Único
Bueno... Mi momento ha llegado JAJAJJAJA, no, pero ya en serio, el momento si llego, Héctor Fort ya es mayor de edad, por lo cual, felicidades y este es mi primer fic de él.
—¿Estás enojado conmigo?—Pregunto el joven español, tenía miedo de que su novio estuviera molesto con el por lo sucedido hace poco.
—¿Qué? No, cariño claro que no, no podría estar enojado contigo mi vida, se que no fue tu culpa, yo debí de haber sido más precavido.
¿La situación?
Una fan les había tomado una foto, una en donde se ve como los dos se estaban besando, para el mundo ellos solo eran compañeros de club.
Nadie sabía sobre su relación, ni siquiera sus más cercanos amigos sabían, ellos preferían mantenerlo en secreto, así nadie los molestaría, pero lamentablemente las cosas no siempre suceden como uno quiere.
Las noticias no tardaron en hacerse públicas, era una jodida mierda, Gavi estaba a nada de explotar, podía soportar cualquier cosa dirigida hacia él, pero no con su novio, no podía ni escuchar que alguien hable tan siquiera mencione el nombre de su novio para hablar mierda.
—Lo siento...—Héctor ya no aguanto, se echo a llorar tapándose la cara con sus manos.
—No, no, mi vida no llores, nada de esto importa, solo importa lo que nosotros queramos, ¿Lo recuerdas? Solo tu y yo, nadie más tiene porque meterse en lo nuestro.—Gavi seco las lágrimas que corrían por las mejillas de su pareja.
—Escuchame Héctor, nada va a cambiar, no voy a dejar de amarte, ni voy a dejar que te vayas, no eso nunca.
—P-Pero.
—Pero nada, tú y yo, nada más y punto, tú me elegiste a mi y to a ti. Eres tan bonito como un atardecer y tan hermoso como el brillo del amanecer, que me gustaría permanecer a tu lado en cada paso que des, así que no me pidas que te deje, no puedo Héctor.
—G-Gavi... Solo abrázame.—Héctor se aferró a su novio, no quería que nada malo le pasara, no quería que nadie lo lastimar por estar con él, pero tampoco quería separarse de él, era su razón de ser.
–No me iré, nos quedamos aquí, juntos siempre y para siempre.
Gavi y Héctor se quedaron abrazados por un largo rato, sintiendo el consuelo y la seguridad que solo el otro podía ofrecer. El mundo exterior parecía desvanecerse, dejando solo el latido de sus corazones sincronizados.
De repente, el teléfono de Gavi sonó, rompiendo el momento de tranquilidad. Era un mensaje de uno de sus compañeros de equipo, preguntando si los rumores eran ciertos. Gavi suspiró, sabiendo que no podían esconderse para siempre.
—Amor... Haremos esto juntos, ¿Está bien? Mi amor por ti es más grande que toda la mierda que las personas puedan decir, y no voy a dejar que gente estúpida se meta en lo nuestro.
Héctor asintió, aunque el miedo aún se reflejaba en sus ojos.
—Tienes razón, n quiero vivir con miedo. Pero, ¿Qué haremos si las cosas se ponen difíciles?—Gavi tomó las manos de Héctor entre las suyas, mirándolo directamente a los ojos.
—Lo enfrentaremos juntos, como siempre lo hemos hecho. No importa lo que digan los demás, lo único que importa es lo que sentimos el uno por el otro.—Héctor sonrió débilmente, sintiendo una chispa de esperanza.
—Cada día te amo más, no sé qué haría sin ti.
—Y no tendrás que averiguarlo, porque siempre estaré aquí para ti.
Al día siguiente, Gavi fue a los entrenamientos con una mezcla de nervios y determinación. Sabía que tendría que hablar con sus compañeros y enfrentar las consecuencias.
Tan rápido lo vio en el campo, Robert lo llamó a un lugar alejado del resto antes de que comenzaran los entrenamientos.
—Sé que estás pasando por un momento difícil.—Comenzó Robert.
—Quiero que sepas que siempre te apoyaré, pero también necesito que entiendas lo complicado que puede ser mantener una relación en secreto, especialmente en nuestra profesión.
