Capítulo 4
Tumbada en su espalda, Layne ya no daba más, cuando de pronto, llegamos a una cabaña abandonada. Él sonrió.
—Mira, ternura.
—... ¿Eh?
—Es una cabaña — la miré y también sonreí.
—¿Crees que alguien viva en ella?
—Tenemos que averiguarlo — dije toda decidida y me bajé con cuidado de su espalda y me acerqué hasta la puerta de aquella cabaña. Layne me siguió.
—Ternura, espera...
Atento de mí al ver que yo aún cojeaba por mi rodilla rota, me tomó del brazo con cariño y yo le sonreí.
—Gracias, cariño.
Layne me sonrió con destellos, y los dos frente a la puerta, yo toqué por si había alguien dentro de la cabaña.
Toqué tres veces, pero nadie salió, y Layne sin más, abrió la puerta sin un empuje y los dos nos sorprendimos y entramos.
Se notaba que aquella cabaña hacía años que nadie la ocupaba, pero aún así se sentía muy acogedora, y los dos sin soltarnos de la mano, la recorrimos por completo, hasta que llegamos a la habitación.
Miramos la cama matrimonial, y yo me puse un poco nerviosa, y Layne junto a mí, me miró con amor y de pronto, a mí se me escapó un gemido de dolor el que me hizo retorcer.
—¡Ay! — Layne se alarmó y me sostuvo.
—¡¿Qué te ocurre, mi vida?!
—La rodilla... me duele...
La herida se me había abierto un poco más y estaba sangrándome, Layne se agachó; me levantó el vestido y me la vio y me la tocó. Yo hice una mueca de dolor y él me miró.
—¿Te duele?
—... — le respondí un si moviendo la cabeza y él se volvió a enderezar y tomó mi mano.
—Ven, es mejor que te sientes ahí en la cama. Yo iré a revisar si hay equipos de primeros auxilios.
—Ok...
Lo vi salir de la habitación y yo nerviosa e inquieta, me dolía mucho la herida y me senté en la cama, tal como él me había dicho.
Layne volvió a la habitación con unas cosas parecidas a un equipo de primero auxilios y me sonrió. Yo le devolví la sonrisa y él se me acercó; se agachó frente a mí y empezó a curarme la herida en mi rodilla. Yo lo vi hacerlo y me llené de suspiros y el corazón me brincó fuerte y rápido.
Layne lucía tan concentrado mientras me limpiaba la herida, lo que me incomodó un poco y se me escapó un dulce gemido y él me miró.
—Lo siento ¿Te lastimé?
—Un poco.
—Trataré de limpiarte con más cuidado.
—Ok... — le dije incomoda y él me sonrió con ternura.
—Estarás bien, ternura. Ya lo verás.
Le sonreí y él siguió limpiando, muy tierno, mi herida. Yo contemplé sus rasgos, su dulces y profundos ojos celestes, su rostro que me enamoraba más a cada segundo que transcurría y su persona y alma. Layne era muy bueno conmigo.
De nuevo miré su largo cabello y tuve deseos de acariciárselo y no me pude contener y empecé a tocárselo con caricias. Él me miró y volvió a sonreírme. Me encantaban como se le veían sus mejillas cada vez que me sonreía.
—Ya está, ternura — me dijo al cabo de colocarme un vendaje sobre la herida y yo lo miré agradecida y con destellos.
—Muchas gracias, mi Layne. Ahora si podré caminar.
—En unos días esa herida cerrara y estarás bien.
Volví a sonreírle y los ojos de Layne se iluminaron de ternura, protección y de amor. Se llenó de suspiros por dentro, y más que contento, me tomó de la mano y yo embelesada por él, se la recibí y él la cerró con cariño junto a la suya.
—¿Qué te parece que salgamos afuera para mirar las estrellas? — lo encontré tan dulce y tierno.
—Si, me encanta la idea.
Layne me sonrió perdidamente, y atento y con cariño, me tomó de su brazo y salimos de la cabaña...
Sentados en la entrada de la cabaña, mirábamos con afán cada estrella en el cielo y Layne empezó a buscar y a ver las constelaciones.
Yo lo miré con mi corazón todo acelerado y me sentí inmensamente feliz de poder estar a su lado, ya no podía estar más dichosa y realizada. Solo con él me sentía de ese modo.
—Mira esa constelación, mi amor — levanté la mirada en donde él me había señalado en el cielo y pude verla, la que me pareció increíble.
—Es fascinante — agregué aun viéndola y Layne se me quedó viendo con destellos.
Yo volví a mirarlo y le sonreí.
—Por cierto, ¿Cómo es tu música? — él me sonrió con interés.
—¿Conoces de música?
— Claro que sí. Siempre han tocado orquesta en el palacio para las festividades, aunque nunca he sido aficionada a lo que tocan — Layne río.
—Entiendo — lo miré toda enamorada.
—¿Tú me enseñarías tu música? — Los ojos de Layne brillaron y me amó con locura.
—Por supuesto. Será un honor para mí el mostrarte mi música— mi corazón latió con ilusión y cariño por él.
