∽ Capítulo único ∽

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N/A: Leer con música en multimedia. Disfruten la lectura.


ℋace mucho tiempo, en la era medieval existió un joven llamado: Daniel de oficio carpintero ayudante en palacio, hijo de un magnífico hechicero. Y una joven de sangre real descendiente del rey Carlos I de luxemburgo llamada: Regina.

Estas dos almas, desde que se conocieron de niños se convirtieron en grandes amigos. Ya que el padre de Daniel servía al reino, ambos hombres se tuvieron gran confianza a su vez respeto. Los niños, jamás se esperaron de que esa amistad, podría cambiar profundamente a algo mucho mayor que ello.

El tiempo pasó tan rápido, y ambos llegaron a pensar lo mucho que han madurado, y pasado a lo largo de los años. Ese hermoso amor de la cercana adolescencia, fue creciendo hasta que se escapó de sus manos.

Una tarde muy cercana al próximo invierno, el hechicero llega a su vivienda con un rostro afligido, el gato negro lo recibe con un suave maullido. Se preocupa ante la reacción de su hijo al informarle las palabras del rey.

Al abrirse la puerta se deja ver a un Daniel poco mugriento de la ropa, y ligeramente mojado.

-Oh padre, ha venido antes -dice sorprendido volteando a verlo. El hechicero parece no haberle escuchado, su mente está ocupada por la alteración de lo que sabe-. ¿Padre? -por fin logra llamar su atención con el chasquido de sus dedos-. ¿Sucede algo?

-Perdóname, hijo -hace notar su tristeza, ante eso Daniel toma asiento frente a él-. Hijo mío, sabes que te quiero y me rehuso a ocultarte esto, por lo que debes saber la verdadnpor el amor que ambos tienen -Daniel se queda callado para que pueda seguir-. Me he enterado por el rey, y mis métodos me lo han confirmado... - deja de hablar para tomar aire. Coloca sus manos en su hijo-, Que la princesa Regina, contraerá matrimonio dentro de quince días -esas palabras fueron suficientes, para que Daniel se ponga de pie con brusquedad.

-¡¿Qué?! ¡Imposible, no puede ser esto! -va de un lado a otro hasta que se encierra en su habitación.

El corazón de Daniel, por primera vez sintió que se partía, pero el peor sentimiento era la tristeza por Regina. ¿Por qué debe hacerlo? Una pregunta que se repite así mismo.

-Piensa las cosas antes de actuar, hijo. Solo ve al jardín, quédate en ese lugar -asiente sin tomar tanta importancia.

Sin esperar otras palabras de su padre, sale de casa corriendo a tomar el caballo marrón, al montarlo con prisa lo guía lejos del castillo del rey Carlos.

Al llegar a su destino baja del animal sacando una llave, abre el gran zaguán para luego entrar. Contempla los alrededores mientras camina en el jardín, el lugar donde en secreto y por tantos años se ve con Regina. Donde solo ellos tienen la llave para entrae por ese hermoso enrejado.

Pérdido entre sus pensamientos y la vista borrosa, siente que es observado desde sus espaldas. Gira poniéndose de pie afirmandolo, la chica lo mira teniendo sus manos juntas a la altura de su pecho.

Daniel es el primero en correr para alcanzarla, Regina hace lo mismo también con la vista borrosa, queda enredada en sus fuertes brazos.

Sin soportarlo más, él la sujeta desde su cintura para así besarla con amor y pasión. Ante tal accion las lágrimas de dolor salen por parte de Regina, correspondiendo el beso.

Se separan por falta de aire, afloja su agarre para mirarla a los ojos.

-Mi amado, pido me perdones ante las órdenes del rey -agacha la cabeza avergonzada, los impulsos de no decirle nada son escasos.

-Estoy enterado, amor mío. Supe de tu cercano matrimonio, no debes pedir perdón -confiesa conteniendo dejar salir las lágrimas.

Regina rompe en llanto elevando un poco su cabeza.