Gavi asintió, sintiendo el peso de las palabras de Robert.
—No es fácil ser un futbolista profesional y tener una relación con alguien del mismo sexo. La presión de los medios, los fans, incluso algunos compañeros de equipo, puede ser abrumadora. Pero lo más importante es que tú y Héctor sean felices. Si ustedes son felices, eso es lo que realmente importa.
Gavi sintió un nudo en la garganta, pero también una sensación de alivio al saber que Robert lo apoyaba.
—Gracias, Robert. Significa mucho para mí escuchar eso.
—Siempre estaré aquí para ti, Gavi. Ahora, ve y haz lo que tengas que hacer.
Gavi se dirigió al campo de entrenamiento. Al llegar, se encontró con una escena inesperada. Pedri y Ferran estaban allí, sosteniendo carteles que decían
“¡Perdón, Gavi!” y “¡No sabíamos nada!”.
Ambos tenían caras llorosas y mocosas, claramente avergonzados por no haber sabido nada sobre la relación de su amigo.
—¿Qué están haciendo? —Preguntó Gavi, sorprendido.
—¡Lo sentimos, Gavi!—Dijo Pedri, con lágrimas en los ojos.
—No nos dijiste el chis- lo que pasaba porque no te generamos la confianza suficiente, queremos que sepas que eres nuestro amigo que sin importar nada, siempre te vamos a querer y apoyar.
—Sí, lo sentimos mucho—Añadió Ferran.—Queremos que sepas que siempre te apoyaremos, sin importar qué.
Gavi no pudo evitar sonreír ante el espectáculo.
—Gracias, chicos. No quería que se sintieran así. Solo quería proteger a Héctor y a mí mismo.
Mientras tanto, Pau y Lamine también se acercaron, con expresiones de tristeza en sus rostros.
—Nos sentimos excluidos, Gavi.—Dijo Pau.—Héctor es nuestro amigo y no sabíamos nada.
—Lo siento, chicos.—Dijo Gavi.
—No quería que nadie se sintiera así. Solo quería mantenerlo en secreto para protegernos.
—Lo entendemos.—Dijo Lamine.
—Pero queremos que sepas que estamos aquí para ti y para Héctor.
Gavi se sintió abrumado por el apoyo de sus amigos.
—Gracias a todos. Significa mucho para nosotros.
Después de la conmovedora escena con sus amigos, y que Pedri haya tenido toda la información, Gavi y Héctor se sintieron un poco más aliviados. Sin embargo, su tranquilidad no duró mucho, ya que Hansi, pidió hablar con ellos en privado.
—Gavi, Héctor, necesito hablar con ustedes en mi oficina.—Dijo Hansi con su habitual tono serio.
Héctor sintió un nudo en el estómago y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
—Nos va a echar del club, Gavi.—Susurró, temblando.
—Tranquilo, amor, vamos a ver qué quiere decirnos.—Respondió Gavi, tratando de mantener la calma.
Entraron en la oficina de Hansi, y antes de que el entrenador pudiera decir algo, Héctor rompió en llanto, cubriéndose la cara con las manos.
Hansi, sorprendido y un poco asustado por la reacción de Héctor, levantó las manos en señal de paz.
—No, no, no es lo que piensan. Solo quería darles un par de días libres para que descansen y se recuperen de todo esto.
Gavi se llevó la mano a la cara, sintiendo una mezcla de alivio y vergüenza.
—Tanto alemanismo asusta, Mister.
La tensión en la sala se rompió de inmediato, y todos comenzaron a reír, incluso Hansi.
—Gracias, Mister.—Dijo Gavi, aún sonriendo.
—Apreciamos mucho su apoyo.
—No hay de qué.—Respondió Hansi, con una sonrisa.
—Ahora vayan y descansen. Nos vemos en unos días.
Ambos salieron del lugar, Gavi sabía que Héctor aún se sentía temeroso, así que como la primera vez que paso, tomo su mano y la acarició.
—Te amo, ¿Lo sabes verdad?
—Lo sé.
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