Capítulo 2

Pasamos junto a una fila de aldeanos, que esperaban el pan y ambos tratando de pasar, aquella fila se hizo más extensa, lo que a mí se me complicó por mi largo vestido y Layne pendiente de mí, iba detrás de mí, cuando de pronto, me pisé el vestido y resbalé y caí en sus brazos. Él había logrado sostenerme.

Layne me miró intenso, todo apasionado, y yo anonadada, me perdí en sus ojos y él me sonrió.

—¿Estás bien?

—Si...

—Perfecto — me dijo sin dejar de sonreírme con ternura, y de un impulso, tomó mi mano.

—...

—Así no volverás a resbalarte — le sonreí con fulgor y amé que tomará mi mano.

—Ok.

Solo le dije y Layne apretó con cariño mi mano.

Era la primera vez que un hombre me tomaba de la mano y se preocupaba tanto por mí, lo que me hizo irradiar por completo. Mi corazón y alma se encontentaron. Me sentía tan feliz y protegida por él, y Layne sin soltarme de la mano, cruzamos a los puestos de al frente y yo pensé para mis adentros en mi querido relicario, con su retrato en él y de algo me di cuenta.

El tipo de mi retrato y Layne eran absolutamente iguales, la misma persona y se me aceleró el corazón. Me detuve toda abrupta y Layne me miró preocupado.

—¿Qué ocurre, ternura? ¿Estás bien?

—...

<< Ahora me doy cuenta. >>

<< Eres tú, mi Layne. >>

<< Siempre has sido tú el que ha estado en mi relicario y conmigo. >>

<< Eres tú el hombre que he estado esperando por tanto tiempo. Solo tú, amado mío. >>

Tomé con amor el relicario con forma de corazón en mi pecho y vibré por completo. Lo miré a él, amándolo con toda mi alma, y Layne sin entender, me miró y vio aquel corazón mío colgando de mi cuello y lo miró con detenimiento.

<< Ese tierno corazón. Creo que lo he visto en alguna parte, pero no lo recuerdo...>>

Estaba atardeciendo, y yo un poco exhausta, Layne lo advirtió.

—¿Estás cansada?

—Un poco.

—¿Falta mucho para llegar al bosque?

—La verdad es que no lo recuerdo mucho. Hace años que no salía del castillo por lo que he olvidado lugares y a personas.

—¿Por qué? ¿Por qué te la has pasado en el castillo? — me preguntó de pronto. Quería saberlo, y yo nerviosa, pensé en mis padres y en mi hechizo.

—Porque mis padres por mi bien, decidieron encerrarme estos últimos cuatro años en aquel castillo — Layne me miró atento.

—¿Qué? ¿Por qué hicieron algo así? — volví a colocarme nerviosa.

—Es complicado y por favor, ya no me preguntes más — le dije y me cubrí el rostro con mis manos.

Layne me miró atento y más se preocupó por mí.

<< ¿Qué es lo que ocultas, ternura? >>

<< Tengo que saberlo para poder cuidarte y protegerte de quien sea. >>

Yo abrí los dedos en mi rostro y lo miré a través de ellos exaltada.

Layne estaba viéndome perdidamente y después esbozó su tierna sonrisa.

—Sea lo que sea, espero que se solucioné — solo le sonreí y mi corazón me palpitó fuerte y con anhelos.

—Gracias — solo articulé a decirle y volví a pensar en mi hechizo.

Se había hecho de noche y lejos del reino de mis padres, miré la ancha espalda de Layne, la que me fascinó, y perdida en él, sentí de pronto que los pies ya comenzaban a molestarme.

Layne lo advirtió, volteó a mirarme y se detuvo. Yo con la capucha en mi cabeza y rostro, me la desprendí y él me sonrió. Vi unos cuantos árboles y me di cuenta que por fin estábamos en aquel bosque, muy alejados del reino de mis padres.

—¡Layne, mira! ¡Hemos llegado! ¡Estamos en el bosque! — él sonrió y se encontentó al igual que yo.

—Genial y tienes razón — miró todo a su alrededor — Aquí fue donde estaba cuando me desperté — le sonreí con ternura y contemplé todas las facciones de su rostro angelical.

Layne volvió a mirarme y yo desvié la mirada riéndome y él sonrió con ternura.

—¿Seguimos caminando un poco más o nos quedamos aquí?

—Caminemos un poco más. Es mejor que nos adentremos bien en el bosque — me atrapó con sus intensos y mágicos ojos de cielo.

—Perfecto.



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