiota!—Grito, haciendo que el moreno se levantara. El de igual forma estaba avergonzado por la situación.
—Ray lo lamento, no era mi intención-
—IIntentaste Besarme!—Grito histérico. Pero es que no se creía lo que estaba apuntó de pasar, mas en su amado sofa que se auto proclamó solo compartir con Norman.—¡Vete!
—Ray-
—¡Que te vayas!—Sentía impotencia que tenia tantas ganas de llorar solo para sacar su coraje y no ponerse a destrozar todo el lugar.
Don trago pesado, había hecho una tontería. Suspiro rendido, sabía que esta Ray no se la perdonaría así como si nada. El moreno se giro en su lugar y camino hasta la puerta, en la que abrió y se fue en completo silencio.
Ray se dejó caer, sus piernas le temblaban. Dejo que las lágrimas salieran pero de inmediato las borro de su rostro, no le gustaba sentirse así de imponente.
El simple hecho de pensar de que aquel chico de tez morena que no solo le iba a besar, si no que tambien sus manos estaban viajando a lugares en donde no debería. Se sentía un asco, el hecho de ser débil le molestaba, se maldecía por tener que ser así.
Norman los había visto y eso le quemaba las sangre en rabia y frustración, pero no entendía por que se sentía así, si al final de cuentas ellos no eran nada. Cierto. Le gustaba, le encantaba ese chico, le encantaba su amabilidad, le encantaban sus ojos, su voz, su cuerpo, sus cabellos. Todo le encantaba, simplemente era el chico perfecto, a tal grado de que llego un momento en el que le gustaría decirle cuanto lo quería y que lo hiciera suyo. Pero claro, él es Ray, y están parecido a un tempano de hielo y tan vergonzoso que no se lo podía decir— O bueno no de una manera tan libertinera como lo haría Emma o Gillian— El necesitaría tiempo y demasiados paciencia para unir los hilos y evitar que su cerebro hiciera corto circuito.
Se término recostando otra vez en el sofá, apretando la mandíbula intentando que no mas lágrimas rodaran por sus mejillas. Si antes no sabia como mirar a Norman ahora menos.
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Ya era tarde, en un abrir y cerrar de ojos la noche se asomaba por el balcón de su apartamento compartido. Su celular sonando le hizo despertarse y levantarse con pereza, sus ojos aun seguían hinchados por haber llorado por casi una hora hasta quedarse dormido. Noto que ya eran las 11:23 de la noche, miro hacia a atras y noto que todo estaba oscuro. Contestó la llamada en voz soñolienta.
—¿Emma? ¿Qué ocurre?
—Ray, ¿Norman ya llego?
Abrió los ojos de par en par, recordando el motivo de su soledad y eso era gracias a que el albino no estaba en casa ¿No estaba en casa?
—No, pensé que se habría ido contigo.— Confeso. Ya se estaba preocupando.
—¡Entonces no esta contigo!— Grito alarmada y es que ella no estaba al tanto de la situación.—Le dije que me llamara en cuanto llegara pero no me llamo y me preocupe ¡Y ahora me dices que no ha llegado!
—Emma calmate, saldré a buscarlo. Tranquila yo te aviso si-
Guardó silencio al escuchar como la puerta se habría, dejando ver a un Norman con las mejillas levemente rojas y parecía que en su cuerpo estaba sucediendo un terremoto.
—Emma, ya lo encontré.
—¿Qué? ¿En dónde esta? ¡Ray!
El azabache corto la llamada, observando atónito lo que su ojos le hacia deleitar, y es que Norman cerro la puerta y prendió la luz de manera torpe.
Estaba borracho.
No hacia más que ver las acciones del albino y es que eso no se veía todos los días.
¡¿Pero que demonios estaba haciendo?!
Se estaba quitando el abrigo negro que traía, seguido de la bufanda y los guantes negros de terciopelo.
Dios, Ray podría morir por lo que estaba viendo.
Un Norman sonrojado, con una playera de cuello alto negra—Y ajustada— dejando que su bien formado cuerpo luciera más. Hacia algo de frío así que podía jurar que aquel calor no era a causa de la temperatura ambiental, si no mas bien corporal.
—Ray— Oh dios, había dicho su nombre (Según en la opinión personal del azabache) de una manera endemoniadamente sexi.