-Es contra mi voluntad, el rey solo justificó que será mejor hacer alianza con uno de los reinos poderosos. Me ha comprometido con un maldito bastardo -dice entre lágrimas. Daniel acaricia su fría mejilla, ella se aleja pensando lo peor-. ¿Nos separaremos verdad?, con este suceso debes odiarme -apresura él en detener sus palabras tomando su rostro entre sus manos.

Daniel evita que sus sentimientos de ira salgan, con ofensas al rey, para no hacerla sentir mal tanto a ella como su padre.

«Piensa las cosas antes de actuar, hijo». Recuerda las palabras de su padre, entonces comprende.

-Es incorrecto que nos sigamos viendo, podemos ser descubiertos e incluso ser condenados a muerte -con sus pulgares limpia las lágrimas de su amada. Ella pone sus manos encima mirandole a los ojos.

-Te amo amor mío, esos sentimientos jamás cambiarán hacia ti. Deseo con toda el alma, no casarme con el hijo del rey Cristian -besa sus labios suavemente por unos segundos.

-Quiero morir contigo, quiero que nuestro amor vuelva a juntarnos en otra vida, o reencarnar para que nuestro amor vuelva a renacer y florecer como este jardín. Te amo, Regina, anhelo pasar el resto de mi vida a tu lado -vuelve a besarla para ocultar las lágrimas de los dos.

Ese tierno y apasionado beso, pareció como una despedida donde no volverían a verse. Lo cual, era probable.

-Te juro amor eterno -confiesan casi al mismo tiempo, sonríen.

Suben a sus caballos dedicándose una última mirada al igual que el jardín, toman direcciones contrarias viendo sus llaves que dan acceso al esplendoroso jardín. Con una conversación antes de salir del enrejado, una que esperan aceptación.

Cuando Daniel llega a casa busca a su padre sabiendo donde se encuentra, estando frente al cuarto cerca del sótano, el gato negro maulla mirándolo.

-Buenas tardes, Merlín -vuelve a maullar haciéndose a un lado-. Gracias pequeño -toca la puerta antes de entrar, la abre quedando confundido con lo que hace su padre-. Padre, quisiera hablar contigo -asiente con una sonrisa.

-Sé de que trata hijo, toma asiento -hay más posiciones que de costumbre, ¿qué estará haciendo?

-Aunque te enteraste, quisiera consultar si podría ayudarnos. Para que nuestro lazo perdure hasta vernos en otra vida -el hechicero pone su mano el hombro de su hijo.

-Su lazo trascendera las barreras del espacio y el tiempo -Daniel sonríe por sus palabras, aceptó la petición-. No puedo, no debo darle muerte a la princesa y a ti no está permitido. Si desean verse en otra vida, será un precio el que deben pagar antes -asiente un poco, no creyó que habría un costo antes.

-¿De qué se trata? -toma asiento su padre, suspirando algo relajado. En un principio, creyó que debían morir en un corto tiempo lo que desechó esa idea, estuvo en lo correcto.

-Sabemos que tú Daniel, tienes el mismo poder que yo, pero uno más fuerte que el de tu padre -sabe a lo que se refiere, llegó el momento en que Daniel cumpla su promesa.

-Estoy dispuesto a hacerlo, padre, cumpliré mi promesa de hace años -su comentario es en un tono seguro.

-De acuerdo... -se pone de pie tomando un medallón de la mesa-, Esta noche hay luna llena. Hagamos un pacto y despertemos tu verdadero ser.

Padre e hijo esperaron el anochecer para dirigirse a las montañas cercanas, como el hechicero dijo hay luna llena.

Daniel no estaba aterrorizado mucho menos arrepentido por su decisión, no solo lo hacia por su amada, también porque en verdad era su deseo.

Hubo un conjuro tan poderoso que hasta la tierra tembló, un aire tan fuerte hubo y una lluvia de estrellas pasa por encima de ellos.

Daniel ya no era el mismo, cambió, cambió para bien y podría que pronto llegaría a ser importante.