Layne se me quedó viendo perdidamente enamorado y después río con pudor.
—¿Qué sucede? — le pregunté y él se rascó la cabeza con vergüenza.
—Es que quizás, no te guste del todo mi música — le sonreí.
—¿Por qué dices eso?
—Porque la música de nuestra banda tiene ritmos y melodías de guitarra muy pesados y algunas letras de canciones son un poco profundas y oscuras.
—No me importa. Con tal de oírte cantar me encantará. Quiero ver tu música, ver lo que tanto te apasiona y me has contado — me miró con amor.
—Está bien — me le quede viendo con destellos y tuve una dulce ilusión.
Sonreí con anhelos.
—Me encantaría poder verte cantar en tus ensayos y frente a tanta gente. Si pudiera ir contigo a tu mundo, me gustaría mucho el verte — Layne me miró perdidamente enamorado y también tuvo aquella misma ilusión. Con cariño tomó mi rostro en su mano y me sonrió con destellos.
—Iremos juntos. Te lo prometo, amor mío.
—Creo en ti, mi Layne.
—Te amo.
—Y yo a ti, siempre.
Los dos nos miramos con todo nuestro amor, y Layne muy tierno, empezó a cantarme una canción de su banda, la que me atrapó al instante.
Confusion.
"There's no time to give at all
I cause you grief and blow my hatred
Further in your mind
You reach, I run, you fall
On skinned knees you crawl
I want to set you free!
Yeaaaah!
recognize my disease!
Love, sex, pain, confusion, suffering
You're there crying, I feel not a thing
Drilling my way deeper in your head
Sinking, draining, drowning, bleeding, dead
So you sit and think of love
I wait, hate all the more, I fall
On skinned knees I crawl
I want to set you free!
Yeaaaaah!
recognize my disease
Love, sex, pain, confusion, suffering
You're there crying, I feel not a thing
Drilling my way deeper in your head
Sinking, draining, drowning, bleeding, dead
Now there's time to give it all
I put my fears behind again
On skinned knees we'll crawl
I want to set you free!
Yeaaaaaah!
recognize my disease!
Love, sex, pain, confusion, suffering
You're there crying, I feel not a thing
Drilling my way deeper in your head
Sinking, draining, drowning, bleeding, dead."
Su voz era muy aguda y potente, era sorprendente, y viéndolo cantarme con tanta inspiración, Layne me miraba fijo; sus ojos se conectaban con fervor en los míos y yo le sonreía amándolo con todo mi corazón.
Veía con idilio como las estrellas se posicionaban en sus bellos ojos celestes y sentía que más lo quería.
Al cabo de cantarme aquella bonita canción que al parecer se trataba de un amor complicado, Layne me sonrió y yo tomé su mano.
—¿Y qué te pareció mi canción? No es una gran canción de amor, pero cuando la escribimos pensé en ese momento que era preciso el crearla y escribirla.
—Es muy bonita. Cantas desde tus sentimientos, Layne y eso es magia — él me sonrió y rio con pudor.
—¿De veras lo crees así?
—Si. Tienes un don Layne, lo tienes y ahora sé que muchos allá de dónde vienes te quieren y admiran por lo que haces y eres — me miró perdidamente enamorado y sostuvo mi mejilla en su mano.
—Te amo, preciosa.
—Y yo te amo a ti, más que a mi vida.
Sin contenernos los dos, nos besamos desesperadamente enamorados.
Besándonos sin parar, nos abrazamos fuerte y no quisimos que aquel beso, ni ese mágico momento se terminara jamás; Layne me tomó con cariño de la cintura y yo casi colgando de su cuello, me cargó en sus brazos y me recostó con deseos sobre aquella matrimonial.
Él sobre mí, dejamos de besarnos, y con la respiración agitada, nos miramos locamente enamorados y Layne me acechó con sus bellos ojos celestes. Pudo sentir mi tibio aliento y los nervios que en mí volvían a emanar.
—Te amo, preciosa. Te amo tanto — mi corazón se estremeció y acaricié su rostro. Él pude sentir como mi mano junto a su mejilla temblaba.
—No temas. Seré muy cariño. Te lo prometo.
—Ok...
Le dije en un suspiro y Layne con deseos volvió a besarme, yo rodeé su cuello con mis brazos y ambos nos besamos desatando en ambos algo tan mágico y profundo, que nadie podría desunir.
Él empezó a repartir besos y caricias por todo mi cuerpo, lo que me hacía estremecer más y más por él. Layne me miró intenso, todo seductor y miró mis pechos y comenzó a tocármelos con apetito, lo que me hizo soltar un dulce gemido y él me sonrió, aproximó sus labios a los míos y los dos respirándonos excitados, volvimos a besarnos con desesperación y amor.
Desnudos en la cama, nos besábamos sin parar, mientras Layne me hacia el amor y a mí se me escapaban dulces gemidos, los que a él le fascinaban y me miraba y me sonreía con ternura y cariño. Era nuestro momento, el mejor momento de ambos, de nuestro amor.
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