—¿Norman...?— Quería mantener su cara de serio y aburrido, pero es que aquella imagen era demasiado para sus ojitos.
Se había quedado estático, estaba sudando frío y quedando justamente al borde del sofá, si se movía más caería. Norman caminado de manera torpe y esquivando muebles llego hasta donde estaba Ray. Desvergonzado abrió las piernas del azabache hasta llegar a gatas, quedando el albino en medio de estas hasta acercarse mas y quedar cara a cara. Ray ya podía sentir su cara arder.
—Ray— Susurro. Le causó un enorme escalofrío al azabache.
—¿Si?—preguntó. Quería huir, pero a la vez no, sus piernas no le respondían, es mas ninguna parte de su cuerpo lo hacia.
—¿Qué piensas de los búhos?—Sus palabras sonaron atropelladas y con algunos ligeros hipos de por medio.
—¿Los búhos?
—Si, los búhos.
Ray aún se sentía incómodo por la posición pero eso no quitó el hecho de que le siguiera la corriente.
—Son lindos.
—¿Yo soy lindo?
—Estas muy tomado debería llevarte a tu cuarto.—Hizo el esfuerzo en levantarse pero Norman se lo impidió.
—Quizas yo no sea lindo— Hizo una pausa, en la que Ray golpeaba mentalmente a Norman por decir que no era lindo cuando incluso borracho lo era.— ¿Pero sabes que si sería lindo?
—¿El qué?
—Que fuéramos una familia.
—...— Ray se limito a quedarse callado, sentía que eso ya era mucho pero le asustaba el recordar que una vez su padre le dijo que los niños y los borrachos decian la verdad.
Era aún más terrorífico el pensar que de verdad Norman quería una familia con él, pues se estaría haciendo ilusiones a lo tonto.
Sus pensamientos era como los de Anna cuando encontraba husbando nuevo y planeaba toda una vida con él.
—Eres demasiado sexi.
No le dio tiempo de responder, solo sentía los labios de Norman apresando a los suyos. Y es que besaba tan bien. El beso no era para nada tranquilo, era muy demandante y desesperado, como si ya llevara tiempo reprimiendo tales deseos.
Las manos del albino viajaron sobre la ropa de Ray hasta meter una de sus manos debajo de la playera del chico, haciendo que el azabache sintiera un ligero escalofrío por las manos frías de Norman, provocando que abriera la boca por la sorpresa y este aprovechará para meter su lengua y explorar cada espacio de la boca de su amado azabache.
Ray tenia las mejillas ardiendo, no se podía creer lo que estaba haciendo, estaba dejando que Norman lo tocara y lo besar como quisiera y es que a el le tomo un poco de tiempo seguirle el paso. Cuando su boca estaba siendo explorada soltó un suspiro, eso le estaba gustando demasiado, el sentir como Norman jugaba con su lengua y mordía su labio inferior le hacia tener una sensación nueva, una conocida como placer— Que para ser sinceros nunca la había sentido con nadie que no fuese Norman—. Enredo sus brazos al rededor del cuello del albino, Norman ligeramente desesperado se incorporó sentándose correctamente en el sofá y teniendo a Ray encima, dejando sus manos en la cintura del chico y este posaba las suyas en sus hombros.
El beso seguía, hasta que por falta de aquel elemento vital para la vida se separaron, dejando un hilo de saliva que aun los unía. Ray estaba sonrojado y estaba jadeando, no muy diferente al estado de Norman. El albino dejo su cabeza entre el hombro y el cuello del azabache, dejando pequeños besos en el que el típico sonido de estos se escuchaban y soltaba suspiros. Ray no hacia mas que cerrar los ojos intentando no hacer tanta fricción. Sentía que algo en el despertaba.
—Te amo, Ray— Dio un ultimo beso hasta quedarse quieto.
El cerebro de Ray trataba de procesar lo que el chico albino le había dicho. Parecía que estaba soñando. Tardó unos segundos pero se dio cuenta que Norman se había quedado quieto.
—¿Norman?— Pregunto aun estando encima del albino.
Se alejo un poco y escuchó a Norman roncar.
En cuanto despertara, le daría una pastilla junto con una bebida energética y después de un rato lo golpearía.
Vaya forma de arruinar el momento.
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