***

El día llegó, las familias se encuentran sumamente felices por la unión de los herederos, en cambio dos personas no.

Regina y Daniel no volvieron a verse hasta horas antes de la ceremonia, solo hablaron pocos minutos antes de que alguien se pudiera dar cuenta.

Con el tiempo contado, el hechiero advirtió que debían darse prisa. Regina lleva un vestido sencillo pues debe ponerse ya el de novia.

-Juro que esperaré lo que sea necesario para volver a verte, siempre te amaré amor -se abrazan con fuerza con sollozos llenando la habitación.

-Esperaré por ti, también te seguiré amando y buscaré -sin perder más tiempo, unen sus labios con las mejillas húmedas por las lágrimas.

Dejan de abrazarse para que Daniel salga, ya que el prometido está por llegar a la habitación. Sus manos se sueltan con un rose suave, el contacto de sus ojos se pierde al salir cerrando la puerta, pues no volverán a verse como ahora.

Se retiran de ahí para estar más alejados, entonces llega el prometido sin importar haberlos visto, entra a la habitación sin haber tocado.

-Vamos hijo, el rey solicitará tu presencia, después puedes irte a casa -ocultando su dolor, asiente sin decir una palabra.

La boda por desgracia se ha realizado, con Daniel presenciando mitad de la ceremonia. Salió de ahí antes de que ella aceptara, pero alcanzó a escucharla y ella verlo irse.

Sin volverlo a ver desde ese triste día.

Ella nunca fue feliz como le prometió su esposo, a pesar de que tuvo hijos era felicidad la disfrazaba, claro que los amaba pero no como llegó a planear, para todos sonreía ocultando su triste alma. En secreto ella lloraba por su único y gran amor, ya estando sola en el castillo o salir al bosque.

Daniel dejó la carpintería para dedicarse en cuerpo y alma a la hechicería. Cuando pasó el tiempo, por fin encontró un hechizo del cual le dio la juventud y salud eterna. Siguió a pesar de extrañar a Regina, luchó cada día para lograr sus objetivos.

Por el contrario, el paso del tiempo llegó y Regina falleció en una edad avanzada. La reina pidió un deseo de toda el alma antes de cerrar sus ojos, de reencarnar para volver a encontrar su gran amor.

Sus hijos rompieron en llanto en especial la hija mayor, quien fue la única que se enteró del pasado de su madre, y el escuchar su petición que parecía inalcanzable.

Cuando Daniel se enteró de la noticia había pasado una semana, ahora el dolor hizo una gran grieta en su alma. Lloro gran parte del día en la tumba de su amada, cuando se fue dejo tulipanes con rosas encima de la tumba.

Daniel se despide de su padre prometiéndole escribirle y visitarlo, al igual que el gato negro. Subió al carruaje con todas sus maletas, mirando por última vez su hogar y el lugar donde creció.

***

Volvió a pasar el tiempo, Daniel quien se convirtió en todo un hombre siguió siendo un buen hechicero ejemplar, viajando por el mundo para aprovechar su eterna juventud, además para buscar a Regina.

Vio como todo cambiaba insluso las personas, el lenguaje, y la próxima tecnología trayendo consigo una nueva era.

Transcurrieron quinientos veintiséis años, donde Daniel seguía cumpliendo su promesa, además de que ha viajado por casi todo el mundo. También, su padre vive con él sin haber dejado la hechicería, con un conjuro idéntico a la de su hijo.

Daniel monta un caballo pura sangre, color negro azabache. Después de tanto tiempo regresa a su amada tierra. Ya no es la misma, ahora son ruinas incluso el castillo está inavitable.

Los galopes de su caballo disminuyen cuando Daniel se acerca a su destino, sabe con claridad que no hay nadie por estas tierras ni un alma.

Baja del caballo, lo amarra cerca de un árbol, para después sacar de su bolsillo aquella llave con detalles.

Suelta un suspiro introduciendo la llave en los candados, creyó que su vista lo había engañado pero no es así. Como era de esperarse, ese bello jardín está seco y marchito.

Mirándolo con melancolía extiende su mano, y en un movimiento de esta el jardín vuelve a renacer, recobrar vida como si no hubiera pasado nada.

-¿Dónde estás amor? Quisiera volver a verte, ha pasado mucho tiempo donde te he buscado -dice pasando la yema de sus dedos en una rosa-. Hay veces que, siento que no te encontraré. Creo que te perdí para siempre -retira su mano de la rosa.

Por más que lo pensara, se rehúsa y no puede olvidarla mucho menos cambiarla. Tan solo alrededor de su vida, tuvo dos cortas relaciones. Nadie podía reemplazarla.

No pasan ni cinco minutos cuando de repente, un suave aire con olor dulce llega a él.

Voltea lentamente reconociendo aquel aroma dulce, sus ojos se cristalizan al encontrarse con esa chica que anhelaba ver. Ahí está Regina, más hermosa como la recordaba.

Sonríe con tristeza sin su cuerpo responderle, Daniel no pierde ni un segundo más para correr hasta ella.

Sus fuertes brazos se enredan en el cuerpo de Regina, quien le corresponde el abrazo imprimiendo la misma fuerza.

-Amor, mi Daniel -dice en un tono suave. Deshacen el abrazo para mirarse a los ojos-. Perdóname por hacerte esperar tanto tiempo, estuve buscándote por muchas partes en dos vidas -le da un beso fugaz en sus labios sonriendo.

-Hice mi promesa, te prometí encontrarte sin importar el tiempo que pasara. No debes disculparte mi amor, al fin de nuevo juntos para toda la vida -ella sonríe asintiendo.

-Claro que si vida, ¿te parece si me muestras dónde te gusta viajar? -sonríe aceptando.

-Por su puesto, princesa -ríe bajo.

***

No esperaron más tiempo del que ya pasaron separados, para unirse en matrimonio y el formar una bella familia.

Con el nacimiento de su cuarto bebé, la madre no se ve afectada en su cuerpo ni rostro, es como si su belleza y juventud siguieran intactas. Pues antes de encontrarse con su amado, recibió en su tercera vida lo que tiene Daniel: juventud eterna. Ya que fue parte de lo que pidió antes de morir.

Deja a su pequeña bebé en el cunero dentro de la casa, mientras que ellos se encuentran el el pórtico mirando a sus pequeños jugar.

-Te agradezco por lo que me has dado, cielo -le confiesa Regina teniendo su cabeza apoyada en el hombro de Daniel.

-Ambos estamos agradecidos entre si, vida mía. Puedo darte los veinte hijos que mencionaste en palacio -no evita soltar una sonora carcajada.

-Está bien, no hay problema con eso pero me ayudas a tener unos en tu estómago -la mira con los ojos muy abiertos.

-Oye, eso es mucho dolor -le muestra la lengua.

-¿A verdad? No es fácil cumplir con los dieciséis querubines que faltan -eleva su vista para mirarlo, lo mismo hace él para verla-. ¿Pero tú y yo, seguiremos queriendonos? -asiente besando sus labios con suavidad.

-Por su puesto. Si me lo permites, déjame amarte por una eternidad -una lágrima resbala por su mejilla, él la retira com cuidado con su pulgar.

-Acepto, yo te amaré de la misma manera incluso más que ahora -se abrazan con ternura.

Los pequeños hijos los miran riendo bajo, para después continuar jugando. Corriendo de un lado a otro en el bello campo.

El jardín secreto desapareció de su lugar de origen, pues ahora se encuentran las mismas bellas plantas alrededor de la casa. Y esas llaves siguen ahí, escondidas en una parte de su habitación.

Aquellas palabras se sellaron con una unión de sus labios, susurrandose el uno al otro: Te amaré por siempre.



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¡Hola espero que les haya gustado este relato histórico! Gracias por haber leído. Corregire algunas cosas después ❤. MiriMV♥.

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